Partida Rol por web

Miré con sorpresa a mi hermana al haber hecho ese chiste, pero no dije nada, tan solo sonreí de costado, esperanzado ante la idea de que se sintiera mejor como para tomarse la situación con humor.

Seguí a Yuki hasta los barcos, mientras mirábamos sus banderas buscando reconocer las naciones, aunque claramente ella tenía ventaja.

-Te espero aquí- le dije a Yuki, buscando un lugar dónde apoyarme - prueba con el primero, hasta dónde se ese país busca hacer negocios aquí, deberían ser más propensos a escucharnos-

La guerrera se encogió de hombros. Estar dispuesto a hablar no implicaba ayudar o prestar la menor atención pero esperaba que su aspecto occidental facilitase las cosas. A las malas podía intentar tirar de ahí. La joven miró de un barco a otro, dudando. Conocía los países, pero no tenía muy claro como estaban en aquel momento las relaciones. Finalmente, decidió probar suerte en el barco de los Países Bajos. Al fin y al cabo había habido más relaciones con ellos que con los americanos. También estaban más cerca de Rusia y, aunque los vecinos no siempre se llevaban bien, sería más reconocible que para los americanos.

Sin darle más vueltas, se acercó a la zona donde estaba aquel barco. Esperaba encontrar a alguien que pudiese indicarle donde estaba el capitán.

Parece que las reparaciones del barco van viento en popa así que quizá no tarden tanto como pensaban que tardaría. Asiente a su hermano y se acerca al hombre que da las instrucciones de reparación.

-Buenos días, señor. ¿Tiene un momento?

Espera a que el hombre se muestre receptivo a la petición de atención. 

Mientras Yuki se acercaba al barco occidental, los marineros de las cubiertas y los muelles se fijaban en ella con caras de sorpresa. No debía ser muy habitual ver por allí a una guerrera como ella, con aquél aspecto extranjero y además con el cuerpo tan magullado. Pero ninguno de ellos hizo el menor comentario, o al menos, no en voz demasiado alta.

Según se acercaba al costado de la embarcación, Yuki se dio cuenta de que había una pasarela que bajaba hasta el muelle, por la que se estaban subiendo mercancías variadas. Un hombre de pelo entrecano parecía dirigir al resto, vestido con ropas europeas no muy limpias, pero sin duda más estilosas que las que llevaban los marineros rasos. Hablaba con voz potente en un lenguaje que Yuki no podía reconocer, aunque seguramente se trataría de lo que llamaban "holandés".

Por su parte, Kaede se había quedado un poco atrás. Desde donde estaba podía vigilar que no ocurriese nada extraño, aunque también atraía unas cuantas miradas de los trabajadores del puerto.

El hombre al que Akari se había dirigido parecía bastante malhumorado. Fruncía sus espesas cejas en un gesto de desagrado, no estaba muy claro si por el estado del barco, del tiempo, de la tripulación, o todo a la vez. Cuando escuchó la voz de la chica, se volvió con gesto exasperado. Quedaba claro que la interrupción no le había hecho ninguna gracia. Sin embargo, al fijarse en Akari y ver sus ropas de onmyoji, su gesto se transformó en uno de sorpresa.

—¿Qué...? —preguntó, sin tener muy claro si estaba más confuso que enfadado, o más bien al revés.

-Estamos buscando un navío que nos lleve a la ciudad de Shizuoka o Hakone. Hemos visto su barco necesita reparación y quizá podamos ayudar en la reparación y, a cambio, conseguir un pasaje en él. Trabajaríamos, por supuesto. 

El hombre no parece muy contento, pero quizá su estatus de Onmyôji pueda conseguirles un poco de crédito y que el hombre se preste a ese favor a cambio de la protección de una sacerdotisa y exorcista. Nunca se sabe cuando puedes necesitar una. No da los motivos de su viaje.

-Nuestro grupo de conforma de otras 4 personas, así que serían 7 personas más para ayudar a reparar todos los desperfectos de su embarcación.

Mientras Akari le cuenta al hombre a cargo de la reparación sus necesidades, Juzoh asiente confirmando sus palabras. El hombre le observa interesado, al ver que es grande y fuerte. Seguro que no le vendrían mal más manos para el trabajo. Pero enseguida tuerce el gesto.

—Shizuoka o Hakone, ¿eh...? —dice, rascándose la nuca—. Vamos más lejos. Nuestro destino es Hitachi, en el han de Mito, al este. Y vamos muy retrasados, tendríamos que estar ya en el mar, pero esa maldita tormenta lo ha estropeado todo.

Mira al cielo con frustración. Luego vuelve a mirar a Akari y parece ocurrírsele una idea.

—Aunque... quizá podríamos llegar a un acuerdo —dice—. Mis hombres están preocupados por tener que partir, algunos de ellos insisten en que la tormenta es una señal de que no debemos hacernos a la mar. Que los espíritus del mar nos hundirán bajo las olas y se nos tragarán. Creo que por eso van tan lentos con la reparación, por más que les arengo. No quieren embarcarse.

Escupe en el suelo.

—Yo no doy crédito a todas esas tonterías. Pero no me gusta nada la idea de hacerme a la mar con una tripulación acobardada por las supersticiones. Es la vía más rápida para que nadie haga bien su trabajo y acabes en el fondo. Pero decirles que viajaríamos con una onmyoji a bordo para aplacar a los espíritus... podría ser buena cosa —mira a Akari con intención—. Si con eso podéis convencerles de que hagan su trabajo y luego se embarquen sin rechistar, os llevaremos a donde queráis. Siempre que nos pille de paso, claro...

Dudando ligeramente, Yuki se acercó al "capitán" y se dirigió a él en japonés. AL fin y al cabo, si hacía negocios con Japón, tenía que conocer algo del idioma.

–Buenas. Vaya tormenta la de ayer... ¿Es usted el capitán?– preguntó de forma educada pero directa – No sabía mucho de capitanes ni de barcos ni del mar, más allá del par de viajes que había hecho aquel año, pero sospechaba que era gente que les gustaba ir al grano. Al menos cuando trabajaban y no había alcohol cerca, momento en el cual, las historias de monstruos y peligrosas corrientes brotaban como el agua de un manantial.

El hombre se dio la vuelta, sorprendido por la interrupción. Cuando lo hizo y vio a Yuki, sus ojos azules se abrieron aún más. Seguro que no había esperado que le hablasen en mitad de su tarea, y mucho menos una joven de aspecto tan extraño en ese país. La miró de arriba a abajo, deteniéndose especialmente en las partes más femeninas de su figura, y esbozó una sonrisa no demasiado agradable.

— Vaya... —dijo, en un japonés bastante torpe—. Una... gatita en problema. Yo soy capitán, sí. ¿Puedo ayudar? Tú pareces... sacudida.

El capitán fue a dar un paso hacia Yuki, pero se lo pensó mejor cuando vio la naginata que llevaba. Quedaba bastante claro que su dominio del idioma dejaba mucho que desear, pero se defendía lo suficiente para hacerse entender a duras penas. A su espalda, algunos hombres del barco captaron la conversación y miraron con curiosidad. Algunos señalaron a la joven, rieron entre dientes e intercambiaron comentarios en su lengua, comentarios que a juzgar por sus expresiones no debían ser demasiado educados...

Ante la situación que podía observar y escuchar desde dónde estaba permanecí cruzado de brazos pero mi mirada se clavaba en el capítán así como podría clavarse mi espada si intentaban algo indebido.

Por ahora era de esperar esas reacciones en marineros, sobretodo en extrajeros, sin embargo necesitábamos viajar y por el momento no había otra forma mejor de hacerlo que negociar con ellos, aunque una parte mía quizás me recordaba a mi hermano a las ganas de forzar las cosas.

–Puede, pero el otro quedó peor...Imagine– respondió clavando sus ojos en los del "capitán" mientras esbozaba una sonrisa segura. Sus ojos, acostumbrados a estar alerta a todo, se desviaron hacia los marineros que hablaban de ella, y aunque no entendía lo que decían, aquello no le hizo gracia. Pero a hablar un idioma extraño podían jugar todos.– "Вино ферменты, глупость, нет."

"El vino fermenta, la estupidez" no. Y es que había gente que no podía volverse más simple y primaria. Si alguno lo entendía, Yuki esperaba que se lo tomase con humor.

–Más que problemas, lo que tengo son negocios, si está dispuesto a escuchar.

No puede dar su palabra si ese barco no los lleva a donde quieren, pero puede acceder a proteger el barco de malos espíritus si el capitán decide que la ruta a seguir es la que ellos desean. Así lo expresa.

-Accedo a proteger su barco de malos espíritus si su barco tiene como uno de sus puertos nuestro destino. Si no es así, no puedo acceder ayudar a la reparación y a la protección espiritual por nuestra parte si después no conseguimos llegar a donde debemos. 

Ahora está en manos del hombre el aceptar o no su petición. Tienen de su parte tres factores importantes: el número de su grupo, que Juzoh cuenta como 3 hombres y que ella tiene el poder de protegerles y darles seguridad.

El hombre se rascó la cabeza y pareció pensar durante unos segundos. Finalmente se encogió de hombros.

—Muy bien —dijo—. Hablaré con los hombres, y si la presencia de una onmyoji basta para tranquilizarles, podéis contar con transporte. Dadme un momento...

Se alejó para reunir a su tripulación, y tanto Akari como Juzoh y Lee pudieron ver que cuando los marineros se agruparon a su alrededor, el capitán les explicó en pocas palabras lo que había hablado con la joven sacerdotisa. Algunos de los hombres miraron con curiosidad en la dirección en que estaban, y luego parecieron hablar entre ellos. Por fin, el capitán asintió un par de veces y regresó. Parecía bastante más aliviado que antes de que Akari le hiciese la proposición de ayudarle.

—Bien, parece que tenemos acuerdo —dijo—. Mis hombres y yo aceptamos vuestra ayuda a cambio de llevaros a Shizuoka o a Hakone, lo que prefiráis. Ahora sólo falta reparar el barco, cuanto antes nos ayudéis a hacerlo, antes podremos partir...

El capitán holandés no perdió su sonrisa ante la respuesta firme de Yuki... pero sin duda sonrió menos. Hizo un gesto a sus hombres para que continuaran trabajando y se cruzó de brazos, dispuesto a escuchar.

—Ah, negocios —repitió—. Bien, bien. Nosotros aquí para eso. Pero negocios asunto de hombres, y creo que jovencita rubia no tiene negocio... rentable. Nosotros grandes negocios, ¿entiendes? Grandes.

Señaló el barco que tenía a su espalda, haciendo un amplio gesto con sus brazos. Era obvio lo que quería dar a entender, que si habían hecho un viaje tan largo desde Europa hasta allí era para comerciar al por mayor, y que difícilmente un encargo menor podría merecer la pena para ellos. Pero aún así, permaneció allí para escuchar lo que Yuki quería proponerle.

—¿Qué negocio tienes? —preguntó con más curiosidad que interés.

En ese momento, Yuki tuvo una sensación extraña. No supo muy bien por qué... pero estaba segura de que algo iba mal. 

¿Tendría algo que ver con el barco o el capitán holandés? ¿Con alguno de sus hombres? Pero no había captado nada raro en un principio, aparte de que sus modales dejaban bastante que desear... ¿Sería algo relacionado con la extraña tormenta, o con la ciudad? ¿Estaría olvidando algo importante? ¿O quizá hubiese alguna presencia extraña cerca, que aún no había podido ver?

No estaba segura, pero como guerrera consumada sabía cuándo un presentimiento era digno de atención. Y este lo era...

Mientras observaba a Yuki tratando de negociar con el capitán extranjero, Kaede tuvo una sensación extraña. No supo muy bien por qué... pero estaba seguro de que algo iba mal. 

¿Tendría algo que ver con el barco o el capitán holandés? ¿Con alguno de sus hombres? Pero no había captado nada raro en un principio, aparte de que sus modales dejaban bastante que desear... ¿Sería algo relacionado con la extraña tormenta, o con la ciudad? ¿Estaría olvidando algo importante? ¿O quizá hubiese alguna presencia extraña cerca, que aún no había podido ver?

No estaba seguro, pero como guerrero consumado sabía cuándo un presentimiento era digno de atención. Y este lo era...

-Pues ya esta, si no hay nada mas que decir en dos horas, no creo que sea muy dificil no divisar a Juzoh, y no es que haya demasiadas mujeres con el cabello de oro, asi que no va a ser dificil dar con ustedes, y el copete de Amano también se distingue demasiado bien.- menciono Hibiki distraida, se llevó sus manos sobre sus piernas, y acontinuación hizo una inclinación de su cuerpo hacia el frente, para despedirse cortesmente de sus compañeros, y ponerse en la busqueda de algun barco que zarpase y los pudiese llevar a su destino.

Se mantiene a la espera de la decisión de la tripulación. La conversación toma su tiempo, pero al final vuelve a acercarse con una decisión positiva para ellos. Sonríe interiormente por esa pequeña victoria.

-Entonces, tenemos un trato. Mi hermano Juzoh y Lee comenzarán a ayudar con las reparaciones y yo iré a encontrarme con el resto de mi grupo para ponernos manos a la obra. No tardaré demasiado.

Hace una pequeña reverencia y se aleja en busca de los demás. Ha ido más rápido de lo esperado. Pensaba que costaría más convencer a la tripulación de que su plan es mucho mejor de lo que parece.

De repente algo me sacó de mi postura relajada, estaba atento a Yuki a pesar de estar apoyado contra una columna pero había...algo que me hizo pararme firme y comenzar a divisar hacia todos lados.

Una mano se afirmó a la saya de mi katana, preparado para lo peor aunque no podía saber lo que era.

Quizas con un poco de ayuda...

Cerré los ojos e intenté contactar con el ente que habitaba dentro de mi a fin de atraer la presencia de algún reptil, aunque en ese ambiente no me imaginaba ningún posible reptil salvo quizás una anguila.

–Puedes llamarme Yuki.– respondió intentando mostrar amabilidad, a pesar que de pronto empezaba a sentirse muy nerviosa. Y no era la insinuación de su supuesta inferioridad por ser mujer lo que la había perturbado. Aquella actitud solía ser habitual, a pesar de que portase y supiese utilizar un arma peligrosa. Era otra cosa.

–No es un negocio al uso, y está muy alejado de los grandes negocios a los que están acostumbrados. Digamos que es un favor a cambio de dinero.–explicó intentando olvidar aquel desasosiego y controlándose para no observar el cielo.
Hemos acabado con Setsuna...La lechuza está viva, y se llevó la espada, pero aunque hubiese conseguido volver no podría hacerlo tan rápido.

–Verá, somos un pequeño grupo, prácticamente todos japoneses y necesitamos llegar cuanto antes a Edo...Estamos dispuestos a pagar un buen dinero por el pasaje, y simplemente seriamos "mercancia". Además, después de la tormenta que ha habido, creo que los negocios que puedan hacer aquí en comparación con esa ciudad son pequeños.