Partida Rol por web

-Vaya viejos, me asustaron, por un momento crei que los malos llegaban- Amano sale de su escondite y se sienta en uno de los sillones, -Arriba no hay nada, hay que buscar aqui abajo-

Entré en la estancia siguiendo al grupo. Era el momento de mayor concentración. No sabíamos lo que nos deparaba la casa. Sabíamos cual era nuestra misión y no debíamos fallar.

Permanecí en silencio junto al grupo para que nada ni nadie se percatara de nuestra presencia.

Camina lentamente por la cocina. La despensa abierta la tienta a comer algo, pero no es una ladrona, así que aparta la idea de la cabeza y se acerca a la puerta cerrada que supone que dará al interior de la casa... quizá al comedor, que sería lo lógico.

La abre con cuidado y mira a un lado y a otro.

Me llama la atencion el estilo de la casa por dentro, es tan... diferente. Al menos de lo que estoy acostumbrada a ver. Supongo que para un occidental nuestras casas tambien se les haran muy raras.

- Este sitio es bastante siniestro- Comento mientras escudriño en busca de cualquier posible amenaza o peligro

Antes de poder preocuparse por otra cosa, todos oyeron un ruido tras una de las piezas del mobiliario de la casa. Alguien se ocultaba allí, y no era muy sutil...

Se volvieron en la dirección del ruido, poniéndose en guardia, pero el que apareció fue Amano, que con una sonrisa jovial se encogió de hombros y dijo simplemente:

- Vaya viejos, me asustaron, por un momento creí que los malos llegaban. Arriba no hay nada, hay que buscar aquí abajo.

No parecía haber sido herido ni haberse encontrado con nadie durante su curiosa internada en la mansión a través de la ventana del segundo piso. ¿Estaría la casa desierta después de todo?

En ese momento, una de las puertas del piso de abajo se abrió y asomó la cabeza de Akari. Se había colado en la casa por otro camino, pero todos habían ido a dar al mismo sitio y volvían a estar juntos... con excepción del monje chino.

Fuera, había empezado a llover, y el viento arreciaba. Todo parecía indicar que estaba empezando a formarse una buena tormenta. Un par de relámpagos iluminaron la estancia, mientras todos se sentían intranquilos. No podía ser que no hubiera nadie en aquella casa...

Lee tomó uno de los tarros cerrados y lo arrojó a su celda con fuerza. El recipiente se estrelló contra el suelo y se hizo añicos, esparciendo algo blanco que llenó el piso de piedra. Parecía ser arroz, nada interesante...

Oyó ruidos arriba, en lo que supuso sería el piso superior. ¿Habría entrado ya el grupo en la casa?

Moriya tenía la impresión de que lo seguían, aunque los escondidos parecían ser parte de la pandilla de novatos que se habían encontrado al entrar, tenía la sensación de que algo maligno los seguía.

Aun así, también tenía claro, que si había algún ritual para abrir la puerta del infierno, este estaría en el sótano, era el lugar más apropiado para ese tipo de rituales.

Un sótano, era como una cueva.

Así que emprendió una rápida caminata mirando cual de las puertas de aquella sala tenía una escalera que bajara. No le interesaba nada más que un enemigo. Y lo encontraría lo antes posible, porque la tormenta de fuera no era normal, no era natural.

en seguida me doy cuenta de que alguien esta escondido, en realidad todos lo vemos al momento. Pero por suerte (sobre todo para el) parecia ser aliado. Ante la ausencia de enemigos, pregunto extrañada.- Donde esta la gente? es posible que se hayan marchado a otro sitio? empiezo a pensar que este lugar era un señuelo o algo asi...

Moriya parece pensar distinto, por que rapidamente toma camino hacia algun lugar. Inmediatamente lo sigo, haciendo un gesto a los demas, y sobre todo a  Kaede, para que nos acompañen

Amano sale de si escondite y saca la cerilla de su oreja, nadie parece hacer nada asi que solo camina a la puerta que tiene mas cerca e intenta abrirla, en vista de que esta cerrada, la derriba como a las otras 5

Avanzo alerta hacia las escaleras, con la intenciòn de alcanzar a  los otros.

Parece que ha llegado al mismo lugar que los demás, al fin y al cabo era lógico que llegaría ahí... aunque lo ha hecho de una forma más silenciosa que los demás. Se vuelve a esconder en la cocina y saca a Hagure. 

-Busca a ver donde puede ocultarse el malo... el portal quizá esté en alguna sala inferior o en alguna habitación superior.

Juzoh estaba distraído con toda aquella decoración, pero cuando su hermana apareció por algún rincón, se dirigió hacia ella con cuidado, y se agachó para asegurarse de que estaba bien. Intentó hablarle en voz baja, pero su vozarrón era complicado de disimular.

- Hermana, no deberías irte por ahí tan sigilosamente, ¿quién sabe qué demonios se esconden tras estos muros? ¡No deberíamos separarnos!

Aunque todos se habían reunido una vez más, cada uno optó por actuar de manera diferente. Moriya se dirigió a las puertas de aquella planta, buscando alguna que condujese a los sótanos de la casa, seguido por su hermana Yuki. Sin embargo, todas ellas estaban cerradas a cal y canto.

Amano parecía saberlo bien, pues nada más salir de su escondite, intentó abrir la más cercana directamente con el hombro. Lo consiguió, e hizo que la puerta saltara de sus goznes para revelar un amplio comedor con una larga mesa y candelabros sobre el mantel. Estaba desierto.

Por su parte, Juzoh se reunió con su hermana Akari, que una vez más había sacado a Hagure. El shikigami hizo un gesto de asentimiento a algo que la onmyoji le susurró y flotó alejándose del grupo.

Justo en ese momento, cuando el samurai pelirrojo y la guerrera rubia comprobaban que no podrían abrir las puertas por las buenas, notaron una sensación extraña. Un pequeño escalofrío les recorrió, mientras a su alrededor pudieron oír cómo la casa se estremecía y crujía sutilmente. ¿Quizá un pequeño temblor de tierra...?

Lee no tardó en localizar las escaleras que llevaban al piso superior. Más allá de la puerta, que estaba cerrada, podía oír voces. ¿Tal vez el resto del grupo?

Si franqueaba ese último obstáculo, era probable que pudiera reunirse con ellos.

-Hermano, no voy con vosotros porque hay más peligro yendo con vosotros que junto a una manada salvaje de cualquier animal.

Observa como Hagure se aleja de ellos para investigar. El puede pasar a través de cualquier pequeña ranura de las puertas y entrar en sitios a los que ellos no pueden acceder, así que es la mejor idea. Entonces siente esa sensación extraña, el temblor... algo malo va a pasar.

-Tenemos que darnos prisa. No me da buenas vibraciones esto.

Intento observar por alguna mirilla o por debajo de la puerta, si no se puede, doy un golpe corto con la palma para abrir la puerta

Eh, gigante, puedes tumbar las puertas. Me da igual hacer ruido, ya saben que estamos aquí, y si no me equivoco el ritual estará abajo, necesito una escalera, y están tras estas puertas.

La mirada del joven era ardiente, tenía un sincero arrojo por luchar contra su enemigo, aquel que había causado todos aquellos males en los últimos tiempos, no era solo un combate por venganza, sino un combate por destino, por la humanidad, y pretendía lucharlo lo antes posible.

Necesitaba encontrar a su némesis, y hacerlo rápido, cada segundo que perdían era un segundo más cerca de ver entrar espíritus malvados por cada esquina de aquella mansión.

Ya sabía que era lo que no lo gustaba, les habían tendido una trampa. Para que molestarse en luchar afuera, donde esperaban guardias, si podían hacerlos entrar a todos,  y luego caerles encima con un gran contingente de espíritus malignos sin tener oportunidad de huir. Eso sería finalmente lo que haría si no tuviera honor, si solo pensara en conseguir sus metas.

Por eso era tan importante conseguir encontrar el camino al  suelo, debajo de la tierra, porque sin duda, aquella casa estaba allí para enmascarar un mal mayor, algo oscuro y que llevaba allí desde el principio de los tiempos.

Sin duda, aquella casa era una trampa, para los sentidos, y para sus vidas. Y no podía perder más tiempo esperando, tenía que seguir adelante.

- ¡Ja! ¡Me caes bien, pelirrojo!- respondió, balanceando su formidable Kongō Rakan en dirección a la puerta que se interponía ante ellos - ¡Os demostraré de la pasta que estamos hechos!

amano se rasca la cabeza mientras ve el comedor, era obvio que no era lo que buscaba, pero como si de una epifania se tratara, una gran sonrisa pinta su cara y comienza a sonreir

-Ooooooh, un comedor, eso quiere decir quehay una cocina cerca, tal vez ahi haya sake-

Amano atraviesa el comedor buscando la cocina

Parece que se acerca el momento del enfrentamiento, no puedo evitar sentir un poco de temor durante unos segundos, pero rapidamente despejo mi cabeza y me prepara para la lucha, la naginata en guardia. Tras las puertas se esconde el asesino de nuestro querido maestro, quien encima estara intentando una monstruosidad. Es hora de que alguien lo detenga.

- Hermano, quiero que sepas que pase lo que pase, da igual lo que nos encontremos ahi abajo, estare a tu lado. Es el momento de hacer justicia.- Le digo a Moriya