Partida Rol por web

-No se preocupe, sheriff -dije, mientras terminaba de recoger de la mesa todo el dinero que había obtenido desplumando a Roy y a los otros-. Leroy, sus partidas de póker y sus gallos de pelea se marcharán a otra parte. Ya he hecho suficiente ruido en este pueblo como para quedarme por más tiempo.

Hice un ligero saludo con mi sombrero y abandoné el Saloon junto al sheriff y aquellos pistoleros.

Una joven pelirroja se había aproximado entonces en nuestra dirección, presentándose como Donna Stephens. Había que reconocer algo: si no había abandonado el Saloon durante el tiroteo y se atrevía a hablar con unos tipos duros como Sarge y el individuo con bigote que vestía de negro, sin duda tenía que tratarse de una mujer valiente. Incluso en el caso de que tuviera que rechazar su proposición, se había ganado el derecho de que al menos la oyera.

-Leroy Epps, tahúr y criador de gallos. A su servicio, mademoiselle -me presenté, en tono cortés-. ¿En qué puedo ayudarla?

Ben contempló a aquel grupo tan heterogéneo. Donna parecía bastante convencida de que podrían ayudarnos, pero yo no veía en ellos más que a  gente dispuesta a hacer cualquier cosa por dinero, algo que no le daba ninguna confianza.

-Donna, creo que será mejor que nos vayamos. No confío en ellos. No es esto lo que necesitamos.

Sí que lo es -replicó con seguridad Donna -. Hemos intentado que la ley nos ayude y no lo ha hecho. Quizás sea hora de que lo intentemos al margen de ella.

Donna se giró hacia vosotros.

-Venimos de River Creek, un pueblo de la frontera con Mexico y estamos bajo el dominio de una banda de ladrones y asesinos. Un buen día llegaron, se adueñaron de todo el pueblo, mataron a los hombres que se les opusieron y él mismo se nombró sheriff del pueblo. Nos dijeron que era el mejor lugar para poder hacer sus trabajos, que consisten en robar caballos y ganado al otro lado de la frontera y esquivar así a las autoridades. Pero dado su posición, tampoco nos ayudan los agentes federales. Así que estamos solos. Nos matan, nos... violan... y nadie hace nada para evitarlo. 

Donna aguanta las lágrimas lo suficiente para seguir hablando.

-Quiero contratarles para que les echen, aunque tengan que matarlos a todos.

Ver cómo Bufford Tanen era abatido de un certero disparo disgustó al Coronel, todo lo contrario que cuando acribillaron a balazos a Roy. Si bien la vida de ambos criminales le importaba más  bien poco, al menos Tanen era la única fuente a quién quería interrogar por el paradero del violador y asesino de su hija, un hombre alto y delgado, con bigote blanco, ex socio de Tanen.

- Maldita sea, os habéis cargado la única fuente que podía indicarme el paradero del violador y asesino de mi hija. - lamentó bastante indignado de que Tanen estuviese en el suelo después de rodar por las escaleras. No contento con esto, el coronel se acercó hasta su posición y se arrodilló para ver si aún no había expirado su último aliento. No me jodas, dime el nombre del asesino de mi hija ¿Me oyes? 

Hubiese escuchado algún susurró o no, tras aquello se levantó y se dispuso a largarse del lugar cuando el sheriff habló. No tenía ninguna intención de permanecer en aquel lugar ni un minuto más, cuando aquella joven, Donna, trató de solicitar ayuda acompañado del tal Ben, para supuestamente echar a una banda de ladrones y asesinos recientemente llegadosa sus hogares. En verdad no es que le interesase el trabajo, pero si con aquello podía lograr alguna información que le condujese a la persona de quién quería tomarse venganza, al menos lo valoraría.

- Háblenme de esa banda, ¿Cómo son sus miembros? ¿Hay alguno que esté entre los cuarenta cincuenta, un hombre blanco alto y delgado, con bigote largo y actitud prepotente? ¿Que suela llevar ropas caras y tiene un caballo negro con una mancha blanca en la frente? - Probablemente no tendría ninguna idea, al igual que la gente del local donde se encontraban. Pero de perdidos al río, si habían matado a Tanen y no tenía un nombre, al menos trataría de seguir dando lo mejor posible la descripción. Sabía que cuando lo viese lo volvería a reconocer, solo era cuestión de dar con ese malnacido. No me interesa un carajo la recompensa que podáis ofrecer, pero si ese malnacido está allí, y los tiempos y lugar del que hablas  me encajan, ya tendríais a alguien que acepte vuestra demanda.

Sabía que había sido muy directo y bastante rudo, pero Mortimer, apodado "La Muerte", nunca se andaba con rodeos. 

En el momento en que entraste, salían el sheriff y otros dos hombres, llevando sendos cadáveres. El salón parecía estar bullicioso de nuevo, aunque una joven y el hombre que le acompañaba, estaban hablando con un pequeño grupo de hombres, y con la chica en la cual te habías fijado antes.

Y parecían estar discutiendo algo bastante serio.

Uno de ellos era un mestizo que vestía ropas caras, otro hombre estaba herido en un brazo; un tercero parecía estar enfurecido por algo, y el último, con su rifle en la mano, parecía como ausente.

Ben se adelanto hacia Donna, ahora algo mas seguro de si mismo pero por sus palabras no confiaba en nada en aquel grupo al que se habian dirigido y no era de extrañar eran de la misma calaña que yo y a esta nunca debias de confiarle tu confianza, a no ser que fueran hombres con honor de los que no habia muchos parecia que solo se movian por el dinero y eso es lo que alguno de ellos le hizo saber.

Donna parecia realmente desesperada y por lo que le explico a aquellos hombres realmente no debia de estar pasandolo bien, si yo hubiera sido ella le hubiera metido mas de un balazo a mas de uno a riesgo de irme al otro barrio, no me extrañaba que hubiera acabado solicitando la ayuda de aquellos hombres; por suerte uno de ellos el que parecia mas mayor de todos no buscaba dinero sino que tan solo parecia buscar venganza.

Yo tan solo era una mujer pero iria con ella a River Creek e intentaria impedirle a mas de uno que le volvieran ha hacer sufrir.
Tal vez esos forajidos esten buscados por la ley y obtengais una buena recompensa solte a los comentarios de aquellos hombres para animarles a ayudarla movidos por el dinero, ya que no sabia si Donna podria ofrecerles mucho ya que por lo que se veia aquellos malnacidos que estaban acosando el pueblo no podian quitarles nada mas.

No dije nada mas solo espere a ver que decian por si habia algo mas que yo les pudiera ofrecer para ayudarla.

Al mirar mejor a aquel mestizo, sonreíste. Sabías quién era. No en vano, habíais corrido muchas juergas juntos... y también habíais salido huyendo en más de una ocasión.

Leroy.

Ben se giró hacia el hombre de negro, que no solo estaba enfadado, sino que había descrito muy acertadamente a...

-El sheriff Cobb. Earl Cobb. El líder de la banda -le dijo -. ¿Lo conoce?

Señorita, no me interesa en lo más mínimo la recompensa, pero una vez acaben con ellos, pueden cobrar por cada uno de ellos, si es que están buscados y dan dinero por sus cuerpos. A nosotros lo único que nos interesa es echarlos del pueblo. 

Entonces metió una mano en uno de los bolsillos del vestido y sacó un pañuelo que parecía envolver algo.

Los que nos hemos puesto de acuerdo para esto, hemos reunido todo lo que teníamos. No disponemos de nada más, salvo esas recompensas.

Donna extendió el pañuelo y dejó ver varios relojes de oro, algunos anillos de compromiso y unos cuantos dólares sueltos. En conjunto, quizás no fuesen más de cincuenta dólares.

-¿Nos ayudarán? ¿Vendrán a River Creek?

Había un grupo tratando algo serio, hablaban algo de un trabajo cuando sacan lo que pueden o quieren pagar por una banda. ¿Esa miseria por eliminar una banda?, si es una banda de idiotas demasiada recompensa y muja gente a la que se le ofrece el trabajo y si es una banda seria poco dinero y demasiada gente para ese mismo dinero.

¿Que clase de desesperación pasa esa gente para pagar con algo tan serio como sus anillos de compromiso?, algo me dice que ese trabajo no es muy lucrativo. Sin dejar de prestar atención a esa reunión voy a la barra a pedirme un Whisky doble para mi pierna y no sentir el dolor.

El barman te ve en cuanto llegas, y sin decir nada, te sirve un whisky... y espera pacientemente a que le des el dinero en la mano.

Mientras tanto, los demás continúan hablando, y aunque una parte del salón continúa con sus actividades, hay gente que escucha atentatemente lo que dicen.

-Esa chica está verdaderamente desesperada -dice el barman -. Ha venido a este pueblo todas las semanas buscando ayuda, siempre esperando que el sheriff pudiera hacer algo, y al final... contratará a un grupo de asesinos. Supongo que era de esperar.

Pagando la copa además que me rellene la petaca sonrío, ¿te importa si me rellenas la petaca?, digo pagando al Barman haciendo así saber que no era de la clase de gente que se marcha sin pagar y sin consumir.

¿Que sabes de esa chica y de lo que busca?, desesperada está porque he visto alguna alianza de compromiso y la verdad con esa paga dudo que logre mucho.

El barman coge el dinero y la botella, y empieza a llenarte la petaca, mientras habla.

-River Creek es el peor lugar del mundo. Sé que esa maldita banda tiene al pueblo como si fuese su guarida y que no permiten que la gente del pueblo se marche. Supongo que con Donna habrán hecho una excepción, no sé por qué. La he oído hablar con el sheriff y roban, matan y violan a sus anchas, sin que nadie pueda hacer nada para evitarlo.

El barman termina de llenar tu petaca y toma un sorbo de la botella, directamente, para acabar con ella.

-Deben estar desesperados y ese será todo el dinero que tienen. Sencillamente, no hay más. No sé a qué idiota van a conseguir con esa miseria.

Y tras decir eso, se marchó a seguir atendiendo a los demás, dejándote solo con tu petaca.

Guardando mi petaca en la chaqueta, busco una mesa donde estén jugando a las cartas y llevarme mi vaso de whisky para unirme a la partida.

Esta noche voy a desplumar a algunos idiotas y me vendrá muy bien ese dinero.

Mientras oyes hablar a Donna sobre su problema, ves entrar y pasar de largo a Crow, tu compañero de fatigas, con el que tanto has robado en el pasado. Va a la barra, toma un whisky, llena su petaba, y tras intercambiar unas palabras con el barman, vuelve a pasar por delante vuestra en dirección a las mesas de juego.