Partida Rol por web

Inalterable, el sheriff se desabrochó el cinto con movimientos lentos y se lo quitó. Después lo lanzó a unos metros de distancia.

-No voy a arriesgarme, tranquilícese. Dispongo de todo el tiempo del mundo para perseguirle por lo que ahora mismo no necesito ponerme en peligro.

En ese momento, Doris se puso de pie y miró a sus "dos hombres".

-Todo irá bien, Doris, tranquila. Este hombre se irá dentro de un minuto.

Sin dejar de apuntar al sheriff cojo el cinturón del suelo y me lo pongo a modo de bandolera para llevarme las balas y su revolver o revólveres tienen balas, los vacío quedándome las balas y dejando el arma o las armas sin balas a unos metros de el para que no pueda dispararme. Jamás robaré el arma de un pistolero justo sin necesidad, porque me enfadaría mucho si me robaran las mías con el valor sentimental que tienen para mi.

Tras eso me marcho de la tienda sin hacer daño físico a nadie, puesto que el daño moral que ha sufrido ese hombre nadie se lo va quitar. Una vez fuera trato de ir al punto de reunión con mi hermano de forma discreta y pasando desapercibido.

Llegó al lugar con los animales y Crow no se veia por ningun lado. ¿Cuanto tiempo deberia tardar para coserle la maldita cabeza? Se encendió un cigarró y esperó, su paciencia empezaba a esfumarse tan rapido como el cigarro.

Con el arma en una mano y un cinto en otra, Crow salió caminando de espaldas de la tienda. Su hermano le esperaba a lomos de su caballo, fumando, con las riendas del animal de Crow cogidas.

El que le viera con el arma en la mano le puso en alerta, arrojó el cigarro y apoyó su mano en donde descansaba su rifle, esperando lo peor. No podia creer que no pudiera realizar ninguna simple tarea sin tener que sacar algun arma de su funda, como si todo el mundo se hubiera vuelto loco. 

Salí de la tienda viendo de fondo como mi hermano parecía tensarse porque al verme tira el tabaco. Me mezcle lo justo para perder al sheriff de vista y reunirme con mi hermano mas adelante. No quería quedarme a plena vista del sheriff y con las armas ya guardadas me junto con jeff.

Veía su cara de decepción y por un instante me planteo dar mas explicaciones pero creo que mi hermano ya se ha formado su juicio.

¿Quieres saber que ocurre o ya tienes la tuya?, me defiendo claramente a la defensiva, mi hermano es de las pocas opiniones que realmente pueden dañarme y no necesita palabras para ello...

Después de explicarle a Bill sus razones por las que acudiría a River Creek, lentamente fue haciéndose a la idea de que en esta ocasión el trabajo sería en grupo y no en solitario. Aunque nunca se había asociado con Paxton, si entendía sus formas y sabía que era un magnífico pistolero y buen cazarrecompensas. Tenía claro que no tendría problemas con él y que sería confiable, ya eran muchos años los que habian pasado rastreando bandidos y enviándolos a la tumba... Lo que le preocupaban eran los tipos que les acompañarían, de los cuales no tenía ninguna información. Si bien había visto disparar a "Sarge" y al mulato de las cartas, siendo ambos aparentemente decentes y no unos pusilánimes que temen apretar el gatillo, no tenía ni idea de cómo eran los otros dos que les acompañarían. ¿Un crío que se mete en peleas y su hermano mayor de dudosa reputación? 

Sin embargo, el colmo para el coronel llegó cuando escuchó que la joven también les acompañaría. ¿Una damisela acompañándoles a acabar con una banda de criminales? Ni de coña, y se lo haría saber. Él no era una hermanita de la caridad que daba pasajes gratis de ciudad en ciudad, el sitio que le correspondía a aquella fémina era remendar y lavar la ropa sucia, quedarse en casa cuidando de los niños, y ofrecerle buen sexo a su marido, en caso de que tuviese uno.

- Bien, se que eres un viejo cascarrabias y un decente cazarrecompensas, Bill... Nunca has estado a mi altura, claro está, pero aún así se que eres confiable y un gran tirador. Puede que nos llevemos bien - Empezó a hablar mirando fijamente a Bill con rostro divertido, mientras llenaba nuevamente la pipa con tabaco importado. "Sarge" parece saber disparar, dejaremos que medite si quiere venir con nosotros a buscar a ese tal Valance o prefiere esperar ahí sentado y que se lo traigamos en bandeja. El mulato de las cartas tampoco le ha temblado el pulso cuando Roy trató de empuñar el rifle, parece tener agallas,... Y en cuanto al crío busca pleitos y su hermano misterioso, simplemente veremos como bien dices si son de fiar o no, les echaré un ojo. Lo que no entiendo es qué pinta aquí la damisela... ¿A caso nos hemos convertido en hermanitas de la caridad que ofrecemos protección para el camino a mujeres y niños, para ir de un lugar a otro? La mujer que se largue, o si prefiere quedarse y me dice lo que cuestan sus servicios, que suba conmigo y echamos un buen polvo...

Mientras esperaba que nos sirvieran la copa escuche con atencion las palabras que aquel abuelo escupia por su boca.

Cita:

La rabia me consumia por dentro pero no le dejaria disfrutar de aquello, asi que me acerque a él
Tal vez quiera disfrutar de esto- le dije tocandome los pechos delante de él pero mis servicios cuestan mas de lo que usted jamas podra pagar, por otro lado... dije acercandome a él Tal vez sea yo la que tenga que cambiarle su pañal de viejo al tener que cagarse encima

En aquel momento senti como mi intento era ineficaz no lo siguiente... y me sorprendi al ver que fallaba estrepitosamente ante mi intento pero igualmente intente sacarle su propio revolver para apuntarle con el entre ceja y ceja.

- Ambos sabemos que ese tal Valance no va a venir, y serías un necio si creyeses lo contrario. A estas horas ya sabrá que tanto Throne como Bufford han sido aniquilados, y se perfectamente dónde está yendo ahora mismo... ¿Adivinas? Si, lo que piensas... Querrá solicitar ayuda al corrupto sheriff Cobb y sus hombres. Lo que no sabe ese cretino es que nosotros iremos a hacerle una visita de cortesía...

- Yo no sé nada - responde Sarge al hombre que acaba de hablar, en tono neutro. 

Carraspea, en ese momento, tosiendo como acción refleja. Se lleva un pañuelo a la boca, envolviendo la sangre que sale de sus pulmones. Se limpia los labios, con cuidado, un gesto bien tranquilo, antes de seguir hablando.

- Seré claro. No les conozco a ninguno - expone Sarge, de nuevo con una voz atonal, carente de interes-. Y me importan un carajo todos ustedes. Hasta que no encuentre a Valance, no voy a entretenerme con nada más. Todo lo que sé es que el rastro de ese asesino estaba en este pueblo, y le perseguiré allá donde vaya. ¿Que me conduce al pueblo de esa chica? Allí les veré. ¿Que le encuentro pronto y acabo con él? Pues lo mismo. Pero mientras tanto, no se le ocurra decirme lo que he o no de hacer. 

Agarra el fusil y se lo echa a la espalda. Se dispone a salir del salón, cuando oye el comentario que lanza el coronel sobre la muchacha. Se vuelve hacia él, de nuevo, con completa indiferencia. Durante un segundo parece que va a decir algo, pero se encoge de hombros y se dispone a salir del bar cuando ve la escena que ocurre delante de él. Con cuidado, retrocede unos pasos y descuelga su rifle, aunque sin apuntar a nadie.

- Coronel - indica entonces -. Quizás una disculpa a la dama sea adecuada, ¿no cree?

Estaba claro que el Coronel no era tan caballeroso como parecía. Sus palabras no solo ofendieron a la muchacha, sino también a la mayoría de los que estaban a su lado.

Como consecuencia de ello, se encontró rápidamente rodeado de miradas llenas de reproche, para empezar, concretadas con las exigencias de una disculpa por parte de Sarge, y para seguir, del intento por parte de Elena de robarle el revolver y pegarle un tiro en la frente... o en cualquier otro lugar.

Por desgracia para ella, el Coronel solía tener el arma bien atada a la cartuchera cuando no existía peligro, y Elena se encontró tirando de ella sin poder conseguirla. Los ojos de la chica miraron con furia a los del Coronel.

Estuve a punto de estallar en risas al ver el espectáculo humorístico que se había formado entre la muchacha y el Coronel, debido al intento de la joven por tratar de robarle el arma al cazarrecompensas, sin ningún tipo de éxito.

-Por favor, no intentes coquetear de esa forma con nadie más -le pedí a la joven, aguantándome una carcajada por lo esperpéntico de la situación que se había producido-. Si te soy sincero, se te da un poco mal. -"Y estoy quedándome corto" pensé para mis adentros, "He visto caballeros sureños disfrazados de mujer con mucho más arte para flirtear"-. Y estoy seguro de que no necesitas hacer ese tipo de cosas para poder ser de alguna utilidad al grupo.

Seguía desconcertado por la chica. Se había ofrecido voluntaria sin pensarlo para la misión en River Creek, lo que implicaba que al menos era valiente y más tarde había mostado que además era buena curando heridas. Sin embargo, desde que había entrado en el Saloon había intentado ser seductora, sin demasiado éxito.

-Perdónela, Coronel. La señorita esta noche quiere llamar la atención -comenté, aproximándome con intención de separar a la ladronzuela del veterano cazarrecompensas.

Aprovechando mi intento de apartar a Elena del Coronel, temiéndome que la cosa pudiera ir a más, le susurro al oído a la muchacha:

-Pero, ¿cómo se te ocurre intentar robarle a ese? -No había tono de reproche en mi voz, sino más bien la diversión de alguien que se lo estaba pasando en grande con la situación-. Empieza por un objetivo más fácil, el del Poncho. Seguro que ese no se da ni cuenta, juguetona.

Intente quitarle el revolver pero me quede alli con mi mano en su arma, cuando todo el mundo se giro hacia el para exigirle una disculpa al coronel; en parte me senti enfadada cuando Leroy me aparto de su lado para decirme que no sabia coquetear; no sabia coquetear? Mi padre me habia enseñado desde pequeña cual era la debilidad de los hombres y una de ellas normalmente era una mujer hermosa que se sirviera en bandeja pero por lo visto aquellos hombres no eran tan cavernicolas para caer en aquello.

Cita:

Las palabras de Leroy al llevarle a un lado hicieron hondo en mi hiriendo mi orgullo, no era una simple ladronzuela y le habia robado a tipos mucho mas dificiles que aquel pero todas las palabras que habian soltado hacia mi y que aquella mujer necesitara tanto nuestra ayuda... habia bajado demasiado mi guardia y alli estaba el resultado.
No pretendia robarle le dije a Leroy en post de no descubrir mi secreto Solo queria coger su arma y hacersela tragar dije poniendo cara triste mientras mordia la uña de mi dedo pulgar Creo que necesito algo de aire termine diciendo mientras mi mirada se volvia vidriosa.

Vale, era muy buena atriz, si la mujer que ofrecia sus encantos no habia servido la joven que se encuentra desamparada tal vez si que sirviera, solo necesitaba encontrar donde estaba el punto debil de cada uno de ellos. Asi que me dirigi hacia la puerta donde se encontraba Sarge.
Gracias - le dije parandome a su lado y saliendo afuera.

Toda la situación que se sucedió a continuación de sus palabras divirtió sobremanera al coronel, quién no pudo evitar reír con ganas. No es que sintiese animadversión por la joven, de hecho le parecía atractiva, inteligente y valiente, pero no es que fuesen a ir a una parroquia en domingo...no, se dirigían a River Creek a acabar con un banda de criminales, forajidos, violadores y maleantes. Aquel no era el lugar para una mujer, y cualquiera con dos dedos de frente sabía que tenía razón y que lo hacía por protegerla. En el mejor de los casos, siendo el objetivo acabar con aquellos malnacidos, si las cosas se torcían y todo salía mal, la joven sería vejada, humillada y violada reiteradas veces sin compasión. El coronel podía tener mal genio en ocasiones y no saber mantener la boca cerrada, pero no permitiría tal infamia. No otra vez, como antaño ya sucedió.

En el momento en que Elena trató demostrarle, supo a la legua sus intenciones, y en cuanto alargó la mano para tratar de hacerse con su revolver, simplemente le sujetó la mano contra el ama  impidiéndole abrir la cartuchera ni volver a retirarla, quedando unos cortos segundos la damisela  allí parada sin saber que hacer o cómo actuar.

- ¿Veis lo que digo? - comentó en alto en el breve lapso que la mujer estaba con la mano imposibilitada. No dudo que tenga agallas y sea valiente, pero no es lugar para una mujer allá a dónde vamos. Cuando la contienda comience, no harán distinción entre hombre y mujer para pegarle un tiro y acabar con su vida, joven. Y eso en el mejor de los casos. Ya he visto actuar a Cobb y no dudará en hullillarte y maltratarte ante sus hombres dándote bofetones por diversión, te quitará la ropa, te violará sin compasión frente al resto, dejará que terminen divirtiendose cuando se hasta cansado de tí, y finalmente te pegará un tiro entre ceja y ceja o ahorcará colgándote de un poste y colgando un cartel de Ramera.

Todas y cada una de esas palabras emitidas rebosaban de odio y de dolor, y no había que ser muy avispado para darse cuenta que lo descrito por el coronel no era una simple invención por asustarla y hacer que se retractara de acompañarles, si no lo realmente sucedido con su hija por parte de Cobb años atrás. El parecido físico de Elena con su mujer e hija difuntas era bastante notable, y no había podido evitar revivir todo aquello.

Mortimer soltó la mano de la muchacha y observó que se alejaba un tanto dolida, pero algo le hacía vislumbrar en su mirada que estaba determinada a ir a River Creek con o sin ellos, por lo que antes de que saliese por la puerta volvió a hablarle.

- Jovencita, siento mis formas... Nunca fue ni será mi fuerte... - trató de disculparse frente a ella ante la vista del resto y lentamente sacó el revólver de la cartuchera sujetándolo del revés, ofreciéndole la empuñadura a Elena. Veo que está determinada a ir a River Creek pase lo que pase, y no negaré que ha atendido bastante bien la herida de Bill. Accederé a que me acompañe si al menos sabe defenderse y disparar un arma, eso sí, no me responsabilizo de lo que pueda pasarle si todo sale mal y cada en manos de Cobb y su banda...

El coronel depositó con cautela elmrevolver en la mano de la dama y señaló una botella intacta que había en la barra del bar. La distancia no supondría un problema para ninguno de los hombres presentes, pero no sabía cómo lo afrontaría la muchacha. ¿Realmente estaba dispuesta a disparar para ir a River Creek? ¿Quán alta era su determinación y las razones para ello?

Tanto Leroy como el Coronel se preguntaban por qué aquella joven estaba interesada en embarcarse en una misión tan peligrosa como aquella, se necesitaba valor, osadía, inteligencia y buena puntería. La muchacha parecía tener cualidades para lo primero pero el manejo con las armas de fuego era otro tema.

Intentó usar sus atributos para llamar la atención y despistar como buena mujer que sabe manipular a los hombres y aunque Leroy dijese que dejase de coquetear, ya fuera con mayor o menor éxito entre los presentes estaba claro que no era la primera vez que lo hacía. Pero su gran y catastrófico error fue intentar quitarle el arma al Coronel, un hombre tan experimentado como él no se iba a dejar embaucar por los encantos de la muchacha tan fácilmente y el revólver se había convertido en una extensión de su mano, bien lo sabía yo y aunque por suerte la acción de la joven Earp no fue inteligente, el Coronel no se lo tomó tan a mal como yo esperaba y de hecho sus palabras destilaban cierto dolor que ocultaba muy bien, pero los ojos nunca engañaban. Ella había quedado herida en su orgullo y como yo había sospechado aquella mujer no era una simple joven que sabía curar heridas o que usaba sus encantos para conseguir sus objetivos, no era mojigata ni parecía achantarse con facilidad aunque su orgullo si podría ser un problema en un futuro..

-Señorita Earp ha dejado claro que tiene ciertas habilidades y destrezas que son muy útiles para el grupo y yo tampoco tengo objeción en que se una a nosotros, pero coincido completamente con el Coronel- miré a la mujer con una ceja levantada-Esos bastardos tienen sometido a todo un pueblo y no dudan en violar a las mujeres. Nosotros sólo velamos porque tenga claro en dónde se va a meter y que peligros va a correr, nosotros llevamos toda una vida rodeados de violencia hemos visto y... sufrido ciertas experiencias que no desearíamos a nadie y si usted va a venir con nosotros por lo menos demuestre que sabe defenderse-el ofrecimiento del Coronel con su revólver me sorprendió y aunque la mujer ya se encaminaba hacia la salida intervine en pos de ambas acciones.-¿Coronel le parece que hagamos éstas breves prácticas fuera? Ya me he llevado un tiro hoy y no quiero recibir uno gratuitamente-dije con fastidio aunque en el fondo intentaba relajar el ambiente, claro que yo era un jodido cascarrabias pero si tenía que soportar a toda es gente durante varios días tendría que hacer el esfuerzo para no ser un rancio de mierda cada minuto que pasaba.

-Señorita Earp no se ofusque, estamos todos en el mismo carromato, acepte el ofrecimiento del Coronel y pruebe su puntería, créame que luego nos lo agradecerá-dije con un gesto ligeramente parecido a una fría sonrisa. A continuación miré a Sarge, desde luego tenía su propia idea y todo lo demás le daba igual, en absoluto sentía respeto o simpatía por el, era una simple herramienta para hacer el trabajo, tras eso como si se lo comían los coyotes.

Parecia que finalmente el coronel me pidio disculpas pero antes queria ver como disparaba; antes tanto él como Bill me avisaron de lo que podia sucederme si iba hacia aquel lugar y en la voz del coronel se tono todo el odio, rencor y sufrimiento que habia tenido que suceder.
Todo lo que dicen ya lo he pasado le comente pues en aquello habia cierta verdad, mi padre me habia enseñado a engatusar a los hombres y aunque en alguna ocacion me habia podido librar de las repercusiones en otras aquello no habia sido posible y me habia sucedido lo que tenia que suceder; pero todo aquello no habia hecho otra cosa que hacerme sentir mas fuerte y saber como hacer mas daño a los hombres; me habia ayudado a ser mejor ladrona y aunque por dentro tal vez se pudiera decir que no tenia alma o que era fria por fuera sabia disimularlo.

No tengo miedo a lo que pueda sucederme dije con el arma del coronel en la mano mientras volvia hacia la salida pero si tengo miedo por lo que les puedan hacer a las mujeres de River Creek y eso no tenia perdon, mientras yo lo pudiera evitar ninguna mujer pasaria por otra vejacion; me gire hacia ellos Mejor salgamos fuera dije mientras abria la puerta del saloon.

En cuanto Crow se sube al caballo, los dos los arreáis y salís a toda velocidad en dirección al salón, en donde están los otros. Entre lo sucedido en el hotel y lo que acaba de hacer Crow, lo mejor es salir del pueblo... pero ya.