Partida Rol por web

El viaje fue terriblemente tensionaste. La idea de que algún idiota les siguiera el rastro junto con el estado de su hermano mantenía sus nervios crispados. Para colmo debían ir más lento, para que Crow no se lesionara aún más. Su vida pendía de un hilo, así que mejor tener el doble de cuidado. De todos modos, cada tanto, buscaba rastros, esperando hallar alguna tribu de indios que les facilitara la tarea. Cuando creyó encontrar algo, desvió su camino hacia donde esperaba hubiera seres vivos.

Gna yan na aynsh cham han ska?​

Lo primero que hizo fue alzar sus manos, apartándolas de su arma. Se suponía que eran amistosos, pero hasta los perros más dóciles pueden morderte si se ven amenazados.

-Saludos- dijo esperando que le entendiera-. Necesitamos ayuda- señaló la pierna de Crow, la cual era un guiñapo sangriento, no hacía falta mucho más para que entendiera.

Entre el Whisky usado en la herida y los tragos que he bebido por el camino para no morirme de dolor logro mejorarme y soportar el viaje hasta que encontramos el rastro de un indio. Mi hermano parece asustarse y yo sonrío tranquilo.

Le uo filemu, o aʻu o Crow ma ua ou afaina. O ia o loʻu tuagane ma ou te manaʻomia se fesoasoani faʻamolemole. Respondo al indio tranquilo esperando su respuesta.

Le uo filemu, o aʻu o Crow ma ua ou afaina. O ia o loʻu tuagane ma ou te manaʻomia se fesoasoani faʻamolemole.

(Paz amigo, soy Crow y estoy herido. El es mi hermano y necesito ayuda por favor.)

El indio asiente sin variar el gesto. Entonces da un silbido y un hermoso caballo pinto se acerca hasta él. A continuación se aproxima a Crow y mira su herida con cierta agresividad, causando en éste algo de dolor al hacerlo.

-Hummmm. Parece que te han herido bien, joven Crow -te dice en un perfecto inglés, para vuestra sorpresa -. Sí, sé inglés, pero me gusta parecer más peligroso de lo normal porque nunca se sabe con quien te puedes encontrar.

Después se acerca al caballo y busca algo entre sus alforjas. Con ello en la mano, se acerca a Donovan.

-Podría decirte que estas hierbas están bendecidas por nuestros antepasados y que sanarán tus heridas, pero basta con indicarte que evitarán que la pierna de tu hermano se infecte. Haz una cataplasma con ellas y no se las quites en varios días. Sanará.

-Es una buena estrategia- le dijo al indio, medio mirando a su hermano de reojo. El chico siempre le sorprendía para bien, aunque a veces fuera un incordio. El indio manipuló la herida y le tendió un montón de hierbas… Eran parecidas a las que había usado él, pero no iba a discutir con alguien que vivió en ese lugar por siglos-. Entiendo. Muchas gracias.

Tenía un poco de tabaco, única hierba que en verdad conocía, pero no sabría que querría el indio a cambio por las medicinas. Ni siquiera había visto si aún conservaba lo poco que habían robado*.

-Ten- le tendió el poco tabaco que le quedaba, así como unos pocos dólares. Le habría gustado tener esos cientos que había conseguido del robo, pues hasta ahora solo había conseguido perder cosas-. Por la medicinas.

En verdad le habría gustado darle algo más, pues le estaba salvando la vida a su hermano, pero solo disponían de eso. Con suerte, si le veía en algún otro momento, pagaría su deuda.

El indio me sorprende con un inglés perfecto, gracias amigo, ¿como puedo pagarte el favor?. Independientemente de como pueda agradecerte las hierbas, me gustaría compartir este Whisky contigo si así lo deseas. Digo mostrando mi petaca y ofreciéndole.

Me parece estupenda tu estrategia, no todo el mundo sabe convivir. No podía evitar sonreír contento, por raro que parezca con ellos siempre me he sentido a salvo cuando mi vida ha peligrado.

El indio alarga una mano y niega con la cabeza.

-No, no, gracias -os dice, rechazando primero el dinero y después, el tabaco -. No he hecho esto por dinero y yo solo fumo en pipa. El tabaco de los blancos es más malo. Pero si echaré un trago de eso.

El indio coge tu petaca y toma un buen trago. Después, te la devuelve con una sonrisa.

-No está mal. Algo flojo, pero me servirá para seguir camino. 

Me parece estupenda tu estrategia, no todo el mundo sabe convivir. 

-Por eso es mejor pasar desapercibido.

Después os saluda.

-Bueno. Tened cuidado, blancos. La próxima vez puede que una bala acabe con vosotros.

El indio se sube al caballo y se marcha en dirección al desierto.

Gran caballo por cierto, pero si tienes un whisky mas fuerte algún día me pasaré a probarlo. Un whisky mas fuerte que este... y mira que soy muy selectivo con el que bebo en mi petaca... quiero beber ese.

Tras despedirme finalmente del indio miro a mi hermano con una sonrisa, ¿te dije que pasé una temporada en una tribu cheroke....?, por tu cara de antes creo que no.... y antes de que digas nada mas lo primero decir que en llegar a socorro hacemos el cataplasma. Sin agua caliente y sin harina para hacerlo mas consistente no vamos a llegar muy lejos.

Mirando como en mi petaca solo queda un trago pequeño se lo doy y termino de vaciar mi petaca, lo bueno de beber mucho es que el dolor casi ni lo sientes.

Donovan se guardó el tabaco con una mirada seria hacia el indio. Era difícil encontrar gente “buena” en ese mundo y ya no le sorprendía que viniera de la mano de aquellos a los que todos apodaban como Salvajes. Se despidió con un asentimiento, esperando poder pagar esa deuda que sentía que tenía con ese tipo.

-¿Tienes nombre compañero?- le preguntó cuándo ya se marchaba. Al menos quería saber su nombre. Una vez a solas con Jonathan-. Podrías habérmelo dicho – dijo simplemente sin estar molesto ni nada, lo cierto era que, cuando estaban en las praderas y cuidando unos de otros, era protector, pero para nada emotivo o expresivo-. Si crees que puedes aguantar, entonces lo haremos a tu manera. Intentemos no meternos en problemas mientras tanto, tuvimos suerte al encontrarle.

El camino fue desesperadamente lento, pero las hierbas que os había dado el indio hicieron su apaño en la pierna de Crow, que parecía no ir a peor, lo cual era ya un éxito.

Cuando llegó la noche, encendisteis una hoguera, calentasteis un poco de agua y con ella y algo de barro, mejorasteis la plasta que iba en el agujero de Crow.

Con ella en la herida, cuando llegasteis a Socorro, dos días más tarde, a pesar de dolerle todavía, ya parecía que nada malo iba a sucederle a Crow. ¡Menos mal que os encontrasteis con ese indio!

Socorro era un pueblo más en aquel maldito mundo, ni mejor ni peor que otros, pero más grande y bullicioso que Serpiente, de eso no cabía duda. Además había otro dato. Notabais que a pesar de ser de día, había más movimiento de la cuenta. Cuando oísteis a las vacas mugir, entendisteis por qué. Seguramente habría llegado alguna manada y todos los vaqueros estarían en esos momentos celebrándolo por todo lo alto.

Típico.

El camino a Socorro fue muy silencioso, aunque todo aquel que no me conozca no diferencia si estoy bien o mal, pero mi hermano no se si será capaz de ver lo angustiado que estoy. El día mas grande y que mas me acerca a mi sueño, el matar a un sheriff y que un bandido oculto lo mate de nuestra banda, cuando seguramente el apodo de crow se de mas a conocer me sentía culpable porque los del banco me forzaron a matar a un buen hombre que al igual que yo no quería matarme.

Ese sheriff me recordaba a mi hermano, un buen hombre que eludía el tener que matar a nadie y le esperaba en casa una mujer con sus hijos, tenía que matarlo si no era el quien me mataba y aunque era necesario no dejaba de pensar en ese hombre.... tengo que conocer a su familia y ayudarle por la falta de ese hombre. Ahora lo tengo mas claro todavía, he dado un paso grande para ser el mejor pistolero y no hay marcha atrás ya.

En llegar a Socorro parecen estar de fiesta, miro a mi hermano con una sonrisa que no es acompañada con la alegría de mi mirada pero espero que el no lo note. Hermano consigamos habitaciones y después desplumamos a tanto vaquero que hay, va ser un buen día de negocio... ojalá este mi amigo de partidas, con el las ganancias siempre son grandes...

El silencio era bastante raro, normalmente, luego de un golpe, las carcajadas sobre el fuego eran habituales. Ahora, ambos hermanos miraban pensativos las llamas de la hoguera. No estaba Jose, no estaba Joe, ni siquiera tenían el maldito dinero. A través del reflejo amarillento, Jeff miró a su hermano, notándole bastante más cabizbajo de lo que nunca le había visto. No era solo por la herida, era algo más.

-Pronto llegaremos a Socorro- dijo simplemente, dándole espacio para contarle lo que fuera que le pasara-. Allí podrás descansar- Donovan no era de los que indagaba, dejando que las cosas siguieran su curso y le llegaran con el tiempo. Su esposa era la que siempre atinaba a saber todo lo que ocurría a su alrededor, sobre todo en lo referente a sentimientos.

Llegaron a Socorro un par de días después. Se olía el festejo en el aire y la cantidad de gente allí debía ser bastante alta. De haber realizado el trabajo allí y si todo se hubiera ido a la mierda como en Serpiente, quizás ninguno habría sobrevivido. Su hermano parecía más alegre, aunque sus ojos, siempre tan expresivos y brillantes, se notaban apagados… Quizás distrayéndose un poco mejoraría su humor.

-Está bien, pero no quiero tener que huir otra vez, así que trata de no meterte en problemas. Tienes que sanar la pierna- siempre le costaba decirle que no a algo, como si supiera donde presionar para que Jeff accediera. Maldito mocoso.