Partida Rol por web

Faith lo pensó un poco. Tampoco es que hubieran muchos países apetecibles tal como estaban las cosas.

Argentina... Dijo al final. Idioma mimmo, y no é' África... No creo q' me busquen allí, podré bu'carme la vida. Pero si tá mu' lejo' o é mu' difisi, puede sé Italia... El idioma é paresío.

Le miró a los ojos. Estaba emocionada con la idea de volver a tener a sus niños y poder volver a empezar de cero.

Francisco asintió de nuevo conforme con la sugerencia de Faith.

Dada la situación económica de inflación y la crisis galopante, tal vez Argentina no fuera la mejor opción, pero al encontrarse al otro lado del charco, Faith y sus hijos estarían suficientemente lejos como para pasar desapercibidos a ojos de los chinos y cualquier otra mafia que pudiera estar buscándoles.

   - Me parece bien, aunque también tendríamos que sopesar otras opciones.- Gruñó pensativo.- Por ejemplo en Florida también hablan español, y al menos estaríais en un lugar más estable económicamente y socialmente hablando. Ya sabes, América tierra de oportunidades...-

No sabía q'en Florida hablaban e'pañol... Pero con Trump casi prefiero sé una negra en Argentina q'en USA, aunque grasia. Sonrió sinceramente agradecida.

Francisco asintió conforme con las palabras de Fate.

La verdad es que con el tema de Trump tenía bastante razón, aunque uno siempre tenía que calibrar las opciones pensando en sus pros y sus contras así que no podían descartar aun la posibilidad de Florida. Pero bueno, aun tenían una buena temporada para pensar bien que destino era el ideal para Fate y sus hijos.

Metiendo la mano en uno de sus bolsillos sacó un móvil de prepago de los que  Tecnovirus les preparaba a todos los Ases.

   - Como te dije, te dejaré este móvil. Es antiguo y no tiene internet ni nada de esas modernidades, pero de todas maneras esta bloqueado de tal manera que solo permite llamar al numero que tiene registrado en la memoria. Si llamas ese numero yo te responderé y te conseguiré lo que necesitéis tu y tus hijos.-

Dándole el teléfono miró la hora para saber

   - Yo debería ir yéndome ya...- Comentó pensativo.

Faith se encuentra mucho más que agradecida con todas las ayudas de Francisco, y ya que Francisco tiene prisa, no le entretiene más de la cuenta. El encargo de los documentos llevaría un tiempo, mientras tanto Faith se movería poco de la casa, y de hecho se encargaría de dejársela a Francisco mejor de lo que la encontró.

Francisco se había despedido finalmente de Faith y sus hijos y se fue con la conciencia tranquila sabiendo que había hecho algo positivo y el ánimo cansado después de una larga noche.

Condujo hasta la base de los Ases, se cambió y se libró de la ropa que había usado esa noche. Luego agarró su coche y finalmente llegó hasta su casa.

Por suerte a esa hora aún no había llegado Luzmila así que luego podría fingir que había estado en casa toda la noche. Desordenó un poco el salón, abrió una botella de vino y después de hechar un poco dentro de la copa tiró el resto del contenido por el desagüe. Dejó la copa sucia y la botella en la mesita del salón como si aquella noche hubiese estado allí bebiendo y luego se fue a su habitación. 

Se quitó la ropa y entrando en el lavabo se miro al espejo mientras se rascaba la barba de forma pensativa. Después de la experiencia monástica de hacía unas horas había decidido afeitarse. Al menos durante una temporada.

Así pues, cogiendo la maquinilla eléctrica y la espuma se puso en faena. Cuando terminó y volvió a mirar su reflejo casi no se reconoció. Había llevado aquella barba desde el día que murieron Patricia y las niñas...

Suspiró y se contuvo para que no se le escapara ni una sola lágrima. Aquel era un dolor ya viejo pero por desgracia aún presente.

Abriendo rápidamente el pequeño armario del lavabo agarró el bote de tranquilizantes y tomó una pastilla.

Lanzando un gruñido de desagrado consigo mismo se fue a duchar. Cuando terminó, se secó bien y se fue a la cama.

Tenía poco más de una hora antes de que llegase Luzmila, pero sería suficiente para hacer una pequeña cargada de pilas.

Programó el despertador del móvil y se fue a dormir.

Cuando despertarse, si Luzmila lo veía un poco traspuesto lo atribuiría a una pequeña borrachera gracias a la botella vacía que había dejado en el salón.

Su mente divagó durante unos segundos pensando en que tenía que ir al trabajo para ver como iban Manuel y Sara con el tema del banco. Entonces el sueño lo atrapó y se quedó dormido.

Francisco ha estado intentando enterarse más acerca de las DeathBet. Es un tema delicado, pero el As sabe cómo sacarlo, y en qué círculos. Acude a un simposio sobre cómo sacar el máximo partido a las empresas que tiene lugar en un hotel de la ciudad. Uno de tantos a los que ha ido, y en muchos de ellos es siempre lo mismo: Bajar salarios, mayor explotación, y truquillos legales o alegales para poder explotar más aún, cómo tratar con los empleados descontentos y mantenerles la esperanza de que irán a mejor cuando la crisis amaine y la empresa mejore... mientras que en realidad, sus condiciones nunca van a mejorar.

Se encuentra entre esos empresarios cafres tomando un aperitivo entre charlas, cuando se topa con un viejo conocido por el que había venido a la conferencia, uno de esos cabrones que quedaron fuera cuando los Ases decidieron a quién castigar y a quién no: Uno de los conferenciantes, el empresario Luis Antúnez, infame por sus beneficios a costa de sus trabajadores, eludiente siempre del peso de la ley, pero sin que se le conozcan delitos sexuales o de sangre.

Él también conoce a Francisco, no demasiado, pero sí lo suficiente como para reconocerle si se acerca. En tiempos, había jugado a la construcción, como Francisco, y era habitual verle en reuniones de inversores inmobiliarios.

Se encuentra hablando bastante en secreto con otros dos empresarios que no reconoces, y parecen pasarse algún dato por teléfono. Si hubiera que apostar por una sola persona en esa colmena de capullos que supiera algo sobre las DeathBet, ése sería Antúnez, por su estatus alto o medio-alto en el mundo empresarial y su gran red de contactos.

Francisco, había estado orbitando cual planetoide esquivo, caminando alrededor de los diferentes corrillos de empresarios, escuchando atentamente sus conversaciones y participando con falso entusiasmo cuando era requerido. Todo ello mientras saboreaba algún que otro aperitivo y fingía beber de vez en cuando.

La verdad es que antaño podría haberse sentido cómodo entre esos tiburones empresarios. Incluso podría haber llegado a ser uno de ellos. Pero ahora eso era imposible para él.

Así que tenía que fingir ser uno más. Por suerte era muy bueno fingiendo.

Había estado intentando conseguir cualquier tipo de pista sobre la coreada DeathBet, pero de momento le había sido imposible sonsacar a nadie nada más que rumores. Por suerte para él, vió a Antúnez entre ese mar de depredadores.

Si alguien iba a saber algo al respecto de que carajo era la DeathBet, ese mamón tenía todos los números de saberlo.

Así pues, procedió a aproximarse con descaro al tipo luciendo su sonrisa más depredadora.

   - Dichosos los ojos.- Exclamó con aparente desenfado.- Hacia mucho tiempo que no le veía por estos lares Antúnez.- Saludó ofreciendo la mano en un saludo cordial. 

Luis se gira hacia Francisco y lo mira varias veces, dudando, hasta que cae.

¡Francisco Méndez! Caray Le dio la mano con efusividad. Cuantos años se quita al afeitarse, hombre! Presentó a Francisco a sus colegas como un empresario de la construcción, y a los otros dos como empresarios de transportes y hostelería respectivamente. ¿Qué es de tu vida? Supongo que si no has pasado por estos congresos es que te ha ido bien.. ¿Qué tal la burbuja del ladrillo, te escapaste?

   - Pues la verdad no tan bien como hubiera querido.- Respondió encogiéndose de hombros sin perder la sonrisa.- Pase por varios baches inesperados y aún estoy con alguna deuda pendiente, pero nada que no pueda solucionarse. Ya sabes, mala hierba nunca muere. Si hago unas buenas jugadas, y recorto un poco más de sueldo a la plantilla en nada estaré mejor que nunca.-

Por supuesto había restado importancia de la decaída de su situación empresarial, pero aquello formaba parte del juego. La mitad del trabajo de un buen empresario era saber marcarse un buen farol de vez en cuando y hacer creer al resto que estaba en lo alto de la ola para que invirtieran en su empresa.

Bebió un trago de su bebida y contraatacó con una pregunta.

   - ¿Y tu que tal te va con tus negocios? ¿Has tenido que diversificar mucho las fuentes de ingresos de tus empresas? - 

Eso siempre, amigo. Respondió refiriéndose a lo de la diversificación. No me puedo quejar, la verdad... siempre hay nuevas oportunidades cuando los tiempos cambian y uno sabe adaptarse. Lo peor es enquistarse y tratar de mantener a flote una empresa que ya le ha llegado la hora. Selección empresarial, en contraposición a Selección Natural, ya sabes... Apuntarse a las tendencias cuando despuntan y vender los muebles cuando flaquean.

Los otros dos hombres empezaron a hablar por su cuenta, y Luis se fue caminando hacia unos canapés con Francisco.

Pero esto es un descanso, hombre, jajaja... ¿A qué se dedica en el tiempo libre? A mi me ha dado por las apuestas... Dijo sonriente, y mirando a Francisco, evaluando su reacción.

   - Pues por desgracia hasta hace poco no he podido disfrutar de tiempo libre. Así que no tengo nada reseñable que comentar al respecto.- Respondió con deje resignado.

Caminando junto a Antúnez se aproximó a una de las mesas con comida y cogiendo un canapé se volvió hacia su interlocutor con gesto interesado. El hecho de haberse quedado hablando a solas con Antúnez jugaba claramente a su favor. Así podrían hablar y sacarle la información sin tapujos.

   - Pero desde luego eso de apostar suena bien interesante. Hace tiempo que no apuesto como antaño.- Comentó con una media sonrisa.- ¿Y qué clase de apuestas hace? ¿Deportivas? ¿Carreras de caballos?...- Preguntó solicito tirando el anzuelo.

Luis sonrió.

Lucha libre. Dijo sin inmutarse. Tanto... legal, como clandestina. Al final, las 'legales' terminan siendo amañadas... en las clandestinas ves la diferencia, cómo se pegan de verdad... con ganas. Entonces te das cuenta que las legales son una patraña. Dijo con un gesto de desprecio.

¿Has estado alguna vez en un combate de lucha libre? Ahora lo llaman Vale Tudo, o algo así... El caso es que los dos tipos van a machacarse sin miramientos, menuda adrenalina...!

Francisco por supuesto correspondió a la sonrisa de Antúnez con afabilidad. No había sido difícil sacarle lo de las peleas, así que era hora de congraciarse con él y dejar caer el anzuelo, a ver si lograba estirarle más la lengua.

   - Sí, he visto alguno, aunque por desgracia solo he podido hacerlo por televisión.- Respondió con un deje de pena en la voz.- Ciertamente debe ser impresionante  verlo en directo.- Prosiguió mostrando de renovada emoción.- Sobre todo si se trata de una pelea ilegal. Todo ese punto de peligrosidad extra, como si se estuvieran jugando la vida realmente debe ser jodidamente emocionante. Más aún, si encima puedes ganar un buen dinero con las apuestas.-

Luis responde a Francisco contándole lo que ha visto en peleas ilegales. Aparentemente nada fuera de lo habitual (Dentro de lo poco habitual que es una pelea ilegal), y finalmente invita a Francisco a una velada de lucha libre clandestina. Él mismo le recogerá junto a uno de los presentes en la fiesta para llevarle a donde se realizaría la velada.

Francisco puede querer prepararse para ir allí, pero será un poco en balde. Aquello es un local apartado, con un ring donde los luchadores se presentan, pelean, y cualquiera puede apuntarse al combate. Hay bastante gente, unas ciento cincuenta personas apostando y consumiendo. Sin embargo... Nada que parezca particularmente oscuro, ni nadie ha mencionado la palabra DeathBet en ningún momento, por lo que resulta bastante frustrante haber ido a apostar algo a un lugar como ese... pese a que aún ha tenido suerte y ha ganado algo.

Cuando están saliendo, Antúnez se queda a hablar un poco con el otro acompañante, y luego se encuentra con Francisco.
¿Qué? ¿Qué te ha parecido? Bastante mejor que las legales no? Jajaja, cómo repartía el maldito mulato.

   - ¡Y tanto que si!- Exclamó respondiendo a Antúnez con emoción.- Ese último gancho ha sido demoledor. El cabrón sabe pegar duro. Ha sido un combate cojonudo, mucho mejor que esa mariconada de las peleas legales.-

Por supuesto estaba simplemente actuando. Aunque entretenido, todo aquel espectáculo de violencia barata no era lo que quería conseguir y en realizad pese a la ganancia económica, estaba más frustrado que otra cosa. Francisco había estado intentando sacarle información a Antúnez de una manera sutil, pero por el momento el empresario no había conseguido sonsacarle nada al respecto de la “famosa” DeathBet.

Tal vez ahora que tenía mas confianza con el empresario, era hora de pasar a un cambio de táctica…

   - Por cierto, tengo una pregunta que hacerte.- Comentó con tono confidente.- Tú que estás más al día de este tema de las apuestas y los combates. He estado escuchando estos últimos días sobre una cosa llamada DeathBet, y por su nombre parece ser algún tipo de apuesta… ¿Sabes de que se trata?-

Luis se quedó mirando a Francisco con una tenue sonrisilla (Como la del avatar).

Me temo... Que sé poco de eso, viejo amigo. Susurros en rincones de veladas de millonarios... Algo referente a peleas a muerte, sorpresas, y apuestas mínimas de 10.000 o 15.000 euros...

Levantó una mano, mostrándole una palma. No sé yo si eso va conmigo... Pero supongo que dependerá de cómo vayas de efectivo para entrar en esos círculos... No creo que dejen entrar a cualquiera, aunque logres encontrar un contacto...

Al confirmarse finalmente sus sospechas, Francisco tuvo la imperiosa necesidad de coger a Antúnez y vapulearlo como si no hubiera un mañana hasta que soltara todo lo que sabía, pero en su lugar, volvió a esbozar  una sonrisa de tiburón y le respondió con un tono ufano

   - Bueno, digamos que es posible que en mis piruetas extra empresariales, haya hecho un más que notable fondo de dinero en efectivo, fuera del radar de hacienda por supuesto, que me permite contar con una cuantiosa suma de dinero muy superior a la suma de la que me has hablado, para gastos no declarados y divertimentos varios.-

Se encogió de hombros como restando importancia y prosiguió con dramático tono de falsa resignación.

   - Si tan solo contase con un contacto que pudiera apadrinarme en tan selecto grupo…-

Luis se sonrió.

Bueno... Dame un teléfono y una dirección de e-mail... veré si puedo hacer algo para contactarte con unos tipos que oí hablar de ello... y ya se pondrían en contacto contigo, que yo de esas cosas tan macabras no quiero saber nada...

Era bastante evidente que él mismo pondría en contacto cliente y agente, pero Francisco podría tener micros y estaba siendo bastante cauletoso en ese sentido.

Varios días después de la velada, Francisco fue contactado por teléfono oculto por un hombre con la voz modificada electrónicamente, citándole para la siguiente velada la semana siguiente. Advierte que la entrada cuesta 50.000 euros, y que incluye barra libre y compañía femenina si lo desea, también pregunta por sus gustos de cara al catering, y si desea una máscara para no ser reconocido, de qué tipo la quiere. Ninguna cosa parece ser lo bastante rara o exclusiva como para que digan que no, y propone primera fila por 100.000 euros. Independientemente de que escoja uno u otro lugar, le citan a las 10, expresamente SOLO en una plaza sin aparente relevancia, donde ya hay otras muchas personas con aspecto de millonario, que charlan animadamente, pero procuran no juntarse demasiado los unos con los otros.

Al rato llegan media docena de limusinas con los cristales negros detrás de un todoterreno, y los citados que van en grupo se acercan a los coches de lujo. Un millonario que también parece ir solo se acerca a la limusina que falta con Francisco. De los todoterrenos, unas bellas azafatas piden amablemente los aparatos electrónicos a los citados, y les cachean por si acaso.

Lo mismo sucede con Francisco. La chica, sonriente, tiene en la mano un par de bolsas con vuestros nombres.

Bienvenidos, caballeros. Necesito sus teléfonos móviles y aparatos electrónicos. Se los devolveremos al terminar la velada.

La azafata toma los teléfonos de los dos hombres y les cachea con habilidad y concienzudamente. El otro hombre parece que no es la primera vez que pasa por este proceso. Cuando entran al coche, Francisco puede darse cuenta de que tampoco se ve nada hacia afuera, y la pantalla que hay entre ellos y el conductor también es opaca. La azafata va a deja los móviles al conductor y entra con ellos en la limusina. Por lo que puedes oír, alguien del todoterreno recoge los móviles, mientras la azafata, dentro de la limusina, sirve a los dos millonarios y les ofrece las máscaras que pidieron, ligeras y cómodas, parece que podría uno llevarlas todo el día sin cansarse. La mujer entretiene a los dos hombres durante el trayecto, que dura casi una hora y media.

Pasada esa larga espera, el coche se detiene en un lugar boscoso, donde hay montada una carpa enorme junto a la que hay amontonadas varios centenares de personas, quizá hasta mil, aunque es muy difícil de precisar desde donde se encuentra. La inmensa mayoría de personas lleva máscaras, los que no las llevan son vigilantes del lugar, que parece muy apartado, o azafatas que acompañan a los grupos. 

Detrás de la carpa se dejan entrever los camiones del circo, aunque están convenientemente tapados para no poder averiguarse a qué circo pertenecían antes de utilizarse para este macabro espectáculo. Conforme van entrando, los clientes se presentan -Han de quitarse la máscara en un lugar privado y mostrar su DNI- y son cacheados de nuevo, para luego cobrarles la entrada, y recibir su ticket personalizado con el dibujo de su propia máscara, y una pequeña tablet desde la que podrán realizar las apuestas y pedir comida o bebida. Sea lo que sea lo que espera dentro, los organizadores toman unas medidas de seguridad verdaderamente extremas para dificultar cualquier investigación. La primera carpa es un lugar de cátering con música, sin nada sospechoso o macabro. Las copas son gratis, y todo es de la exquisita calidad que espera una clientela tan selecta.

La scort que te asignaron te encuentra allí, una bellísima mujer pelirroja sin acento extranjero, prácticamente tal y como la pediste. Al cabo de un rato, os hacen apsar ordenadamente, según número de ticket.

Adentro hay preparado todo un anfiteatro de madera y metal, con palcos cómodos para todos los clientes, butacas y mesitas. Nadie, ni siquiera los que como Francisco pagaron 'solo' 50.000 euros, están en absoluto incómodos. En aquél lugar es todo provisorio al parecer, probablemente para cuando salgan los invitados, el circo se desmonte y no quede demasiado rastro de la velada para el mediodía. 

Las butacas quedan más altas que el ring, que está perfectamente visible, aunque hay colgada de unas poleas una jaula de gruesos barrotes que cubriría el ring cuando se bajase. En sí el lugar para los combatientes es bastante grande, aproximadamente como cuatro rings de boxeo profesional, y tiene dos entradas.

Un hombre enmascarado trajeado con smoking sale al ring, mientras suena una música a mitad de camino entre velada de boxeo y música de gladiadores y se apagan las luces, encendiéndose los focos.

¡Damas y caballeros! Comienza. Bienvenidos a una nueva edición -Evita decir el número- de las veladas Death Bet! Lo prohibido es solo para algunos, entre los que no nos encontramos los presentes. Deja una breve pausa.

Desde este momento, todos somos parte de la misma familia, somos todos parte de las Death Bet. Entre nosotros hay políticos, artistas, jueces, agentes del orden público, empresarios y gente de dudosos negocios. Huelga decir que nada de lo que vean aquí debe salir de éste lugar... Una sutil amenaza.

A continuación empieza a soltar un rollo sobre la historia de la humanidad, la lucha salvaje que nos mantuvo vivos y cómo necesitamos, como especie, de esa violencia para sentirnos completos.
En la tablet aparece parte de la programación de la velada.

-Duelo con armamento medieval
-Combate medieval por equipos
-Mini torneo de combate medieval (8 luchadores)
-Duelo con armas primitivas
-Tumulto con armas primitivas (8, todos contra todos)
-El hombre y la bestia (Una serie de combates de personas contra animales)
-Lucha a ciegas, tumulto 8 todos contra todos
-Duelo sin armas, boxeo vs taekwondo
-Duelo sin armas, lucha libre
-Duelo de bersérkers
-'Caballero' contra dos bersérkers
-Espalda contra espalda: tres Caballeros contra oleadas crecientes de bersérkers.
-Tumulto bersérker: 8 todos contra todos, sin armas.

Sin más dilación, comenzaremos con el primer combate a muerte. Solo uno de estos dos luchadores saldrá vivo de esta arena. Dice mientras dos hombres armados con armaduras, uno con mandoble y otro con maza y escudo salen a la arena. En la tablet se abren las apuestas: ambos tipos son de tamaño mediano, si bien con la armadura parecen mucho más grandes. El presentador da algunos datos sobre el armamento y las técnicas de lucha, y dejan medio minuto para apostar antes de que comience el combate.