Partida Rol por web

Ninguno de los dos parecen particularmente hábiles en sus respectivas armas. Aunque el del mandoble lo mueve con bastante rapidez, el hecho de que no sea especialmente bueno cubriéndose y el otro tipo tenga un escudo juega en contra del mandoblero, aunque tenga algo más de alcance.

Los sentimientos de Francisco durante todo aquel despliegue son enfrentados. Por un lado está sorprendido ante tanto espectáculo decadente, por otro lado, está tan cabreado que su mayor deseo es tener un tanque para poder exterminar a toda aquella escoria potentada y volar aquel sitio por los putos aires.

Es una suerte que su expresión quedara oculta bajo la mascará que le habían dado, y años de experiencia para ocultar sus emociones.

Haciéndose el decepcionado, dirigió dejó a un lado la tablet y centró su atención en su atractiva acompañante.

   - Dime querida, ¿Sueles venir a estos eventos?- Le preguntó con un suspiro.- ¿Las peleas son siempre tan vulgares como esos aficionados que han sacado al ring? Sé que solo es el comienzo de la velada, pero la verdad es que por el precio de la entrada esperaba que al menos los contendientes supieran coger las armas correctamente…-

La scort sonríe a Francisco.

Bueno... alguna que otra vez. Admitió. Esto es solo el aperitivo, señor... lo bueno viene con los grupos, y con los bersérkers... Miró al "ring" Para mí es lo más espectacular.

Atento a las palabras de la muchacha, Francisco intentó leer el lenguaje corporal de la joven. Sabía que como scort profesional, no podía mostrar sus verdaderos sentimientos ante un cliente, pero si aquello realmente no le gustaba, era posible que percibiera algún deje o inflexión en sus gestos o en su voz.

Si había estado antes en otras DeathBet, era posible que supiera mas de lo que aparentaba y si era susceptible de sacarle esa información...

La chica no parece horrorizada por aquello, ni siquiera cuando comienza el duelo y empieza a saltar la sangre. Es difícil saber si no le gusta pero se ha acostumbrado, o le importa un comino que esas dos personas se maten entre sí, pero sorprendida no parece... Sin duda no es la primera vez que acude a una DeathBet.

Francisco se encogió de hombros mentalmente. Estaba claro que la scort se cuidaba mucho de mostrar su opinión personal al respecto de aquella brutalidad decadente. Así que lo mejor sería esperar y permanecer bien atento a todo lo que ocurría tanto dentro como fuera del ring. Tal vez así podría descubrir algo al respecto de quien llevaba todo aquel tinglado o un hilo del que tirar para conseguir información de aquel turbio asunto.

   - Jmmmm.- Gruñó poco convencido.- Espero que estés en lo cierto entonces y que luego mejore, por que sino habrá sido un espectáculo muy decepcionante...-

La velada continúa con los siguientes combates previstos en la lista, dejando un buen montón de heridos y muertos por arma blanca, jaleados por la gente. Algunos de los 'guerreros' no parecen querer estar allí, pero otros, normalmente los más veteranos o con más posibilidades de ganar, parecen encantados con la 'competición'. Incluso los combates sin armas y con artes marciales son a muerte.

Antes del primer combate de bersérkers, suena una música de orquesta, épica, con mucha percusión, casi como si fuera a aparecer un dinosaurio. Tras el primer 'golpe' de música, ésta baja su volumen, y el presentador, ante el público ya 'calentito', presenta lo que viene a continuación.

Distinguido público -Comienza, hablando en el ring mientras los limpiadores, rápidamente, retiran un cadáver y limpian con presteza la sangre del suelo Al fin, la parte más esperada de la velada. Deja una breve pausa dramática. ¿No han pensado a veces hasta dónde puede llegar el ser humano? ¿Cuál es la cúspide del salvajismo de nuestra especie? ¿Qué podría ser capaz de hacer una persona normal, absolutamente desquiciada...?

Sonríe. En la antigüedad, los más locos guerreros entre los vikingos eran llamados Bersérkers, y antes de las batallas se cebaban con hongos y otras drogas para llegar a niveles de ferocidad que consideraban sagrados... Pero sus métodos se han perdido con el paso de los siglos...

Hoy, la ciencia esta noche nos dará la respuesta, saciará la curiosidad de hasta qué punto podría una persona transformarse en una fiera asesina.

Con todos ustedes... el primer duelo de bersérkers de la velada. Disfrútenlo, este espectáculo... va de regalo.

La grúa baja la pesada jaula sobre el ring, y unos hombres traen dos 'jaulas', en las que hay dos hombres maniatados y amordazados, con aspecto resignado. Las unen con pesados goznes a cada una de las dos entradas del ring, quedando los hombres sentados en la jaula, con tan solo una puerta de metal no tan firme separando a cada uno de los involuntarios combatientes del centro del ring.

 Un hombre con gafas redondas y una pajarita se acerca con un par de jeringuillas para cada luchador, organizando  el equipo de inyección. Seis tipos con escopetas de combate rodean el ring como medida de seguridad, y esos mismos seis tipos son los que agarran (tres y tres) a los dos luchadores a través de los barrotes, mientras otros 'enfermeros' inoculan el bersérker a las víctimas.

Eran dos personas normales, aparentemente un hombre latino, quizá ecuatoriano, no muy alto, y un hombre seguramente magrebí, desgarbado y delgado. Por muy inhumano que sea el resultado, hay que reconocer que el efecto es impresionante. Los hombres empiezan a gruñir y soltar alaridos de rabia que resuenan por toda la carpa, mordiendo las mordazas casi al momento de ser inyectados. Le siguen unas sacudidas frenéticas de cuerpo entero, se ponen de pie y empiezan a golpearse contra los barrotes. El latino rompe las esposas de un tirón y se arranca la mordaza, gritando al público con rabia y empezando a golpear los barrotes, hasta que se da cuenta, totalmente ido, que la puerta parece ceder. El árabe no tarda mucho más en romper las esposas, y al ver cómo el latino derriba la puerta con facilidad y sale al ring, con las manos en garra y resoplando enloquecido, él le grita y hace lo mismo: Tumbar la puerta con facilidad.
Francisco duda que pudiera tirarla en el doble de tiempo, pero éstos 'tirillas' la habían derribado sin dificultad. No sin coste, por supuesto, pues ya estaban algo ensangrentados por los golpes sólo con salir al ring. Cuando ambos están en él, se lanzan el uno al otro sin cuartel ni técnica... dando golpes y patadas, mordiscos, cabezazos, y con cualquier cosa con la que sea posible golpearse el uno al otro. No parecen tener ninguna consideración por su propia seguridad ni ningún sentido de la autoconservación ni afectarles en absoluto el dolor.

A puñetazos, al árabe consigue arrancar parte de la mandíbula al latino a costa de destrozarse la mano, y pese a todo ambos siguen peleando como si nada doliese. Tras una breve, sangrienta y salvajísima pelea, el ring está cubierto de sangre y algunos trozos humanos. El primero en desfallecer es el latino cuando su rival llega al hueso a base de morderle el cuello, y el árabe continua golpeando y mordiendo hasta que él mismo se desmaya sobre su rival. 

El público está en pie jaleando la pelea, aunque unos cuantos han vomitado por lo brutal del espectáculo, más parecido a una película de zombis que a ningún combate legal o ilegal.

La scort mira a Francisco, con una sonrisilla y aplaudiendo.
¿Qué le ha parecido, señor? Puro espectáculo...!

Francisco observó el “espectáculo” hasta el violento y rocambolesco final, y a medida que lo hacía una turbación comenzaba a crecer dentro de él.

Su turbación por supuesto no procedía de algo tan nimio como el espanto de ver tal brutal exposición ante sus ojos. No. Nacía de la urgente e imperiosa necesidad de exterminar a todas y cada una de las despreciables personas que habían en aquella carpa. Si hubiera tenido a mano sus armas, hubiera dado rienda suelta a su ira, pero incluso alguien tan trastornado como él sabía que actuar sin el apoyo del resto de los Ases, sería poco mas que un suicidio.

Así pues escondió sus verdaderas impresiones, y agradeciendo el hecho de llevar aquella mascara encima, se limitó a encogerse de quedarse con cada uno de los detalles y sobretodo con el tipo de las gafas. Cualquier cosa que pudiera usar como pista iba a ser importante.

   - Pues ha sido algo muy vistoso si.- Respondió a la scort con un deje contenido e imperturbable pero siguiendo con su papel de cliente insatisfecho.- Pero la verdad es que me ha resultado bastante decepcionante y falto de clase. Eso no eran dos luchadores profesionales concentrados y capaces que saben que se juegan la vida en cada golpe. Si quisiera ver unos zombies descerebrados apaleándose sin ton ni son me podría haber quedado en casa a ver una película de terror...-

La scort parece sorprendida.
Vaya, es usted exigente... Se sonrió. Esto es el aperitivo. Ahora vienen los que saben, intentando medirse con esos... 'zombis'. Esto ha sido la muestra, para que al apostar, sepa cómo se las gastan esos 'bersérkers', por eso el comentarista decía que esta iba de regalo.

El siguiente tipo, en la modalidad 'caballero contra dos bersérkers' es un tipo ataviado con una pesada armadura medieval, escudo y espada corta parece moverse con soltura por el ring y dentro de su protección. De nuevo, el tipo de las gafas redondas y la pajarita organiza las inyecciones, y de nuevo las víctimas son dos tipos bastante normales, dos negros en este caso.

Cuando se liberan, el 'caballero' está en medio. Su mayor preocupación es que no le tiren al suelo, ya que ahí tendría las de perder. Aunque abre un tajo en las tripas a uno de los hombres, el hecho de tener intestinos colgando no le detiene demasiado y sigue luchando. Por desgracia para el caballero, termina en el suelo al ser empujado por los dos bersérker. Desde el suelo logra acabar con uno tras asestarle unos cuantos espadazos más, pero el otro ha conseguido arrancarle a base de fuerza bruta una pieza del brazo del escudo y se ha puesto a morderlo con locura, arrancando ropa y músculo con los dientes. 
El caballero grita de dolor, pero el bersérker le inutiliza el brazo y termina encima de él, haciendo que los pocos tajos que puede dar con el brazo bueno sean en la espalda... hasta que consigue clavar la espada en el vientre, y empujarle mientras grita, sacándoselo de encima. El caballero consigue ponerse en pie y con un brazo colgando prácticamente del hueso parece que va a perder el conocimiento, pero saca fuerzas y empieza a patear al bersérker antes de que termine de levantarse. Craso error. Con fuerzas disminuidas, el berserker le agarra la greba y lo vuelve a tirar al suelo.

El último forcejeo es breve y sangriento. El caballero logra rematar al bersérker, pero a él también han de sacarlo a rastras. No habrá cirujano que le salve ese brazo, simplemente le falta un buen pedazo del deltoides izquierdo.

Ahora vienen otros tres profesionales... y les van echando tres, cuatro y cinco berserkers... Si sobreviven a la oleada de cinco, creo que se llevan una auténtica pasta...

A Francisco no le da la sensación de que esté mínimamente horrorizada. O lo disimula muy bien, o está también loca.

Francisco asintió circunspecto y se limitó a interpretar su papel de cliente poco convencido y "disfrutar" de la velada tan bien como pudiera. Sin matar a nadie por supuesto...

Francisco continúa contemplando el espectáculo hasta su sangriento final. Los tres 'caballeros' acaban sucumbiendo a los salvajes, aunque en la oleada de cinco, donde los dos últimos bersérkers terminan de destrozar al superviviente, sobre una pequeña montaña de cadáveres ensangrentados.

El último espectáculo es breve y todavía más sangriento, lanzando a ocho bersérkers los unos contra los otros en un inhumano tumulto sanguinario, que termina en un festival de alaridos, golpes y mordiscos, con un único superviviente, un muchacho de aspecto rumano que con un brazo colgando del hueso y un salvaje mordisco en un costado, consigue acabar con un señor de aspecto norteafricano que estaba en las últimas.

Cuando el chico rumano queda solo, se pone en pie y empieza a gritar enloquecido al público, terminando por lanzarse inútilmente contra la reja, sacando los brazos y mordiéndola, destrozándose los dientes en el proceso, para mayor jolgorio del público, que se pone en pie aplaudiendo, al menos la mayoría.

Tras eso, el presentador ofrece al público la posibilidad de repetir alguno de los espectáculos, previo añadido de un determinado capital.

Es usted exigente con el ocio, señor. Dice la escort sonriente, acariciándole la mano. ¿Qué hubiera preferido ver...? ¿O qué esperaba? Siempre estamos dispuestos a mejorar el espectáculo.

Francisco había comenzado a tener sus dudas al respecto de la scort, pero aquel último comentario le hizo saltar todas las alarmas. Sin duda alguna aquella chica no era una scort al uso. No es que estuviera metida en toda aquella mierda. Es que nadaba en ella como si fuera una puta piscina. 

Sin duda alguna era otra medida de seguridad más. Una sensual y complaciente que servía para vigilar a los clientes de cerca. Sobretodo a los nuevos como él. Quien quiera que  organizaba todo aquel espectáculo, sabía como montárselo para asegurarse de que nadie descubría el pastel a las autoridades.

Así pues, se mostró juguetón y agarrando suavemente la mano de la mujer la atrajo para sí con una sonrisa picara.

   - La verdad es que siempre he sido un poco demasiado exigente con mis entretenimientos.- Comentó con tono agradable.- Aunque más que una queja con el producto en sí, me parece que el espectáculo tiene un problema con las proporciones de sus duelos. Tal vez es que soy demasiado tradicionalista con estas cosas, pero creo que deberían imitar mas el modelo de espectáculo de los antiguos  coliseos romanos. Hacer mas participe al publico de lo que ocurre en la arena. Crear campeones que el publico habitual pueda apoyar y vitorear, como si fueran equipos de futbol enfrentados. Que la gente pudiera votar al final del duelo si el derrotado de turno vive o muere. Eso haría que las muertes fueran algo mas que simples eventos que ocurren en el ring, y daría al espectador la sensación de que tiene en sus manos el control de lo que ocurre. En cierta medida, los clientes mismos podríamos experimentar de que hemos sido los causantes directos de esa muerte. Mas luchas a cara descubierta, que permitan ver mejor a los campeones, y la determinación y ansia de luchar en sus rostros, su sed de sangre. Por mi parte diría incluso que los duelos como los Bersekers o los Caballeros deberían reservarselos para momentos especiales, o como colofón final de la noche. Repetirlos tanto, solo los terminará por convertir en un espectáculo repetitivo digno de un telefilm de zombies y los clientes habituales perderán el interés...-

Dejando unos segundos para que la joven asimilase lo que le acababa de explicar, abandonó el tono profesional en su voz y pasó a un tono más informal y socarrón.

   - Pero bueno, que sabré yo... No soy más que un aficionado a las luchas clandestinas, supongo que quien sea que ha organizado todo este evento sabe muy bien lo que se hace y lo que no le sale a cuenta. Pero desde luego nunca había tenido el placer de que una belleza como tu me hiciera una encuesta de satisfacción. Si hay que valorar tu agradable compañía sin duda te pongo un diez.- Terminó complaciente.

La escort levantó las cejas con una sonrisa, escuchando interesada las ideas del cliente.

Vaya... Supongo que en realidad son unas buenas ideas... Debería decírselas a los organizadores al salir, yo creo que podrían gustar, parecen ideas que funcionarían. Continuó con el jugueteo de manos cuando Francisco la halagó, a lo que respondió con una risita. ¡Vaya, muchas gracias...!

A la salida, hay un catering por todo lo alto, que muchos de los clientes se quedan a degustar. Incluso tienen restaurante, se supone que cocinarán en algún camión o algo por el estilo. La lista de platos es relativamente corta, para que pueda ser de calidad y satisfacer a todo el mundo. Obviamente, para comer hay que quitarse la máscara, por lo que las mesas restaurante están cubiertas por unos biombos. Ya para el catering que cada uno se apañe... Aunque hay alguno y alguna que deben ser bastante asiduos, pues traen sus propias máscaras con una tela negra a la altura del bigote para poder disfrutar del catering sin descubrirse el rostro por completo.

La scort acompaña a Francisco al catering, donde incluso los camareros y barmans llevan la cara cubierta, tan solo las escort van a cara descubierta, por evidente necesidad. El presentador enmascarado del smoking también está allí, hablando con unos y otros, aunque al tipo de la pajarita no parece que se le vea por ningún lado... o se ha puesto una máscara y quitado la pajarita. 

Entre la gente hablando, Francisco escucha una voz, y le parece estar prácticamente seguro de que se trata de un viejo conocido... Luis Antúnez, charlando entre risas con otro tipo.

Charlando siempre con tono distendido con la scort, Francisco cogió una copa de un champan especialmente caro, y se infiltró entre el animado gentío. Mientras "intimaba" con su acompañante, intentó identificar a la gente que le rodeaba. En sus tiempos había estado en infinidad de reuniones y simposios de empresarios y emprendedores de todo tipo. Estaba seguro de que a parte de Antunez, allí tenia que haber otros viejos conocidos suyos con pocos escrúpulos y mucho por lo que responder...

Francisco logra identificar a dos personas de entre toda esa cantidad de despreciables hijos de puta...

El primero es un tertuliano de televisión, de estos que aparecen en cuarenta canales opinando y hablando  como si supieran de todo. Su gestualidad, muletillas y su voz, así como su complexión, coinciden. No le has visto la cara, por lo que aún podrías equivocarte y sería un error garrafal... pero te parece escasa esa posibilidad.

La segunda persona es una conocida empresaria y actriz del mundo del teatro, de unos cuarenta y tantos años. Francisco pudo verle la cara mientras comía fugazmente, y después en casa pudo identificarla al cien por cien.

Hay montones de voces que suenan a alguien, y ha podido vislumbrar algunos rostros más, pero no son de gente tan conocida como para poder identificarles. 

Francisco, aún seguido de su scort, se acerca al Presentador con la intención de tratar de identificarle, para ello aprovecha la posibilidad de dar algunas ideas sobre el espectáculo. Más allá de que debe tener unos cuarenta años, ojos claros y trata de atenuar su acento catalán, ha sido imposible identificarle. Se muestra muy agradecido por su atención y sus sugerencias, y promete poner en práctica algunas. Ofrece un descuento para la próxima visita a las DeathBet para que no se quede con mal sabor de boca por la falta de interactividad del espectáculo.

Francisco hace una llamadita a Ángel. Su contacto le ha trasladado el mensaje del informador. Quiere quedar en un área de picnic de una de esas casas de colonias con actividades de aventura que lleva dos años y medio abandonada, y pretende que el As vaya solo, a las 21:00h ya que no se fía de nadie... o casi nadie.

Un lugar abandonado y sin posibilidad de que hubiesen curiosos paseando por ahí… desde luego el sitio era un buen lugar para un intercambio, pero también para ponerle una trampa a Francisco.

Cuenta conmigo- le dije cuando me llamó para contarme la situación -Iré antes y me aseguraré de que no intentan jugártela. Y por si acaso quieren cambiar el lugar, llévate los chicles con gps, así podré seguirte- añadí, tras lo cual me puse manos a la obra.

Lo mejor será ir en moto para poder ocultarla- pensé, pero por desgracia, todas las que teníamos eran de carretera, así que me tocaría conseguir una. Por suerte, tal y como estaba la economía en general, seguro que había bastante gente vendiendo la suya para conseguir algo de dinero.

Hace tiempo que muchas estaciones de tren dejaron de ser económicamente viables. Incluso antes de la crisis, de la segunda guerra fría y todo eso, la estación llevaba años abandonada. Escogida por Francisco, a medio camino entre Barcelona y Manresa, ahora será el escenario de un curioso encuentro, pues el contacto ha recibido la oferta de cambiar el lugar y la hora del encuentro.

A la hora convenida, uno de aquellos todoterrenos blindados negros de los chinos se acerca despacio por el camino destartalado que lleva a la estación. Según Ángel, hay un niño chino de unos once o doce años en el asiento del acompañante, y un adulto conduciendo. Se bajan a unos treinta metros del Hall. Los dos llevan chaleco, y al menos el adulto probablemente lleve pistola también. No parece que se haya nadie más (Los cristales traseros están tintados), pero el motor queda encendido.

Con el adulto delante, muy alerta, se van acercando al Hall.

Francisco estaba esperando desde hacía un rato cuando llegó el posible contacto.

Se puso en tensión cuando vio aparecer uno de los coches blindados de los  chinos, pero sus sospechas de un ataque se desvanecieron cuando observó que en el coche solo iban un hombre y un muchacho.

Aun así no se confió. Dado lo que sabía de las mafias chinas, no valoraban muy bien la traición, y dudaba que alguien de entre sus s filas tuviera el valor de traicionar a sus jefes. Todo aquello olía muy mal.

Con los brazos cruzados delante de él, esperó paciente a que los dos se aproximaran a su posición.

Aunque estaba a la distancia suficiente como para que no pudiesen descubrirme, a través de la mira del rifle tenía una vista perfecta del lugar de la reunión, por lo que lo único que tenía que hacer era esperar y estar atento a la llegada, o del informante, o de los chinos intentando una emboscada.

Por suerte, lo que llegó fue lo primero… al menos, eso parecía.

Se acerca un todoterreno de los chinos- informé a Francisco por el micro -Solo uno… y con un crio de copiloto- añadí, dejando eso bien claro. Aunque la presencia del crio hacía que las posibilidades de que fuese una trampa disminuyesen, el tener a uno allí metido no me gustaba nada.

El conductor y el crio van hacia ti…- informé a Francisco -El coche parece vacío, pero no puedo confirmarlo desde aquí- añadí para que no se fiase.