Partida Rol por web

El viaje estaba siendo largo, muy largo. Afortunadamente para vosotros, lo hacíais en compañía, algo de agradecer, habida cuenta de que el mundo se había ido irremediablemente a la mierda en poco tiempo. Aún recordábais vuestras vidas tranquilas, sin otras preocupaciones que no fuesen la búsqueda de un empleo en condiciones, y como pagar el piso alquilado,  cuando los muertos comenzaron a levantarse y atacar a los vivos. 

Había pasado mucho desde entonces. Kevin lo sabía y su ex-mujer también. Aún tenía en su mente los acontecimientos que habían ocurrido en Milton... mas no era el momento de pensar en ello. Íbais hacia Atlanta con un firme propósito: encontrar a vuestra hija. Esperábais que se encontrase bien, porque sino...

Vais en vuestro taxi, y Earlene no dice nada. A decir verdad, ha dicho muy poco durante el viaje, y no tiene pintas de que vaya hablar mucho en el mismo.

Kevin aguanto como pudo el silencio sepulcral durante horas. Era normal que después de todo lo que había pasado Earlene no estuviese muy habladora. Joder, el mismo no tenia ganas de hablar una mierda. Dios!!! ni siquiera el sabia que estaría dispuesto a dar por un buen trago de whisky, pero algo le decía que no iban a encontrar muchos bares abiertos en su periplo...

Descendió la vista y comprobó el contador el deposito, aun les quedaba suficiente gasolina para ir tirando, pero si querían llegar a Atlanta tendrían que repostar en algún sitio. Parar en una gasolinera no era una opción viable. Estaba seguro de que a estas alturas las gasolineras hasta Atlanta estarían mas secas que el desierto de Mojave. La única opción que tenían era parar en cuanto se encontrasen con otro coche detenido al margen de la autopista y cruzar los dedos por que aun tuviese gasolina en el deposito. Seria peligroso, pero no les quedaba otra opción.

Sin embargo no quería atormentar a su ex-mujer con mas preocupaciones.

Miro por la ventanilla, fuera hacia un calor inclemente. Sabia tenia que esforzarse y hablar, habían  tragado mucha mierda y a ambos les haría bien distraer sus pensamientos ni que fuese por un rato.

-   Hace un calor tremendo, pero por suerte aun queda bastante para las temporadas de lluvias.- Comento espontáneamente.

-   Muy bien - Pensó con amargura.- Hay un puto Apocalipsis zombie y no se te ocurre nada mejor que hablar del tiempo... serás gilipollas...-

Casi le daban ganas de golpearse la frente contra el volante.

Earlene sigue mirando hacia el frente. Parece no haber escuchado tu (absurdo) comentario. A decir verdad, había estado callada durante todo el viaje, y no la culpabas por ello. Sin embargo, eso no implicaba que el silencio fuese incómodo.

¿Cuanto crees que falta?- pregunta de repente. No sabías si reir o llorar ante ese comentario. Eran sus primeras palabras desde que montó en el coche. Era un comienzo.

Ciertamente, se habían convertido en dos extraños. Ni siquiera en medio de un Apocalipsis eran capaces de entablar una conversación que tuviese el más mínimo sentido. Estaban unidos por un propósito, encontrar a su hija, pero eso no quería decir que hubiese arreglado nada entre ellos.

Aquella situación le deprimía completamente.

-   No lo se.- Respondió tras unos segundos.- Depende de que no nos encontremos un atasco o un accidente en la autopista. En una situación como esta los servicios de emergencia no funcionan así que no hay nadie que se encargue de mantener la carretera libre de obstáculos.-

Su mirada descendió de nuevo al contador del carburante. Ciertamente necesitarían mas gasolina para llegar a Atlanta y eso le preocupaba. Mientras se mantuviesen en movimiento estarían seguros, detener el coche solo les pondría en peligro, pero sin embargo seguían necesitando llenar el deposito.

-   Si todo va bien no tardaremos mucho en llegar.- Prosiguió en un intento de quitarle hierro al asunto.

¿Crees que Cady...?- pregunta, pero no puede continuar. Y es que pensar que su hija podía haber sido mordida por uno de esos seres era algo que Earlene no podía soportar. Pero era una opción a tener en cuenta- ¿crees que Cady estará bien?- formula finalmente.

Y al final la pregunta tan temida había salido a la luz.

¿Cady estaría bien?

Kevin había estado evitando pensar en ello con todas sus fuerzas, o mas bien dicho había evitado decirlo en voz alta. Por que si lo hacia, si expresaba su duda en voz alta, habría la posibilidad a que Cady no estuviese a salvo, que se encontrase en peligro, que hubiese sido mordida, que ahora fuese un caminante errando por las calles atacando a otras personas inocentes, devorando sus entrañas. Y si eso fuese así, si su pequeña fuese ahora uno de esos monstruos devoradores de personas sabia que ambos, Earlene y él perderían la cordura.

-   Sabes que Cady es una chica lista y sabe arreglárselas muy bien sola. - Le respondió haciendo un esfuerzo sobrehumano para sonar completamente seguro de sus palabras.- Atlanta es una ciudad importante, la Guardia Nacional habrá sido desplegada para proteger el campo de refugiados así que en estos momentos la ciudad debe de ser el lugar mas seguro de todo el estado.-

Apretó el volante con fuerza y volviéndose hacia su ex-mujer logro esbozar un conato de sonrisa.

-   Ya veras, seguro que ahora mismo esta sentada tranquilamente preguntándose donde estamos metidos y por que demonios tardamos tanto en dar con ella.- Bromeo en un intento de calmar las preocupaciones que les recomían por dentro.

Por primera vez en mucho tiempo sonrío genuinamente. Si, aquella frase era muy propia de su hija. Cady tenia dieciséis años y tenia el carácter respondón de la adolescencia, pero en muchos aspectos era mas autosuficiente que sus propios progenitores.

Volvió a prestar atención a la carretera intentando aparentar una tranquilidad que no sentía. Tenia que ser fuerte por los dos o se derrumbarían como un castillo de naipes.

Había sido capaz de matar un hombre por su ex-mujer, no había nada que no estuviese dispuesto a hacer por su hija.

Earlene asiente en silencio, aunque no muy convencida con tus palabras. Al fin y al cabo, la situación había cambiado mucho como para tener en estos momentos esperanza. 

La mujer suspira, resignada, sabedora de que poco pueden hacer ambos salvo llegar a Altanta y esperar.

El viaje continúa, con muy poca conversación entre vosotros. Sin embargo, tienes otras preocupaciones en estos momentos mas importantes para preocuparte ahora mismo de lo poco que habla tu ex-mujer: la comida (en estos momentos, no teníais nada que llevaros a la boca) y sobretodo, la gasolina. Tenías la mitad del deposito, pero no sabías cuanto tiempo quedaba para llegar a la ciudad, y si te llegaría. A decir verdad, tampoco sabías cuando encontraría un lugar para repostar. No obstante, eso había que solucionarlo... la idea de quedarte tirado en mitad de la carretera, o peor aún, en algún lugar plagado de no-muertos, era algo que no te apetecía en absoluto. 

Kevin comenzó a estar atento a posibles coches aparcados en el arcén de la autopista. Necesitaban gasolina y suministros, aquella era la única opción que les quedaba y comenzaban a quedarse sin oportunidades de conseguir algo que llevarse a la boca.

Nervioso, tamborileó con los dedos en el volante y le echo un vistazo al rifle de caza que había colocado a mano entre los dos asientos. No era un arma muy pesada, estaba pensada para cazar conejos y algún ciervo ocasional, pero había cumplido su función cuando le había volado la cabeza a Robert. Le había intentado disparar a quemarropa con su pistola, pero Kevin fue mas rápido. Ahora había un carbón menos en el mundo.

Por supuesto, no se alegraba de haber tenido que matar a una persona, pero tampoco lamentaba haber tenido que matar a ese hijo de perra. Aun se acordaba de los cuerpos de los hombres tirados en un rincón del garaje, y las miradas perdidas de las mujeres violadas. No, decididamente Robert Serafin había se merecía su destino.

Irónicamente, en cierta manera se alegraba de que Cady no estuviese en casa cuando toda aquella mierda voló por los aires. Solo de pensar que aquel cerdo le hubiese podido poner las zarpas encima a su hija se le revolvía el estomago.

Parece que estas de suerte, al poco rato de pensar en la situación de la gasolina ves un par de coches fuera de la carretera. Uno esta volcado, el otro empotrado con uno de los árboles... ¿quizás te servirían para tu propósito?

Aminorando la velocidad, Kevin detuvo el taxi cerca de los coches accidentados. Aquella era su oportunidad, si tenían un poco de suerte podrían adquirir todo lo que necesitaban.

-   Muy bien, esta es nuestra oportunidad de conseguir algo de gasolina.- Afirmó mirando a los vehículos situados a pocos metros de ellos.

Como era comprensible estaba nervioso, podían haber caminantes en la zona, pero había estado en el ejercito así que no dejó que las expectativas de peligro minasen su moral.

Cogiendo el rifle miro a Earlene con tranquilidad para que no se pusiese nerviosa.

-  Voy a necesitar que permanezcas en el coche y vigiles el área, ten especial cuidado con la zona de los árboles y si ves algo me avisas.- Prosiguió con voz neutra.- Y sobretodo no salgas del coche ni abras las ventanillas por nada del mundo ¿de acuerdo?-

Pero... ¿a donde vas?- te pregunta, observando la zona con suspicacia. Parecía que no te había escuchado tu primer comentario. A decir verdad, no esperaba que parases en medio de ninguna parte.

Kevin suspiró profundamente.

Comprendía que su ex-mujer estuviese un poco dispersa, después de todo el mundo que conocían se había ido al carajo, su "amante" se había vuelto loco y había muerto con el cerebro desparramado por la pared, y su hija querida estaba dios sabe donde, pero aquella situación ya comenzaba a cansarle. No podían seguir así.

-   Earlene, por el amor de dios...- Respondió intentando permanecer tranquilo.- Esto es importante así que necesito que estés centrada y atenta.-

Volvió a suspirar y explico de nuevo la situación con voz pausada.

-   Lo comprendo, no estamos en nuestro mejor momento, pero necesito...- Tragó saliva.- Necesitamos, estar centrados y vivos para encontrar a Cady, por lo que tenemos que conseguir gasolina y algo de comer y beber.-

Extendiendo la mano señaló a los coches.

-   Voy a intentar sacar lo que necesitamos de esos coches, así que estate dentro del taxi y vigila por si hay peligro...-

Esperó unos segundos para ver si su ex-mujer había comprendido la situación.

Ella asiente ante tus palabras. Había comprendido a la perfección- suerte- musita una vez sales del vehículo.

Caminas hacia los vehículos, concretamente al que se encontraba empotrado, puesto que el volcado deduces que no habría mucha posibilidad de encontrar algo útil. También miras a tu alrededor, esperando no encontrate nada desagradable, mas no ves nada que te haga sospechar que haya caminantes. De momento la cosa pinta bien.

Te acercas al coche, y en el lo mas destacado es el cuerpo de una persona dentro del mismo, en el volante. Parece que no se mueve.

El corazón le palpitaba como el motor de un coche viejo. Todo parecía estar en calma, pero uno nunca podía estar seguro al cien por cien de que no pudiesen aparecer problemas inesperados. En la guerra del Golfo había visto morir demasiada gente por confiarse en exceso.

Bueno, dudaba de que los caminantes fuesen lo suficientemente inteligentes como para hacer una emboscada, pero no lo podía saber con certeza. No es como si alguien hubiese echo puto un estudio sobre el jodido tema, así que desde su punto de vista los caminantes podían ser unos genios de las matemáticas sin que él lo supiera.

Respirando con pesadez, bordeó lentamente el coche mirando a su alrededor, con el rifle fuertemente cogido en sus manos, expectante a cualquier peligro que se pudiese presentar mientras se acercaba al conductor aparentemente muerto. Cuando ya estaba cerca se agachó y miró en los bajos del coche. No tenia ningún interés en que uno de esos monstruos le mordiese en los pies mientras el revolvía el coche.

Por suerte todo lentamente despejado así que se incorporó y cogiendo la manilla de la puerta, comprobó si la puerta se abría mientras, con la otra mano apuntaba con el rifle al conductor muerto.

Abres la puerta del coche, y das un paso hacia atrás cuando la mano del cadáver cae hacia abajo. Apuntas con tu rifle la cabeza del muerto, pero este no se mueve... quizás este muerto, realmente muerto.

Kevin suspiró aliviado, al parecer todo iba sobre ruedas.

Aproximándose al cadáver lo cogió por la parte de atrás de la camisa y lo procedió a mover de sitio alejándolo del vehiculo. Aquella situación le produjo un profundo asco, pero tenía que hacerse. No tenia ningunas ganas de que se moviese de golpe y estuviese cerca de el...

Luego, se aproximó de nuevo al coche accidentado y miró en la parte de atrás comprobando que no hubiesen mas “pasajeros”.

Apartas el cadáver sin mas dificultades... estaba muerto y bien muerto. No se levantaría. Miras hacia la parte de atrás y no ves ningún pasajero oculto. La zona esta limpia.

Kevin chasqueó la lengua con alegría.

-   Bien, bien, bien, vamos a ver que guarda el cofre del tesoro.- Exclamó entre dientes mientras se inclinaba introduciendo la parte superior de su cuerpo en el interior del coche.

Dejando el rifle apoyado al lado de la puerta se asió al volante y con la mano libre saco las llaves del contacto.
Volviéndose a incorporar salió del coche, cogió de nuevo el rifle y diligentemente se dirigió a la parte de atrás del vehiculo. Sin mas ceremonias usó las llaves para abrir el maletero del coche.