Partida Rol por web

Irene se apartó como pudo, rodando sobre si misma para alejarse de aquel loco. Mantenía una mano en el hombro dónde había recibido el mordisco. Su cara denotaba el histerismo que la había apoderado y ver que tras los golpes de Lampkin ese ser seguía como impasible, intentando agarrarla, agudizaba la situación.

Empezó a sollozar.

Viendo la desesperación de Irene, y como aquel tipo no paraba de atacarla, aun estando malherido y tirado en el suelo, le golpeo con todas mis fuerzas en la cabeza, presa de la ira y el miedo.

Golpeo y golpeo hasta que oigo un ¡CRACK! que me deja paralizado... es entonces cuando me fijo más en las consecuencias de mis ataques...

En uno de tus iracundos golpes, notas como el palo atraviesa el cráneo de ese hombre con lo que deja de moverse. La visión de aquel maltrecho hombre con la cabeza reventada asustaría a cualquiera. El palo que has usado como arma esta completamente roto de los golpes asestados, al ser de plástico no tenía mucha resistencia.

Irene se quedó horrorizada ante el grotesco espectáculo, mirando alternativamente al hombre que yacía en el suelo y a Lampkin. Su mirada denotaba horror, estaba paralizada por el shock de la situación. Seguía tapándose la herida con la mano y no podía reprimir varias muecas de dolor.

- ¿E-Esta mu-muerto? - consiguió articular al cabo de unos instantes de silencio.

Miro fijamente el cuerpo inerte que yace a mis pies. Tengo manchas y salpicaduras por todo el traje. Oigo a Irene preguntarme algo, pero apenas puedo reaccionar. Aun estoy estoy paralizado por lo ocurrido en escasos segundos...

Las rodillas empiezan a temblarme, y tengo que quedarme arrodillado para no desplomarme.

- Si... Creo... creo que está muerto... ¡DIos! ¿Pero que está pasando?

Tras unos segundos de desconcierto, dirijo la mirada sobre Irene. - ¿Tu estás bien? Me parecio ver que te mordía...

Irene se destapa un poco la herida, es un mordisco fuerte y sale sangre de la herida.
- Me duele pero me voy a poner bien supongo, tampoco es nada grave. - hablaba con Lampkin pero no podía dejar de mirar de reojo al hombre en el suelo. Conocía a ese hombre de haberlo visto algunos veranos por el recinto y ahora estaba muerto.
- ¿Deberíamos avisar a la policía? - dijo temblando mientras cogía el móvil.

- Si, llama ya a la policia... Este esta muerto... pero fue en defensa propia... Y di que envien también una ambulancia.

Hecho un vistazo a la herida de Irene. No tenía buena pinta... y además, a saber si el tipo este no le había contagiado cualquier cosa... Su aspecto era deplorable.

Tras unos intentos Irene desiste de usar el teléfono móvil. Algunas lineas de emergencia seguían colapsadas, otras ni daban señal.

- Nada - dijo negando con la cabeza, tras los fútiles intentos de establecer contacto con la policía, ambulancias, bomberos, emergencias.. nada. Irene se levantó con problemas, pues estaba un poco mareada y seguía doliendole la herida, al igual que su compañero también tenía miedo que se hubiera infectado o que la herida fuese a peor.
- No me encuentro muy bien, debería curarme la herida - dijo. Cada vez estaba mas pálida, sin duda estaba perdiendo sangre y acusaba de ello.
- Voy a lavarme la herida con agua - concluyó, adentrándose de nuevo hacía el vestuario. - Podrías tapar el cadáver - dijo asqueada de tener un cuerpo muerto ahí cerca - y buscar en algún sitio ayuda o algún botiquín, por favor. - sugirió.

Veo como Irene se adentra de nuevo en la sala del club naútico. Estaba muy palida, incluso para haber recibido una herida así. Prefiero no desanimarla, de modo que simplemente la acompaño hasta el interior, procurando que esté cómoda. No tengo demasiada idea de medicina, y ella parece que se desenvuelbe bien.

- Creo que en la zona de las duchas vi un botiqu´n, voy a ver, tu aprieta fuerte la herida para que no sangre en exceso.

Y me dirijo rápidamente a la habitación de las duchas, en busca de ayuda para Irene...

Buscas en la ducha. Aún puedes ver las manchas de sangre que había y la ropa tirada. No ves nada útil, parece todo recogido. Y no ves ningún botiquín ni nada parecido, en las taquillas tampoco hay nada pues todas están abiertas y sin usar, la única que estaba cerrada es la que abrió Irene para coger unas toallas.

Irene se acerca a una de las duchas y se quita la sudadera que lleva, quedándose sólo con el sujetador puesto. Se acerca el agua a la herida lentamente, haciendo una mueca de reprimido dolor. Sabía que lo primero era lavar la herida para que no se infectase y luego ya si podía encontrar un botiquín, aplicaría yodo o alguna solución para ello. También necesitaría puntos para cerrarla.

- Aghh - musitó. El dolor era muy fuerte, incluso demasiado para ser una mordedura.
Luego alzo un poco la voz para ver si su compañero había tenido suerte.
- ¿Has encontrado algo Lampkin?

- Aquí no hay nada que nos pueda servir... debemos salir de aquí y buscar ayuda... ¿Puedes taparte la herida con algo?

Miro a mi alrededor, y hecho mano de una de las correas de la mochila. - Quizá esto pueda servir para atarte un pañuelo o una toalla limpia sobre la herida con fuerza para evitar que pierdas más sangre. - Deshago el nudo de la correay se lo acerco a Irene. - ¿Podrás caminar? Porque no parece que nos quede otra alternativa... y no me gustaría tener que dejarte aquí sola.

Miro la imagen reflejada de Irene en el espejo, cubierta por la sangre de nuestra lucha y la suya propia, y trago aire con dificultad. Estoy asustado, pero procuro mantener la calma para que ella se tranquilice.

Irene alza el brazo y señala la puerta roja que hay en la entrada del vestuario.
- Has probado de entrar ahí, creo que es un despachito, quizá haya un teléfono fijo que funcione mejor o algo.. - dijo Irene sentada ahora en un banquillo. La toalla que tenía en la herida se ha llenado de sangre y enseguida la cambió por otra.
- Necesito descansar un poco antes de ponerme a caminar.

- ¿No era esa la puerta que no logramos abrir antes? Podría intentar tirarla abajo...

Me dirijo hacia la puerta roja de la entrada del vestuario, tanteándola con el puño.

Obviamente, sigue cerrada.

En fin... esperemos que no me disloque el hombro... Y me lanzo contra la puerta con todas mis fuerzas.

¡¡¡¡PAAAMMMM!!!!

- Auhhh... Eso ha dolido, Irene... pero creo que la puerta no es tan dura...- grito en voz alta para asegurarme de que Irene sigue bien y me contesta.

Tras el duro golpe, revientas la débil cerradura y la puerta se abre de golpe, casi estas apunto de caer de bruces sobre un montón de cosas que hay ahí dentro. Ahora que lo has abierto te fijas que es una especie de trastero, huele a humedad y esta repleto de cosas apiladas. Está lleno de polvo.

Echando un primer vistazo detectas varias cosas:
- Tres bicicletas (deberían ser del vigilante o del que tuviera la llave del trastero). Están viejas pero sirven.
- Todo tipo de mangueras y tubos de plástico.
- Un montón de cajas llenas de archivadores con inscripciones y otros datos del club.
- Un par de cajas de herramientas.
- Recambio para veleros, cabos de muchos tamaños, mosquetones y otras piezas.
- Un botiquín.
- Sillas y otros muebles.

Todo esta bien apilado para que ocupe el menor espacio posible, a primera vista es lo que consigues vislumbrar entre el desorden.

La voz de Irene suena algo apagada, te habla desde las duchas, dónde esta sentada.
- ¿Estás bien? ¿Has conseguido abrirlo? - dijo alzando la voz para que lo oyese Lampkin.
Irene seguía doliéndose de la herida, ya no sangraba pero le ardía muchísimo.
- Espero que no nos descubra nadie - dijo hablando sola. Empezó a temblar, a pesar de que no tenía frío. Le dolía la cabeza, seguramente tenía fiebre.

- Ha habido suerte, he encontrado un botiquín - digo en voz alta y con expresión de alegría. Al fin un golpe de suerte, pienso para mi.

Cojo con rápidez el botiquín, y casi voy corriendo hasta donde Irene está sentada.

- Hay más cosas, un par de bicicletas, herramientas... pero de momento, vamos a curarte esa herida. No tengo ningún conocimiento médico más alla de lo normal, pero se lo básico. Lo primero es desinfectarte esa herida, para evitar problemas. Luego aplicaremos una gasa y la sujetaremos con firmeza. Hay que ponerte puntos, pero prefiero que eso lo haga un médico o un enfermero...

Mientras hablo con Irene, contando lo que voy a hacer para tratar de calmarla un poco, reviso el botiquín comprobando que hay todo lo necesario. - Tambien puedes tomarte estos calmantes - digo acercándole un bote de analgésicos - al menos evitarán que te duela más.

Sin más dilación, abro el botiquín, cojo lo necesario, y comienzo la curación.