Partida Rol por web

Cobos estaba en el servicio cuando oyó el aviso del capitán. Estaba echándose agua en la cara. Cuadno terminó se sentó en la taza del váter, de repente le habían entrado ganas. Por muy fuertes que fueran las turbulencias el se agarraría bien.

Roque inclino la cabeza hacia arriba al escuchar al capitán por los altavoces, en un acto reflejo de prestar atención de donde viene la voz... -vaya, parece que el viaje va ser más entretenido de lo que me imaginaba- ...pensó mientras se abrochaba el cinturón y soltaba la revista en un lateral del asiento, ya que no tenía intención de seguir ojeándola, el hecho de tener que pasar turbulencias lo alteraban un poco. Roque se agarro ligeramente al asiento y así se mantuvo mientras ojeaba a los demás pasajeros, en un intento de distraerse.

Escucho al capitan y obedezco. Diana volvio a abrochar mi cinturon intentando no pensar en los aviones se caen poco pero tambien se caen y rezo sin pronunciar palabra pero moviendo los labios mientras una mano apretaba su colgante y la otra sostenia la biblia contra su pecho.

Le daban miedo los aviones, era algo que intentaba superar, no era un miedo patologico ni una fobia pero no podia relajarse cuando el avion daba bandazos por las corrientes.

Ya habían pasado unas horas y se hacía de noche. Las turbulencias empezaron poco a poco como avisando pero luego fueron una constante durante un buen rato. Había gente que se asustaba, otros que permanecían quietos como una estatua, también los había que estaban impasibles y no les importaba el movimiento o al menos así lo parecía. Lo peor eran las caídas de vacío, cuando el avión atravesaba una bolsa de aire caliente, parecía que caía en picado hasta que las alas volvían a tomar contacto con las corrientes de aire normales que volvían a sujetar el avión en el aire.

Bueno caballero, que bien me habría venido esa copa.

Me aferro fuerte a mi asiento mientras con una sonrisa intento apaciguar mi alma.

El murmullo de los pasajeros en el avión y las cada vez más insistentes turbulencias empezaban a agobiar a Roque, no estaba acostumbrado a viajar en avión y además no le gustaban, pequeñas gotas de sudor empezaban a emerger de su frente... -Parece que hace más calor aquí que antes- ...susurró mientras se desabrochaba el primer botón de la camisa, seguidamente hurgo en su bolsillo y saco un pañuelo con el que seco el sudor de su frente, quedándoselo después en la mano, agarrándolo con fuerza con el puño cerrado por la tensión acumulada.

Diana intento pensar en positivo. Iba a ver a su familia, a su tia Marta y su marido, a sus primos, a sus abuelos... visitar la sagrada familia que tantas ganas tenia de ver, aunque en obras. Sonrio tratando de relajarse y recordo las palabras de su padre

"Nada tienen que temer los que estan del lado del Señor"

Casi pudo escucharlas en sus oidos, con toda la certeza que eran pronunciadas, sintiendose reconfortada por ese recuerdo cerro los ojos e intento dormir para que el tiempo pasara mas rapido.

Aquello era lo más asequeroso que Cobos había hecho nunca. Estaba sentado en la taza con todo el agua golpeándole en el trasero y el papel higiénico volando cerca de su cabeza. Lo peor era que no tenía nada que echarse a la nariz para reirse de todo aquello. El maldito avión no paraba de moverse y el no se podía concentrar para hacer lo que tenía que hacer. Así que decidió levantarse de la taza, subirse los pantalones como pudo y apoyar las manos a ambos lados del servicio para mantener el equilibrio. No quería salir y que las azafatas le echaran la bronca por no estar en su sitio.

Las turbulencias seguían a intervalos, a veces el avión parecía que estaba quieto y de repente venía otra sacudida. Por desgracia no todos los viajes eran tranquilos, aunque seguramente sería cuestión de atravesar una nube o pasar una racha de malos vientos. La gente casi no hablaba, era como si todo el mundo estuviese aguantando la respiración.

De repente se oyó un grito en la parte trasera del avión, la gente se empezó a incorporar de nuevo para ver que estaba pasando. Seguramente sería ese mismo señor que se había desmayado hacía cosa de una hora. La diferencia es que esta vez varias personas se pusieron a gritar. Se empezó a armar un alboroto tremendo y las azafatas empezaron a correr hacía allá atrás, mientras intentaban mantener a los pasajeros en sus asientos.

- Aaaaaaa! - gritó una voz de una mujer.
- Deténganlo! Esta loco! - gritaba otra voz.

Casi habia logrado dormirse cuando un grito volvio a despertarla. Diana se sobresalto en su asiento y abrio los ojos de golpe como si le hubiera caido un jarro de agua por encima. De nuevo se asomo por encima de su asiento para mirar atras pensando que alguien habria perdido la calma o se habria asustado por las turbulencias, perdiendo la cabeza y haciendo alguna estupidez.

Otra posibilidad era que un terrorista estuviera en el avion pero enseguida descarto esa opcion, no queria dejarse llevar por la inmensa sicosis que hacia pocos años habia sacudido el mundo.

Roque se sobresalto al escuchar los gritos procedentes de la cola del avión, exclamando... -¡Pero qué demonios!- ...luego intento levantarse en vano, ya que el cinturón abrochado volvió a sentarlo de un golpe, así que asomo la cabeza por el pasillo... -¿Pero es que va a pasar de todo en este maldito avión?- ...pensó en voz alta mientras intentaba ver algo de lo que ocurría atrás.

Bueno, esto empieza a parecerse demasiado a un ataque terrorista.
Me levanto e impongo mi cuerpo en el pasillo mientras me dirijo al cuarto de baño.
A mi ningún fanático me va a hacer volar por los aires si no es fumándome un cigarro.

Cobos estaba empezando a emparanollarse. Oía gritos fuera y no sabía lo que pasaba. Había visto películas de aviones en las que el héroes se encontraba en el cuarto de baño cuando los terroristas atacaban. Pero esto no era ninguna película y él no era Steven Seagal. Así que puso su pierna contra la puerta haciendo presión y se sentó de nuevo en la taza. No pensó que eso quizás no sería buena idea.

La puerta de la cabina se abrió y salió el que suponíais que era el segundo al mando. Iba medio corriendo por los pasillos esquivando a la gente, para ver que demonios estaba pasando al fondo del avión. Era un tipo joven, alto y rubio, el típico prototipo alemán.

La gente seguía alborotada casi nadie sabía que pasaba pues la visión quedaba reducida porque se había levantado todo el mundo, la gente seguía chillando histérica, algunos porque no sabía que pasaba, otros dando ordenes, otros preguntando e incluso algunos intentaban mantener a los demás con calma propinando gritos igualmente.

----

Taubman te encontraste el lavabo ocupado.

Aporreo la puerta.
Servicio de seguridad, tenemos algunos problemas aquí fuera, por favor necesito que se identifique.
Abra la puerta por favor.
Digo con voz serena pero autoritaria desde detrás de la puerta.

Un hombre pasa por nuestro asiento a toda prisa, no puedo evitar pensar que en otras circustancias me habria gustado pero en ese momento solo penso que si tenia que salir de la cabina debia ser algo muy serio. Mire al compañero de mi asiento, que parecia tan desconcertado como yo, despues segui mirando atras pese a todo el jaleo.

Y una mierda voy a abrir - pensó Cobos. - Lo siento, está ocupado. Aguántese amigo. No estaba dispuesto a meterse en todo aquel follón.

Roque se asombro de ver al copiloto salir a toda prisa hacia la parte trasera del avión, siguiendo a este con la vista y exclamando... -¡¿Ha donde demonios va ese?!- ...cuando lo vio desaparecer entre el alboroto miro al frente... -¡¡esto es de locos!!- ...dijo, luego se desabrocho el cinturón con prisa y torpeza, intentando levantarse varias veces sin haberlo desabrochado aún y mientras decía... -Ya me he cansado de tanto jaleo y de que no sepamos nada, voy a ver qué demonios pasa ahí atrás, sino no me quedare tranquilo- ...por fin se libero del cinturón y se apresuro a ver qué pasaba en la parte trasera del avión.