Partida Rol por web

No sabíais a ciencia cierta hacía dónde os dirigíais pero seguíais el sonido de aquella alarma. Llegasteis hasta una de las tiendas del paseo marítimo de ese pueblo costero y visteis como alguien había roto el cristal, para entrar a robar - suponéis - al no ver a nadie, seguisteis vuestro camino pues pudisteis apreciar como al fondo del calle se asomaban dos figuras mas, de andar torpe que se dirigían hacía vosotros.

Seguisteis pedaleando hasta quedaros exhaustos como si quisierais huir de esa pesadilla que parecía perseguiros . La noche iba entrando poco a poco y empezaron a iluminarse automáticamente algunas farolas de aquel pequeño pueblo en el que os encontrabais. Llegasteis una encrucijada y visteis como dos personas se acercaban corriendo, en un primer impulso estuvisteis apunto de salir corriendo pero poco a poco visteis que eran conocidos.

Salisteis corriendo de aquella panda de personas infectadas que os perseguían. Al principio llegasteis a temer por vuestras vida, pues parecía que os iban a alcanzar, pero haciendo uso de vuestro cerebro - cosa que ellos no parecían tener - buscasteis algunas rutas mas complicadas y les barrasteis el paso como pudisteis, haciendo caer basuras y otros restos en medio del camino.

Vuestra carrera siguió hasta quedaros exhaustos, la adrenalina os había mantenido con fuerzas para correr, pero ahora ya habían pasados unas horas y estaba entrando la noche. Ya no os quedaban demasiadas energías pues habíais corrido como si quisierais huir de una pesadilla. A medida que caía la noche se iluminaban algunos postes de luz, en el momento que llegasteis a una encrucijada, dónde pudisteis ver a dos personas en bicicleta, os resultaban familiares.

Por un instante pensé que aquella silueta pertenecía a una de esas espantosas criaturas, afortunadamente no, pero la situación en éste lugar no era la mejor, si las personas estaban irrumpiendo en las tiendas, la situación sin duda, era crítica.

Me detengo por un momento, sentía mi garganta seca, necesitaba beber algo, pero no podíamos detenernos aunque el cansancio ya era notable, primero debíamos encontrar a Liz y Marcos, tenía que asegurarme que estuvieran sanos y con vida.

Mi corazón da un vuelco al ver esas dos figuras. Retrosedo unos cuantos pasos sin apartar la mirada de ellas. Su paso parecía lento, similar al del zombie del muelle y al de la playa ¿Debíamos retroceder?

Comenzaban a correr hacia nosotros, no eran zombies y sus movimientos eran tan familiares... Sonrío y dejo caer la bicicleta, para luego comenzar a acercarme a ellos, con cierta cautela, pero tenía una buena corazonada.

-¿Marcos? ¿Liz? ¿Son ustedes?-

Bajo de la bicicleta, despues de ver a Isabel bajar y correr hacia sus amigos. Afortunadamente, es relativamente sencillo distinguir a los monstruos por su forma de caminar y gemidos, y aun en la penumbra de la noche que cae, está claro que las dos figuras que se dirijen corriendo hacia nosotros eran humanas.

Sin compartir el entusiasmo de Isabel por el reencuentro (al fin y al cabo, apenas les conozco) camino junto con mi bicicleta, mirando hacia los lados, esperando cualquier sorpresa de las casas y callejones entre los que nos estamos adentrando.

Un rugido en mis tripas me recuerda que llevo demasiado tiempo in comer, asi que rebusco en la mochila por si algunas de las barritas de cereales que suelo llevar en las excursiones había escapado de las garras de mi agresor de hace dos días.

-Corre, sigue corriendo- se decía una y otra vez, prácticamente arrastraba a Liz quien estaba agotada. Por suerte ellos se iban ayudando, si uno tropezaba la mano del otro lo ayudaba a levantarse. No querían ver para atrás, escuchaban los tropiezos y gemidos hambrientos de los zombis. Luego dejaron de irlos, pero aun así siguieron y siguieron. Hasta que vieron que las luces comenzaron a encenderse. Un segundo para tomar aire y mirar a su alrededor fue suficiente para ver a dos en bicicleta. Uno de ellos se acerco corriendo. Era Isabel.

-Jaja que gusto de verte- exclamo marcos yendo a su encuentro. A pesar del grato momento no dejo de mirar para todos lados. Sentía esa opresión aun, como que cada paso que daba podría llegar a ser el último. Le da un fuerte abrazo, el cual relaja un poco su tensión, luego se separa y mira a su alrededor una vez mas. Observa a Romo quien se acercaba comiendo algo-. Me alegro que ambos estén bien. Esto es un desastre.

Aprieta con fuerza el palo de la sombrilla que tenia en las manos, mas de una vez esta rudimentaria arma le salvaría la vida. Con algo mas de atención mira a sus amigos, tratando de ver si tenían alguna herida o como estaban de ánimos.

-No encontramos casi nada y nos persiguieron cuando conseguíamos ropa. Al parecer los atraen los ruidos fuertes. ¿Que paso con tu compañera?- pregunta mirando a Romo.

Aparentemente no tienen ninguna herida, están sudados y exhaustos por haber estado corriendo con la bicicleta pero nada mas.

Os habéis encontrado en un cruce de calles, de una zona residencial de aquel pueblo costero. En vuestra huida desesperada no os fijasteis demasiado bien hacía dónde os dirigíais pero tampoco os parecí ver actividad. Vuestros compañeros estaban exhaustos y sudados de haber estado corriendo y pedaleando para huir de esos seres.

Ahora que tomáis unos instantes para descansar, os dais cuenta de lo poco y mal que habéis dormido el ultimo día y que apenas habéis probado bocado desde que empezó todo esto. Vuestras fuerzas están casi agotadas y el caer de la noche no hace mas que acuciar esas carencias.

Miro a Marcos con la mirada distante, lejana, como más pendiente de lo que hubiera detras de ellos. Mi aspecto no era bueno, pero no peor que la última vez que nos vimos. Aun tengo manchas en la ropa de sangre y salpicaduras... y seguramente mis ojos aún estarán con sintomas de haber llorado.

- No... No logramos ayudar a Irene... Tuve que... terminar con ella - digo mientras me paso la mano por el pelo, claramente nervioso.

Una vez confirmado que no hay peligro inminente en el horizonte, me fijo un poco más en Marcos y Liz. Ambs parecen agotados.

- ¿Que os ha ocurrido a vosotros? Parece que la situación va a peor...

Sus palabras vuelven a golpear a Marcos, sobre todo esas que dicen “acabar con ella”, estaba a punto de preguntar, pero decidió no hacerlo. Era obvio, aquello era como esas películas malas de zombis, te muerden y estas muerto…

-Siento lo de tu amiga-. Le dice en voz baja-.Nosotros asaltamos una tienda por ropa, la alarma se activo y genero un gran alboroto, eso atrajo una gran cantidad de zombis y tuvimos que correr.

Nota que Romo se agarra el estomago, como para contener algo. Hambre. Se dio cuenta al sentir su propio estomago protestar por la falta de alimento. Se acordó de las provisiones que llevaba. Gracias a dios era previsor.

-Si conseguimos un lugar donde descansar podremos comer algo, tengo algunas cosas que nos serviran. Pero tenemos que estar en algún sitio bien protegido y pasar la noche. No quiero deambular por ahí a oscuras. ¿No vieron nadie más? Me refiero a alguien vivo.

La sonrísa que dibujaba mi rostro se hizo más amplia al verlos cada vez mas cerca mío. Estaba entusiasmada de verlos y por ello, me lancé hacía Marcos, para darle un fuerte abrazo.

-Me alegro de que estén bien...- susurro cerca a su oído. Me aparto lentamente de él, sin antes mirarle a sus ojos y sonreírle una vez. Luego, con la misma emoción abrazo a mi amiga -espero no tener que separarme nuevamente de ambos- le digo al tiempo que me apartaba de ella.

La pregunta de Marcos a Romo me hizo estremecer al recordar aquel momento. Lo miro con cierta tristeza, sabía lo doloroso que había sido para él, ojala pudiera hacer algo por él, para calmar su angustia, pero sabía que aquello era imposible.

Encontrar un lugar seguro para pasar la noche, era lo indicado, descansar y comer algo, para así recobrar energía.

-Marchemos pronto, antes de que anochezca mas, no quiero encontrarme con uno mas...- me acerco a mi bicicleta, la tomo por el manubrio para comenzar a caminar.

Al estar nuevamente al lado de Romo, le doy unas palmaditas en su espalda, para animarle un poco.

Esta situación era nueva, todo era muy extraño. Todos habíais experimentado el silencio alguna vez u otra, pero este silencio era totalmente diferente. Al vivir en ciudades, nos acostumbramos a ruidos de coches, aviones, gente por la calle y todo tipo de ruidos que al final nuestra mente acababa omitiendo. Pero en este caso realmente no se oía nada de nada, la ciudad parecía como abandonada.

Por esa razón cuando oísteis un sonido lejano que se acercaba os quedasteis todos de piedra. Podíais oír un coche que pasaba cerca de vuestra posición, quizá a una o dos calles. No había nada de raro en eso sino fuera por todo lo que habíais visto y pasado en las ultimas horas. Al parecer iba con prisa y enseguida el mismo sonido que al principio se acercaba a vosotros, se acabo alejando y desapareciendo por el otro lado.

Eso sí, el ruido provocado por ese coche parecía que había despertado a algunos habitantes de ese pueblo, esa gente infectada a la que llamabais zombies, parecían moverse por el ruido y quizá los olores. Aunque eran torpes no se cansaban y algunos incluso podían correr, si es que su estado de descomposición no era muy avanzado.

Un sonido lejano crece a la distancia. Normalmente no le habrían prestado atención, pero en la situación actuar, el silencio sepulcral y el hecho que sus sentidos estaban mas alertas a causa del peligro constante, hizo que parecía que sonaba una campana justo al lado de sus oídos. Para Marcos fue un como si le apretaran el corazón con una garra de hielo, aun tenia muy vivo el recuerdo de su asalta a la tienda de ropa, de no haber echo caso a su instinto que le decía que tenia que salir de allí lo mas rápido posible, de seguro ya estarían muertos…o algo peor. Tenían que esconderse y rápido. Si los zombis pasaban en persecución de ese sonido, tal vez los ayudaría. Pero si los detectaban…

Miró a su alrededor. Estaba cansado, con hambre y corto de ideas.

-¡No!- se dijo con bronca-. Ya pase por hambre, trabaje hasta el cansancio cuando apenas era un chico, no me voy a rendir. No importa lo que tenga que hacer. Voy a sobrevivir.

Las casas. Si encontraban alguna accesible tal vez podrían entrar. Pero desecho esa idea al recordar su último intento de entrar en un lugar cerrado. Tal vez si trepaban y llegaban al techo, allí podrían comer y dormir en relativa tranquilidad. Esas cosas apenas podían correr y cualquier obstáculo era insalvable para ellos. Si, tal vez tenían una posibilidad.

El ruido provocado por un automóvil a lo lejos me hace reaccionar de mi apatía y cansancio tras haber reencontrado a Marcos y Liz.

- Marcos, ¿no habeis visto a nadie más en la ciudad? Me parece sorprendente que se hayan ido todos... o peor aún, que todos se hayan convertido en... monstruos...

Al igual que él, busco a mi alrededor algún edificio, alguna tienda, algún sitio que pueda resultar seguro. No me apetecía lo más mínimo seguir aventurándome en un lugar desconocido, hambriento y cansado.

- Venga chicos, busquemos refugio.

Comenzaba a caminar lentamente, llevando la bicicleta a un lado. No me había percatado del silencio que nos rodeaba. Un escalofrío recorrío mi cuerpo, sentía miedo y deseaba encontrar un refugio lo antes posible.

El ruido de un coche en la lejanía, hizo que me sobresatara, llevando una mano al corazón del mismo susto. Sin duda, no estábamos solos, habían mas personas y quizás huían de aquellas criaturas.

-Podríamos refugiarnos en una de esas viviendas- señalo hacia un lado de la calle -o tiendas, no estoy segura de lo que son. Necesitamos descansar y escondernos, en cualquier momento saldrán. ¿Qué opinan?

Marcos miro a Isabel y a Romo agradeciendo que todos tuvieran la misma idea. Que todos piensen de forma práctica era muy importante si querían sobrevivir. Miro primero a Romo y le dijo muy serio.

-No hemos visto a nadie, solo a ustedes. Esta ciudad está muerta…

Sonaba mal y terrible, pero era el sentimiento que le despertaba toda esa situación. Luego miró a Isabel y asiente mientras, a su vez, señala hacia las casa más cercanas.

-Si podemos subir podríamos llegar al techo, ahí no nos agarran seguro. Digo eso por si suena una alarma. Ya me pasó.

Dijo con una sonrisa picara, aunque era más que nada para relajar el ambiente.

-Romo, ¿tenes algun arma o algo asi?- luego señala su palo de sombrilla con punta-. Tengo esto, cualquier cosa nos sirve...

Mientras más de ellos se pudieran defender mejor.

Echo un vistazo a las casas de los alrededores. Será mejor buscar alguna que no tenga alarma que haga de reclamo para todos los monstruos...