Partida Rol por web

The Worst Day Since Yesterday 

Voy caminando y mirando como los cuervos se ensañan en beberse los fluidos de las cuencas oculares de la incontable cantidad de muertos que tenemos alrededor...

Veo ratas corriendo entre los escombros y sobre todo cucarachas, recuerdo lo que leí en un libro de curiosidades una vez. "La cucaracha es el único ser vivo capaz de sobrevivir a un holocausto nuclear".

Unos seres tan inútiles como las cucarachas han sido seleccionados para la siguiente fase de la evolución junto con un puñado de humanos, parece un chiste malo.

Sigo caminando delante de James, pensando que podriamos haber muerto en ese encuentro. Tendremos que andarnos con más cuidado.

El camino se hace horrible. Desde el... "encuentro" con los militares, no os habéis cruzado con nadie más. La ciudad está acongojantemente silenciosa. Un silencio que os atormenta el alma. A veces os parece oir alguna ventana o puerta que se cierra, pero quizás sea algún cascote desprendiéndose. A lo lejos, varios focos de incendios destacan con columnas de humo negro como si fueran marcadores en un mapa en tres dimensiones. No habéis topado con ningún incendio y no parece que el centro comercial esté en llamas. De momento.

El sol os ha desidratado más rápido de lo que habíais supuesto en un primer momento. De los tres litros aproximados de agua que Jason encontró entre las cantimploras de los militares ya solo apenas quedan dos, y siendo muy optimistas. De cualquier manera, el centro comercial tendrá botellas de agua a cientos. Es lo bueno de los centros comerciales y del consumismo: Habrá máquinas expendedoras cada dos pasos.

La silueta característica del típico centro comercial destaca por encima de la breve "zona verde" que lo rodea; una zona que se convirtió los últimos tres años en una zona permanente de acampada para los refugiados que llegaban de todas las partes del país. Ahora las tiendas están rotas y agujereadas por la metralla de las explosiones o por los corrimientos de tierra cada vez más frecuentes (aunque por ahora, desde los bombardeos de la noche, no parece haber habído ninguno). Apenas hay nada que salvar allí. Los refugiados morían de hambre incluso al principio de la Guerra.

El edificio en sí tiene alguas grietas y agujeros; y parece que una de las bombas cayó directamente a través de la gran cúpula central; la cual ahora no es más que una simple estructura de metal rota y curvada. No parece el lugar más seguro de la Tierra, pero... ¿cuál lo es en estos momentos? Aún estáis demasiado lejos como para distinguir si hay gente dentro o no. De cualquier manera, sería bueno extremar las precauciones. Tiempos desesperados, medidas desesperadas. Y sabéis que no sois los únicos desesperados.

Y ahí estáis vosotros. De pie, delante de la verja doblada y distorsionada del Centro Comercial. Ante vosotros se extiende el parking, lleno de coches destruidos, aparcados o simplemente abandonados en una interminable cola que nunca llegó a salir del centro comercial. Y en el centro de todo, un trozo de un cartel gigante roto por una explosión, en el cual ahora solo se puede leer: "...bombardeamos los precios!".

El camino se hace horrible. Conforme vais dejando el ruido del río arrastrando escombros, la ciudad os va pareciendo cada vez más silenciosa. Un silencio que os atormenta el alma. A veces os parece oir alguna ventana o puerta que se cierra, y os invade la esperanza de que haya alguien más con vida, pero quizás sea algún cascote desprendiéndose. A lo lejos, varios focos de incendios destacan con columnas de humo negro como si fueran marcadores en un mapa en tres dimensiones. No habéis topado con ningún incendio y no parece que el centro comercial esté en llamas. De momento.

El sol os ha desidratado más rápido de lo que habíais supuesto en un primer momento. La botella de agua que Edgar llenó en el Bunker, la única que tenéis, se gastó hace ya tiempo, y la lengua se os comienza a secar, dejándoos esa sensación pastosa en la boca, ese modo que el cuerpo tiene el cuerpo de decirnos que nos hace falta agua. Un agua que no tenéis. De cualquier manera, el centro comercial tendrá botellas de agua a cientos. Es lo bueno de los centros comerciales y del consumismo: Habrá máquinas expendedoras cada dos pasos. Si no tuviérais tanta sed, saldíais corriendo hacia la primera máquina expendedora de los alrededores; pero habéis perdido un tiempo precioso en el río, no sabéis si realmente os dará tiempo de volver y no queréis arriesgaros a que os coja la noche. Y todo lo que ella conlleva.

La silueta característica del típico centro comercial destaca por encima de la breve "zona verde" que lo rodea; una zona que se convirtió los últimos tres años en una zona permanente de acampada para los refugiados que llegaban de todas las partes del país. Ahora las tiendas están rotas y agujereadas por la metralla de las explosiones o por los corrimientos de tierra cada vez más frecuentes (aunque por ahora, desde los bombardeos de la noche, no parece haber habído ninguno). Apenas hay nada que salvar allí. Los refugiados morían de hambre incluso al principio de la Guerra.

El edificio principal parece estar en "buen" estado; cosa que no se puede decir de uno de los anexos, que ha desaparecido completamente. No parece el lugar más seguro de la Tierra, pero... ¿cuál lo es en estos momentos? Aún estáis demasiado lejos como para distinguir si hay gente dentro o no. De cualquier manera, sería bueno extremar las precauciones. Tiempos desesperados, medidas desesperadas. Y sabéis que no sois los únicos desesperados.

Y ahí estáis vosotros. De pie, delante de la verja doblada y distorsionada del Centro Comercial. Ante vosotros se extiende el parking, lleno de coches destruidos, aparcados o simplemente abandonados en una interminable cola que nunca llegó a salir del centro comercial. Y en el centro de todo, un trozo de un cartel gigante roto por una explosión,en el cual ahora solo se puede leer:  "...precios por los suelos!".

Os detenéis un segundo antes de aventuraros en el Centro Comercial y miráis al cielo. El sol ya ha recorrido más de la mitad de su camino normal, y comenzáis a sentir una sensación de vacío en el estómago. Calcuáis que serán aproximadamente las 13:00.

Miro a Jason y despues me acerco a la verja,o al menos lo que queda de ella.La empujo con la mano y empieza a chirriar mientras se mueve.Es el unico sonido en el silencio que impera en el parkin.la mole destruida que antes era un centro comercial ocupa mi vision,y el cartel destrozado a un lado,como una burda parodia no consigue sacarme ni una sonrisa.Hoy al menos no.

Echo a andar por el parkin,atravesando los coches,sin detenerme a mirar dentro.Estamos al lado de un centro comercial,¿Que narices puede haber en esos coches que no podamos encontrar dentro?¿Crees que tendran puesto el aire acondicionado?Porque yo me estoy muriendo de calor.La verdad es que ya estoy empezando a acusar los efectos del sol y el racionamiento del agua.¿Es que va a ser todo asi a partir de ahora?

Miro a James. No se lo que tendrán, pero lo que si se es que cualquiera de esos coches nos vendría de perlas para sacar la comida de aqui y llevarla al siguiente refugio. ¿Qué tal si intentamos arracancar primero uno de los coches y luego entramos a por la comida?. Seguro que alguno tiene las llaves puestas.

Mientras le digo esto a James hago una pausa para echarle un trago a una de las cantmploras. Estaba sediento. 

- Bueno, ya estamos aquí. - digo lleno de un optimismo que en realidad no siento - Creo que es el momento de adentrarse en esta nueva odisea.

Entonces me adelanto a mis compañeros y busco una entrado factible y "segura" al centro comercial. <<Espero que dentro haya provisiones...>>. En una puerta automática (o lo que queda de ella) veo mi propio reflejo <<¡Qué desastre! ¿Cómo pudo el mundo llegar a esto?>> Todo este tipo de preguntas y dudas me surcan el pensamiento mientras entro absorto en el local. Entonces me paro, miro hacia atrás, y espero a mis compañeros...

¿Alguna preferencia? Si encontramos cosas utiles tendremos que contar el peso para llebarlas de vuelta, encontrar un carrito seria de ayuda, al menos durante un buen tramo del camino.- Señalo siguiendo de cerca los pasos de mi amigo.

 Mientras avanzáis por el parking es bastante obvio que veis cómo muchos coches tienen aún bolsas de la compra (algunas más, algunas menos revueltas) en sus maleteros y en sus asientos traseros. Algunos coches incluso conservan a sus antiguos dueños atrapados por el cinturón de seguridad. Y sí, muchos de ellos aún conservan las llaves; aunque puede parecer imposible conducir con los caminos tan atestados. Haría falta algo grande (MUY grande) para poder moverse con libertad por encima de todo aquel caos.

 Ante vosotros, las puertas de cristal automáticas son ahora meros marcos de aluminio. La puerta que tenéis más cercana tiene una enorme grieta vertical que se pierde por el techo del edificio. Tendréis que tener cuidado de dónde pisáis.

 Alex atraviesa el marco de aluminio que una vez fue una puerta automática de cristal. Junto a él, una máquina rota de refrescos esparce sus tripas por el suelo. El joven, sediento, se acerca a una de las latas, la abre con ansiedad y comienza a beber. Justo en ese momento, Yedra está atravesando la entrada del Centro Comercial (cuyo interior parece mantenerse medianamente en pie) y el cambio de luces hace que quede unos segundos desorientada mientras sus ojos se acostumbran a la penumbra del interior.

 En mitad de aquel silencio, el disparo suena como un trueno, haciéndose eco por todo el Centro Comercial. La lata que está bebiendo Alex salta por los aires con un agujero de entrada y otro de salida, esparciendo su pegajoso contenido encima del muchacho. A unos diez metros, una mujer de mediana edad con los pelos alborotados y varios cortes en las mejillas y los brazos sostiene con ambas manos temblorosas un revólver humeante.

 -¡No toquéis nuestras latas, sucios ladrones!

La mujer lleva un zapato de cada tipo, las medias llenas de carreras y agujeros. Una falta lisa por debajo de la rodilla y un suéter a medio rasgar. En otro momento, habría sido una persona medianamente normal que, como muchos otros, perdió la cabeza a la vez que la Tierra.

Miro a mi alrededor y observo la inmensa cantidad de cadaveres, observaba a la vez que iba a ser dificil conducir entre tanto caos. Miré a James y le dije Vamos a necesitar algo más grande que un coche si queremos salir de aqui con las provisiones, quizá en la zona de almacenaje tengan algunos camiones de reparto aún.

¿Qué tal si echamos un vistazo?

- Señora no somos ladrones, no sabiamos que las latas eran suyas... a decir verdad es la primera persona que vemos despues de...- No se como calificarlo.- De lo que paso a la ciudad. No tenemos intencion de lastimarla.- digo intentando que se calme.

Creo que seria mejor que buscasemos la comida y luego los camiones.Yo me estoy muriendo de sed,y tengo ganas de beberme una cerveza y comer algo que no sean barritas energeticas.Luego,cuando hallamos recuperado fuerzas iria a buscar un camion o algo para salir de aqui,y algo para llevar la comida al camion.Me paro a pensarlo un momento.Aunque,tener un camion de comida llamara la atencion de cualquiera que halla sobrevivido.Y podriamos llegar a tener muchos problemas.

Muy bien, vayamos a por la comida, tienes razón yo también necesito comer algo. Dicho esto, me doy media vuelta y camino en dirección al supermercado y traspaso la puerta d cristal.

Intento no hacer mucho ruido para escuchar lo que aguarda dentro. Saco el arma que encontré al soldado.

- ¡Maldita sea, Rose! Cálmate.

Un hombre de mediana edad aparece justo detrás de la mujer y, con un movimiento suave pero firme, le arrebata el arma de las manos. Se la guarda y se dirige a vosotros ofreciendo su mano a modo de saludo.

- ¡Bendito sea el cielo, no sabíamos que había más gente viva! Me llamo Paul y esta señora es Rose. Está algo trastornada por todo lo que ha pasado... Ha visto morir a su marido y a su hija aplastados por un trozo de centro comercial... Pero todos hemos perdido a alguien, ¿verdad? Acepten mis disculpas por ella. Por favor, venid; tenemos agua y comida y, por ahora, la estructura del centro comercial parece aguantar.

Dicho esto, Paul coge a Rose de la mano y le susurra unas palabras con cariño y firmeza. En otra época habría sido un excelente maestro.

 Dentro se nota aún más que el edificio ha sido seriamente dañado. Muchas de las tiendas tienes pegatinas y/o carteles de "CERRADO". Por todas partes y de todas las formas y tamaños, las grietas recorren el complejo. Hay una cantidad alarmante de cadáveres y distintos productos (entre ellos alimentos en mejor o peor estado) esparcidos por aquí y por allí. A los pocos pasos os dais cuenta de que esto no va a ser seguro y de que un carro de la compra solo os dificultaría aún más el camino.

 Unos pasos más adelante, un modesto plano del centro comercial os indica dónde estáis...

Hey James, digo entre susurros, pareces que vamos a tener que cruzar todo el centro comercial... dios, mira todo lo que hay... siemprehe soñado con quedarme encerrado en uno de es estos y poder coger todo lo que quisiera... pero en mi sueño no habia cadaveres por todos lados.

Empiezo a caminar hacia la (T), mirando hacia los lados para no llevarme ninguna sorpresa, estoy alerta. Todos los supervivientes deben haber tenido la misma idea que nosotros, así que no seremos los únicos buscanod comida en este sarcófago gigante.

Veo que Jason empieza a andar,y mientras camina busco por algun lugar una birra que poder llevarme al gaznate.Aparto cadaveres,y miro desde fure hacia el interior de las tiendas,pensando en cuanto necesito un descanso.Pero veo que Jason se aleja,y echo a correr detras suyo.¿Crees que por aqui habra alguna tienda de armas?Quizas podamos hacernos con una para mi.La verdad es que me siento mal teniendo que depender de ti.