Partida Rol por web

Prólogo: El Día del Juicio Final

Por fin llegó el día que todos temíais. Por fín llegó el día en el que el último país beligerante lanzó sus últimas bombas contra la última nación de la Tierra: Vosotros. Por si la humanidad no tenía ya suficiente con las lluvias que duraban semanas, con los terremotos que destruían países y con los huracanes que borraban ciudades del mapa; el Hombre tenía que pelearse.

Las sirenas que avisan de un ataque aéreo os paralizan a todos, donde quiera que os encontréis. La población entera contiene la respiración durante unos instantes que se os antojan eternos, y miran al cielo con el terror más profundo reflejado en sus rostros.

Uno segundo después, decenas de puntos brillantes aparecen en el cielo con largas y finas colas de humo. Una mujer grita de terror en algún lugar; un grito que rompe el tenebroso silencio en el que se había sumido la ciudad; un grito que os acompañará el resto de vuestras vidas.

Al instante todo se precipita. El primer misil hace impacto en la parte alta de un edificio. Casi como una bandada de pájaros, todo la ciudad corre buscando un lugar en el que ponerse a salvo. Vosotros también.

Durante meses habéis pensado en ese día, en cómo reaccionaríais, en cómo actuaríais... Pero ya no pensais en nada. Solo corréis. Corréis por vuestras vidas. Os parece pisar a otras personas, pero no podéis estar seguros. Hay muchos escombros por los suelos.

Y de pronto veis un refugio antimisiles, de esos que tenían los paranoicos en los patios traseros de su casa. ¿Quién iba a decirle unos meses atrás que realmente les harían falta? Al estar medio escondido entre la descuidada vegetación del jardín la gente no parece reparar en él.

Al acercaros, uno de los misiles impacta muy cerca y os cae al suelo. Es ahora cuando os veis por primera vez: Cinco personas demasiado jóvenes como para tener que pasar por esto. Cinco completos desconocidos a los que no les quedará más remedio que ayudarse para sobrevivir. Aterrorizados, corréis y ayudáis a un pobre viejo que intenta desespreadamente abrir el refugio y os introducíis todos en él.

Rápidamente, cerráis la puerta tras vosotros mientras las bombas siguen cayendo a vuestro alrededor. Fuera, los gritos de terror son ahogados por las explosiones. El polvo os cae en la cabeza mientras los misiles destrozan la ciudad a su alrededor. Y la noche no ha hecho más que comenzar.

Es el último día del mundo que conocéis. Es el último día de la humanidad. Es el Día del Juicio Final.

James estaba sentado en un banco,viendo el hermoso dia que hacia cuando empezaron a sonar las sirenas.Habia viajado bastante,sobre todo en los ultimos años,con lo que sabia que significaba ese ruido.Aqui no,este era el unico sitio seguro.Comenzo a lamentarse James mientras la gente se quedaba paralizada de miedo a su alrededor.El se levanto y echo a correr rapidamente,empujando a cualquiera que estuviese en su camino,mientras los demas miraban embobados las luces del cielo.Es entonces cuando impacta el primer misil

De repente todos parecen salir de un sueño y echan a correr,pero para entonces James ya esta lejos.Ve como los edificios se desploman ante las explosiones.Un espectaculo realmente alucinante si no fuese por el peligro que conlleva estar siquiera cerca suyo.La gente incluso antes miraba por la television esos edificios desplomarse solo por diversion.¿En que no hemos convertido?.Mientras ese pensamiento cruza la cabeza de James un misil impacta cerca suyo.Es entonces cuando se fija en el resto de personas que le acompañan.Y tambien en el viejo que intenta abrir el refugio.El joven buscavidas se abalanza sobre el anciano,apartandolo para poder abrir el el refugio.Con ayuda del resto al final consiguen entrar.Una vez ya a salvo,o al menos todo lo a salvo que se peude estar,James se gira y observa a sus nuevos compañeros.

-Bufff,ha faltado poco.-dice,casi bromeando.-La verdad es que....-Una bomba estalla cerca y James enmudece.Su habitual chuleria desaparecen como el agua por un desague.Pasados unos instantes recobra el valor suficiente para decir.-Soy James,¿Quienes sois vosotros?.-Despues se recosta un poco contra una pared y espera a oir hablar a los demas.

Busque un lugar donde la guerra aun no hubiera llegado, o al menos no la hubiera golpeado muy fuerte. Vi los edificios altos en pie y respire ondo. Por primera vez en mucho tiempo sonrei pero duro poco. Las sirenas, las malditas sirenas, volvieron a encogerme el corazon.

Mire al cielo esperando ver aviones pero solo vi puntos de fuego rasgando el cielo, misiles, muchos, demasiados. Eran como una lluviade fuego.

Me quede paralizada un segundo sin creer que estuviera pasando. Sabia lo que podia hacer uno solo de ellos, tantos significaba que esa bonita ciudad arderia hasta los cimientos. Mire a mi alrededor intentando atesorar en una imagen como era un edificio en pie, temiendo que despues de aquello no volveria a ver otro, tal vez en mi vida.

La primera explosion me hizo reaccionar. Mi vida seria realmente corta si no corria ¿Pero acia donde? No conocia la ciudad y en mitad del caos era dificil moverse.

Un empujon especialmente fuerte me tiro al suelo, hubiera muerto aplastada si no hubiera rodado bajo un coche y aun asi recibi varias marcas de suelas en mi cuerpo.

Adolorida contemple impotente el caos y la muerte a mi alrededor. Las explosiones se sucedian, cada vez con mas frecuencia, mas cercanas. Quedarme alli era la muerte, correr no me aseguraba la salvacion pero era mejor que quedarse y rezar a un dios sordo.

Al salir de mi escondite segui al primer chico que vi pasar corriendo, no sabia donde iba pero seguramente tendria mejor idea que yo para buscar refugio y asi fue.

Encontro uno y aunque la puerta se resistio al principio pudo abrirse finalmente. ¿Quien hubiera pensado que una construccion casera resistiria un bombardeo? Yo no las tenia todas conmigo, miraba al techo con cierta desconfianza, habia visto doblarse el acero como si fuera papel en mas de una ocasion.

A mi alrededor perfectos desconocidos con los que compartiria mi destino dentro de ese humilde bunker.

- Me llamo Yedra.- digo sin venir a cuento de nada, despues de todo nunca se me dio bien iniciar conversaciones.- ¿Estais todos bien?

Por fin, el momento que estaba temiendo desde hace tanto tiempo. El unico sitio que quedaba en pie empieza a ser destruido. La gente empieza a correr en todas direcciones, como si eso las fuera a salvar. Yo me quedo inmovil mirando las explosiones a lo lejos, mientras pienso que lo mejor sera rendirse de una vez. Llevo mucho tiempo esquivando la guerra, desde mi desercion, una guerra de la que nadie iba a salir victorioso.

Comienzo a caminar despacio por la ciudad, ya nada importa. Toda la gente que conocia esta muerta o no tardara mucho en estarlo, asi que para que molestarse? Una chica cerca de mi cae al suelo, pero consigue rodar debajo de un coche y alargar asi mas su sufrimiento. Veo a unos tipos intentando abrir un bunker hasta que lo consiguen, entrando para poder sobrevivir. Sobrevivir? En ese instante mi cabeza vuelve a su lugar, mis padres no me criaron para que me rindiera a la minima ocasion, y menos si el destino me esta poniendo la solucion delante de mis narices.

La chica de debajo del coche sale y entra en el bunker. Me decido y acabo entrando yo tambien. Alli, un grupo de desconocidos empieza a presentarse, tal vez para reducir un poco el miedo y la tension.

Me llamo Edgar y no, no estoy bien. Ninguno estamos bien. Estamos realmente jodidos.

  Todo era un poco extraño aquel día. Nada se movía. La lluvia cesó, el viento no soplaba, incluso los pájaros estaban escondidos. Yo volvía de mi colegio, y todo empezó a cambiar. Las alarmas sonaban sin parar, y el ataque se preveía inminente. Yo no sabía que hacer, pero todo fue muy rápido. Empezaron a sonar explosiones por todos lados. Sin saber siquiera de donde venía el sonido, comencé a correr. A pocos metros de mí, una chica pelirroja cayó al suelo. No tuve tiempo a esquivarla, y creo que se llevó una patada.

Ostia puta!... No me lo podía creer, una explosión me encogió el corazón... me lo colocó en un puño que se contrajo y empezó a bombear sangre.... mis oidos habián perdido la audición por unos minutos... solo oia un leve pitido, solo veia en una niebla espesa de polvo, me subí el cuello de la camiseta para no respirrar toda esa porquería... veia a la gente correr... llorar... gritar... pero no oia nada....

Así que eché a correr sin rumbo. Las sienes me zumbaban y no podia... nisiquiera gritar, estaba totalmente anonadado... De repente desperte de mi estado de total abstracción al observar un grupo de gente que trataba de abrir la puerta de lo que parecía un refugio en un jardín de una casa, salté la vaya que separaba el jardín de la calle y corrí a escondereme allí, con aquellos extraños...

Entré y rapidamente saqué mi teléfono movil, vi que ellos empezaban a hablar.... yo no dije ninguna palabra... traté de llamar a mis padres.... pero no obtuve respuesta... el teléfono no funcionaba.... Me levanté, me dirigí al grupo. Me llamo Jason...

Ostia Puta!

El primer "compañero" forzoso responde de una forma bastante pesimista y no puedo evitar susurrar.- Bueno, pero estan los de fuera....

Cuando otro me pide disculpas hago un gesto que acompaña a mis palabras.- No pasa nada, soy muy dura, pero no lo tomes por constumbre.- digo intentando poner algo de buen humor en todo aquello.

- Yo ya he pasado por situaciones asi antes, no a una escala tan grande pero si muchas veces. Por lo general no duran demasiado, lo suficiente para no dejar nada en pie. Luego se puede salir, con cuidado de no pisar algun "regalito" que no exploto en su momento.

Intento concentrarme en las presentaciones de los demas para no prestar atencion a los gritos de fuera.Gente pidiendo auxilio,incluso alguno aporreando la puerta del bunker.Esto es de locos,no tenemos ninguna posibilidad.Mientras los otros siguen con su chachara inutil y sin sentido.Es entonces cuando oigo hablar de nuevo a la unica mujer del grupo,quizas la unica mujer del mundo.Cojonudo,asi que ahora tenemos una experta en lluvia de bombas.Pfff.-intento burlarme de ella para distraer mi cabeza,pero se que tiene razon.Yo tambien he pasado por alguna situacion como esta y suele ser como ella ha dicho.Pero ese no es el problema.Me acerco al anciano que entro con nosotros,para comprobar si sigue vivo o muerto.Perdona,s¿Sigues con nosotros?

Despues de la impresion inicial y de ver los esfuerzos de todos por llevar un poco de optimismo a la situacion intento centrarme en que estamos vivos. La chica tiene razon, los que estan fuera no tendran la oportunidad que tenemos nosotros y siempre se ha dicho que mientras hay vida hay esperanza.

Si, tienes razon. La buena noticia es que cuando acabe el bombardeo podremos salir de aqui, la mala es que creo que ya no queda ninguna ciudad en pie, asi que tendremos que apañarnoslas como podamos.

El anciano levanta la cabeza y trata de enfocar al joven que le habla tras sus ojos vidriosos.

-Si... Creo que sigo por aquí. Me llamo Bill, hijo. Gracias por tu preocupación.

Tras unos instantes de recuperar el aliento, comenzáis a fijaros en lo que os rodea: Es un refugio que tiene la mayor parte de su estructura bajo tierra, dejando un escaso metro para ventanas blindadas y sistemas ventilación. Las paredes de hormigón gris y frío están casi completamente desnudas a excepción de seis aberturas similares a nichos que se abren en la pared a la izquierda de la puerta, adecentados con un colchón vacío cada una.

El semibúnker se compone únicamente de una habitación de unos cinco o seis metros cuadrados, con una cortina al fondo tras la que se esconde un minúsculo baño con retrete y lavabo como único equipamiento. Apenas hay comida, solo un par de latas de conservas; aunque si hay una garrafa de agua de 5 litros llena en sus tres cuartas partes.

Fuera, el impacto de las bombas continúa y los golpes en la puertas han cesado. Quizás se hayan cansado y se hayan ido. O quizás ya estén muertos. Con cada explosión, las luces parpadean hasta que, pasados unos minutos, se apagan, dejándoos completamente a oscuras.

 - Edgar tiene razón, no habrá nada ahí fuera cuando salgamos. Creo que deberíamos buscar en este refugio cosas que puedan ayudarnos cuando salgamos, nos harán falta... 

- Hijo... ¿Quién te ha dicho que esto sea mío? ¿Acaso parezco alguien que tiene un refugio antimisiles?

El viejo sonríe con sus labios cortados y añade:

-No. Encontré esto de casualidad y trataba de abrirlo cuando llegastaís vosotros.

Cojonudo,ni siquiera hay mantas.Pffff,esto es una mierda.

Rebusco entre mis bolsillos para sacr mi petaca y tomar un trago de lo que halla dentro.Noto el liquido caliente bajando por mi garganta y reconfortandome el cuerpo.Dios,como lo necesitaba.Despues se apagan las luces.Ya,harto de esta situacion,busco a tientas uno de los nichos,para tumbarme dentro y dormir un poco.Voy a intentar descansar.Creo que vosotros deberiais hacer lo mismo.Asi no pensaremos en las bombas de ahi afuera,y tendremos algo que hacer hasta que paren de caer.Dicho esto entro en el agujero de la pared y me recuesto sobre el colchon,dispuesto a darle  a mi cuerpo una pequeña tregua.

Me doy cuenta de que parece que soy la unica que a pasado por algo asi. Se que uno de ellos se intenta burlar de mi por ello pero me hace gracia.- Si, eso parece, hasta creo que se porque dejo de llover antes de que calleran los misiles. Oi que algunas veces lanzan un cohete o algo asi con nitrato de plata para disipar las nubes y dejar claros los objetivos.

Resoplo y digo.- Mi ciudad fue la primera en caer, he crecido entre escombros. Podemos aguantar sin comer o beber un par dias. No creo que dure tanto el bombardeo, despues tenemos dos opciones. Ir cada uno por nuestra cuenta o cooperar. Personalmente me da igual, soy como una rata, sobrevivo a todo pero en grupo, si llegamos a un acuerdo, nos seria a todos mucho mas facil.

Miro a mi entorno.- Puede que no pensaran necesitar esto tan pronto... de todas formas podemos dormir por parejas y asi paliar el frio si bajan las temperaturas.ç

La luz se apaga de pronto y uno de mis compañeros se mete a intentar dormir, no creo que yo pueda, no mientras sigan callendo bombas. Me encojo sentada en el suelo, abrazando mis piernas.- Que descanses.- le digo aunque parece arisco, si al final somos todos del mismo grupo conviene llebarse bien.

Las horas pasan y cada vez los impactos son más intermitentes. Poco a poco, todos vais quedando en silencio, sin saber qué decir. Algunos dormitáis, otros simplemente os quedáis abrazados a vosotros mismos en la oscuridad. El polvo que flota en el ambiente os seca los pulmones, pero no os podéis permitir el lujo de derrochar agua.

Todos os encontráis en un estado de ensoñación o de letargo cuando el Viejo Bill rompe el silencio.

-¡Venid, venid! ¡Rápido, mirad!

Su silueta se recorta en la creciente luz que entra por una de las pocas ventanas, situadas en casi a la altura del techo. Él, subido a una de las literas os hace señas con una mano mientras en la otra sostiene una botella de whisky, algo increíblemente preciado en estos tiempos. Da un largo trago y se seca la descuidada barba con la manga de su abrigo sucio y roído.

Sus vidriosos ojos grises miran por la fina abertura: Allá en la lejanía el sol se alza de nuevo después de lo que os ha parecido la noche más larga de vuestras vidas. Lo que más adelante llamaréis entre vosotros "La Última Noche"; la última noche en la que se escucharon bombardeos, la última noche en la que el presidente de la nación dio su último mensaje antes de que todos los televisores dejaran de funcionar. Hasta ahora, no os habíais dado cuenta de cuánto se aferraba la humanidad a su tecnología.

Fuera no se oye nada. NADA. Ni pájaros, ni gritos, ni aviones surcando los cielos. Nada. Vuestra respiración os parece tan fuerte como el rugido de un motor. El abrumador silencio hace que el pobre viejo deje correr dos finas lágrimas por las arrugas de sus mejillas.

No hay muertos levantándose de sus tumbas. No hay dioses justicieros pesando corazones en balanzas.

Habéis sobrevivido al Fin del Mundo.

 - Joder, no ha quedado nada... Bueno, sí, ¡nosotros!

Al asomar la cabeza me doy cuenta de todo lo que ha pasado fuera, pero no todo está perdido. Fuera ya no hay nada, sólo nos queda buscar algo mejor equipado que este búnker.

 - Chicos, creo que es hora de salir y rebuscar. Y si tenéis armas, mejor.

No puedo creer lo que veo. Trago saliva pesadamente mientras mis ojos se abren como ventanas. Mis pensamientos cesan dejando mi mente en un vacio mas grande que el que me rodea.

Solo cuando mi compañero habla soy capaz de volver a pensar. ¿Armas? ¿Queda algo mas que matar?.- me pregunto a mi misma negandon la cabeza.- La prioridad es el refugio y el agua. Los sotanos de los centros comerciales son espaciosos y en ellos debe haber gran provision de todo lo que podemos necesitar. Sobre todo tenemos que apartarnos de los cadaveres, cuando se descomponen crean enfermedades... lo cual me recuerda que tambien habriamos de buscar medicamentos, podemos necesitarlos en un futuro, sobretodo antibioticos. Es momento de decidir, ¿juntos o cada uno por su cuenta.?

Cuando por fin cesa el bombardeo es como si absolutamente todo hubiera muerto. En mi mente se repite que es muy probable que queden mas supervivientes ahi afuera, ya que nosotros lo hemos conseguido seria absurdo pensar que todos los de fuera han muerto. Me asomo por donde el viejo y veo el desastroso panorama del exterior.

En el bunker la gente empieza a comentar que deberiamos salir en busca de provisiones y demas. Sin mirar a los demas empiezo a hablar con voz tranquila.

Yo tengo un cuchillo, pero no se si servira de algo. Estoy de acuerdo con la chica, deberiamos recoger todo lo que pueda sernos util.

Eso me hace pensar en la garrafa de agua que hay en el refugio y en la pequeña botella de plastico de mi mochila. No tengo que rebuscar demasiado hasta que la encuentro, la saco y compruebo que esta medio vacia. Me acerco hasta la garrafa y relleno la botella hasta el tope, luego la tapo y la vuelvo a meter en su sitio.

Por cierto, yo opino que deberiamos ir juntos, tendriamos mas posibilidades ante cualquier importunio. De todas formas no voy a obligar a nadie a venir conmigo.