Partida Rol por web

La sola presencia del dios bastaba para que el duro témpano en el que Ereymos se hallaba refugiada comenzara a colapsar interiormente, resquebrajándose, derritiéndose.

Ella escuchaba desde el interior lo que Adelphos le comentaba con bastante pesar, y desde allí mismo pensaba, aún sumida en su letargo. Su esposo erraba el camino, quizá la forma. Su proceder no era el correcto, siendo los otros dioses tan dispares y diferentes entre sí.

Tardó unos cuantos minutos en quedar liberada de su prisión voluntaria, durante los cuales Adelphos permaneció en silencio a su lado. Y cuando al fin la diosa pudo moverse, su cuerpo íntegramente empapado del frío líquido pareció relajarse y hasta perder sus fuerzas. ¡Se veía tan débil! ¡Tan vulnerable! Como si el esfuerzo por crear tanto hielo y frío a su alrededor hubiera consumido gran parte de sus energías.

Colocó sus manos mojadas sobre la baranda de piedra del gran balcón y suspiró hondamente. Sus cabellos se habían desarmado en su peinado, cayendo sobre sus hombros goteando.

-¿Qué es lo que pretendes, esposo mío? -Preguntó suavemente, dispuesta a escucharlo con atención y brindarle lo que sabía que necesitaba. Alargó uno de sus brazos y lo extendió hacia él, para que la sujetara como signo de unión.

El agua del lugar que no alcanzaba a escapar se calentaba soltando vapor, y llenando en ambiente de una ligera atmósfera, que el Dios contemplaba en silencio mientras escuchaba como los cristales de escarcha crepitaban y se deshacían, tendría en cuenta ese fenómeno para cuando la creación retomara fuerzas, cuando el cuerpo de su mujer empezaba a aparecer, él la miró detenidamente, deleitándose con la tela mojada pegada a su azulada piel.

-Quiero que los demás Dioses participen libremente, y no que tengan que esperar mis ordenes para actuar, no son mis prisioneros... y me molesta que Arezos siempre tenga la última palabra en todas las creaciones... -

sientes que has hecho lo correcto, y si no era lo correcto tu lo conviertes en correcto, ¿quien rije que es lo correcto y lo que no?.. es mas ¿que significa correcto? en tu cabeza empiezan las paranoias, ya avituales en ti, sigues sentado en el trono, pensando en cuando llegara el momento oportuno para empezar a dar a conocer el verdadero plan del cosmos...

acavas de ver como los dioses, una vez mas se reunian para acavar enfadados y cada uno por un lado, aveces no comprendes porque pasa esto, ¿porque, siendo dioses, no podemos crear perfeccion y armonia? sientes que quizas tu podrias impulsar eso, armonia entre los dioses, pero.. ¿como? esa frase resonaba en tu caveza a medida que la reunion se disolvia.

por un momento cuando viste la bola de fuego que creo.. ¿durmeg? pensaste que epezaba todo, y que tendrias que ponerte manos a la obra, pero arezos, con su clasica velocidad, contratiempo, se adelanto a todos y destrullo la bola, ¿que pretendia este dios?,¿porque todavia seguia existiendo? Adelphos deveria haber tomado medidas contra el hace tiempo... esas cuestiones asaltaban tu mente mientras se disolvia la reunion y tu te retiravas del lugar.

Maldito Arezos... Maldita su velocidad y sus bromas, MALDITO! dices en tu mente mientras te retiras a tus aposentos porque... por... que... si vuelve a intentar algo quizas deveria consultar con Adelphos un encarcelamiento de Arezos... enfadado pero sin perder la calma, avanzas solo por los pasillos del templo, preguntandote que hacer ahora

No sabes que acaba de pasar, eres la diosa mas joven y la mas inexperta, aunque ya tienes suficiente edad como para relacionarte con los dioses y asistir a eventos de este calibre, no comprendes muy bien que a pasado, si... lo de siempre, se reunen, discuten y se van piensas para ti, pero en el fondo sabes que algo mas gordo a sido lo de hoy, Arezos se a pasado? a hecho lo correcto?, Durmeg no tenia ningun derecho a utilizar los poderes de tu padre...

como siempre, empieza a fallar todo, la Dioses estan en decadencia y tu te das cuenta, el plan de crear un mundo te agrado, pero ¿como puedo ayudar tu a construirlo? mas bien, puedo destruirlo... piensas en lo que a hecho Arezos, no sabes si a sido una broma, o esque habia algo mas en sus acciones, nunca se sabe, quizas es hora de ir a hablar seriamente con el susurras eso levemente mientras acaricias tu armadura.

estupidos... piensas mientras te retiras, claramente tu lo abrias dirijido mejor, pero eso no es lo que te interesa realmente, sin duda la actuacion de Arezos no te a parecido tan mala, durmeg se cogio el solo las riendas de la creacion... de momento mejor nos limitaremos a esperar, ver que ocurre... la creacion esta bien, me dara un gran trabajo y poco tiempo libre, justo lo que a mi me gusta sonries ante tus pensamientos y esperas que la cosa continue, tienes ganas de que la creacion se lleve a cabo,pero si no dirigen las cosas bien habra que tomar medidas.

Una sonrisa triste se le vislumbra en la cara... suspira y se levanta y se dispone a abandonar el lugar a paso tranquilo, más bien lento, mientras va pensando en algo...

Colocó su mano helada y húmeda sobre el hombro de su amado y fijó su acuosa mirada en aquellos ojos que expresaban toda la energía del universo concentrada en sus pupilas. Le sonrió suavemente. Ella no era de hacerlo. Más bien siempre andaba por allí meditabunda, silenciosa y seria.Con su mano retiró los largos cabellos de Adelphos que impedían que el dios sol brillara por completo y por su sola presencia frente a su señora.

-Ellos no lo saben, pero son tan caóticos como el mismo Arezos. Cada uno de ellos posee en su interior esa chispa de incertidumbre que los hace vascilar. -Dijo paraque sólo Adelphos la escuchara, por másque ambos estaban solos en el recinto. -Si vienes por mi consejo, te lo daré, como siempre hago lo que me pides y deseas. Pero quisiera que ésta vez más que nunca lo tomes en cuenta.

Bajó la mano que se posaba sobre ese hombro fornido a lo largo de su musculoso brazo para tomarle de la mano y llevarlo con ella hasta una especie de diván donde primero ella se sentó y luego pidió en silencio que Adelphos también lo hiciera, colocándose a su lado.

Los cuidados y atenciones de Ereymos para con Adelphos eran exquisitos y muy dedicados. La dama helada llevó la mano de su esposo a sus labios y la besó sentimentalmente para luego apoyarla sobre su regazo, aún con su vestido empapado.

-¿Crees que no siento tu pesar? Soy la que se encuentra más próxima a tu ser y puedo sentir y padecer lo mismo. Tienes en tu interior un potencial innato. Por algo el Cosmos te eligió de entre todos nosotros paraque seas la cabeza, nuestro guía. Considero que a veces deberías dejar de la do tu porte sereno y ambivalente para mostrar más rigurosidad. No hablo de llegar a la tiranía. Eres lo suficientemente inteligente como para no caer en ello. Sino que me refiero a que ellos -hablaba de los demas dioses -necesitan unamano firme que diga NO cuando DEBE ser NO. ¿Comprendes mi amor?

¿Qué había pasado en aquella sala? Lo que había empezado con una tranquila y organizada reunión de ideas había acabado con la extinción del primer prototipo de mundo. Eulme sabía que ese mundo creado en un momento de caos por parte de todos los dioses (incluída ella), no llegaría a buen final, pero el hecho de que hubiese desaparecido delante de sus ojos la destrozaba.

¿Qué podía hacer ella? No era más que una Diosa menor, la sombra de la gran luz que desprende su padre. Ya se imaginaba de qué iría la reunión, pues para eso había sido instruida, pero claramente aquella no había sido una reunión normal. Se había dado cuenta en el mismo momento en el que su madre abandonó la sala.

Eulme no dejaba de contemplar el lugar en el que hace unos momentos se encontraba esa esfera de calor. Para empezar no se debería haber creado nada hasta que todos los dioses lo aprobasen, y mucho menos crear algo que le correspondía a su padre. Esa había sido una gran falta que irremediablemente tenía que pasar. Porque aunque no debería ser así tratándose de dioses, siempre deben haber intentos fallidos.

La idea de irse a meditar y a relajar, le parecía lo más indicado a Eulme. Ahora mismo no hubiesen podido crear nada que se pudiese considerar digno.

Eulme se levanta con elegancia y delicadez de su asiento y espera educadamente a que su padre abandone la sala para salir tras él y retirarse a su habitación a pensar cómo podría ella ayudar a que las piezas divinas encajasen.

Sin orden no habría nada. Las acciones de los Dioses solo parecen llevar, sin organización ni liderazgo, al inevitable error. Crear rocas y fuego parece simple, tallar mesas no es riesgoso. Pero crear seres conscientes ya es otra historia. Seres capaces de descubrirse, de crecer sin intervención nuestra, de formar ideas propias. Algo tan interesante, y tan peligroso a la vez. De ninguna manera, hasta que un orden exista, y hasta que la creación tenga una razón y un camino delineado, nada podrá hacerse. Y no pienso dejar que lo intenten.

Me encuentro en mi estancia, donde las antorchas que cuelgan de las paredes brillan con una luz pálida y azulada. Normalmente prescindo de la luz si no es fundamental, pero ahora contemplar mis alredeores sirve para relajar mi mente.

Contemplo mi propia imagen, desprovista de su capucha, en un extraño espejo de marco plateado y vidrio totalmente opaco. Claro que se deben tener los ojos de un Dios para utilizarlo. Ese rostro que solo yo conozco, aquello que cubren las sombras. Recorro la habitación con pasos medidos. Tallado en una de las paredes de piedra, un simple altar aparentemente vacío. Claro que el Cosmos no requiere de símbolos. Me detengo por un momento frente a la pared, y percibo el aura que recorre todo el Templo, todo cuanto existe. ¿Somos solo instrumentos? ¿Nuestros destinos, nuestras acciones, están grabadas ya en piedra? ¿Por qué nos has creado, Padre? ¿Somos el Comienzo? ¿O solo somos una desafortunada coincidencia, una hebra de tu pensamiento infinito, perdida por alguna razón, sin otro destino que el de disolverse en la Nada?

Basta. No suelo recurrir a mi padre, prefiero descubrir las cosas por mí mismo. Además, sé que el Cosmos jamás da respuestas a aquello que nosotros debemos resolver. Pero a veces, la duda es tan terrible. Pero no, debemos ser prácticos. Si todo está escrito, o si nuestra existencia no tiene verdadero sentido, no hay razón para enfrentarse a los designios del Cosmos. Y si no es así, si de verdad esto es el Comienzo, y nosotros somos los Primeros, entonces, no me queda más que velar porque todas las Creaciones cumplan su Destino antes de regresar. Sí, esa es mi misión. Uniremos nuestras fuerzas, porque somos la semilla de todo. Pero jamás olvidaremos, que no somos nada. Y quién lo haga, pagará cara su ofensa.

Gracias, Padre.

Había decidido irse a su habitación pero a mitad de camino cambia de opinión y se dirige a la de Arezos. Quiere hablar con él y ese es el mejor lugar para hacerlo, no tiene deseos de andar tras él así que decide esperarlo en el único que lugar que sabe a ciencia cierta que tarde o temprano tendrá que llegar. Tiene tiempo para esperarlo... toda la eternidad y por el momento no hay nada más interesante que hacer.

Se mantiene semioculta en el umbral de la gran ventana, observando la inmensidad. No sabe ni le importa cuánto tiempo pasa antes de la llegada de su hermano, tampoco si él se dio cuenta de su presencia en la habitación, mas cuando le oye, alza su voz de entre las sombras y le habla sin rodeos.

-¿Por qué lo hiciste? -pregunta cruzada de brazos y apoyadando la espalda en el marco del ventanal- ¿Por qué la destruíste? -mantiene la vista fija en el suelo en actitud reflexiva- Eres el Dios de Caos, pero todo tiene una razón de ser, todo lo que se hace o deja de hacer la tiene, incluso tú buscas el caos por alguna razón... ¿Cuál es?

La voz de Melenunde, aunque adusta, no pretende violentar ni tiene una segunda intención... aún... porque nunca se sabe con la temperamental Diosa.

Arezos observa a su querida Melenunde, el dios esta de pie encima de la cama, al menos alli a aparecido.

-Mi violenta diosa, el propio caos tiene su sistema, pero para poder comprenderlo ahi que pagar un precio muy alto, y no se si estarias dispuesta a pagar...

En un segundo se pone tras su espalda, apoyando sus manos sobre las firmes ombreras de la armadura de la diosa, no pretende hacerlo por sorpresa pues sabe que Melenunde es la unica Diosa capaz de equiparar su velocidad.

-El Cosmos -Susurra a su oido- el Cosmos no lo quiso, aveces me habla, a veces me ignora y otras veces...Hace un poco de todo. Pero te puedo asegurar que esa vez fue claro y conciso, la confianza que tiene depositada en Adelphos se debilita, es nuestro lider, pero es un lider debil...

De un solo paso lateral se coloca junto a ella tomandola de la mano con delicadeza cual caballero dispuesto a besar la mano de una dama pero no lo hace, tan solo sigue hablando.

-No supo dirijirnos, el Cosmos se replantea la Creacion, por supuesto quiere seguir adelante, pero le quiere dar otro enfoque... Necesitamos alguien que nos dirija, un lider fuerte, poderoso, capaz de saber controlar una situacion asi. Yo se que lo que hize no solo estaba bien si no que era necesario.

Tras eso la suelta y en un parpadeo se posa sobre uno de los palos que sobresale de la cama apoyado tan solo con un pie.

-No tengo nada en contra del bueno de Durmeg ni de ningun otro Dios...Pero es necesario que la Creacion siga adelante y tiene que salir a la perfeccion...No puede quedar nada al azar.

-Si estoy o no dispuesta a pagar el precio es algo que te diré una vez sepa cuál es el precio, Arezos, ni antes ni después...

Sigue los movimientos de Arezos casi sin dificultad, él se mueve rápido, ella también, aunque seguramente no tanto como él, pero sí lo suficiente para no dejarse marear por el inquieto Dios.

Nota sus manos sobre los hombros, mas no se inmuta y se queda quieta, mirándole de soslayo y girando levemente la cabeza para oír sus susurros.

Los ojos de Melenunde adquieren un peculiar brillo al notar la intención del caótico Dios, mas no le interrumpe y le deja terminar.

-Ten cuidado, hermano, con las cosas que dices y a quién se las dices, si llegase a oídos equivocados lo que me acabas de decir podrías verte metido en un problema.

Arezos ya no está junto a ella, otra vez se encuentra cerca de la cama, por lo que voltea y le mira.

-Si el Cosmos se está replanteando la Creación y cuestiona la labor de Adelphos como nuestro líder -avanza unos pasos hasta que su rostro queda frente a frente al de Arezos-, deja que sea el propio Cosmos quien lo haga saber y no te metas en problemas innecesariamente...

No añadió más, Melenunde sabía que entre sus hermanos los hay quienes respetan y obedecen a Adelphos sin poner peros, mas ella no se cuenta entre ellos, porque sea quien sea el que esté al frente seguirá haciendo las cosas a su modo y diciendo lo que tenga que decir.

-Pero dime, tengo curiosidad -añade- ¿Quién crees puede ser ese líder poderoso?

El Dios aplaude cual niño pequeño las palabras de la Diosa.

-No eres una necia, no señor, no ahi que seguir las normas al pie de la letra no...Quizas se gane estabilidad pero se pierden..Miles..Millones de posibles variantes mucho mas beneficiosas.

Rapidamente Arezos se pone de pie.

-El Cosmos nos creo, y ahora quiere que creemos por el, el solo se puede manifestar atraves nuestra. Yo puedo...Ver..Oir... -Habla como si le costase pronunciar las palabras.- Tocar..

Hace ademan de agarrar algo que esta en el aire y rapidamente aparece sentado en el techo, tapandose su inexistente boca con las manos, observando a Melenunde desde arriba.

-No puedo hablarte de eso..No señor..No esta bien... -Respira hondo para volver a hablar con tranquilidad.- Cierto es que ahi dioses que apollan a nuestro rey a ciegas, pero por suerte algunos nos quitamos las vendas y sabemos mirar por nosotros mismos. Algunos quieres crear un mundo "perfecto" sin problemas, sin peligros, sin nada...Yo e visto lo que pasaria en un mundo asi..Se volveria estatico, tanto que se autodestruiria, nosotros mismos correriamos peligro...
Por eso ahi que colocar variantes en el mundo...Muchas variantes... Caos. -Añade con una sonrisa.

Con una voltereta cae frente a la beliciosa Diosa.

-Tu me as demostrado que tienes tu propia vision de las cosas y es obvio que podrias llevar las riendas con mano ferrea...A mi no me importaria seguirte, siendo que al menos tu prestas atencion a mis palabras. Es mas...Como as dicho si mis palabras llegasen a oidos de un Dios equivocado me meteria en un problema...Ahora mismo estoy a tu merced, asi que...Toma la decision que creas conveniente....

-Nada hay perfecto, Arezos, ni siquiera nosotros lo somos, si existiera lo perfecto el Cosmos no se habría molestado en crear diez dioses en lugar de uno y así como con nosotros pasa también sucede con cada cosa que creemos.

Melenunde escucha las palabras de su hermano, sabe que sus aparentes desvaríos lo son todo menos un sin sentido. Arezos es un culo inquieto, hiperkinético e hiperventilado que parece albergar en su peculiar cuerpo la energía de todos los dioses condensada.

Esboza una sonrisa ante sus últimas palabras.

-Podría, sí, pero no me interesa... no sería divertido sembrar la discordia entre aquellos que se supone debo dirigir y evitar tengan roces, me estaría perjudicando sola -hace sonar los cascabeles del sombrero de Arezos uno a uno-... Guardaré silencio porque nada gano y en nada me perjudico haciéndolo y quien sea esté al frente deberá entender que habemos quienes estamos para romper las reglas cuando éstas han sido mal hechas o se abusa de ellas.