Partida Rol por web

Cheetara se mantiene en su sitio. Comprueba que el cinturón lo tiene bien abrochado y se mantiene cogida al asiento... Escucha como los pilotos intentan mantener el control de la nave, pero parece que la cosa está bastante mal...

La nave vibra haciéndole castañear sus incisivos. La mujer ahora sí empieza a temer por su vida.... Se intenta mantener callada, aunque no puede evitar que un tembloroso gemido salga por sus labios. Venga chicos... Vosotros podeis... Cierra los ojos intentando darles ánimos sin pronunciar una sola palabra...

"¡Vamos, vamos! No hemos conseguido escapar de Thundera antes de su destrucción para morir en pleno vuelo. Lleguemos a algún sitio tranquilo, y aterricemos este trasto, por favor".

No puedo evitar sentirme inquieta, ya que veo que las caras de los mayores demuestran que el momento es tan peligroso como parece, ya que aunque nada dicen, la tensión se palpa en el ambiente. Quisiera dar alguna palabra de ánimo, pero no se me ocurre qué... ¡Yo no soy buena para estas cosas! Si tan solo supiese algo de naves y pudiese echar un cable...

Volvi a aferrar la mano de mi hermana, no tenia miedo...al menos no demasiado pero ella me hacia sentirme seguro, tenia que cuidar de ella en todo momento. Sabia que Pantro estabilizaria la nave, pero donde acabariamos? podriamos vivir en paz alli donde llegaramos...Demasiadas dudas, cerre fuertemente los ojos esperando que pasara todo...como una gran tormenta...

La cosa se estaba poniendo bastante fea. La nave seguía sin ningún control y ya estabáis casi todos boca abajo en ella, aunque este hecho fuera el menor de vuestros problemas. El ordenador central, que era el que normalmente se encargaba de controlar las rutas, obstáculos y posibles problemas varios, comenzó a emitir una señal de alarma.

- Obstáculo detectado en ruta principal, cinco minutos para impacto inminente. Se recomienza establecer una nueva ruta. Estimación de posibles daños: pérdida de uno de los motones principales.

Parecía que la nave estuviera bromeando con vuestra situación, pero tanto Tigro como Pantro, podían ver en la pantalla una nave mutante a la deriva que se hallaba en vuestra trayectoria, seguramente había caído bajo el fuego de los vuestros.

La cara de Tigro se endureció como la piedra ante el anuncio de la inminente colisión. Sus músculos se tensaron en un intento de maniobrar la nave mediante el control auxiliar de la misma. Sus ojos volaron por un segundo hacia Pantro. De ellos dependía que salieran de esta.

-Otro problema....ARRRGGGG...ARRIBA PEQUEÑAAA!! PORTATE BIEN CON PAPAAAA!! -Grito mientras mis brazos agarran fuertemente los mandos y empiezan de nuevo otro pulso frenetico con la nave. Poco a poco parece que le voy ganando terreno, intentando ponerla horizontal de nuevo y alejarnos de esa nave mutante.

-Tigro, creo que la tengo!!! creo que la tengo!! Dame la nueva ruta!! Alejemonos de esa maldita nave!!!!

Leon-O cerró los ojos con fuerza para no ver lo que sucedía, se encontraba aterrorizado por la situación y casi no se dió cuenta del fino hilo de sangre que comenzó a recorrer desde su labio hasta su barbilla, cuando se lo mordió inconscientemente a causa de la tensión.

Venga chicoooos... sacadnos de aquiiiiií... pensaba nerviosamente mientras se sujetaba fuertemente a los reposabrazos tras haber envainado la espada en la garra que ahora llevaba puesta.

Encogido de miedo podía oir los comentarios de alarma de Pantro y Tigro, mientras ejecutaban las maniobras para sacarlos de la peligrosa situación y a pesar de cerrar los ojos con tanta fuerza que ya veía pequeñas chispas de colores danzando en las tinieblas que le ofrecían sus parpados, no podía evitar oir aquello y su mente volaba para darle una detallísima escena de lo que intentaba evitar ver.

Poco a poco, Snarf va recobrando el sentido.Ya lo veía todo calro, y tan claro que se aferra a su sllón como una lapa.

-¡¡MEEEEOW!!- grita mientras la nave comienza a temblar duramente.

-¡¡Arreglen esto amigosss!!- dice relamente nervioso y asustado.Mira las caras de sus compañeros y realmente no se sentían muy diferentes a él, pero Snarf le tenía fobia a los temblores y tubulencias de las naves.Poco a poco parece que lo van controlando y Snarf deja de ejercer fuerza con sus zarpas poco a poco dejando el sillón más tranquilo. 

-¡No, no! ¡No nos la podemos pegar ahora! ¡Vamooooos! ¡Algo podremos hacer!

Me sentía tan inútil en el asiento que no sabía qué hacer. Las ganas de saltar de éste para hacer algo eran horribles, el miedo que sentía me sobrecogía, y la impotencia por no poder hacer nada para colaborar me frustraba hasta límites insospechados.

"¡Vamos! Un poco de suerte... Hoy necesitamos un poco de suerte... Creo que ya nos va tocando que algo salga bien...".

Cita:

Tras escuchar esto, Cheetara abre los ojos... No por favor... Murmura mas bien para sí.. ¿Qué más puede pasar? Dirige su mirada hacia la pantalla, pudiendo comprobar con el corazón en un puño, como una nave sin control va directa hacia ellos...

Ánimo chicos!... Un atisbo de esperanza empieza a extenderse por su corazón al escuchar nuevamente a Pantro comentar que puede que consiga dominar la nave. La mujer no quiere poner mas nerviosos a los dos pilotos. Así que se mantiene en su sitio, cogida fuertemente a su asiento, y sintiéndose una completa inútil.

Pantro consigue, aunque a duras penas hacer que la nave gire, con un brusco movimiento que hace que a todos se os claven los conturones de los asientos de forma bastante dolorosa.

Tigro, no ha tenido demasiada suerte con los mandos auxiliares, pero no sabía si por lo estresante de la situación o porque tenían algún fallo que no habíais detectado.

Paráis la nave, parándoos a volver a tomar aliento y poder hacer las comprobaciones necesarias antes de proseguir vuestro viaje, pero lo que veis por las pantallas es desalentador.

Ninguna nave más de vuestra flota a sobrevivido al ataque. Sus fragmentos, flotan en el espacio ahora mismo como chatarra espacial. Eran todos los que quedaban de Thundera y ahora, tan sólo quedabáis vosotros de vuestra raza. Aún mantenías la esperanza de recibir alguna comunicación por radio, pero los segundos pasaban como si fueran largas horas, y no sucedía nada, nadie hablaba..

Jaga apretaba los puños a la vez que los dientes, mientras claramente, contenía las lágrimas al ver la pérdida. Un gran vacío se acaba de hacer en el corazón de todos.

Con un esfuerzo titanico por fin he podido controlar la nave. Los musculos de los brazos gritan un descanso, pero aun no es el momento. Estabilizo la nave, controlo la direccion y paro los motores. Poco a poco, lentamente, nuestra nave se detiene lejos del peligro de la nave mutante a la deriva.

Respiro tranquilo, se acabo el peligro. Miro los controles, ahora nos espera un gran trabajo...ahi que arreglar todos los destrozos... Y en ese momento me doy cuenta de un pequeño detalle....silencio...

El sistema de comunicaciones no emite ningun sonido Tal vez este roto pienso mientras que confirmo incredulo que funciona perfectamente.Levanto mi mirada y asombrado veo como pasan por delante nuestra restos de nuestras propias naves...una tras otra...imposible que quede nadie con vida entre esos escombros.

Mis manos se cierran fuertemente, haciendo que mis musculos vuelvan a rugir de dolor, pero no lo siento. Solo siento que somos los ultimos de nuestra raza, los ultimos....

Cojo aire y lo suelto lentamente, miro de reojo a todo el mundo...

-Ahi que arreglar la nave. Tigro...necesitare tu ayuda... -digo con pesar, y lentamente, comienzo a revisar los controles y ha obtener una lista de todo lo que va a necesitar de nuestras expertas manos.

Pantro, su buen amigo había conseguido casi lo imposible, salvarles de una muerte cierta con una salvaje y brusca maniobra que dejó a Tigro sin respiración y sacudido por el dolor. Cuando la nave finalmente se estabilizó y se detuvo, su mirada se veló ante la visión de lo ocurrido a su pueblo. Fragmentos de metal y carne flotaban en el vacío, en mitad de la más profunda negrura, del silencio más hiriente, del frío que viste a la muerte. Su garganta se estranguló por la congoja y un ronroneo de dolor brotó irreprimible.

- Hay que arreglar la nave. Tigro...necesitaré tu ayuda...

Tigro se limitó a asentir. Segundos después, se ponía a cantar como su única forma de expresar la profunda melancolía y el dolor que sentía.

En un primer momento, al saber que estábamos a salvo, estuve a punto de quitarme el cinturón de mi asiento y comenzar a saltar de alegría. ¡Nos habíamos librado! Pero...

Fragmentos de nuestras otras naves, de las que portaban a los pocos que habían podido huir junto a nosotros, de nuestros amigos...

Y nosotros estábamos vivos. Todos los demás habían perecido, y nosotros éramos los únicos que quedábamos.

Estábamos vivos. ¡Vivos! Y todos los demás muertos...

Remordimientos.

Imágenes de todos nuestros compañeros de fatigas se sucedían en mi mente. ¡No era justo! ¡No era justo que nosotros hubiésemos vivido y el resto no! Y además, yo sintiéndome aliviada por haber sobrevivido... Y sin embargo, todos los demás ya no estaban...

Lágrimas afloraron en mis ojos, presa de lo confundida que me sentía. Estaba contenta por haber vivido para contarlo, pero la congoja por saber que ya no quedaba nadie más que nosotros era aún mayor. La oposición de sentimientos se me hacía insoportable, haciéndome sentir culpable por seguir vivos...

Tenía ganas de llorar, y los ojos completamente empapados, pero no podía ponerme a llorar.

-Os... Ayudo en lo que pueda- les digo, esperando me mandasen a reparar algo a solas en la nave, donde no pudiese verme nadie y pudiese desahogarme un rato sin ser vista...

Leon-O estuvo apunto de arrancar los reposabrazos de cuajo por causa de la fuerza que ejercía con sus manos sujetándose a ellos.

El felino sintió como la nave giraba, se ladeaba, zarandeaba y al grito de Pantro terminaba moviéndose brusca y vertiginosamente, para finalmente detenerse como si nada hubiera ocurrido.

Leon-O abrió los ojos lentamente, todavía confuso por tantos movimientos y sintiendo su agitada respiración a causa del miedo y los nervios, lo que vió a través de los monitores lo dejó sin habla y ahogo un gemido en rápido suspiro, apartando a un lado los sentimientos de miedo y alarma y dejando paso a otros de congoja.

Sus ojos apenas podían dar crédito a lo que veían y pronto sintió derramarse unas lágrimas desde sus ojos y a través de sus mejillas, acompañadas de sollozos que avisaban del llanto que vendría a continuación.

Poco a poco se va relajando y va relajando todos sus músculos, antes tensos y estirados por el nerviosismo y el miedo.Parecía que habían arreglado el grave problema que se les estaba echando encima, pero parecía que las demás naves no habían tenido la misma suerte y habían cabado totalmente destrozadas.Observa todas las piezas flotando allí fuera a traves de aquellos cristales.

-Meoww......- maulla cabizbajo y con las orejas caidas.Ver esa escena le había entristecido realmente, ya que aunque no fueran de su raza, les quería como tales. 

Finalmente parece que estan a salvo. Pantro y Tigro han conseguido estabilizar la nave, y después de todas las sacudidas y zarandeos la detienen para recuperar aliento.

Entonces es cuando ven por las pantallas como la pesadilla se ha convertido en realidad. Cheetara después de haber visto como su planeta se reducía a cenizas no creía posible ver algo mas espantoso, pero estaba equivocada. Por delante de ellos pasan las otras naves donde viajaban los Thundercats echas pedazos. Mas que naves, son trozos de metal que se dedican a flotar por el espacio. Horrorizada empieza a darse cuenta de lo que eso significa. Todos, y se repite en su mente TODOS han muerto...

Un grito desgarrador, sale de lo mas profundo de su corazón. Siente como éste ha explotado en mil pedazos... Torpemente se desabrocha el cinturón mientras lágrimas ardientes van rodando por sus mejillas. Se acerca a la pantalla y cayendo de rodillas, se queda con la vista clavada, sus manos apoyadas en la superficie y por sus labios, entre sollozos salen tres únicas palabras repetidas, como si la mujer guepardo pudiera conseguir borrar estos últimos echos... No puede ser... No puede ser...

Tras unos instantes en los que no podíais creer lo que estabáis viendo, examinasteis con más detenimiento el estado de la nave. Los daños no habían ido a más gracias a que Pantro consiguió controlar la nave a tiempo, sino, quién sabe lo que podría haber pasado.

El sistema de hipervelocidad había resultado dañado y por lo que podiais sacar en claro, totalmente imposible arreglarlo a no ser que pudierais parar el algún planeta o nave con atmósfera y arreglarlo desde fuera. El pasillo que unía el punte de mando con el resto de la nave, había quedado sellado, pero aún así, aún teníais otra puerta para ir al resto de la nave, así que eso era un problema menor.

- Sin la hipervelocidad tan sólo nos queda una solución. - Las palabras de Jaga sonaban a que ya había tomado una determinación. - Tendréis que continuar el viaje en las cápsulas de suspensión desde ahora mismo, yo me encargaré de que lleguemos a ese planeta.

Lo que todos sabiáis es que sin la suspensión, Jaga moriría antes de que pudierais llegar a vuestro destino

un gran impacto hizo que el cinturo se clavara en mi costado....consegui soltarme cuando nos detuvimos...tuve unos instantes en los que pude ver lo que habia a nuestro alrededor...destruccion y solo destruccion las lagrimas afloraron por mi rostro...no podia mas...comence a llorar buscando a Cheetara...

Las primeras reparaciones se habían puesto en marcha. Concentrado en las mismas, Tigro sobrellevaba la pérdida de su pueblo, dedicándose con furia frenética a cablear, restaurar sistemas y testear el estado de la nave. Y una vez más, el mismo resultado constante. La hipervelocidad no funcionaba. Sería necesario encontrar un planeta con atmósfera que les permitiera llevar a cabo el arreglo de la misma. El espacio y su vacío, sin un traje de contención, constituían un límite insuperable.

Fue poco después que Jaga habló. Con la contundencia de quien está acostumbrado a mandar, sin dar opciones, estableciendo lo que él creía oportuno aunque quizá no lo fuera para los demás. No al menos para Tigro.

- No creo que este sea el momento ni el lugar para hablar de algo así, Jaga - afirmó con firmeza -. Hay otras opciones que deberían valorarse antes de tomar una decisión como la que planteas. Además, los cachorros han pasado por demasiado. Sería conveniente que descansaran. Cheetara, ¿te importaría encargarte de ellos? - preguntó Tigro. Era consciente de que aquella discusión no debía mantenerse en presencia de los más jóvenes. Las últimas horas ya habían sido lo suficientemente terribles como para angustiarlos aún más. Ni siquiera entendía que después de lo ocurrido, pudieran mantenerse en pie siquiera uno de ellos -. Y tranquila. No diremos ni haremos nada hasta que no estés aquí - comentó a la hembra guepardo.