Partida Rol por web

Tiempo a trompicones

Jaime Abréu

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31/03/2014, 19:47
Jaime Abréu

El despertador sonaba como si de la maquinaria de las obras de la calle de abajo se tratase. Con un esfuerzo sobrehumano, Jaime levanta su brazo con el acierto suficiente como para acertar en el botón del aparato y hacer que deje de sonar. En su cabeza se estaba llevando a cabo un duro debate en el que se discutía la decisión de levantarse o, por el contrario, la de quedarse en cama. La primera fue la que ganó pero no por falta de argumentos de la segunda, si no por la inmensa necesidad de comenzar el día a esa hora.

 

Jaime se incorporó lentamente y, con unos pellizcos en la cara, se fue despejando poco a poco. Miró el reloj. -Las cuatro y media…- Susurró abatido al pensar que hace tan solo unos meses aun estaría fuera de casa en alguna fiesta o haciendo cualquier otra cosa mucho más interesante que levantarse para ir a trabajar. Y eso sin contar que después podía dormir a pierna suelta sin preocuparse por la hora. En fin, ya era demasiado tarde como para lamentarse, ¿no? Así que, con la mente más despejada y consciente, Jaime se prepara para el inicio de su jornada.

Una vez aseado y algo más presentable, Jaime sale de su casa para coger el metro que le llevará al trabajo. No le llevará más de media hora llegar hasta su destino, pero será más que suficiente para hacer un breve resumen de cómo llegó un joven en la flor de la vida hasta esta situación.

Todo empieza en un punto de inflexión en la vida de todo adolescente que entra en su fase de protoadulto. Esa falsa sensación de independencia, la sensación de euforia al empezar una nueva y emocionante vida en la que asentarás los cimientos de una prometedora vida. Pero como en toda historia, en algún momento el protagonista se pierde por el camino. Los motivos principales por los que empezabas tu formación se diluyen y se pierden entre los placeres efímeros que te ofrecen ciertos eventos a los que te invitan con demasiada frecuencia. Te sientes importante por logros que poco uso tienen en la vida real y otros que siguen tu camino te vitorean por ello. Por supuesto todo es muy fácil de realizar cuando cuentas con la cuenta corriente de tu padre para toda clase de derroches. Pero como toda burbuja, ésta no tardaría en estallar. Se tomó su tiempo eso sí, pero un fatídico día, estalló. Ése día recibió una llamada de su padre y la conversación fue breve. -Se acabó, Jaime. Te quedas solo.- Fue todo lo que oyó. Ni siquiera le dio tiempo a contestar. Tampoco habría podido por lo chocante de las palabras de su padre. La relación que tenía con él era distante y fría. Tan solo tenía palabras de decepción para su hijo. Pero siempre contaba con su madre, aunque en esta ocasión tampoco se puso de su lado. Le decía que no podía seguir así y que, aunque las medidas que tomó su padre eran extremas, puede que sea lo que necesitaba para centrarse. Requirió bastante tiempo y unas cuantas discusiones pero finalmente aceptó el cambio tan drástico que se había producido en su vida. Tendría que dejar atrás una vida llena de ocio y entretenimiento para empezar prácticamente sin nada y aprendiendo poco a poco a valerse por si mismo.

 

Y más o menos eso nos trae más o menos hasta el día de hoy. Un joven con un permanente aire abatido y casi melancólico que se reserva sus no pocos viajes en metro para reflexionar sobre lo que hubiera ocurrido si hubiese llevado otro estilo de vida. No os equivoquéis, no se arrepiente de nada. Pero como todo en esta vida tiene que tener un equilibrio, ahora Jaime tiene que pagar el precio equivalente.

Notas de juego

Como habras notado, este mensaje no lo has puesto tu, sino yo.

 

No te habia dado los permisos para la escena, ni las indicaciones de que pusieses tu historia en esta escena; asi que lo he hecho yo por ti.

 

Voy a iniciar ya tu introduccion, pero si quieres añadir algo mas a tu historia para que yo lo tenga en cuenta, ponlo en un mensaje en esta escena.