Partida Rol por web

Hay lugares en el mundo donde impera la ley del más fuerte. Ja.

Sí..., entre los animales. En plena naturaleza... y ni así.

En el resto del mundo, en la civilización, truinfan el intelecto, la astucia, la precaución y la previsión, y son los más inteligentes, o mejor dicho, quienes mejor exprimen su intelecto, los que llegan más alto... Una lección muy bien aprendida por Barahir, que alcanzó la grandeza a una edad temprana, al servicio de Máscara. Tenía negocios, comercios, espías... y lujo, todo el lujo que el oro pudiera comprar.

Y para quien la quiera, también tenia influencia, mucha, pues era un reputado miembro de los Ladrones de las Sombras, para muchos, los verdaderos amos de Amn. Por supuesto, acarreaba responsabilidades, pero también eran uno de los más entretenidos pasatiempos del rufián y mago que nos ocupa.

Vivía en una lujosa casa de tres plantas y un sótano (Y algo más), en el barrio opulento de Azhkatla, desde donde controlaba sus asuntos. Aquella tarde había cerrado unos asuntos y dado algunas órdenes importantes, y la verdad es que se sentía un poco cansado, así que se sentó en su sofá, puso los pies sobre la banqueta, y mientras leía un libro de su interés, ordenó una copa de buen vino a su sirvienta, que rápidamente se lo trajo y tal como vino se marchó.

La sala era grande y apropiadamente amueblada, con una gran mesa, una chimenea, y un par de estanterías, una con libros y la otra con artículos exóticos o bellos de ver, bien iluminado, además, aunque ahora era ya de noche.

Fue a dar un sorbo de su copa, cuando ésta desapareció, y sorbió el aire, con los dedos estúpidamente cogiendo el idem. Sin que hubiera notado, visto no escuchado absolutamente nada... y al menos en apariencia, estaba completamente solo.

Barahir se queda con los dedos frente a su boca, completamente quieto. Luego baja los brazos y los tensa un poco, mirando a su alrededor pensando en si por un instante ha soñado despierto o ha sido sujeto de alguna broma. Mira la mesa en busca de la copa, y alrededor. Se frota los ojos, ¿será el cansancio? Antes de llamar a la sirvienta de nuevo -no es agradable que a uno le dejen con el vino (y no con un vino de garrafón precisamente) en los lavios- prefiere esperar un poco a aclarar sus ideas.

No oías nada, ni veías nada, pero cada vez que mirabas a la derecha, cuando volvías a mirar a la izquierda, algo había desaparecido. Un jarrón, un libro, una estatulilla... y mirabas a otro lado de nuevo, para descubrir que mientras no mirabas, seguían desapareciendo cosas.

En unos pocos segundos, tu salón habia sido desvalijado, y para cuando te levantaste alarmado, una figura delgada, oscura y enmascarada estaba sentada en tu mesa de madera mazticana, con un pie en la estantería, mientras olfateaba tu copa, y repiqueteaba los dedos de la otra mano en la mesa.

Parecía tan tranquilo que casi podría decirse que te ignoraba por completo.

Las luces de las lamparillas parecían palidecer lentamente.

La mente de Barahir pega un rápido repaso por las palabras mágicas necesarias para lanzar un baile irresistible de Otto y Asesino fantasmal. Pero no es de las personas que se precipitan fácilmente. A demás el visitante, o lo que fuera, está muy tranquilo y están pasando cosas muy extrañas. El gusanillo que recorre sus entrañas es poderoso.

-Quién eres y qué haces aquí. Su tono no es de pregunta, pero tampoco es excesivamente imperativo.

El desconocido remueve la copa y te mira, sin que puedas verle los ojos. Se disipa en sombras y al instante siguiente le notas apoyado en tu sofá, a tu espalda.

Recogía unas cuantas cosas que son mías Doblándose con gracia y elegancia felinas te ofrece la copa, y las lámparas prácticamente se apagan, dejando el lugar en penumbras. La voz del desconocido ahora transmite poder e incertidumbre. Al fin y al cabo, es por mí que las tienes, ¿No es así?

Sigues sin poder distinguir sus ojos a través de la máscara, tan solo un cabello negro y liso, que cae a la espalda de su excelente armadura de cuero, perfectamente amoldada a su cuerpo.

Al fin y al cabo, es por mí que las tienes, ¿No es así?

La expresión de Barahir se queda igual de seria que estaba, disimulando una enorme excitación. Esas mismas palabras las ha dicho el mismo 3'4 millones de veces Gracias a Mâscara tengo todo lo que tengo. Da directamente por sentado que la espontánea desaparición de objetos de su habitación es sólo un juego para demostarle ante Quién está. Barahir se sienta en su sillón. Su cerebro va a mil por hora.

No está seguro de si es un sueño o de si actua como un pardillo ante el montaje más sofisticado que existe. Pero vale la pena actuar como él quiere que realmente sea, en el fondo.

Coje la copa.

-¿A qué debo este honor?

Se le han quedado un montón de palabras en la boca, como el pensamiento de decirle que si hubiese avisado, tendría la cena con los productos más exquisitos y lujosos de Toril. Pero está demasiado confundido y lleno de dudas.

La oscuridad era muy intensa, y a Máscara se le distinguía prácticamente solo cuando se movía, pese a estar a tu lado.
Máscara mira alrededor, distraído

Tengo algunos negocios que me son muy importantes, pero están muy lejos. Y hablo de muy, muy lejos... unos asuntos que necesitan de un siervo capaz, inteligente y totalmente leal... Uno capaz de dejar todo lo que tiene en Toril por un tiempo indeterminado para cumplir el encargo...

Vuelve a mirarte.
¿Conoces alguno?

Aunque no puedes ver sus ojos, sientes como su mirada escudriñadora penetra tu mirada, tu mente y tu alma...

Tras unos instantes de duda, sus palabras comienzan a fluír de su boca dando rienda suelta a todo lo que siente y piensa.

-Yo soy tu siervo más leal y capaz que conozco, Mâscara. Tu camino... me ha dado una felicidad y un poder como el que pocos mortales tienen, ya sabes que creo en tí, que todo lo que soy te lo debo a tí, mi mente, mi filosofía, mi verdad. No importa donde me mandes, allí iré... si me crees digno. Aun no se lo cree.

Mira la máscara seriamente. Su postura erguida disimula una gran excitación.

Máscara asintió

Está bien... entonces... mañana vendrá aquí otro de mis mejores agentes. Un mortal, como tú, que ocupará tu lugar en la cofradía. Se llama Bramher. Tendrá órdenes de cuidar de tus asuntos como si fueran los míos, para que cuando vuelvas... no hayas perdido nada en Toril.

Tenlo todo dispuesto para cederle el mando mañana mismo, yo vendré a buscarte a medianoche y te daré más detalles. Estate preparado para lo inesperado.

Máscara se apartó del sillón, y desapareció, al tiempo que la luz volvía a su fulgor natural, y las cosas a su sitio, como si nunca hubiera estado. El Señor de las Sombras deja exactamente los rastros que quiere dejar.

*Asiente con la cabeza*

-Comprendido, estaré listo para partir mañana. ¿Alguna idea acerca de la naturaleza de mi misión, para prepararme?

El Señor de las Sombras se habia desvanecido cuando las palabras de Barahir resonaron por la estancia.
Antes de que pudiera recuperarse de su estupor, la puerta se abrió de nuevo, y Vanyar entró tranquilamente.

Es una atlética y hermosa medio elfa solar, de metro setenta y dos, rasgos bien cincelados y unos profundos ojos azules... una mujer con dos caras. En su cara "pública", es una reputada ladrona, espía y asesina, del tipo que los Ladrones de las Sombras utilizan para las misiones de riesgo alto, junto con su pequeña escuadra, a la que llama "Las Sombras de Máscara" Entre los Ladrones, es una jefa dura, propensa a enfados y castigos, que gusta de controlar a los agentes a su cargo y hacerles saber que les está vigilando. Algunos dicen que trabajar para ella es una angustia mal pagada durante mucho tiempo, pero que al final tiene sus recompensas. De puertas adentro, cuando está tranquila, nadie diría que es una déspota organizadora y una asesina fría a la que no le tiembla la mano: Se trata de una mujer coqueta a la que le gustan los detalles y las pequeñas atenciones, y a su vez le gusta darlas. Le gusta soltarse la melena, la música y el teatro, y encuentra los pequeños grandes lujos fascinantes. Como esposa es comprensiva y le gusta echar una mano en tus asuntos, como a tí te gusta echarla en los suyos, y como amante... pocos sibaritas tendrían queja, desde luego.

Su última faceta, como seguidora de Máscara es un tanto más discreta. Comparte la fé, por supuesto, y buena parte de tus ideologías, aunque ella prefiere cambiar 'inteligentes' por 'rápidos y espabilados', descripción que, por cierto, encaja con ella a la perfección.
Su fé, desde luego, no es tan fuerte como la tuya, y sabes que a veces le gustaria que le dedicases más tiempo a ella y un poco menos al Señor de las Sombras.

Abre la puerta, ataviada con su equipamiento de trabajo, pues acababa de volver tras un par de días de ausencia, 'ocupada' en Náshkell. Lleva una armadura que podría parecer pesada, pero es increible y mágicamente silenciosa, fabricada en Mithril para mayor ligereza. Su espada corta, por supuesto también mágica, cuelga en su cinto, y las varias dagas que lleva decoran sus muslos y su cintura. Rematando la indumentaria, un par de guantes muy finos, y una capa... que huelga decir que también es mágica, regalo de su padre.

Hola cariño, ya estoy de vuelta...

Sonreía con picardía al entrar, sabes que le gusta olvidarse de todo cuando llega a casa, y sin embargo, ladea ligeramente la cabeza, dejando colgar su gruesa coleta mientras te mira extrañada.

Ummm... menuda cara traes esta noche, ¿Pasa algo?

Pasa con paso relajado y cierra la puerta con un distraído taconazo, haciendo que golpee sonoramente, y se acerca a tí, con gesto y expresión de cierta preocupación.

Mira a Vanyar. Mira al frente y se recoje el sudor de sus cejas.

-la mira me alegro de que hayas vuelto intacta. Como siempre Se levanta y la besa. -Por que no te sientas un momento..? El hecho de que Barahir se encuentra bastante afectado se nota en su voz y en sus gestos.

Se sienta y espera a que ella lo haga.

-Tan pronto fuiste a poner tu mano en el pomo de la puerta, mi visita desapareció de esta estancia con la misma fugacidad con la que apareció. No se ni por donde empezar sin que pienses que estoy ebrio o que lo he soñado.

Vanyar alargó un poco el beso, y por supuesto no se le escapó tu nerviosismo. Te miraba a los ojos extrañada, pero esperó que te explicases. Rara vez te habia visto tan confuso y nervioso.

Antes de sentarse, te hizo un gesto para que la ayudases a desabrocharse el peto, mientras ella se quitaba los brazales, y se quitaba los guantes. Hacía algo de tiempo para que te relajases un poco más, y luego se sentó en el sofá, girada hacia tí, con el brazo sobre el respaldo del sofá rodeando tu nuca.

Tus palabras sobre la 'visita' parecieron sorprenderla poco, tenía la cabeza en otro sitio.

Bueno, pues empieza a contar por donde quieras... pero te tomes mucho tiempo, que yo también te he echado de menos, y ya no estamos trabajando...

Se acerca otro poco más a él, acariciándole un muslo.

Coge su mano con las suyas y le mira a los ojos

Mâscara ha estado en esta habitación, en el sillón donde tu estás. Durante unos minutos. Hablando conmigo.

Hace una pausa

Y me ha vendio a decir, principalmente, que tiene una misión muy específica para mí, cuyos detalles no me ha detallado, pero ha dicho que será muy muy lejos y que será por un tiempo indefinido. Y he aceptado. Antes de que empiece a acribillar a preguntas Dice que vendrá a buscarme mañana a medianoche, después de que venga un agente suyo a cuidar de mis asuntos en mi ausencia.

Mañana sabré si todo es verdad pero... creo que sí.

Pone una cara muy seria.

Vanyar parpadea atónita y con una mezcla de sentimientos en la mirada, mirándote a los ojos... con la esperanza de que en los siguientes segundos rías y le dijeras que se trataba de una broma. Pero los segundos pasan, y la 'broma' no se descubre.

¿Másc...?

Vanyar se levanta inquieta, llevándose una mano a la frente y moviéndose nerviosamente por el salón, sin saber donde meterse, durante unos segundos. Se para a un par de metros de tí y abre los brazos mostrando las manos, con una angustiada expresión de incredulidad que exige explicaciones.

¿Indefinido? ¿De qué estas hablando? Es decir... te... ¿Marchas mañana hasta no sabes cuando? ¿Y qué es eso de que alguien cuidará de tus asuntos? YO! puedo cuidar de tus asuntos! Son TUS asuntos, no los de un desconocido!

Se calma un segundo, y de repente, explota
¡¡No puede hacer que te largues asi hasta no se sabe cuando!! ¡¡No puede...!! ¡¡Maldita sea!!

Y golpea la mesa con la palma de la mano, cerrándola con fuerza.

Usa su carisma 18 para tranquilizarla.

-Cálmate un poquito, hay muchas cosas que yo no entiendo y estoy desconcertado, aun no he acabado de digerirlo. Tu y yo nos jugamos la integridad física todos los meses con misiones como de la que acabas de volver y no pienses que no estaba preocupado. Así que no nos exaltemos, hay demasiadas cosas que ni yo mismo sé como para ponernos dramáticos.

Se levanta y la coge de los hombros suavemente.

Mira, no tengo ni la más remota idea de como va a ir ni qué va a ser esto, pero volveré lo antes posible y estaré en contacto contigo siempre que pueda. Le... diré a Mâscara -flipando el mismo con la convinación de palabras que acaba de hacer- mañana que tu puedes con todos mis asuntos, y es verdad. No te henido más que unos segundos para pensar en sus palabras. Sólo estaré fuera una temporada, sólo eso, al fin y al cabo... ¿vale?

Vanyar parecía molesta, y cuando la cogiste de los hombros no pareció relajarse más.

Barahir... Escúchame... le has dedicado toda tu vida, ¿Qué mas quiere? Ya no tienes más que darle, eres su fiel más fanático, ¡Que elija a otro! ¡Otro que tenga cosas que demostrar! No puede...

Vanyar aparta tus manos delicadamente y se apoya en la mesa, con un brazo cruzado bajo el pecho, sosteniendo el codo del otro brazo, con el que pone la mano como una visera, y cierra los ojos, entristecida y nerviosa.

No puede 'robarme' a mi marido, Barahir... ni a tí todo lo que tienes. No con la de horas de dedicación que hemos pasado y las ofrendas y sacrificios que le hemos hecho... No es justo.

Pone ambas manos en el borde de la mesa, aún apoyada en ella, y levanta la vista, mirándote fija y acusadoramente.

Barahir... quédate. Por favor. Él o yo, quédate...

Se levanta acercandose a tí, cogiéndote de ambas manos, acercando su rostro al tuyo, y sus ojos, también próximos, fijos en los de él. Su expresión muestra tristeza, y sus ojos están perlados con lágrimas a punto de derramarse. Tal vez sepa la respuesta tan bien como tú, y esté preparándose para el 'guantazo'

Le pediré que me acompañes, aun que no creo que resulte. En ese caso me iré solo, estaré un tiempo fuera y volveré contigo. Es una misión encomendada por un dios. No eres una campesina ¿oyes? eres una ladrona de las sombras, has de saber qué significa cada cosa, cuando aceptar una misión y cuando no teniendo la cabeza fría, dejando aparte lo mucho que te quiero.

En caso de que no puedas acompañarme me iré solo, volveré, me estarás esperando y te contaré mis aventuras mientras te lo hago. ¿Está claro? No eres una granjera irracional, maldita sea, nos ausentamos tu o yo cada mes alguna vez, esto no es nada.

Vanyar te soltó las manos y sonrió. Las sombras volvieron a imperar en la habitación, a medida que las lámparas volvían a atenuar su luz. Sus pupilas se vuelven puntos de luz inquietantes y difíciles de definir.

Respuesta correcta, Barahir... Ni una duda, a pesar de que Vanyar es lo que más amas de Toril. Así me gusta...

Se apartó un paso, y la oscuridad se intensificó un poco más, dando la sensación de que las sombras abrazaban a "Vanyar"

Te llevaré no solo fuera de Toril, si no fuera del Multiverso. Serás mi heraldo en una lejana tierra sin dioses ni fé. Desgraciadamente, solo voy a poder llevarte a tí. Elimina a nuestros enemigos e impón la ley del más rápido y listo, impón mi fé en todo el mundo. Probablemente te lleve años, y de hecho, hasta que no sea lo bastante fuerte allí, posiblemente no pueda traerte de vuelta.

'Vanyar' se giró para marcharse, pero volvió la cabeza hacia atrás.

Por cierto, tu mujer ha tenido un imprevisto en la ruta y llegará mañana por la tarde. Prepárale algo, una despedida adecuada... Oh, y tómate algo más de tiempo para prepararte a conciencia. Tienes tres días...
Sonríe ampliamente, siendo la dentadura bastante visible entre tantas sombras

Pero no los desperdicies todos con Vanyar....

Vanyar rió fuertemente mientras avanzaba un par de pasos y la oscuridad le tragaba. Entonces, casi deslumbrándote, las luces recobraron su fuerza de repente, y te volviste a ver solo... habiendo superado con excelente nota la última prueba de Fé. Máscara sabe que estás dispuesto a dejar no solo tus bienes materiales, si no aquellos otros que el dinero no puede comprar, por él.