Partida Rol por web

¿Qué es lo que sucede? -pregunta con voz severa. Al ver que el hombre no responde, que se limita a posar su mirada de uno a otro de los pasajeros, añade:- Si los problemas son serios, nuestros invitados se enterarán más temprano que tarde. ¿No le parece, sr. Hockins?

-Maldita sea...- Espetó Milcaras. No iba a permitir que aquel merinerucho le menospreciara. Al parecer el nerviosismo le había jugado una mala pasada. Pero el era un señor, y el otro un simple y harapiento marinero. -Mas te vale hablar...- Consiguió reprimir su própia rábia. No sin esfuerzo.

Veo que mis plegarias an sido desantendidas; bueno espero que al menos sea un contratiempo ligero. -¿Y bien? ¿Que ocurre? Hay que ver tantas prisas y ahora se le comió la lengua... Hay que ver el mal que hacen los refranes.

El vigía, mis señores -dijo temeroso, ciertamente intimidado por los invitados de su capitán-. El vigía ha visto Las Olas, mi capitán.

 Tonterías -se limitó a decir el corpulento marino-. “Las Olas”. Tan cerca de la costa. Sin duda se trata de una simple tormenta.

El capitán se levantó para mirar por la claraboya.

El cielo era de un color oscuro, con matices grises a causa de las nubes. Pero se veía en calma. Las nubes no se movían, pero el mar comenzaba a estar cada vez más agitado.

El bamboleo de la estancia era suave, pero cada vez más pronunciado.

Una pequeña cuchara de plata, apoyada sobre una de las fuentes, calló con un ligero plah, sobre el mantel de lino blanco que cubría la mesa de madera.

Es imposible -murmuró el capitán con a penas un hilo de voz-. Estamos muy cerca de la costa aún. No. No se atrevería…

Track comienza a moverse de un lado al otro de la mesa, entre divertida y emocionada.

¡Vaya! Parece como si me hubiera tomado más jarras de vino de lo normal, no consigo estarme quieta en la mesa... ¡Epa!, no, no hay manera.

Viendo la cara de preocupación del capitán se pone ella seria como soldado al que le han negado el permiso y mira a éste con el ceño frucido.

¿Qué es lo que pasa? ¿A qué le tiene tanto miedo? ¿Que son "Las Olas"?

-¿"Olas?, eso es comun el el mar. ¿o se refieren a algún tipo de tormenta?

Dava la sensación que este no iva a ser un viaje tranquilo, pero nada mas partir una tormenta. Seguro que es algo pero sino no habria tanto revuelo.

El elfo de la noche llamado Milcaras, enarcó una ceja al escuchar a aquel marinero.

¿Que se acerca que? Pensó con un atisbo de asombro. Pero mas extraño fué la reacción del capitán. Parecía un tipo curtido de peligros y hizo que el temor creciera en el interior de Eledor.

No, señores -dice el capitán en tono sombrío-. No se trata de ningún tipo de tormenta. ¡Ójala!

“Las Olas” siempre preceden a Morgawr…

¡Sr. Hockins, ya sabe lo que tiene que hacer!

Con un leve gesto de cabeza el marinero se despide y se marcha de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

Señores -alza la voz, resolutivo-, será mejor que se refugien en sus camarotes mientras nosotros nos encargamos de esto.

¿Y qué es un Morgawr exactamente? ¿Se come?¿O nos come? ¿Es feo y con muchos dientes o simplemente es un engendro tan grande que podríamos hacer una ciudad en su barriga?

Track comenzó a fusilar al capitán con un montón de preguntas, algunas de las cuales absurdas y extrañas:

¿Tiene pelo? ¿De qué color es? ¿Habla o sólo pega el típico berrido de bicho malo?

Y así seguia mientras revoloteaba excitada por la emoción de ver un Morgawr, sin ni siquiera saber qué era eso...

Irritado por el revoloteo de aquella hadita, Eledor suspiró antes de contestar a regañadientes.

-Mis señores. El capitán tiene razón. Quizá sería mejor retirarnos a nuestros aposentos  y que ellos nos llevaran a buén puerto.- Dice entre un pequeño suspiro. -Si nos quedamos por aqui solo conseguiriamos molestarles.-

Eh… -el capitán Thrazlër se comenzaba a saturar con las preguntas de la pequeña pixie-. Morgawr come, no se come. Morgawr es feo y con muchos dientes, y también es un engendro tan grande que se podría construir una ciudad en su barriga. Morgawr azota la superficie de los mares, creando gigantescas olas que barren las naves como si no fueran más que cáscaras de nuez.

Su cuello es tan largo como una serpiente marina -continuó con tono aún más sombrío, absorbido por su propio relato-. Su cabeza de dragón escupe agua hirviente. Su cuerpo es delgado y flexible, como el de una comadreja. Sus cuatro aletas terminan en afiladas garras. Y su cola es lo suficientemente poderosa como para partir una flota de forma trasversal.

Escóndanse en sus camarotes -terminó, empujándolos hasta la puerta de la estancia-. Y recen a Yemayá, por nuestras almas.

Eledor abría mucho los ojos y mostraba una expresión anonadada. Las palabras del capitán se le clavaron como un puñal.

-Q..qu.. ¿Como?... - No atinaba a hablar con fluidez. No le salian las palabras. Se imajinaba aquella espécie de mostruo marino del que hablaba.

Acto seguido se dejó arrastrar hasta donde le pedían. Sacó su tabaco y, con manos torpes y temblorosas se encendió un cigarro.

-Loada sea Bastet, no permitira que nos suceda nada. Estamos en una misión de redención, no temamos ahora un pequeño escoyo. Pero sera mejor no molestar y ir al camarote.

Una vez llegado al camarote mirar por el ojo de bueí se convierte en una pequeña obsesión.

JAjajaja, ¡pequeño escoyo dice!- Carcajeó la pixie - Yo soy un pequeño escoyo, ese bicho es el maldíto apocalipsis. ¡Bien empezamos nuestro viaje!

Volando hasta una de las ventanas del camarote Track se queda pegada al cristal.

¡Pues yo quiero verlo! Ése monstruo debe de ser algo digno que contar si es que sobrevivimos. Porque según el capitán estamos más muertos que un pavo el día de acción de gracias.

Menuda tormenta que se avecina, y yo sin ropa de abrigo.

A través del ojo de buey las olas danzan emocionadas. Mecen el barco con fuerza, con su impasible vaivén.

El cielo y el agua son grises. Las nubes se arremolinan, cantando sus truenos, acarician la superficie del mar con sus relámpagos plateados. Los hombres responden con gritos. Recorren atareados el barco. Ordenan instrucciones y piden ayuda a sus camaradas.

La madera del navío cruje, se estremece temerosa de lo que ha de venir. El Galápago Ascendente es un barco poderoso, pero no tan fuerte como la naturaleza desatada que se encuentra ante vuestros ojos.

El tiempo pasa, inexorable.

Los marinos persisten en sus tareas, ya que el mar no proporciona tregua alguna.

Agotados, sus gritos cada vez suenan más apagados. Ya ni siquiera se molestan en anunciar cuando un hombre cae al mar.

La oscuridad cada vez se hace más patente. Los rayos del lejano sol quedan ensombrecidos por las negras nubes.

Las aguas se embravecen más y más por segundos, hasta que su superficie se rompe dejando paso a la bestia…

Tal y como os previno el capitán, podéis observar un gigantesco cuello, tan largo como una serpiente marina. Sus ojos rojos brillan incandescentes en la cabeza de dragón.

No podéis ver su cuerpo delgado y flexible, ya que se encuentra bajo la superficie. Ni sus cuatro aletas terminadas en garras. Pero sí su larga cola, que sobresale de las aguas, golpeando una y otra vez, produciendo “Las Olas”.

¡Madrecita del bosque!, ¿habeis visto el tamaño de la sierpe? Si salimos de ésta será algo digno de contar. ¿Qué vamos a hacer frente a semejante monstrenco?

Track se dirige a sus compañeros de fatigas, su cara pasa de la admiración al temor, y de vuelta a la admiración y la emoción de ver semejante gigante en primera persona.

Milcaras ya tenía suficiente trabajo en mantener la comida en el estómago sin necesidad que aquella criatura le sacudiera las entrañas.

-Mierda... Espero que tengais manera de salir de esta.- Se limitó a decir. Por momentos se estaba arrepintiendo de haber aceptado la misión.

Maldito hijo de puta... Ese Odioafilado se estará riendo de mí frente al calor del fuego... Y yo aqui firmando mis últimas horas. Empapado y apunto de ser engullido por una criatura monstruosa...

El agua comienza a cubrir los tobillos de los hombres. Inevitablemente, el barco se hunde.

Los marinos, en la cubierta comienzan a soltar los pequeños botes de remos, con la esperanza de poder regresar a tierra. Algunos roban provisiones de las bodegas de cargas, mientras que otros se encomiendan a sus dioses ya sin esperanza alguna de sobrevivir.

La violencia es alternativa para otros, que recurren al pillaje…