Partida Rol por web

-Por fín nos dejan respirar...- Suspiró Eledor una vez en el barco. -El amor de la gente en ocasiones puede ser como un empacho de manjares...- Comenta con media sonrisa disimulada en el rostro.
En el fondo, a Eledor, le gustaba que le adulasen, aunque aquello era demasiado. Tanta gente de golpe le saturó el pensamiento. Por un momento creía que sucumbiría y empezaría a propinar maldiciones por doquier.
Escuchaba el crepitar de las amuras y notaba el suave vayvén del barco sobre las tranquilas aguas del puerto. Miró a sus compañeros y a su capitán mientras sacaba su bolsita de tabaco.
-Quizá sería el momento te probar aquel ron del que hablábamos... Nos daría fuerzas para el viaje.- Comentó con el rostro luminoso mientras se encendía un cigarrillo. -Apropósito. Me presento: Soy Eledor. Señor de la noche. A vuestro servício.- Dice con una impecable reveréncia señorial.

Los marinos caminan con celeridad por la cubierta. Todo el mundo parece atareado. Se sueltan amarras, se arrían las velas. Los gritos del capitán Thrazlër, y el eco de su contramaestre, resuenan junto al rugido del viento, que poco a poco os aleja del embarcadero.

El puerto mengua ante vuestros ojos y la inmensidad del mar se hace cada vez mas patente. El barco se balancea sobre sus olas. De un lado a otro, de un lado a otro…

Ya hera hora de que salieramos. Esta es una misión importantisima. Saldre a cubierta hata la hora de cenar.

Despues de un largo paseo por cubirta se dirige a la cena. Esperando que el dinero del viaje proporcione buenas viandas.

La brisa marina revuelve el pelo de Eledor que se encontraba sentado en cubierta, el capitán manejaba la ryeda del timón con la vista perdida en el horizonte mientras un par de marineros faenaban cerca.
-Y bién, capitán. ¿Donde puedo conseguir un trago?.- Le preguntó al capitán.

 Oh, tenga paciencia, mi buen señor -dice jovial, sin soltar el timón-. No queda nada para la cena…

El tintineo de un triangulo corta las palabras del capitán con su melodía.

Una sonrisa se dibuja en el rostro del hombre mientras le pasa el mando al contramaestre.

Sustitúyame, Howdkins -sonríe, frotándose el estomago-. Nuestros ilustrísimos invitados y yo comeremos en mi camarote. Qué la tripulación respete los turnos.

El fin de la primera jornada de travesía se acerca.

Aunque resulta difícil calcular el transcurso del tiempo en un mundo en el que el sol permanece inamovible en el horizonte, vuestros cuerpos reclaman con total precisión una nueva comida…

La estancia del capitán es más espaciosa de lo que cabría de esperar dado el tamaño de la nave, aunque es posible vislumbrar que algunos de los muebles que habitualmente pueblan la sala han sido trasladados para acentuar dicha sensación.

Las lámparas de aceite iluminan la lustrada madera oscura de la que parece estar formada por entero la habitación.

Una enorme mesa, finamente dispuesta, os aguarda llena de manjares.

Eledor tuvo que reprimir un suspiro al descubrir todas aquellas delicias. La noche anterior no pudo probarbocado, de manera que aquello se le antojaba celestial.
-Vaya, capitán, al parecer sus cocineros se han esmerado.- Dijo complacido.
Se acercó a la mesa y tomó asiento a la espera de quee sentaran los demás. Los aromas de la comida se entremezclaban con el roble barnizado de la mesa y el ron que se mecía en el interior de jarras de cerámica.
Eledor tomó un largo trago de ron y sintió el dulce licor calentando sus entrañas. La calidez que tanto ansiaba.
Acto seguido sacó su tabaco y empezó a hacerse una pipa.

En la mesa todo hera diferente, por fín habia algo que llenara bien el estomago. Me sente a la mesa y retire una parte de los alimento unos pedazos de todos y los dejo en un plato vertiendo un poco de vino. Hizo los rezos combenientes y porcedió a darse un omenaje.

-Ho capitan una comida escelente, ho perdón Eledor veo que pensamos lo mismo. ¿Espero que el camarero no se este esmerando demasiado por nuestra culpa?

Sonrrie mientras toma su copa y da un largo trago.

Eledor asiente levemente ante el comentário de Firas. Luego tomó una cerilla y encendió la pipa.
-Efectivamente, nos espera un largo viaje, monseñor...- Comentó con tranquilidad através del humo que se levantaba hacia la estancia. -...Solo espero no tener que devolver estos manjares.- Mostró una agradable sonrisa. Aquella era su especialidad.
-Y digame, señor. ¿Que opina usted acerca de esta misión?- Preguntó como quién no quiere la cosa.

Comida, comida, comida, ¡comida!

La pequeña pixie deja de mirar hacia el horizonte desde el puesto de guardia para bajar como una exalación hacia el camarote en el que se han servido las viandas. Al poco de llegar coge una pequeña manzana y con un puñal que para muchos parecería un palillo comienza a cortarla en trozos. Poco a poco la manzana va mermando hasta que la Track se queda satisfecha, se ha comido nada más y nada menos que un cuarto de manzana ella sola.

Se sienta al borde de la mesa y con cara de satisfacción sigue la conversación de sus compañeros de viaje.

¡Jejeje! -sonríe el capitán llenando su copa-. Me complace mucho verles disfrutar así de la comida.

Los huesos ya desprovistos de carne relucen en el plato del capitán. Su redondo rostro resplandece feliz y satisfecho.

La verdad no esperaba poder disfrutar de semejante momento de tranquilidad en esta travesía -confiesa, hurgando entre sus dientes con un palillo-. Sé que apenas acabamos de zarpar pero creí, no sé, que ustedes me darían más problemas. Y sin embargo, a penas he notado la presencia de los hombres del Capitán Dalharin y la presencia de nuestra misteriosa hechicera a penas a alterado a la tripulación… ¡He de reconocer que estoy impresionado! Sin duda, la presencia del Sumo Sacerdote ha traído la buena fortuna a este barco.

Eledor asiente de nuevo pensativo. Aquella brija con la quebían embarcado le producía un escalofrío. Hace algún tiempo fué testigo de lo que son capaces de hacer ese tipo de gente. Hasta la fecha siempre se mantuvo al margen de sus histórias.
-Se olvida de un pequeño detalle, mon Capitán.- Dice de nuevo recuperando esa amabilidad característica de un noble. -Los dioses estan de parte de Lumnade esta vez...- Acabó mostrando una ámplia sonrisa y levantando la copa justo antes de dar un largo trago.

-Caballero tranquilidad o buena fortuna, lo mismo da; Bastet nos protegera. Perno no olvidemos que este viaje es peligroso. Y el esceso de confianza es malo. Peo no devemos amargar esta buena cena. Diga capitan ¿como ve la noche?; ¿es lo suficientemente tranquila para hechar una partida de cartas?

La velada hera mas que satisfactoria y no queria preocupar en esceso a sus compañeros enla primera noche, disfrutar estaba bien. Pero no hera la primera vez que veia como la clama precedia a la tormenta. Esperaba que eso no sucediera en esta cena, pero su poder no hera con el clima.

“¡Tap, tap, tap, tap, tap!”

“¡¡PAH!!”

Un hombre irrumpe en la habitación. Su respiración es agitada y en su cara se refleja el Pánico como si fura una fuente de agua cristalina.

Vaya... Pensó Eledor al ver entrar aquel tipo. ...ya empezamos.
-Calmaos.- Dijo acercámdose donde estaba el marinero. -¿Que sucede?-

Parecia que no estaba equivocado, como le fastidiava tener razón.

Di… disculpen la intromisión –dice con voz temblorosa, al percatarse de la presencia de los invitados-. Quizá deberíamos hablar a solas, capitán. Hay problemas en cubierta.