Partida Rol por web

El elfo se preparó para el combate poniéndose de perfil a los enemigos para minimizar la superficie de su cuerpo expuesta al enemigo. Con la mano izquierda aguantaba la vela en lo alto y en la derecha mantenía la daga con el filo y en posición de guardia.

"Muy bien... llegó la hora. ¡¡Vamos Solomon, muestra un poco de valor!!" se dijo a si mismo eliminando los pensamientos negativos que rondaban por su cabeza e intentando inspirarse algo de confianza para este último posible encuentro. Habían espantado a dos de aquellas criaturas y al menos, estaban es superioridad numérica. 

Empuñando su pequeña daga con una de las manos mientras sostenía la llameante antorcha con la otra se preparó para el combate... lo mejor que pudo claro, pues debido a su miedo se quedó en la retaguardia, detrás del resto del grupo.

Disponeos a luchar, tu, a lado, el otro, detrás suya, cubre bien ese flanco.

Lomak apretó los dientes y comenzó a organizar el grupo para el combate.

Me coloco en la posición marcada tan rápido como puedo. Siento un gran alivio al dejar el liderazgo del grupo en manos de un experto militar, al menos más experto que yo.

El elfo se puso a un costado tapando el flanco del grupo y con la daga en guardia para enfrentarse a los seres de ultratumba.

A pesar de la Herida, me acomodo tomando mi espada de manera de cerrar el camino a los adversarios, aunque no estoy seguro de lo que puede resultar de esto.

A diferencia de los otros, dos de los esqueletos se mantienen en su posición, desafiando al poder del clérigo e incluso diríais que con un odio enfermizo reflejado en el brillo impío de sus ojos. Con gesto decidido y en sincronía, golpean con el asta de sus lanzas el suelo, aceptando el desafío de proteger a toda costa la cripta.

Solomon, aunque asustado, al ver a sus compañeros tomar posiciones para el combate de forma tan decidida reunió el poco valor que le quedaba y empuñando con fuerza la daga se colocó cerca del resto preparado para combatir. No es que se colocara en primera fila... en realidad, se colocó el último de forma que no recibiera los primeros golpes de aquellos seres que estaban dispuestos a masacrar al grupo por la ofenda provocada al profanar la tumba y atacar a sus compañeros.

"Vamos Solomon, puedes hacerlo... un último esfuerzo y todo esto habrá terminado y saldremos de aquí vivos." pensaba para animarse a si mismo. Se llenó los pulmones de aire varias veces para intentar controlar la respiración y su pulso y esperó hasta que comenzara el combate.

Lejos de dejarse amilanar, los cadáveres marchan por la habitación, separándose dispuestos a envolveros y rodearos.

Los cadáveres empiezan a tomar posiciones ante el combate. Uno de ellos parece quedarse más rezagado, sin embargo, su compañero se afianza lanza en ristre cerca de las estanterías llenas de urnas, cortando el paso para que puedan realizar su ataque.

El elfo mantenía la vela en su costado para iluminar la sala mientras las huesudas criaturas se acercaban al grupo. La daga en horizontal frente a su cuerpo servía la posición de guardia. Rongar se abrió hacia un costado para que los rivales, en minoría, tuvieran que ofrecer la espalda a uno de los compañeros, pero desgraciadamente, las heridas y el cansancio hacían mella en el orejas puntiagudas que, concentrado en no perder de vista a sus rivales, tropieza con los restos dispersos por el suelo.

Avanzo con decisión para encarar al esqueleto de las estanterias y me coloco a una distancia prudencial. Enarbolo mi vara dispuesto a usarla desde segunda fila y azuzar con su punta a los monstruos.

"Muy bien, vamos allá" piensa Solomon mientras observa como sus compañeros se preparan para el combate y de la misma manera, como sus oponentes hacen lo mismo.

Comienza a abrirse para después intentar atacar por ambos lados a sus oponentes y que estos tengan menos espacio para defenderse. Sin embargo los nervios juegan una mala pasada y mientras Solomon mantiene fija la mirada hacia aquellos seres tropieza con algo que se encontraba por el suelo haciéndole perder el equilibrio y evitando que la maniobra inicial para el combate no saliera como esperaba.

Siguiendo la inercia del grupo, que pataleaba por sobrevivir, Lomak comienza a azuzar a los esqueletos, con su voz ronca y muy grave les grita.

Aaaaah, criaturas del infierno AAAH!

Comienzo a caminar de costado golpeando mi espada contra el piso intentando distraer a los esqueletos aunque el sonido se pierde bastante entre los sonidos de los huesos al moverse.

El avance del y su inusitada ferocidad parece medrar la voluntad de los guardianes, que inútilmente intentan mantener a raya con sus lanzas al mago y al enano, pero éstos quedan a una distancia demasiado comprometida como para poder reaccionar.