Partida Rol por web

Agnis puede escuchar un sonido como de succión justo delante de ella, y mirando entre la multitud, nota una figura apuntando hacia la espada con una varita.

Siendo dominada por sus instintos, Agnis se hecha hacia atrás, al mismo instante en que una bola de fuego, proveniente de la varita, estallar sobre la piedra. La fuerza de la explosión empujó un poco Agnis, y el único sonido que pudo escuchar en seguida fue un agudo pitido en sus oídos. Mirando al rededor, aturdida, Agnis notó que Kain no notó el ataque a tiempo, y se encontraba tumbado boca abajo entre los escombros de un carro, con quemaduras en su ropa y piel.

Kain escuchó un sonido como de succión, justo delante suya. Su raciocinio fue lento para procesar de donde provenía el sonido - aun estaba concentrado en el dialogo que mantenía con Agnis.

Por eso, lo que ocurrió a seguir le fue una confusión.

Sintió de repente un calor repentino, ardiente, y como era lanzado por los aires, para aterrizar sobre un carro de madera, que quedó destruido tras su caída. Sus espaldas quemaban mucho, y su audición fue tomada por un pitido alto.

Elias se quedó algunos minutos tratando de observar donde estaba el elfo misterioso antes de que Agnis y Kain llegasen y se pusieran a hablar.

Comentaron un poco sobre la espada, pero Elias se distrajo al ver, entre la multitud, al Elfo otra vez. Un poco mas a lo lejos, apuntando hacia la espada con una varita, cuya punta empezaba a brillar.

Elias escuchó entonces un sonido de succión, y su reacción fue rápida: Alejarse de la espada lo antes posible. Pudo dar algunos pasos apresurados antes de escuchar una explosión estrondosa detrás de el, y ser lanzado hacia adelante, casi cayendo boca abajo en el suelo de tierra. Su audición fue tomada por un pitido molesto.

Volteándose hacia atrás, pudo ver que Agnis no había sufrido ningún rasguño, se había apartado casi al mismo instante que el. Sin embargo, Kain no tuvo tanta suerte, y había sido lanzado sobre un carro.

Con una sonrisa sádica, el elfo de mantos negros se acerca de la espada, y después de analizarla por algunos segundos, la sostiene, mientras deja escapar una carcajada. - Paletos estúpidos. No merecéis un arma como esta. -

Gritos son escuchados entre la multitud cuando un grupo de criaturas peludas y humanoides empieza a atacar la población, viniendo de todas partes. Agnis los reconoce: son Gnolls.

12 dio algunos pasos en dirección de los encapuchados, mientras en una hoja, preparaba su hechizo. Pero algo atrajo su atención, así como la atención de Jabamiah y Asmodeus: una explosión de llamas, proveniente del centro de la aldea, donde se encontraba la espada.

Aquella no fue la única sorpresa para el grupo, porque un segundo después, aquellos misteriosos sujetos se libraron de sus mantos, revelando cuerpos peludos y humanoides por debajo de estos - eran Gnolls, armados con lanzas dentadas y largos machetes, con los cuales comenzaron a atacar los transeúntes mas cercanos, que empezaron a gritar, aterrorizados, huyendo de los monstruos.

Antes de obtener respuesta por parte de Agnis escuche algo aunque no supe identificar su procedencia, mire un momento rápido a ambos lados antes de sentir un intenso calor y salir despedí por los aires hasta chocar contra un carro de madera destrozándolo con el impacto. Me levanté con una mano en una de mis orejas, con una expresión de dolor y aguantando las decenas de insultos que querían decir a quien fuera el que me había atacado.

-Voy a matarlo...

Apoye una rodilla en el suelo y mire a mi alrededor, lo único que escuchaba era un ensordecedor pitido. Entonces veo al cabronazo que me ataco, desenvaino mientras me pongo en pie. Todo se estaba llenando de monstruos pero ese hecho a mi me era totalmente irrelevante lo único que quería era hacer del estomago de ese elfo un alfiletero. En cuanto me recupere del golpe inicie la carrera hacia mi atacante con la espada en posición de carga en mi costado preparada para ensartarlo en cuanto me acercara pero en vez de ir en linea recta aproveche que no estaba especialmente enfocado en mi para buscar su espalda.

La negociación de Threkor fue interrumpida con una explosión, proveniente del centro de la aldea, que hizo temblar las paredes de la librería.

- ¿Que está pasando? Parece venir del centro... - El hombre dijo, levantándose asustado.

Las palabras de Kain habían hecho eco en mi mente. Las de antes, cuando aquel simple malentendido con el goblin y el jabalí, aunque horrorizada sabía lo que tenía que hacer.

-Tu…tu tampoco.

Levante la voz sobre el gentío y los gritos dirigiendome al elfo. Lamentaba que mi precognición no había sido lo suficientemente alta para comprender que era lo que iba a suceder, ya cuando muy tarde  el pirata disparado por los aires apenas se reponía del impacto recibido.

Una rápida ojeada buscaba cerciorarme que sus heridas no fueran graves, pero volví la vista rápidamente al frente encarando con todas las fuerzas que podía, con el valor que lograr recuperar al elfo que causaba todo aquel ataque.

-La bendición de Khalmyr obra para la protección de los pueblos. Y esto... Señale con fiereza la destrucción y el caos alrededor. Mientras hablaba acortaba la distancia, devolviéndome lentamente hacia el epicentro de la explosión, a pasos lentos y parsimoniosos llamando totalmente la atención del sujeto sobre mi persona. Una niña vestida con pobres túnicas, descalza, que caminaba sobre los escombros como si flotase sin dejar huella allí donde pisara. ..-Esto es una aberración del propósito original. Cualquiera podría empuñarla pues ciertamente no merece estar en un mausoleo…cualquiera, menos tú.

Repetí una frase provista por mi amigo mientras yo misma hilaba mi propio plan. Me la jugaba, me la jugaba en alto, un simple golpe de su parte sería suficiente para no solamente alejarme sino que acabaría con mi frágil existencia. Levante una mano sobre mi pecho, bajando la cabeza de pronto humillada a cortos pasos de distancia del atacante, aunque sin mentir  pues realmente la intención verdadera marcaba mis palabras en aquella intención.

-Pero…Si te la llevas para tus propósitos y rompes el proposito de la bendicion de uno de los señores del panteon sera que Nimb asi lo esta previendo. Una simple sierva del conocimiento quisiera entonces conocer tu nombre y besar la mano del que se lleva la joya de Pradera Verde. Tu nombre quedara inmortalizado en los libros de Tanna-toh.

El simple pedido quedo en el aire a la espera de una respuesta. 

Esperé que el tendero se acercara a la puerta para salir a mirar que había pasado y me acerqué a la mesa para intentar pispar el dinero que me había costado el libro y de paso, con algún movimiento rápido de las manos, intentar coger algún volumen adicional, ahora que el viejo estaba distraído con la explosión.

Aquellos volúmenes habían llamado gratamente mi atención y podía aprovechar que el viejo estaba pendiente de lo que había pasado fuera para coger alguno y salir rápidamente de allí.

El elfo fue sorprendido por Kain cuando este atacó, y no logrando levantar la espada para contra-atacar, su única opción fue evadir el ataque girándose hacia su izquierda. La lamina de Kain rompió tejido y carne, provocando un corte no muy profundo en el torso del Elfo. El rostro del mismo se deformó en odio.

- ¡Como te atreves...! - Levantando la espada y girando su lamina sobre la lamina de Kain para apartarla de el, se alejó algunos pasos, asumiendo una posición de esgrima. - Te vas a arrepentir, vil filibustero. - Entonces, volvió a sonreír. - ¿Acaso sabes el peligro que corres en un duelo de espadas con un Elfo? - Enseguida, invistió con una rápida tajada.

- No gastes tu tiempo intentando seducirme con alagos, pequeña. - El elfo dijo con una pícara sonrisa, mientras su mirada cambiaba de Agnis para Kain. - No soy como los pobres ignorantes que soléis enseñar en vuestra iglesia. No voy a caer en un truco tan simple. -

Los soldados estaban completamente calcinados por la explosion, y el resto de la milícia aun trataba de contener a los Gnolls, pero estos eran muchos, y ya causaban un verdado baño de sangre en aquella aldea.

-No es alago, es la verdad. Volví nuevamente a interponerme frente a la mirada del elfo, cortando su campo visual, debia enfocarce en mi –Que no seas de mi agrado no te exime de la historia, esto que está ocurriendo aquí necesita ser registrado en lo tomos.

Extendí un brazo adelante expectante, con la palma arriba esperando recibir lo que había pedido.

-Por los dioses del panteón, por la sabia Tanna-Toh, mi madre y guía. Dime tu nombre, déjame besar tu mano.