-Un buen intento, señor Beck- dice Justin sonriendo irónicamente-. Sí, he visto antes esa oscuridad, pero no sé de ella más de lo que ustedes. Si tengo que ir de primero, descuide que o haré, pero no séra por lo que pueda saber o no al respecto.
Con un simple gesto asintió.
—¡Oh! Claro. Quizá haya tomado sus palabras por algo más.
La posición de Elgast no varió un ápice. La mano seguía tendida invitando al Auriga a encabezar la marcha. Reinaba el silencio y Elgast miraba fijamente a los ojos a Justin.
—No crea que le menosprecio por invitarle a ir delante, más bien todo lo contrario. Me parece usted una pieza clave de este rompecabezas y no me gustaría perderle por nada del mundo.
Justin intentó tocar la oscuridad mientras hablaba. Sorprendentemente esta vez su dedo atravesó el umbral sin dificultad. No notó nada extraño: quizás una sensación de calor en el interior de la sala de piedra. Retiró rápidamente el dedo mientras escuchaba a su acompañante.
-Claro, claro. Es usted muy considerado. Le agradezco su preocupación.
Justin se detuvo un momento a coger aire, antes de avanzar hacia el interior de la pirámide.
-De acuerdo.Allá voy.
Dicho esto, Justin se adentró en la oscuridad sin poder evitar cerrar por un segundo los ojos, como si temiese lo peor.
Al entrar Justin todos notaron nuevamente una distorsión en el movimiento... Pese a que Justin había entrado con suma cautela los demás lo veían moverse a una velocidad desacompasada con su propia realidad. El auriga miró con curiosidad la superficie circular de la piedra que habían vislumbrado desde fuera: estaba toda repleta de jeroglíficos que parecían lanzar algún destello ocasional si uno los miraba por el rabillo del ojo. Girando su cabeza (los demás veían movimientos bruscos, casi de caricatura) comprobó que las paredes estaban también cubiertas por esos jeroglíficos.
Había cuatro salidas de la pirámide, una hacia cada uno de los puntos cardinales. Al girarse hacia sus compañeros comprobó que lo observaban totalmente inmóviles.
El sacerdote apretó la mandíbula.
- No irás solo -y, decidido, caminó hacia el noble.
-Bueno, mi buen amigo el Decados parece que hace honor a nuestra fama, la de que la gente de la nobleza somos muy educados, y guardamos por completo las formas. Nunca se le hubiera ocurrido adelantarse, ¿no es verdad, Elgast...?
Evidentemente el tono desenfadado e irónico de Ramveer seguía siendo su escudo, pero al parecer le daba buenos resultados, porque volvía a estar tranquilo y sin muestras de que hubiera pasado miedo alguno.
-Pero los Al-Malik siempre hemos sido menos pulidos, me temo. Así que voy a pasar contigo, Justin, y con nuestro salvador de almas. Veamos...
Y se adelantó también hacia el interior de la pirámide, hacia la densa oscuridad que tan poco le atraía.
El noble no se ha movido . Supongo que te refieres a Justin, los nobles son Elgast, que generosamente nos cede el honor, y Ramveer.
;)
-Bueno, ¿alguien conoce estos jeroglíficos?. ¿Alguna idea de por donde seguir?, ¿o simplemente probamos al azar?.
Valkian y Ramveer siguieron a Justin, dejando a Elgast en el umbral. Cuando todos hubieron entrado la situación quedó patente y clara: los que estaban dentro se movían a una velocidad totalmente distinta a los del exterior. Elgast veía como parecían casi saltar de una posición a otra.
Dentro, sin embargo, no notaban nada de eso. Los jeroglíficos parecían indescrifables. Ninguno de los presentes habían visto nada similar... ni siquiera tenían un aire Ur, como había sucedido con el exterior de la pirámide.
Lo que sí les llamó la atención era una cosa: un trozo de cuerda tirado en el suelo junto a una de las salidas de la pirámide (la que daba hacia el norte). Era extraño: parecía haber sido cortada de cuajo, por un filo perfecto... Y otra cosa les llamó la atención: agua junto a la puerta. Sin embargo no había rastro de goteras ni un origen lógico para aquel líquido.
Valkian no pudo menos que hacer un gesto sagrado con su mano, solicitando la protección del Pancreator. Aquello era tan alienígena, tan antinatural, tan... ajeno que no podía menos que sentir repulsa.
- ¿Restos dejados quizás por nuestros compañeros?
Es que mi personaje es tan humilde que todo el mundo le parece noble :D
-Posiblemente.
Justin examinó la cuerda. Intentaba saber si por la manufactura, podría provenir del equipamiento del otro grupo. Buscó más indicios; pisadas, impactos de disparos en las paredes,...cualquier cosa que pudiera confirmarles que sus compañeros habían pasado por allí. Aunque todo apuntaba a que así había sido, necesitaba asegurarse.
Elgast se mantuvo unos instantes más expectante a los rápidos movimientos de sus compañeros. Un momento después miró hacia atrás observando el camino dejado atrás y valorando las posibilidades. Finalmente se decidió a entrar.
—Ante todo decoro, Ramveer. Ante todo decoro y buenas formas —dijo respondiendo a la velada acusación que el al-Malik había lanzado hacía ya tiempo.
Observaba la escena con calma fijándose especialmente en la velocidad de movimientos de los demás. Ahora todos se movían con sincronía.
—¿Esta asincronía espacio-tiempo también la viste antes, Justin? —dijo desde el centro de la sala, de brazos cruzados.
Justin niega con la cabeza.
-No, en aquella ocasión, no llegamos a entrar. Nos quedamos discutiendo que hacer hasta que los chicos malos vinieron a por nosotros y nos vimos obligados a huir, aunque siempre tuve la sospecha de que allí era donde había quedado encerrado el Padre Kiros. Del mismo modo, creo que aquí encontraremos a nuestros compañeros.
Justin revisó la cuerda: efectivamente era parte del equipo de sus compañeros. Una mirada pormenorizada de las paredes reveló algo más: un golpe brutal había destrozado un trozo de roca en los jeroglíficos. El auriga acercó la mirada: por increíble que pareciera se veían las marcas de unos nudillos. ¿Pero quién o que tenía tanta fuerza como para destrozar un trozo de roca pura lanzando un único puñetazo?
- Deberíamos continuar. Aquí no hay mucho más...
-Sí. Continuemos, pero tengamos las armas preparadas. No quisiera encontrarme con lo que ha hecho eso, pero habrá que estar preparados para lo que pueda pasar.
Y dicho esto, Justin saca su pistola y se dispone a avanzar, pero piensa, ¿"por dónde"?. Sin pararse mucho a pensarlo, decide que hacia la derecha.
Antes de seguir el camino propuesto por Justin, el noble Decados se detuvo unos instantes sobre el resto de la cuerda. La cogió entre sus manos y examinó el extremo cortado con tanta precisión. Un instante después observó el camino que quedaba detrás de la salida norte e intentó pasar la cuerda por él.
—Esperad un momento. Mejor esta cuerda que vuestras gargantas.
Elgast se quedó a la espera observando el camino tras la salida norte.
-De acuerdo, Elgast. Tiene usted razón, es mejor asegurarse.
Justin se detuvo y esperó a que el decados hiciese lo suyo.
El Al-Malik se acercó a la cuerda y al rastro de agua, es decir, a la puerta Norte. Se sonrió para sí cuando el Decados le amonestó, pero no respondió. Su atención estaba focalizada en el lugar y en aquellos restos que evidenciaban que sus compañeros habían estado allí.
Observó con curiosidad el círculo de piedra repleto de jeroglíficos ininteligibles. Siguió andando tras la inspección. Se agachó para examinar el agua, mientras los demás miraban con detenimiento la cuerda, y después el desperfecto en el muro, que al parecer estaba hecho por un puño de hierro. O algo así.
-¿Saben de algún tipo de androide que haya podido dejar esa huella de "nudillos"? Porque si es de algún ser vivo, estamos ante una raza extremadamente fuerte... con la que no me gustaría toparme de cara.
Dejó caer la pregunta mientras esperaba ver qué ocurría con la cuerda al atravesar la puerta.
¿Algo que notar en el agua? ¿En el círculo de piedra?
Las cuatro puertas son idénticas, no? Hemos entrado por una de ellas, y ahora nos encaminamos a otra, si no me he perdido. Hemos entrado por la sur?
Elgast lanzó el cabo de cuerda hacia la umbral. Se oyo un chisporroteo leve y ¡el cabo desapareció! Podría decirse que se había desintegrado pero no era del todo cierto: el efecto fue que, al cruzar el umbral simplemente dejó de estar allí...
Ramveer comprobó que el círculo de piedra parecía poder moverse, girar sobre su eje. El agua, por otro lado, era fría... ¿cómo agua nieve quizás? Pero allí no nevaba... Muy al contrario: el clima era tropical.
Habéis entrado por la puerta sur. El agua está por el norte. La derecha sería la del este.
Por lo que dijo Justin entiendo que Elgast lanza la cuerda hacia el este... De todos modos os confesaré algo: lo mismo pasaría si la lanzase hacia el norte ;)