Partida Rol por web

Pasado mediodía, cuando ya se ha secado el equipaje de Lady Desmera, partís hacia Fuentes Tranquilas.

El sol está en alto, el día primaveral es agradable, el invierno ya ha pasado y sin duda comeréis bien en Fuentas Tranquilas.

Lady Desmera os cuenta que se esperan muchos invitados, por lo que le han dicho por cuervo:

- Se invitó a Lord Lannister, por supuesto, pero sin duda Su Señoría se excusará. Pero quizá venga alguno de sus hijos. Lord Yarwyck es casi seguro; sus hijos son amigos de Ser Lenyl. Y también Lord Lorch. Mi hermano fue paje en Septo de Piedra antes de ser escudero de Ser Lenyl, así que esperamos también algún Bracken del Tridente. Ah, y Ser Hector Westerling quizá se pase. Él y Ser Lenyl nunca pierden ocasión de batirse en una justa amistosa.

La mayoría no habéis estado nunca junto a tantos nobles juntos (a la boda de Alarich sólo vinieron algunos parientes). Salvo Julia cuando estuvo en Desembarco del Rey. Desmera le hace muchas preguntas sobre la Corte, el Rey, etc.

- Quizá haya algun combate con armas de madera, en honor al nombramiento de vuestro hermano, mi señora.- comenta ser Dalor. Lleva la cota de malla con coraza, y está empezando a sudar.

- Si es a lanzas, apuesto por Ser Lenyl. Si es a espadas, por ser Hector. Pero si es con mazas, yo podría con los dos a la vez... A mayor honor de la casa Redwyne, por supuesto- fanfarronea.

¿Vos sois hombre de torneos, ser Paxter? ¿Y vos, Tormen?

- Nunca he estado en un torneo. Soy más marino que jinete, me temo. Pero no rechazo combatir a pie ni a caballo.

Lady Desmera quiere agradeceros haberle salvado la vida, así que a Paxter no le cuesta mucho conseguir que os invite a toda la ceremonia y el siguiente banquete.

- Esperemos entonces que no sean mazas Ser... no querriamos ver a dos Caballeros juntos caer avergonzados! O tal vez si! esgrimiò una sonrisa. Ser Hèctor es un gran caballero, él me enseñó a dispara con arco con mucha paciencia. Espero poder verlo.

- Oh, lo conocéis, lady Julia?- pregunta Desmera con educado interés.- He oído decir que es tan buen caballero como Leo Espinalarga, pero sin duda los rumores exageran un tanto. Todos saben que Lord Leo es el mejor caballero de todo Poniente. Sólo se le puede comparar Aemon Targaryen.

Thom montaba a lomos de una vieja mula, disfrutando del hermoso y accidentado paisaje de la Bahía del Hierro. El Mar del Ocaso golpeaba con fiereza los agrestes acantilados, acompañando a la comitiva con el bramido de sus olas. Desde la posición del bardo, a la zaga de los nobles, podía escuchar sus insustanciales conversaciones, plagadas de sonrisas cómplices por parte de las mujeres y de galanterías baratas por parte de los caballeros. Si hablara así en alguna de las tabernas donde he actuado, ya me habrían echado a patadas...

Para amenizar la travesía -y para no aburrirse...-, el bardo descolgó el laúd de las alforjas y lo sacó de su funda, tañendo unas ligeras notas para calentar las articulaciones. No esperaba mucha atención de tan selecto público, así que escogió un repertorio con el que se sintiera cómodo, más para su disfrute que para el de sus oyentes. Tocó primero el Galopa presto, una pieza clásica que aprendió en Darry durante un torneo de justa, allá en su más tierna infancia. No tenía una letra que pudiera cantar en la Corte de Desembarco del Rey - ...cayó con tan mala suerte / que sufrió en sus posaderas / dolor peor que la muerte...-, pero sirvió para arrancar una sonrisa a los criados, incluido el joven escudero de ser Paxter.

La severa mirada con que le obsequió la septa Anelle, le dejó claro que esa temática no era de su agrado. Thom le respondió con una sonrisa pícara y a la vez de disculpa, pasando a rasgar las cuerdas de su instrumento con los primeros acordes de Estrella de Siete Puntas. Los cuidados versos dedicados a las diversas figuras de los Siete, consiguieron esta vez que la tutora de lady Desmera asintiera satisfecha, incluso le pareció verla murmurar recatadamente el estribillo.

Es mi Estrella de Siete Puntas

la que ilumina con más fuerza el vasto mar.

Es mi Estrella de Siete Puntas

la que me vio partir y me verá regresar.

- Los dioses os han dado un don con el laúd, maese bardo.- le dice Desmera a Thom.- Quizá querríais acompañarme cuando cante en Fuentes Tranquilas.

Los ojos de Julia se iluminaron al recordar a su maestro. - Cuando murió mi madre, Padre sintió que lo mejor para mi era ser criada por una dama noble. Así que pasé muchos años en el Risco como pupila de Lady Morella Tarbek. Allì una tarde por casualidad estaba en el patio de armas y al ver un cuchillo comencé a jugar con él. En un momento me corté y, enfurecida lo arrojé. Una risita escapó de sus labios como si volviera a ser niña. Con tanta suerte que fue a clavarse en un tronco. Me gustó esa sensación, la de poder dirigir un objeto y clavarlo donde yo quisiera. Comencé a escaparme todos los dias a jugar, sin que me vieran. Una tarde una voz sonó a mis espaldas. Era él. Ser Héctor me había estado observando varios días y dijo que yo tenía habílidad y que me enseñaría. Yo estaba feliz, pero tuvimos que mantenerlo en secreto, encontrándonos a escondida de Lady Morella, que jamás hubiera permitido aquello. Las jóvenes Damas debían aprender a bordar y a cantar, las armas no eran para las mujeres según ella... Lady Morella fué muy buena conmigo, pero la verdas en eso no comparto su parecer. Hoy si alguien quiere hacerme daño a mi o a mis amigos puede estar seguro que en vez de lograrlo terminará todo agujereado!

Las notas del laud de Thom parecieron cerrar su relato. Ser Héctor es un gran maestro y un muy buen amigo... Lástima que sea un mujeriego empedernido... no hay mujer a la que no quiera... Julia contuvo sus palabras y miró avergonzada a Desmera. Perdón mi Señora, esas cosas no deben ser contadas, le quitan brillo innecesariamente a un héroe como Héctor Westerlling.

Miró hacia la vieja mula que parecía una caja de música móvil. Parece que finalmente Thom Merrillín tendrá un gran público. Tormen porque no cantas algo también tu junto a Lady Desmera ahora? Tienes buena voz hermano, eso siempre lo envidié!

La septa Anella abre y cierra la boca alternativamente, horrorizada ante la historia de Julia. Pero Lady Desmera parece muy admirada.

- No se si sois muy amiga de Ser Hector, si habláis así de él.

Los Siete dan a cada hombre o mujer un don. Yo tampoco soy muy ducha en bordar ni coser, pero canto muy bien, modestia aparte. También toco instrumentos y compongo mis propias canciones. Mi padre mi mandó a Antigua a aprender de Sollo Tenerys, el bardo de más allá del mar. Cuando le conocí ya era viejo y ciego, y además eunuco. Pero le bastaba con cantar una estrofa para hacer llorar hasta a las estatuas de la Doncella.

"A mí me hubiera gustado saber lanzar dagas cuando nos acosaban los piratas ayer. Quizá podías enseñarme?

Ahora la septa no puede contenerse:

- Mi señora, esto no es un talento propio de una doncella!

- Oh, estoy seguro que lady Julia sólo lo usa en circuntanscias excepcionales, como para defender su virtud.

Atrasado y hablando con el señor Flores:

- Como mi sobrino-nieto, soy más hombre de mar que de caballos. Aun así, disfruto como el que más de participar en un torneo. Sabes ser Dalor, conseguí la mano de mi actual esposa tras participar en un torneo en Robleviejo.... Vos habéis conseguido ganaros el corazón de una dama en algún torneo?

- Sería un honor para mi enseñaros las artes de arrojar cosas. Los arcos llevan mucho tiempo y mucha fuerza en los brazos. Los cuchillos son lo primero. Son pequeños, los puedes llevar escondidos en el cuerpo a parecen de repente sin que nadie se de cuenta.

Julia acomodó uno de sus rizos y dejo entrever una pequeña daga arrojadiza a Lady Desmera. Daga que desapareció tan pronto como apareció. Sonrió, juguetona.

- ¿De veras? Eso fue muy galante.- te parece que Ser Dalor te mira con más respeto ahora.- Yo cuando conseguí las espuelas de caballero ya era un hombre casado. Y no las gané a caballo, sino a pie. Se me dan bien los combates cuerpo a cuerpo, no las justas.

Luego te cuenta como lo hicieron caballero:

- Fue durante la Conquista de Dorne. El Joven Dragon ordenó a Lord Tyrell asediar Paso del Principe, pero era sólo una argucia, para distraer a los morenos mientras él cruzaba los montes por un camino de cabras, con el grueso del ejército, y Puño de Roble atacaba por mar. Pero los morenos mostraron un primo de Lord Tyrell en las murallas y lo degollaron como un berraco. Pobre chaval. Su señoría mordió el anzuelo y ordenó un asalto. Yo entonces era solo un alabardero, pero fui el primero en subir una escalera. Llovían flechas por todos lados, lo juro, el Desconocido segaba a manos llenas... Pero llegué a la cima de las murallas. Entonces la escalera se rompió detrás de mí. Me quedé sólo, rodeado de esos bastardos. Pero puse mi espalda a las almenas, en un ángulo, y los mandé al infierno uno por uno. No cogerían esa flor fácilmente!

La voz de Ser Dalor vibra con la emoción del recuerdo. Los escuderos jóvenes le escuchan arrobados.
 

"Entonces Lord Tyrell me vio y gritó si un bastardo era más valiente que los señores del Dominio. Eso avergonzó a los caballeros, que se pelearon por trepar a las escaleras. El mismísimo Lord Tyrell me dio el espaldarazo allí mismo, sangrando de una docena de heridas, rodeado de dornienses muertos. ¡Así deben hacerse los caballeros!

"Eso da para una canción, ¿eh, bardo?

- Vaya... Sois una dama de talento.- Desmera suelta una risita, ante la desaprobación de la septa.

- A mí me gustaría que un caballero llevara mi prenda en un torneo y derrotara a todos los contendientas. ¿Vos habéis tenido ese honor, Julia?