Partida Rol por web

Habeis sido invitados para participar en un torneo de "virtudes samurais".

Cuando llegais al Castillo del Roble Pálido el salón principal está decorado con banderolas festivas. Los delgados muros de madera se han abierto para revelar el patio central y el jardín del castillo, en el que crece un gran roble, supuestamente el lugar exacto en el que Hantei XVII fué enterrado.

Muchos samurais pasean por los jardines, admirando el poderoso árbol, mientras que otros samurais en el interior del salón se acercan a mesas repletas de pasteles de arroz, sushi y otros alimentos. Silenciosos sirvientes corren de un lado para otro llevando bandejas con té y sake.

También está presente una orquesta de artesanos Grulla, interpretando música ligera y agradable con la biwa, el tambor taiko y el shamisen.

Esperando a que empiece todo, me siento tranquilamente a admirar el poderoso roble mientras acaricio a Ame, mi gato gris. Tranquilamente observo a todos los presentes tratando de memorizar sus caras.

Cariñosamente, aparte la cabeza de Ame, saque mis monedas y juguetee con ellas un rato, tratando de adivinar lo que me deparaba el fururo.

Nisshoku caminaba lentamente, el viaje había sido largo y estaba agotado. Quizá si hubiera tenido dinero para viajar de otra manera... pero los caminos duros hacían guerreros duros. Cuando llegó, tras presentarse a los anfitriones debidamente, se acercó y recuperó fuerzas con el agua que se ofrecía en algunas bandejas, una vez saciada su sed procedió con la gula tomando sake y algún pastel de arroz.

Estás acariciando a Ame cuando un hombre se acerca a tí. Por sus ropajes puedes ver que es un Escorpión, bueno, por sus ropajes y por su máscara de madera que le oculta todo el rostro salvo la boca y los ojos.

- Saludos Isawa-san. Soy Bayushi Ejiro. - dice inclinando ligeramente la cabeza.

- ¿Estaís de visita o venís a participar en el Torneo? - te pregunta.

Mientras estás tomando algo de sake y algún pastel de arroz observas como un hombre pequeño avanza entre los asistentes hablando con unos y con otros. Por sus ropajes puedes ver que es un Escorpión, bueno, por sus ropajes y por su máscara de madera que le oculta todo el rostro salvo la boca y los ojos.

- Saludos Komori-san. Soy Bayushi Ejiro. - dice inclinando ligeramente la cabeza a modo de saludo.

- ¿Qué a traido a un Murcielago hasta tierras Fénix? ¿Está de visita o viene a participar en el Torneo? - dice mientras te examina. Por cierto, noto que tiene el brazo izquierdo inerte colgando del hombro y sin embargo lleva el Daisho por lo que deduzco que sabe manejar una Katana. Si no tiene inconveniente tal vez más adelante me pueda enseñar como lo hace.

Examino de un vistazo rapido al escorpión y respondo con otra inclinación de cabeza.

- Buenas tardes. Efectivamente, vengo al torneo...

Le miró sin saber muy bien como continuar.

-Supongo que usted también venga a participar, ¿me equivoco?

Le miro intrigada. Aunque mis ropajes son fenix, no llevo ningún símbolo de la familia Isawa que me identifique como tal, pero prefiero no sacar el tema

Eijiro sonrie para sus adentros cuando ve tu cara de sorpresa.

- Ha acertado. Vengo a participar en el Torneo.

- Por vuestras vestiduras y dado que no portais el Daisho deduzco que no sois un Bushi sino un Shugenja, ¿me equivoco?

-Deduce bien, bayushi sama. El acero no es mi arte.- El escorpión comenzaba a ponerme nerviosa, intentando no perder la compostura, continué hablando: -Y ¿cual es su especialidad? si se me permite preguntarlo. Y antes de que conteste, me gustaría resaltar lo extraño que se haya acercado a mi entre tanta gente. ¿Deseaba algo en especial?

- Soy un humilde Cortesano. - dice respondiendo a tu pregunta.

- No se alarme. Supongo que es una especie de defecto profesional que tengo. Siempre me gusta saber con quién comparto las cortes o castillos por los que paso.

-Es entendible. Es bueno conocer a la gente con la que vas a compartir un espacio y un tiempo. Supongo que debería seguir su ejemplo.

Me levanto todo lo dignamente posible y tratando de no parecer descortes.

-Un placer haberle conocido. Espero verle más adelante. Tras un momento de duda, decido darle mi nombre completo, ya que habiendome dado el el suyo no me parece correcto no hacer lo mismo -Isawea Niseika a su servicio
Llamo al gato, que se sube a mi hombro con un elegante salto y me dispongo a pasear pro el recinto. Realmente no tengo nada de que preocuparme, pero tampoco me encuentro de humor como para empezar a "hacer amigos".

Un Escorpión se acercó a Nisshoku y de inmediato sintió ganas de aplastarlo. En lugar de eso se presentó:

- Encantado, soy Komori Nisshoku y me gustaría participar en el torneo... - Miró al Escorpión con una sonrisa de superioridad - Por supuesto, estaré encantado de demostrarselo en el torneo, pero ahora estoy cansado y no quisiera que la gente pensara mal de usted por desafiar a un manco exhausto habiendo otros participantes mejor preparados en el torneo.

Cogió otro pastelito de arroz con su mano habil y dió un pequeño mordisco.

- Yo también lo espero Niseika-san. - dice mientras te das la vuelta.

- Me malinterpretais Nisshoju-san. - dice con lo que te parece un ligero nerviosismo. No tengo intención de combatir contigo pues no tengo entrenamiento en ese campo y me temo que sería presa fácil para vos.

Hace un alto para recomponerse y luego continúa.

- Tan solo quería saber como hace para desenfundar la Katana sin usar la otra mano pues es la primera vez que lo veo y conozco varios samurais a los que les interesaría saber como poder continuar sirviendo a sus clanes tras perder o quedar inutilizado uno de sus brazos.

Takeshi había llegado a la celebración y paseaba por el lugar. A su lado iban Takade y Torbellino con órdenes de no separarse de su lado en ningún momento. Takade, un pequeño mono con pelo claro iba montado en Torbellino y se dedicaba a hacer inclinaciones respetuosas a los samurai con los que se cruzaba pues Takeshi le había inculcado una gran educación o al menos así lo intentaba. Torbellino, un perro de tamaño medio, delgado y con aspecto de ser rápido, soportaba al pequeño mono mientras seguía a Takeshi.

Lo primero que hizo Takeshi fue buscar las mesas de la comida y coger algo para los animales porque si no los tenía bien alimentados tendrían la tentación de corretear o llamar la atención de formas peores. Los dos animales prácticamente se abarrotaron a comer hasta que les entró el sueño. El samurai también se echó comida al estómago aunque de modo comedido pues no sabía si le esperaba algún ejercicio.

Después paseó por el lugar. Torbellino se había quedado rezagado pues había localizado un gato en los brazos de una mujer, pero Takade le instó a seguir mientras que una mirada severa de Takeshi hizo el resto.

El Dragón fue mirando buscando un lugar donde apuntarse a las competiciones, quería observar al resto de samurai, aprender de ellos y medir su valía para compararla con la suya. Takeshi era joven y confiado en sus habilidades, como lo eran todos los jóvenes.

Mientras estás observando a todos los presentes ves como un Escorpión se acerca a tí. Su máscara de madera que le oculta todo el rostro salvo la boca y los ojos.

- Saludos Mirumoto-san. Soy Bayushi Ejiro. - dice inclinando ligeramente la cabeza a modo de saludo.

- Supongo que habeis venido a participar en el Torneo. - dice. Un gesto muy honorable teniendo en cuenta la situación de tensión que hay en la Frontera del Clan del Dragón con el Clan del Fénix.

El Dragón se detuvo para hablar con el samurai. Escorpiones, eran gentes que buscaban siempre un beneficio en todo. Algo parecido a los Grulla, solo que unos se escondían y los otros eran adorados.

- Saludos Bayushi Ejiro, yo soy Mirumoto Takeshi.

Respondió a la inclinación, detrás hizo lo mismo Takade.

- Sé acerca de esas tensiones, pero el Fénix es un clan temeroso, no querrá enfrentarse a nosotros, antes intentarán alguna artimaña cortesana, de eso estoy seguro. Este torneo será una buena oportunidad para que comprendan que somos superiores a ellos.

Dijo mezclando su natural indiferencia hacia ese clan, el supuesto clan de su padre, con una pizca de aversión fingida pues bien era sabido que los escorpión gustaban de crear discordia y en realidad Ejiro lo que hacía era evaluarlo para saber cuán fácil sería usarlo a su favor. Si el escorpión pensaba que era presa fácil quizá le pondría al corriente de algo interesante, mientras que si lo veía íntegro e inaccesible entonces simplemente jugaría con él. En todo caso era curioso que no esperara nada honorable de este hombre y eso al final, le hizo pensar que era así como sus familiares le veían a él, como alguien que no podía alcanzar la honorabilidad. La diferencia, quizá, estribaba en lo que se hacía después. El honor y la confianza eran caminos difíciles, lo sabía y sabía que la recompensa tardaba en llegar. El honor era la montaña más alta de Rokugan.

Me dispuse a dar un paseo, observando a todos los asistentes cuando Ame, situada en mi hombro para no despistarse entre tanta gente, me clavó las uñas en los hombros. Me giré y vi lo que la habia perturbado. Un mono subido encima de un perro que nos miraban...Esperpéntico. El perro se giró ante la llamada de su amo.

Sin preocuparme de más decidí tratar de deducir quienes de entre aquellas personas, se presentarían al torneo.

- ¿Alguna Artimaña Cortesana? Tal vez. - te responde. Mas supongo que sabrás las diferentes visiones que hay dentro de los Fénix. Los hay pacifistas que piensan que hablando se soluciona cualquier problema y los hay que gustosamente probarían si realmente sois tan superiores en el Campo de Batalla.

El Mirumoto sonrió casi con satisfacción al escorpión.

- Eso sucede en todos los clanes. Es el eterno dilema entre el zorro y el toro. Un dilema que pesa también dentro de la balanza de cada uno. Pero el Fénix no podría enfrentarse al Dragón. Nuestras tropas tienen mejor preparación y nuestros soldados saben enfrentarse a la magia. No hay peor enemigo para un Fénix que nosotros, serían estúpidos si iniciaran una guerra. Por ende, buscarán la vía pacífica.

Negó con la cabeza con una sonrisa divertida.

- Casi desearía que atacasen. Les pondríamos en su lugar y ganaríamos algo de gloria. Conquistaríamos nuevos territorios y la emperatriz nos permitiría conservarlos.

Levantó los hombros ligeramente con un gesto de indiferencia.

- Incluso si consiguieran algún éxito en este torneo, Bayushi-san, sería tan sólo un espejismo. ¿Sabes tu, Bayushi-san si hay alguno de esos violentos en el torneo? Sería un placer ver su actuación. Ya sabes, el tigre siempre se agacha y observa antes de cazar.

Tras decir ésto echó un vistazo alrededor como si quisiera ir a algún sitio y tuviera prisa por hacerlo.

- Debo ir a apuntarme.

- La verdad, ignoro el nombre de todos los participantes. - responde Eijiro. - Si, será mejor que os apunteis si vais a participar en el Torneo. - dice mientras se gira para dejarte pasar.