Partida Rol por web

Y por fin llegó el momento de cambiar de aires. Lander Haakon anduvo unos pasos alejándose de la lanzadera antes de dejar su petate en el suelo y suspiró. Le hubiera gustado respirar el aire de la atmósfera de un planeta, de cualquier planeta en que pudiera respirar aire de verdad, pero Flammarion era una roca con apenas una fina capa de gases por atmósfera y algunas instalaciones protegidas por cúpulas o bajo tierra. Así, casi toda la actividad del planeta se concentraba en las dos bases orbitales físicamente unidas de la Armada y el Servicio de Exploración Imperial.

La nave en la que había servido durante los últimos años estaba atracada en el hemisferio Naval, de menor tamaño que la del Servicio de Exploración, y la lanzadera le había transportado a la zona de unión, común y comercial, donde atracaban todas aquellas naves no militares que estaban en tránsito. Al menos era una base amplia, bien iluminada y con aire bien filtrado. Se tomó un momento para mirar alrededor y a lo lejos, fuera de los límites de los atracaderos, divisó una cara conocida. O dos, para ser exactos, ahora que el dueño del otro rostro se había vuelto y lo había reconocido.

La primera era la Teniente Ikateria. Habían servido unos años juntos hasta que tras una escaramuza Ikateria no había salido bien parada. Las heridas la habían obligado a una larga recuperación y, finalmente, había decidido licenciarse e ir por libre con el Servicio de Exploración. Aunque escaso, habían mantenido el contacto tras la retirada de Ikateria. Así que, cuando Lander había comentado su intención de buscarse la fortuna fuera de la Armada y desembarcar en Flammarion, se habían puesto de acuerdo en encontrarse en la estación. La revisión anual de la Exploradora de Ikateria estaba próxima, y tanto daba que la pasara en un astropuerto o en otro. El buque pasaría un par de días en los astilleros por lo que tendrían tiempo de ponerse al día.

El otro era Gideon Metaxas. Al oficial mercante lo habían conocido en una operación conjunta de rescate. Una operación en la que el objeto de rescate era el propio Gideon. Una lluvia de micrometeoroides había conseguido perforar varios sistemas de su nave inutilizándola y causando fugas tóxicas en el interior. La nave de Lander y el buque de Ikateria habían coincidido y habían conseguido rescatar a Gideon. Al parecer el destino había vuelto a cruzar sus caminos, y esta vez el oficial mercante tenía mejor cara.

Lander recogió su petate y se acercó, alzando la mano en un saludo, sin poder evitar que una sonrisa asomara a su rostro.

-¡Ikateria! ¡Aquí!

Lander se acerca a los dos esquivando a la gente. Cuando está cerca tiende la mano a Ikateria sonriendo, para acto seguido, darle la mano a Gideon de un modo más formal.

-Me alegra ver que está mejor, Ikateria. Y usted Gideon, también tiene mucho mejor aspecto. ¿Cómo es que están ustedes juntos? Quizá puedan ponerme al día de todo lo que les ha ocurrido en este tiempo. Después, Ikateria, supongo que usted y yo tendremos que hablar de posibilidades futuras.

El ex-oficial se para un momento a pensar.

-Vaya. Supongo que no es casualidad que ustedes estén aquí juntos. ¿Negocios? Me gustaría tomar algo para recuperar fuerzas del viaje y aún no sé donde alojarme. Quizá puedan acompañarme en calidad de guías, además de contarme todo lo que deseen.

- !Andá la leche¡. Lo que se pue una encontrar en la calle. Respondió sorprendida, mientras se percataba de quién era la persona que portando un petate de la armada, saludaba en la distancia.

Al preguntarle por las heridas mostró en enverso de la mano. Muchas marcas adornaban los nudillo hasta ocultarse bajo la manga. Lander sabía que la "historia" llegaba más arriba. Realmente hasta el hombro, pero ella estaba contenta de que el brazo siguiera en su sitio, entero, completo y funcional. - Tranquilo, un día usaré las cicatrices para hacerme un tatuaje, pero aún no tengo decidido que "pintarme". Comentó intentando quitarle importancia a aquello.

Ella, como ex-exploradora tendría alojamiento mientras le hacían en recorrido a su nave, así que, por ella no había problema, pero, por los demás, ni se había molestado en averiguar donde dormirían ni nada de eso. A pesar del comentario quedó callada, a la espera de que dieran una resolución a eso.

Mientras estuve convaleciente, incapaz de dar dos pasos sin que un ataque de tos me hiciese desistir, no pude trabajar, apenas pude dormir.   Durante los largos meses siguientes tras el transplante alveolar, mientras mi cuerpo regeneraba los tejidos dañados, no pude embarcarme en ningún tránsito, no sin correr el riesgo de sufrir una crisis respiratoria y hallarme lejos de un planeta donde pudiesen tratarme.

Mientras tanto, las deudas, los pagos y las tasas de atraque iban amontonándose, amenazando con arruinar un futuro que había empezado a ser prometedor.  Por eso, tan pronto pude, salí a buscar cargamento, sin poder permitirme ser muy selectivo con el tipo de carga.

Fue en Libertad en el hemisferio Naval donde, entre la multitud me encontré con Ikateria, uno de los dos bravos marines que se lanzaron sin dudar a rescatarme en una temeraria trayectoria hiperbólica que a punto estuvo de hacerlos caer en el pozo gravitatorio de Aldedra.

—¡Ikateria! — llamé entre la multitud.  Me fijé en la herida de su mano, pero nada dije.  La vida había sido dura para ella también, por lo visto.  Apenas había intercambiado un par de preguntas '¿A qué te dedicas ahora? ¿Qué haces por libertad?' cuando oí que alguien gritaba el nombre de la joven.

—Debo decir que de trata de la más absoluta de las casualidades — contesté a Lander con gesto serio. —Busco carga que trasportar, por cierto ¿Sabéis de alguien que necesite una nave?

La marinera-exploradora miró al comerciante. Estaba un tanto extrañada. Sabía que había estado malo, pero no sabía cuanto, aunque si que estaba pasando por dificultades económicas. - Pues me alegro. Añadió con sinceridad, ya que luego venían las "duras": - Pensé que con la enfermedad habías tenido que vender esa vieja carcasa voladora tuya. hizo una seña hacia atrás. - Tras licenciarme, me asignaron una exploradora, y lo bueno es que siempre que tenga base naval o exploradora, puedo atracar y repostar gratis ... pero no añadió, que si le pedían un favor, y este quedaba en su camino, tenía que hacerlo. ... estoy aquí para la I.T.N. 

Se giró al ex compañero, que podría ser otra vez un "compi" de viaje. - ¿Y a tí qué te trae por aquí?

¿Sabéis de alguien que necesite una nave?

-La verdad es que no. Acabo de salir de la vida castrense y tengo que decidir que haré a partir de ahora. Quizá una opción sea buscar empleo en una nave.

-Lo primero será encontrar..um.. carga que trasportar. - dije, pensativo. Solía dejar caer comentarios obvios, me ayudaban a centrarme en lo importante. -​​​​​Si necesitas... um..Necesitáis trabajo siempre podéis contar conmigo.  Os lo debo.  Miré hacia la inmensa pantalla luminosa dónde se veía el listado de naves, la Kalamata aparecía en verde, disponible.

- Pues durante una semana o dos no tengo nada que hacer, así que si quieres una mano ... pero recuerda que tengo que recuperar mi navecilla. Se ofreció sinceramente. No es que hubiera muchas ganas de hacer gran cosa, pero, por ayudar, siempre sería algo interesante para estar entretenida.

Tu comunicador personal suena con la entrada de un mensaje.

Exploradora Ikateria. Preséntese en la oficina del Explorador Jefe Anders Casarii en la Base de Exploración del Astropuerto Libertad.

Suena mi comunicador personal. Es el del Servicio de Exploración. Al tener una nave de ellos, aún lo tengo.

Al sonar lee el mensaje, y los ojos se le ponen como platos. - Chicos, tengo que ir a la "Base". Algo ha pasado. Veniros si queréis. No se podía demorar más. Algo estaba sucediendo, y no podía ser nada bueno si la llamaban así. Cuando se ponía tensa le molestaban las cicatrices. Es lo malo de tener la piel dañada, que si se te ponían los pelos de punta por algo, ... dolía un poco. Era un dolor residual, una molestia más que otra cosa, pero también era una forma de alertarla. Servía de "Medidor de Estrés", y cuando estaba inquieta o ansiosa y no sabía lo que sucedía, su piel se lo hacía saber.

—Bueno..um.. los coordinadores de comercio tienen mi código, pueden llamarme si surge alguien interesado...puedo acompañarte un rato.  -​​​​​​Dije, dudando ligeramente.  -​​​​​​​​​​​​-Pero he de volver antes de.. um.. las 12. La verdad es que había colaborado alguna vez para el servicio de exploración. Nunca se sabía de donde podía aparecer una buena oportunidad de negocio.

-Bueno. Supongo que esto es urgente. Tenía pensado solucionar mis problemas de alojamiento y ver opciones con ustedes, pero ante su urgencia, vayamos a ver qué ocurre.

Lander recoge su petate y sigue a Ikateria no viendo muchas más opciones ahora mismo.

<Mi llegada a esta estación parece que comienza con mal pie.>

Os ponéis en camino hacia la base del Servicio de Exploración. Aunque una opción para recorrer el largo trayecto hacia la base sería mediante un transbordador, optáis por los turboascensores.

Las grandes cajas llenas de asientos recorren el eje central de la gran construcción. Por la naturaleza de la estación casi todos los usuarios de los turboascensores pertenecen principalmente a la Armada o al Servicio de Exploración, si bien pueden encontrarse miembros de otros cuerpos o civiles. En pocos minutos el vehículo llega a su destino, la base de exploración que consta de dos grandes anillos en rotación.

Aunque hasta determinadas zonas la entrada es libre, las oficinas imperiales requieren de identificación. No resulta problema alguno para Ikateria, y Lander Haakon no necesita más que un reconocimiento de identidad un poco más formal debido a su reciente pertenencia a la Armada. Gideon, por el contrario, necesita de unos minutos más para registrarse por su calidad de civil y se le hace entrega de un pase especial.

Cada uno con su tarjeta de identificación y con las indicaciones oportunas para llegar a las oficinas del Explorador Jefe Casarii recorréis los pasillos del anillo exterior. Esperáis unos minutos hasta que os ceden el paso al despacho.

Casarii es el arquetipo de explorador veterano. Corpulento, curtido y pasada la sesentena sin intención alguna de retirarse, realiza sus tareas tras una mesa dedicado por completo al Cuerpo de Exploración. Dos grandes pantallas con datos cambiantes y mapas planetarios ocupan una de las paredes. Un plano del Imperio junto con otros de diversos sectores y fotografías de planetas y naves ocupan las otras. En una esquina a su espalda un dispensador de bebidas calientes.

Sobre su escritorio un terminal y varias tabletas de datos. Y, como único toque personal, una pequeña maqueta de una Exploradora/Enlace y un cenicero con un puro chupado y a medio fumar, ahora apagado. En una de las tabletas, Ikateria, reconoce la designación de su propia nave.

Aunque no personalmente, Ikateria y Casarii, se han visto en alguna ocasión durante reuniones de coordinación para la exploración de sistemas; algunas en la propia base del Astropuerto Libertad.

- Adelante - invita Casarii, directo y poco dado a presentaciones y reconocimientos insustanciales. Por alguna razón uno de sus ojos siempre está más cerrado que el otro.

Se dirige al grupo. No parece sorprendido o molesto por la presencia de Gideon o Lander, por lo que asumís que ya ha sido prevenido con anterioridad y que no lo considera importante.

- ¿Explorador Superior Casarii? Permiso. Entró con una mezcla de timidez y de algo de la disciplina militar de haber servido en la Armada. Sabía que no era dado a "tonterías" pero un poco de eduación no estaba mal. - Estos son mis amigos. Lander Haakon, que sirvió en la Armada y Gideon Metaxas, que es un mercader libre que pasa por esta ruta. 

Todos sabíamos que hacíamos aquí, la llamada, y algo sucedía. Pensaba que "su" exploradora había "fallecido", ya que veía los datos de esta sobre las impresiones de pantalla. - A ver que pasa Supongo que me asignarán otra, pero a saber cuanto tengo que esperar hasta que quede una disponible.

Asentí a modo de saludo, musitando un discreto "gracias" antes de seguir a Ikateria y a Lander al interior del despacho. Paseo la mirada por las cambiantes pantallas, casi sin poder evitar jugar al reto de 'adivina el planeta', típico de aquellos que habían recorrido el imperio de un lado al otro.

Por lo menos, no se trataba de un asunto abiertamente confidencial, supuse por la actitud permisiva de Casarii, lo que aún me daba alguna esperanza de salir de ahí con un buen negocio en la zurrón, fuese lo que fuese esa palabra que usaba mi abuelo.

-Señor Casarii, con su permiso. Parece que las circunstancias son complicadas, pero es un placer conocerle.

Lander espera que le ofrezcan asiento con los brazos cruzados a la espalda. No tiene excesiva curiosidad por las pantallas, pero sí por el motivo de la llamada y en qué puede afectarle, por lo que guarda silencio a la espera de que el responsable de los exploradores hable.

- ¿Mercader, eh? ¿Con carguero? - dice mirando a Gideon mientras golpea pensativo con un estilo en la mesa -. Quizás tenga un trabajito para usted.

Pero no continua. Antes de que Gideon pueda articular palabra se vira a Ikateria para seguir con ella.

- Su nave está en un estado más que aceptable, exploradora Ikateria. Felicidades - Casarii desliza sobre la mesa la tableta con las referencias a la Exploradora de manera que Ikateria pueda verla sin dificultad -. Ahora viene la mala noticia - suelta sin piedad -. Ya no es su nave - el explorador se repantiga en su silla -. Ya sabe cómo va esto - añade quitando importancia al asunto con un gesto.

Casarii alarga el brazo y teclea algo en su terminal. En una de las pantallas detrás suya aparece un mapa estelar con parte de los sistemas vecinos de Flammarion.

- Su nuevo buque tendrá que ir a buscarlo a Walston, en Distrito268, a cuatro parsecs de aquí - cambia ligeramente de posición -. Entendemos que tiene algún tipo de avería y por eso su anterior tripulación la abandonó allí - Casarii escupe con desagrado las últimas palabras, expresando así lo que piensa de tal acto -. Intendencia le proporcionará lo necesario para hacer despegar esa nave. Y será mejor que descargue un nuevo sistema operativo, esté como esté el buque. No queremos que se estrelle. Cuando llegue de vuelta a Flammarion pondremos la nave a punto como debe ser.

Con los dedos índice y corazón golpea con fuerza en su mesa.

- Y - resalta -, quiero un informe sobre el estado de la nave antes de cualquier reparación. Voy a cobrarme con la piel de esos bastardos cualquier desperfecto. No pienso dejar pasar esa negligencia.

- Enterada Explorador Superior Casarii. Le jodía. Le jodía y mucho. Con lo que había cuidado ella de "su" nave, y ahora se la arrancaban como si fuera una pegatina vieja...y encima sin calentara la chapara que no "arrancase la pintura". Así se sentía. La verdad es que se lo imaginaba. Imaginaba que le quitaban la nave, sabía que le darían otra, pero ya no sería su nave. - Pero tendré que ir a sacar mis cosas. - Y algún traje, y lo que pueda "escamotear" de la nave.

- Que malo es encariñarse con esos trastos. ... JODER.

Entonces, intentando contenerse para no soltar alguna palabrota como queja, y como ese rescoldo de disciplina militar que aún "vestía", preguntó: - A parte de los materiales para las reparaciones ¿De qué otro presupuesto disponemos? No estaba hablando especialmente de presupuesto, ya que estos son los "favorcitos" que el Servicio de Exploración te pedía, por alojarte gratis, dejarte una nave para que hicieras lo que te diera la gana y repostártela ... o su mantenimiento (Y si te daban algún mensaje que te pillara en tu camino, pues lo llevases) y esos "detallitos" (Aunque al final siempre te terminaban dando una compensación, como si fuera un contrato de algo). Se refería a que necesitaría un transporte y habría que contratar un flete, igual también algo de personal técnico o de apoyo, y otros imprevistos que pudieran surgir.

Incluso usó ese "disponemos" con la idea de que ya tenía un poco de "personal de apoyo". Sus propios amigos. No les había preguntado, pero Gideon necesitaba un trabajo, o una carga, como él decía, y Lander se aburría como una lapa en una roca de un mar primigenio. - Seguro que quieren recordar viejos tiempos, de rescatar cosas y naves ... o incluso gente. Y sonrió para sus adentros: - Sin ser ninguno de nosotros los rescatados.

El ex-oficial se queda pensativo observando a los interlocutores. Al ser un asunto de exploradores, Lander se mantiene espectante. Nadie le ha dado pie a decir nada o le ha invitado a participar, así que espera que su amiga Ikateria haga las preguntas como ya está haciendo.

<Veamos donde nos lleva esto. Aún así...>, pensaba el exoficial, y de repente sale de su ensimismamiento:

-¿Señor, que le hace creer que abandonaron la nave por voluntad propia? Pudo ocurrir alguna desgracia. Disculpe que me inmiscuya en asuntos del servicio de exploración, pero supongo que si no nos ha echado de aquí es porque espera algo de nosotros.