Partida Rol por web

Tres Haikus de Viaje

Prologo - EL JARDÍN DE LAS DELICIAS -

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31/12/2010, 15:57
Director

EL LIBRO ES COMO UN JARDIN QUE SE LLEVA EN EL BOLSILLO.

Provervio Árabe

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03/01/2011, 17:47
Director

Hacia solo dos días que habías llegado a casa de Otomo sama. La última misión había sido extraña y emocionante. Pero no habías conseguido excesiva información.

Ahora ya recuperado del rápido viaje desayunaste en tu habitación, y tenias pensado buscar algún libro sobre medicina especial para ayudar a Otomo a superar su afección.

Sin embargo, cuando tocaron el shoji hacia tan solo un rato, no podías esperar lo que iba a suceder.
Por norma, eran los empleados los que os avisaban de vuestros quehaceres, sin embargo era Hideki sama quien allí esperaba.

En tan solo un par de minutos te explico lo que debías de hacer aquella mañana, y te informo del estado de Otomo sama.
Al parecer, su salud estaba bien, delicada como en los últimos tiempos pero bien, pues uno de los remedios que Mirumoto Chuboko le había proporcionado había conseguido paliar los efectos nocivos que la enfermedad, si bien no había conseguido que remitiera. Se suponía que ahora estaba latente.

El viejo dragón, con el que habías contactado hacia ya un tiempo parecía el mejor capacitado para curar a tu señor, si bien esto te parecía adecuado, te molestaba un poco que la recuperación de Otomo sama no pasara por tus manos.

Por eso cuando Hideki sama expreso que debías partir a ver al viejo dragón, que residía a las afueras de la capital, y que seguramente, según había el destilado de la correspondencia de vuestro señor, podía ser fácilmente posible que tuvieras que partir a buscar ingredientes, y quizás fuera lejos, te sentiste cómodo ante la idea.

Si alguien debía de buscar un remedio milagroso, ese serias tú. Así que ahora, con la puerta en la mano, sabias que emprendías un nuevo viaje y que este sería importante.

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03/01/2011, 21:51
Kuni Kiru

Por fin encontraba algo por lo que sentirme útil y realizado, el ir de aquí para allá en busca de información sobre sectas secretas y deshonrosos asaltantes, por no hablar de otros cometidos que resultaban del todo irritantes, era algo en lo que no me sentía demasiado a gusto. Tengo mente de shugenja, corazón de bushi y alma de buscavidas, mi ser está ya lo suficientemente dividido para encontrar una parte de cortesano, aun tengo claro que si ese es mi destino, lo aceptaré con humildad y resignación, al menos eso espero.    

Me dispongo a coger mis cosas, el viaje no es excesivamente largo, pero es mejor ir preparado, y más teniendo en cuenta los encuentros que me han deparado las fortunas en medio de la misma capital. Armas, pergaminos, alimentos y bebida. Todo lo necesario para pasar unos días fuera, aunque esperaba que el viaje no durara más de unas horas.

Salgo y me dirijo a los establos solicitando a uno de los animales para el viaje, menos tardaré si tienen a bien dejarme uno, y teniendo en cuenta que es posible que me pidan que busque algún componente me será más fácil desplazarme con uno de ellos.   

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04/01/2011, 02:16
Director

Mientras te dirigías a los establos de la finca de Otomo sama esperabas la clásica disertación con tu compañero Moto. Era un hombre peculiar y reservado. A veces muy observador y preciso, pero extrañamente silencioso, lo que lo convertía en una compañía muy grata para ti, y había afianzado levemente vuestra tímida amistad, por llamarlo de alguna manera. 

Sin embargo, a pesar de que siempre se encontraba en las caballerizas, esa mañana cálida a falta de un par de días de que comenzara el verano parecía ser la excepción que confirma la regla. Moto Chinzu san no se encontraba, y los empleados decían que había partido aun mas temprano llevando los animales a herrar. 

Sorprende, pues Otomo tenia al menos 8 caballos, y contando con la montura personal del Moto, eran un buen grupo de animales. Era casi imposible que un hombre solo se hiciera cargo de semejante grupo de bestias, pero si alguien podía hacerlo, estaba claro que era Moto san. 

Así que sales de la casa, camino del distrito Eta a las afueras de la capital. Por algún motivo, el samurai dragón que estabas buscando residía allí, lejos de los de su clase. Aunque no eras precisamente un hombre de prejuicios, era algo extraño. 

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04/01/2011, 16:13
Kuni Kiru

Me resigno ante el desarfortunado momento en el que me mandan a realizar una misión en las afueras de Otosan-Uchi, justo cuando llevan a los caballos a herrar. Espero que este pequeño contratiempo, nada más iniciar mi camino, no se convierta en una regla. Camino con paso firme, aunque no excesivamente rápido, la distancia es considerable y si quiero llegar presentable ante la presencia del dragón, no puedo ir dando zancadas. 

Salgo de la finca de Otomo Sama avanzando en silencio, pensando en mis cosas, mi pasado que me persigue a cada dia que pasa, como un recuerdo constante de aquellos que devo hacer por el bien de mi familia, mi presente, con obligaciones que a veces no comprendo del todo pero que he de solventar de la mejor manera posible y mi futuro, tan impredecible que a veces pienso que ni las fortunas tienen claro que me  tienen predestinado. También pienso en ese dragón, realmente espero aprender algo de él, algo que me ayude en el futuro, aunque mi aprendizaje sea indirecto,  quizás algún remedio o alguna planta con propiedades beneficiosas, quien sabe.  

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05/01/2011, 03:22
Director

El sol alumbra tus pasos aunque no tu corazón, las gentes del imperio siguen su camino a tu alrededor concentradas en los mil detalles que se necesitan para el buen funcionamiento de la poderosa nación a la que perteneces. 

Hace tanto tiempo que saliste de tierras Cangrejo, y al mismo tiempo, hace tan poco, que todo te resulta extrañamente familiar, y sin embargo, ajeno a tu propia senda. 

Los guardias de la puerta del distrito ya te conocen, pues trabajar para Otomo sama es algo que granjea ciertas comodidades al menos en el distrito Hayasu. 

Al salir, parece que el ajetreo se calma. Los hombres y mujeres que llevan el peso del cultivo y la servidumbre sobre sus hombros trabajan sin cesar, pero a aquellas horas, hay en menor cantidad a las afueras. 
Tardas un rato y varias preguntas en localizar la zona en la que vive el hombre que estas buscando. Te preguntabas una y otra vez, que hacia un samurai viviendo fuera de los muros de la ciudad, y lejos de los lugares que podría necesitar. Y sin embargo al llegar a su domicilio, fuiste plenamente consciente de cual era el motivo. 

La casa de tamaño humilde pero exterior cuidado, era de una sola planta y podría decirse que de una sola habitación, espaciosa para un hombre solo, aunque sin espacio para los lujos.  Sin embargo, para un extraño ermitaño dragón no era nada sorprendente.

Sin embargo, el jardín que había tras la casa, si que llamaba poderosamente tu atención. Una valla de madera no demasiada alta, cubría el contorno de un lugar de ensueño, en aquella parcela de terreno, habían cultivadas al menos 30 especies distintas de plantas, todas ellas cuidadas con un evidente mimo. 

Aquello no podía significar otra cosa, que un pequeño paraíso para un herbolista consumado como parecía ser el hombre que aquella mañana esperabas fuera tu anfitrión. 

Una pequeña campanilla sonaba debílmente mecida por el aire cerca de a una venta abierta, de la que provenía un olor fuerte a alguna planta que no podías identificar, pero que sin embargo resultaba embriagadora y estimulante. 

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07/01/2011, 16:50
Kuni Kiru

Los ojos se me abren como platos al ver el hermoso jardín del que el dragón era propietario. Mis pasos se dirigen por si solos a la valla de madera, como si fueran atraidos por algún tipo de hechizo o encantamiento, solo deteniendose cuando estoy pegado a ella. Observo con detenimiento y concienzudamente cada grupo de plantas, retándome a distinguir cada una de ellas y sus propiedades. Sin duda era una gran colección y excepcionalmente cuidadas, sin duda podría aprender mucho de aquel hombre, si tenía a bien instruirme. Toqué cuidadosamente algunas de las hojas más cercanas, intentando no dañar en absoluto la planta, comprovando el vigor de la misma que me revelaba que quien las cuidaba era un verdadero experto.

Finalmente, tras algunos minutos de observación, me dirigí a la puerta del hermitaño con una leve sonrisa que traté de ocultar enseguida.  Suprimí mi curiosidad de ver que era el olor que salía de la ventana y toqué con seguridad en la puerta, mientras carraspeaba para aclarar la voz.   

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08/01/2011, 01:45
Mirumoto Chuboko

Una mano fuerte y anciana abrió la puerta. El viejo samurái, vestía solamente una túnica de un amarillo pálido aquella mañana. 

El hombre, al que habías visto ya con anterioridad estaba sereno y con unos ojos vivos que se descubrían a través de las arrugas del contorno de sus ojos. 

Pase Kuni san, le estaba esperando.

Sin mediar mas palabras, por parte del anciano, este se volvió hacía el interior de su morada. No era grande, como cabía esperar, y ademas estaba regada en cada rincón por multitud de plantas colgadas del techo, o colocadas bajo la ventana. 

Aquel hombre, no solo debía hacer lo posible para maximizar el espacio para si mismo, sino que ademas debía de concentrarse en sus tareas mucho tiempo. 
Sabías que cada día se acercaba a la capital para disfrutar del té en la posada donde lo conociste tiempo atrás, y aquello era otra de esas muchas cosas que aun no tenias claras. Había sin lugar a dudas, casas de Té con mas renombre que aquella, incluso algunas también asequibles a monederos poco abultados, y sin embargo, aquel hombre, volvía cada día al mismo establecimiento. Como si fuera una especie de ritual. 

Claro estaba que sus cuidadas plantas, hablaban más alto y más fuerte que ningún otro lugar en cuanto a buenos tés se refería. Sin embargo, no parecía que aquella fuera una de sus preocupaciones.

Tu anfitrión hizo un gesto con la mano para que entraras y tomaras asiento, alrededor de una pequeña y minúscula mesa, donde seguramente no cabria nada mas grande que una bandeja de Té. 
Se dedico por entero a atender la tetera que tenía al fuego antes de centrarse en ti y tomar asiento al otro lado de la mesa. 

Sirvió con tranquilidad el oloroso caldo de plantas. El olor te recordaba a algo, pero no eras capaz de decirlo a ciencia cierta.

Espero que no este demasiado fuerte, es una mezcla privada, con las hojas mas sencillas se pueden preparar verdaderos elixires para el alma de uno. Aunque quizás no los que tu buscas para tu señor. 

Es por eso que quería verte, puede que tenga una solución, pero no sera sencilla, aunque supongo que eso ya lo sabías. 

Te hablaba de forma directa, sin el normal protocolo que podría esperarse en muchos lugares. Aquel sencillo hombre, vivía rodeado de Etas e Heimins, y empezabas a notar, que se sentía allí mas cómodo que seguramente en algún palacio. 

Eso era algo agradable, pues tu mismo despreciabas muchas veces todos los formulismos a los que había que enfrentarse para conseguir tener una sencilla conversación. Aunque durante el tiempo que habías trabajado para Otomo sama, descubriste que muchas veces eran armas bien afiladas que no debían dejarse de temer. 
 

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13/01/2011, 18:48
Kuni Kiru

Tras una corta reverencia, entre en aquel lugar con los ojos abiertos como platos, observando cada planta que secaba, era casi imposible disimular mi sonrisa. Aunque en el fondo era un simple guerrero más del clan, mi formación me había hecho apreciar todo aquello que ahora me rodeaba. Los kamis habían tenido a bien rodearnos de la solución a nuestros males, pero de manera oculta, como en todo lo que hacían.

Acepto el te con una inclinación de cabeza, y lo sorbo con cuidado de no quemarme, paladeando el cálido líquido para impregnarme de su sabor. -Realmente esto no es lo que busco para mi señor, pero sería más que digno del paladar de cualquier cortesano y lo digo con sinceridad- digo abiertamente, más abiertamente que en mucho tiempo.Tantos viajes hablando con unos y otros, teniendo cuidado de no ofender a nadie por si repercutía negativamente en mi futuro y el de mi familia, era algo realmente agotador. Ni siquiera con los compañeros podía relajarme. Sólo con Moto Chishuu San me permitía un trato más relajado -supongo que lo que le hará ir a tomar té a la capital es la compañía de otros samurais-  digo reforzando mi anterior comentario y esperando no parecer condescendiente, realmente creía en lo que decía, al contrario que en muchas ocasiones en donde sólo se decía para congraciar al otro.

-En cuanto a la tarea, estoy preparado para cualquier empresa que tenga a bien encomendarme si es por el bien de mi señor, máxime teniendo la oportunidad de aprender algo de alguien como usted, aunque solo sea por contagio- Digo sonriente. -Sólo diga lo que tengo que hacer y pondré todo mi empeño en hacerlo lo mejor posible- sigo tomando el té, mientras oigo las instrucciones del dragón atentamente, esperando que no se me escape ningún detalle.

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14/01/2011, 02:08
Mirumoto Chuboko

El samurái del clan dragón tomo un sorbo de té con tranquilidad. Luego tras pensar en algo detenidamente miro al joven Kuni. 

Tengo una lista de ingredientes, todos ellos plantas que crecen por todo Rokugan.

En mi juventud, deambule por el imperio y pude tomar nota de muchos de mis hallazgos. Aunque ese escrito es solo una referencia parca a los lugares donde se podía encontrar con cierta frecuencia algún tipo de planta en concreto e de reconocer que a servido fielmente al propósito que le di. 

Así que ese texto es mi posesión mas preciada. Pues casi cada planta que necesito, puedo al leerlo recordar en donde se encuentra. Sin embargo, es mi conocimiento y la edad la que me ayudan a distinguir las propiedades necesarias para saber que plantas usar. 

El caso de Otomo Fujimaki sama es, como poco un caso muy especial. Las medicinas normales no sirven, y la que soy capaz de preparar, sera con suerte freno de la enfermedad durante un tiempo, un tiempo que no puedo precisar. 

Otro sorbo al té. Por el momento poco había dicho que no supieras. Pero la mención de aquel libro o guía de plantas, se dibujo en tu mente como un gran tesoro. Con ella un joven como tu podría dar solución a muchos problemas y con suerte y algo de paciencia crear remedios para muchos males. 

Algunas de las partes del remedio que quiero producir son fáciles de encontrar. Otras, las que quedan en la lista, son mas complicadas. Te daré la lista para que las busques de camino a tu destino. 

Aquello era una vuelta mas de tuerca. Imaginabas que tendrías que buscar plantas. E incluso estabas deseando ver el manuscrito que decía donde podías encontrarlas. Y sin embargo, el dragón hablaba de recogerlas de camino a un destino.

Que significaba aquello. Acaso no seria solo un viaje buscar la solución para el estado de salud del que ahora era tu señor. Algo te decía que aun quedaba mucho por decir. 

El templo de Osano Wo esta mas allá de las tierras Escorpión, en los limites de sus dominios, y vigilante las llanuras de sus tierras y el ancestral bosque del Shinomen.
No sera difícil llegar hasta allí, pues siempre hay un puñado de peregrinos que viajan hasta el templo. Antes de llegar, pasaras sin duda por le pueblo de Ginasutra. 

Ese es tu primer destino, pues allí podrás intentar buscar a un monje. 

Sus palabras viajaban por tu mente, mientras dibujabas como podías rutas y pensabas en el tiempo que tardarías, sin caballo en llegar allí. Cotejabas tus posibilidades, y te preguntabas que podrías necesitar del monje al que el viejo dragón se refería. 

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14/01/2011, 18:25
Kuni Kiru

Aquella revelación me hizo ver las posibilidades que podría tener en mi viaje. Quizá el dragón no estaba dispuesto a dejarme ver su manuscrito, pero aquello se había convertido en una inspiración que pudiera servir para el futuro, y anotando la ubicación y características de aquellas extrañas plantas podrían salvarse muchas vidas. Quizás yo podría transformar esas vagas referencias, en un estudio más preciso de cada una de esas plantas, útil para el resto del imperio. -Quizás me considere demasiado pretencioso al decir esto, pero me gustaría, con su permiso por supuesto, transformar esas parcas referencias en algo más preciso. Al menos de aquellas plantas que debo encontrar- digo sin ocultar mis intenciones y temiendo que el dragón pudiera sentirse amenazado -Su trabajo es excepcionalmente valioso y podría ser de gran ayuda al imperio. Me gustaría que me diera su permiso para que, a la vez que ayudo a mi señor, pudiera allanar el camino a otros shugenjas que necesiten de un remedio similar en el futuro- tras lo que hago una reverencia, sin muchas esperanzas pero con verdadera visión de futuro.

El viaje no me preocupaba y aunque no sabía el porque o porque no de las cosas, no las cuestionaba. Aquella persona sabía claramente lo que había que hacer y yo sólo era un instrumento .    

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19/01/2011, 14:42
Mirumoto Chuboko

El viejo dragón sorbió té nuevamente y parecía meditar tus palabras. Realizo una reverencia sencilla y se alejo hasta un estante, para luego sacar un documento de él.

Bueno, me alegra saber que mi trabajo te parece tan importante. Me temo que ahora no sería un buen momento para distraerte de tus obligaciones, pero puede que quizás dentro de un tiempo, confié en vuestras manos ese trabajo y podáis cumplir con lo que acabáis de decir.

Luego, tiende un papel delante de ti hasta que lo coges, y lo observas.

Haisa Kuminne. La receta magia que puede curar a Otomo sama. Esas son las cosas que necesito que me traigas.

Tendrás que partir ya mismo. Casi todas pueden encontrarse con cierta facilidad, y no tendrás problemas para obtenerlas, excepto quizás la última.

Solo conozco un hombre que sepa donde se encuentra, un viejo monje, conocedor de los secretos de las plantas. Vive en una pequeña casa en Ginasutra, en los alrededores del templo de Osano-wo.

Encuéntralo, y consigue que te diga donde puedes encontrar el último ingrediente. Esa será tu misión, en cuanto los tengas vuelve y preparare el elixir que vuestro señor necesita.

Siguio con su té en la mano, mientras tu revisabas con la vista el documento. No es que fuera sencillo conseguir todo lo que allí había, pero lo lograrias si eso era lo que hacía falta.

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19/01/2011, 14:56
Director

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22/01/2011, 14:37
Kuni Kiru

Devuelvo la reverencia ilusionado ante la posibilidad de continuar con el legado del viejo dragón, pero vuelvo a la realidad en cuanto extiende el papel delante de mi. Leo detenidamente cada uno de los ingredientes mientras el dragón habla y me comenta lo dificil que es de encontrar el último ingrediente.

No había que ser muy avispado para darse cuenta que todos los ingredientes me enviaban a tierras escorpión, así que el camino estaba claramente marcado y como había comentado con anterioridad el dragón, puede ser que lo más sensato sea unirme a algun grupo de peregrinos que se dirija al templo de Osano Wo.

-Partiré inmediatamente- digo mientras guardo el papel junto con mis pergaminos. -El viaje será largo así que quizás busque algún grupo de peregrinos que se dirija al tempo de Osano Wo y me una a él- afirmo mientras me levanto y apuro el té. Tendría que firmar en cada lugar en el que descansase ya que aun no disponía de dinero propio, esperaba que eso no fuera un problema. -muchas gracias Mirumoto Chuboko Sama- me despido finalmente con una reverencia y me marcho en dirección a carretera principal que salía de Otosan Uchi a tierras escorpión. Ni si quiera me planteé en pedir ayuda, solo esparaba que las fortunas fueran benevolas conmigo y me permitieran encontrar algún grupo que se dirigiera al templo de Osano Wo.

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24/01/2011, 12:09
Director

Tu pies se movían rápidos y tu mente cauta. La misión era todo lo sencilla que podía ser, teniendo en cuenta que ibas a tierras escorpión.
Tus papeles de viaje no te daban mucha libertad de movimiento por aquellas tierras, así que peregrinar seria la opción más sensata.

Lo que estaba claro, es que tendrías que desviarte un poco del camino al pueblo para buscar algunas de las plantas.
Calculaste que al menos tardarías varios días en las tierras de los Escorpiones para localizar y cultivar las plantas necesarias.

Todas te sonaban más o menos, habías visto la mayoría, y las que no habías visto, sabias que existían con seguridad. Lo curioso es que no las asociabas con ningún remedio milagroso. De hecho, solo un par de ellas estabas seguro tenían propiedades medicinales.

Sin embargo la última de las plantas era un verdadero misterio, Nanohana, la flor de los muertos, como se destilaba de la traducción literal debía de ser una planta complicada de conseguir, porque no tenias ninguna referencia al respecto.

El viaje durante los primeros días fue sencillo. Caminabas, a veces solo a veces acompañado por gentes. No hablabas demasiado, y para muchos transeúntes aquello era de agradecer. El camino era duro, y bastaban los gestos de buena voluntad.

Finalmente llegaste a la frontera de las tierras escorpión. Los guardias que te preguntaron no fueron especialmente exhaustivos con el interrogatorio. Realizaron un viaje a través de tus pertenencias, y afortunadamente para ti, parecía frecuente que los Suenas Cangrejo viajaran hasta aquel templo en particular.

Lo único que les llamo la atención es que vinieras de la capital del imperio. Te hicieron preguntas para comprobar si habías estado allí, equivocando el nombre de los distritos. Antes de comenzar tu vida al lado de Otomo sama hubieras fallado aquellas preguntas, pero ahora, conocías la capital con familiaridad incluso.

Así pues comenzaste tus pasos en tierras escorpión. Esa misma tarde, llegaste a un cruce de caminos especialmente bien señalizado.

De frente, el palacio de los Bayushi, dirección que debías tomar para llegar al templo, pues el camino era en aquella dirección. A la derecha la carretera podía llevarte bordeando las montañas hasta tierras de Ryoko Owari, conocida como la ciudad de las mentiras, y finalmente hacia el sur, hacia tierras Grulla y al rio del Sol, desde donde podías subir rio arriba hacia el lugar del templo, sin pasar por en medio de las tierras escorpión.

Un sendero debía ser escogido, te sentaste a tomarte un poco de un pastel de arroz, que habías comenzado aquella mañana.

Notas de juego

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29/01/2011, 14:56
Kuni Kiru

Muchas veces prefiero caminar solo que acompañado, las conversaciones intrascendentales sobre el tiempo o sobre la última peripecia acontecida en la corte me aburrían sobremanera. Sólo en compañía de algún que otro viajero que contaba alguna que otra azaña en la tierras sombrías o en una batalla especialmente cruenta llamaban mi atención, pero aquellas conversaciones no eran la tónica general en este tipo de viajes.

Me siento a descansar y a comer algo en este apacible momento de tranquilidad y soledad que había tenído a bien ofrecerme el camino. Saboréo cada bocado mientras me planteo cual será mi siguiente paso en mi misión y tras meditarlo unos segundos tomo una decisión.
Deseaba que me mi viaje continuara, al menos por algún tiempo, con la tranquilidad que había demostrado en los últimos días, por lo que opto por dirigirme al río sol y buscar en el bosque, junto a sus aguas la raiz de Yanagi,  siendo ese el primer ingrediente de la lista que recogería.

Si más, me levanto de mi asiento y camino con paso firme por el sendero sur que me guía a tierras grulla, espero no tardar demasiado en encontrar el primer ingrediente de la lista, pero eso es algo que sólo las fortunas pueden saber.

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30/01/2011, 20:08
Director

El viaje es sencillo, tus pasos te llevan hasta los ingredientes que tienes que conseguir, y por norma nadie se cruza en tu camino.
Cuando después de otro par de días estas a punto de remontar rio arriba, decides que sería pertinente conseguir algo de provisiones para el viaje. Pues una buena parte las plantas se encuentran en cautividad.

Un hombre sencillo, camina a la par que tu por la carretera, con una gran carga sobre los hombros. Sabes que hay todo tipo de mercaderes por los caminos, que viajan de un punto a otro. Algunos llevan medicinas, otros víveres, y sobre todo útiles para las casas. Cestos de mimbre, linternas y cosas por el estilo.

En cuanto el hombre nota tu presencia, reduce el paso hasta pararse para hacer un alto en el camino y poder hablar contigo. No es nada infrecuente.

Buenas tardes, que los Kamis tengan cuidado de ti.

Una bendición que bien era usada por muchos monjes. Era un símbolo de respeto, si bien no era el trato que debía darse aun samurái, quizás el hombre no haya notado tu ascendencia debido a tu ropa, o a causa de ella.

Voy camino de Ginasutra, parecéis un peregrino. Quizás nuestros pasos puedan marcar el polvo del camino juntos durante un tiempo.

Te estaba invitando como muchos otros en los días pasados a caminar al mismo paso que él. Si declinabas el ofrecimiento podrías marchar a tu paso sin problemas.
Aunque aquel hombre quizás pudiera hacer negocios contigo.

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05/02/2011, 15:05
Kuni Kiru

El trato que aquel comerciante me profería no me era desconocido, de hecho lo prefería al trato pomposo y frío que tenía que sufrir de parte de algún que otro samurái. Llevaba mucho tiempo en el camino y aunque la soledad me era grata, de cuando en cuando no venía mal algo de compañía.

-Que los kamis se cuiden te ti también- respondo finalmente al saludo del mercader,  -Yo me dirijo al templo de Osano Wo, por lo que si quiere podemos caminar juntos hasta Ginasutra- digo sin pensármelo demasiado, quizás porque ya estaba empezando a aburrirme sin haber encontrado nada de lo que estaba buscando.

-¿…Y con que comercia? – digo tras algunos minutos hablando del tiempo de la última semana y de trivialidades varias. Dependiendo de la respuesta podría interesarme más o menos, aunque de cualquier modo no podría pagarle.

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09/02/2011, 21:32
Director

El hombre levanta un poco la cabeza, dejando que una ráfaga de luz le ilumine. Luego vuelve a bajarlo y con los ojos muy cerrados os contesta cortésmente.

Bueno, comerciar con casi todo. Uno no puede perder oportunidades hoy día. En cada pueblo consiguió algo de lo que tienen y me lo llevo al siguiente. No es un mal negocio.

Tras unos segundos en los que más que pensar parece descansar la garganta, continúa con su charla.

Lo cierto es que esos cestos de madera que traigo, son de tierras zorro, los llevo a Ginasutra, con mucha suerte allí los venderé todos, sino, pues tendré que cargar con ellos un poco más.

Viendo como aquel hombre caminaba te distes cuenta, de que llevaba una gran cantidad de cosas colgada de su espalda. No te habías parado nunca a pensar que pudiera ser cansado. Pues los hombres como él, siempre parecían dispuesto a sonreír, como si la carga que llevaran fuera ligera.

Muchas veces las cosas más evidentes son las que se nos escapan. Te recordaste a ti mismo.

Mientras el camino se hacía más amable, gracias a la compañía de aquel viejo comerciante, pensaste en que tenías suerte de haber topado con Otomo sama. Si no, quizás tu hubieras visto forzado a vender como lo hacia aquel hombre, y aunque digno, no era el trabajo que hubieras deseado para ti.

De nuevo el hombre empezó a hablar, y aunque no entendiste sus primeras palabras porque estabas ensimismado en tus pensamientos lo que decía atrajo rápidamente su atención.

... medicinas, así fue como empecé, y realmente es mi oficio. Como lo fue el de mi padre. Pero la gente no enferme mucho en estos tiempos, son más los que mueren a causa de la violencia, y contra una espada poco pueden hacer mis ungüentos. Así que poco a poco, y debido a los múltiples viajes que hago, empecé a llevar conmigo todo tipo de cosas.

No esta tan mal como lo pinto. No señor. Pero de algo tendré que quejarme.

El viejo seguía andando con una sonrisa en la boca. Mientras el día se iba despejando y comenzaba a subir el calor. La humedad del rio cercano se notaba en el ambiente, así como los pequeños bichos revoloteaban haciendo sus sonidos típicos sin molestar.

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09/02/2011, 22:07
Kuni Kiru

Sonrío gentilmente al anciano mientras camino a su lado, la verdad es que me siento algo incómodo al verle tan cargado. Tras algunos minutos dándole vueltas a lo que podría haber sido mi futuro me decido a ayudarle, siempre y cuando él se deja ayudar - Me gustaría compartir su carga hasta Ganasutra, yo apenas llevo nada, y seguro que si los dos llevamos la mitad, el camino se nos hará mucho más agradable- tras este ofrecimiento espero las tres negaciones de rigor, si es que el anciano las tiene en cuenta, para ofrecerme nuevamente a llevar parte de su mercancía.

Tras algún tiempo de camino vuelvo a dirigirme al anciano -Ha comentado que se dedicaba a la medicina, yo precisamente busco algunas plantas de camino al templo, se la localización de la mayoría pero una en concreto me han comentado que es muy difícil de encontrar y que para hacerlo tendré que pedir ayuda en la ciudad, encontrando a algún monje que me ayude- hago una ligera pausa observando la reacción de mi acompañante -esa planta es la nanohara- digo finalmente