Partida Rol por web

divirtiéndose con la situación merkus sonríe y mira a sus compañeros.
mientras sus compañeros debatían frente a la opción mas cómoda para afrontar la adversidad se estiro apoyado en un árbol y empezó a dormitar un rato.......

Los deslustrados ojos verdes escrutaban el horizonte al son del viento que mecía sus rojizos cabellos... al son del fresco cantineo del agua. El pecoso rostro se muestra sereno, sosegado, y sin rastro del adorable rubor que lo había rociado... pues la Madre Tierra le susurraba en su cariñoso arrullo y la buena hija escuchaba en respetuoso silencio.

Las voces del resto de aventureros fueron acalladas, sin pedirlo, por la experimentada voz de Bathalias... y la expectación a su meditada resolución, que no se hizo de rogar por mucho tiempo.

La joven Ailara asintió vehemente, con firmeza, cuando el veterano elfo fijó su ensombrecida mirada en ella.

-. La dirección es la correcta Bathalias...- Se reafirmó la druida, antes de hacer nada y asegurándose de que el mencionado le prestase suma atención. -... es cierto, nos desviamos un poco al Sur para adentrarnos más en la arboleda. Sin embargo, prácticamente hemos avanzado de forma paralela al sendero que tienes reflejado en el mapa en tus manos.- Prosiguió, revelando algunos detalles de la ardua travesía... algunos de ellos velados bajo el frondoso follaje. -. Este río no es signo de nuestro error, sino de omisión...- Señalando con su mirada, fugazmente, el incompleto esbozo de mapa en posesión de Bathalias. -... una omisión extrañamente voluntaria por aquellos que nos lo han entregado... y cuyo propósito quizás no fuese otro que encauzarnos cual río embalsamado. Aun así, estos, ocasionalmente... al igual que hicimos nosotros, pueden desbordarse desviando su curso inicial merced la indiscutible sabiduría de la Madre Tierra...- A pesar de su corta edad, la palabras resonaban sabias en aquellos rosados labios de Ailara.

-. Desgraciadamente, este inesperado accidente fluvial nos obliga a retomar el Norte... río arriba, hacia la senda de los leñadores. Ya que ir río abajo nos retrasaría demasiado...- Sus palabras denotaban gravedad y contrariedad... y el temor empieza a florecer en el deslustrado verde de sus ojos. -. Hasta ahora el camino fue arduo, pero seguro... intuyo que cuanto más nos aproximemos, la sensación de peligro se hará más acuciante. Debemos ser cautos, mucho… siempre… más aun, hasta que logremos cruzar el río y podamos desviarnos del curso estipulado.- Mostrando su total acuerdo con lo convenido por el avezado Bathalias.

Sin gesto alguno... por propia voluntad, la imponente loba de pelaje gris se sumergió rauda en el espeso bosque... dejando a su querido cachorro añorando su cálido toque.

Cita:

La joven Ailara asentiría a las oportunas palabras del viejo zorro que, excusándose en la maltrecha mula, solicitó un necesario descanso a su veterano cuerpo. Presta, la druida iría ayudarles a Alfren y a él... a los que se uniría poco después, convenientemente, el rudo Merkus.

Después del arduo camino y esfuerzo realizado por las sinuosas extensiones que recorríamos habíamos llegado a un punto que nos hacía ir y acercarnos por el camino que nos habían recomendado, el mago no dudaba de que por donde habíamos ido era seguro gracias a la fiera y a su amiga la druida, pero ahora veía que había sido quizá un tiempo perdido... Aunque tal vez les sirviera de algún modo mas adelante...

Tenían que ir al norte, a buscar la ruta asignada para seguramente pasar por un paso, un puente, o algo parecido, y no tenía en la mente de que aquel punto  era ideal para una emboscada, tendrían que estar atentos y ser muy perspicaces...

La decisión había sido tomada y el mago no objetaba nada en contra, pues no había otra opción, pero tenían que ser cautos y ser previsores, mientras se encaminaban al norte Moravius adelantó el paso para alcanzar al elfo, en todo el trayecto no había entablado casi conversación con ningún miembro del grupo, pues prefería pensar en sus cosas, pero ahora había que preparar una manera de proceder....

 - Elfo... Creo que en  el paso que encontremos para cruzar este río seremos objetos de una emboscada, es el sitio ideal, pues estará abierto seremos un punto fácil para flechas o dardos y proyectiles que lancen desde un punto asegurado por el bosque donde no se les pueda ver... Debemos ser previsores e intentar localizar esos puntos antes de cruzar el río... La mirada del mago se dirigió al punto donde se había ido el lobo...

 - Espero que el animal haga ese trabajo y seamos avisados, pero me temo que sino pasaremos una situación difícil... Aunque, de peores hemos salido verdad? Una pequeña sonrisa maliciosa surgió en el rostro de Moravius, no era muy habitual verle sonreír y cunado lo hacía era por lo menos enigmática...

Bathalias le devolvio la sonrisa a Moravius. Ciertamente no eran pocas las aventuras que, en tan poco tiempo, habian vivido juntos. - Tranquilo Moravius, si somos lo suficientemente sigilosos dudo que se nos sorprenda. Cualquier posible enemigo que nos podamos cruzar, si es que existe, nos deberia esperar en ambos laterales del camino de leñadores que se nos propuso tomar. De no ser asi, podríamos ir hacia el sur como escapatoría. - Mientras hablaba sus ojos relucian con un brillo que denotaban una extrema experiencia. - Si sabemos acercarnos de una forma que podamos pasar inadvertidos, lo mismo somos nosotros los que podriamos llevar a cabo dicha emboscada- Bathalias sonrió para si, ya que no era la primera vez que tenia una vivencia parecida en otra aventura hacer muchos muchos años. - Lo que mas me preocupa es que nos esperen al otro lado del rio. Mientras que lo cruzamos no tendriamos como cubrirnos, en primera instancia. Seremos un blanco fácil. - Bathalias palmeo el hombro de su compañero de charla - No te preocupes Moravius, esta no es la misión que mas buena espina me dé pero, si somos lo suficientemente cautos, no deberiamos tener problema para llegar a nuestro destino. -

Cuando Anton dice de descansar , se acerca a el amistosamente y le pasa un brazo por la cintura como para sostenerlo.
¿Esta cansado abuelo? su voz sonaba exageradamente inocente hasta el punto de la burla Y yo que me había creído esas historias de noches enteras sin que el gran Anton se agotara, sera que esa robustez épica se quedo en los años mozos
E igual de rápido que se había agarrado a su cintura se solto y una carcajada bromista surgió de su boca mientras se acercaba a la mula para realizar el cambio del cofre.
Merkus ven y enséñanos como funcionar esos músculos de toro que esto debe pesar lo suyo.

-Hay que ver lo mal que deben tratar a las damas en la caballeria...- dijo Antor, que sabedor de los deseos de Alfren siempre la trataba como a un caballero armado -... que utilizan cualquier excusa para meter mano a un hombre experimentado.- terminó con una amplia sonrisa. Alfren tenía el don de hacerle mejorar el humor siempre que se lo proponía y eso, es estas épocas, era de agradecer.
Dicho esto se plantó de un salto al lado de la mula cargada y dijo al gigante -Vamos Merkus, a mi solo esta caja me aplastaría.-

Antor aprovecha la ocasión y estudia el cofre lo mejor que puede: peso tentativo, tipos de cierres, material del que está hecho... lo normal en las cosas que suele fijarse Antor cuando algo le interesa.
-Merkus, eres increíble.- dice a su compañero dejando traslucir admiración en su voz.

La voz cargada de complicidad de Moravius y la de Bathalias, intercambiando oportunos pareceres, resonaba a sus espaldas a cierta distancia, no excesivamente lejos pero sí lo suficiente como para considerarlos un grupo aparte.

La joven Ailara colaboraba, en la afanosa carga y descarga, sosteniendo convenientemente, con suavidad pero sin perder firmeza, las bridas de la extenuada mula... apaciguando con su mera presencia el temple de éstas. Sin embargo, gran parte de atención estaba focalizada con el otro grupo... en lo que decían; no participando de los elocuentes comentarios, de unos y otros, que se sucedían a su inmediato alrededor.

Sin darse cuenta, sus mandíbulas habían aumentado la tensión de la mordida, descargando la impotencia que atenaza su pecho, pues ella confiaba y confiaría hasta el último momento en conseguir eludir la senda de los leñadores... para ello sería preciso atravesar antes, si es posible, a la otra ribera y proseguir por la ruta alternativa a la del escueto mapa. La mayor parte del problema radica en eso, en si las condiciones del río permiten hacerlo... para ello, debían estar pendientes de las evoluciones de éste a medida que se aproximaban a su nacimiento.

El laborioso traspaso de mercancía había sido llevado a cabo con éxito, o así lo anunciaría la sincera exclamación de admiración que le había dedicado el viejo de Antor al fornido Merkus. Aquello atrajo la atención de la joven druida, su pecoso rostro y su deslustrado verde, hacia ellos... para percatarse del creciente interés que mostraba el viejo zorro en el pesado cofre.

-. Antor PielGris, ¿crees realmente que el hechicero dijo verdad?...- Le preguntó afianzando sus ojos sin ningún tipo de rubor, ni reparo, en el avezado rufián. -… ¿crees que contiene el diezmo de la bruja Sarcess?... ¿crees que está sellado, tal y como dijo, arcanamente?...- Su voz sonaba seria, más a advertencia que a pregunta. -. Si por tu cabeza ronda alguna respuesta afirmativa, será mejor que no le pongas, por tu bien y el del resto, ninguna de tus juguetonas manos encima...- Terminó de decir, sin necesidad de esperar respuesta por parte del viejo zorro... y se encaminó, con aire decidido, hacia el mago blanco y el elfo.

-. Entonces estaréis de acuerdo en, si el caudal lo permite, intentar cruzar el río antes de llegar a la ruta de los leñadores... ¿no?- Expuso nada más llegar, en tono neutral con ciento tinte a inocencia al final, y con los brazos en jarra sobre las caderas. -. Para eso debemos, de vez en cuando, comprobar el estado de las aguas durante nuestro avance...- Recorriendo con su firme mirada a uno y a otro.

Ante los comentarios de Ailara, Bathalias se dió la vuelta. Estaba claro que esta intentaba ser útil y proponer todo cuanto podia pero en este viaje era mas desconfiada de lo normal. - Ailara, ¿quieres tranquilizarte? - dijo esbozando su sonrisa y hablandolede forma tranquila y apacible. - Antor sabe que no debe intentar abrir el cofre por la cuenta que le trae - miró a los ojos a Antor y añadió - no podria escapar de nosotros con tanto peso - soltó una risotada y le guiñó el ojo. Su mirada volvió a Ailara.

- Por otro lado, como ya he dicho antes, iremos hacia el norte. Si encontramos un lugar por donde cruzar, así lo haremos, pero esta vez espero que te dejes guiar por mis conocimientos. - matizó Bathalias intentando asegurarse de que esta vez no se cruzaran con que el camino desapareciera o cualquier otra precipitación les hiciera buscar direcciones alternativas. - De momento estamos frente a un rio, ahora iremos hacia el norte bordeando el rio. Según lo que encontremos, actuaremos en consecuencia. - sentenció Bathalias.

Desde la posición con Bathalias se oía como el grupo se entretenía con el cofre y haciendo alguna que otra broma, era bueno saber que estaban de buen humor, estaba seguro de que si surgieran problemas podría contar con todos ellos...

La joven druida, se nos acercaba con paso firme y decidido para entrar en el diálogo y dar su parecer y asegurarse de que procuraríamos evitar la senda de los leñadores una pequeña sonrisa se dibujaban en los labios del mago al escuchar las palabras de Ailara y la siguiente respuesta del elfo...

 - El elfo tiene razón, debes tranquilizarte, ese es nuestro parecer, si vemos oportunidad de cruzar el río evitando la senda, lo haremos, pero de momento no tenemos otra opción que seguir bordeando el río y estar atentos a cualquier circunstancia, sabes que te tenemos en cuenta y te agradecemos tus avisos, de verdad... Pero si no encontramos como cruzar el río tendremos que tomar esa senda y debemos estar precavidos y preparados... No crees?

Ayudando con las mulas en el traspaso del cofre, sonríe cuando Ailara sermonea a Antor, durante la reunión con el secretario del conde ella lo había advertido sutilmente de que no pensara en liarla, aunque las palabras de la joven druida eran mucho mas directas y severas, Antor no los meteria en problemas a proposito pero era excesivamente curioso, sin borrar la sonrisa pero sin que sonar bromista le dijo.Te ha quedado claro ¿no?
Una vez que el cofre estuvo bien seguro y tapado en la otra mula, les dio unas palmadas a los hombres en la espalda por el trabajo bien hecho y se subió a su montura lista para seguir la marcha.

Avanzaron hacia el norte, en paralelo a aquel río que el infortunio y, sólo los dioses saben qué malas artes, habían hecho aparecer en su camino cuando el mapa no lo indicaba. El avance fue penoso, lastimero y hasta en algunos puntos casi imposible. Tuvieron que abrirse paso a través de pequeñas sendas abiertas por los propios animales, con vegetación abundante y suelo traicionero.

Aquellas condiciones tan adversas, además de castigar el cuerpo, tenían el efecto secundario de trastear con la mente. Tres mil ducados de oro era una cantidad tan elevada que jamás habrían podido imaginar hallarse tan cerca de una suma igual y ahora que la tenían ante sí, el destino les dirigía hacia un pantano infecto para entregarlos a una Bruja que decían que era tan peligrosa, que con sólo respirar a su lado de forma que la importunase podía llegar a matarte con una mirada.

Aún así lo hicieron, continuaron avanzando hasta que la propia naturaleza decidió impedirles continuar.

Poco a poco, el cielo se fue oscureciendo. En un punto especialmente complicado se vieron obligados a apartarse temporalmente del río, una pared de roca y una pequeña cascada les impedían continuar en aquella dirección, así que siguieron un antiguo camino que apenas se desdibujaba entre los árboles. La senda le condujo a través del bosque hacia un valle tras el cual ya ninguna elevación volvería a impedirles el avance. Fue casi un cambio demasiado inesperado. El río había quedado perdido ya a su izquierda, pero también habían dejado atrás el camino de leñadores.

Consultando el mapa y basándose en sus habilidades para orientarse lograron ubicar su posición. Ante ellos se extendía el camino real, que les conduciría hasta los pantanos. Tan sólo unas horas les separaba ya de su destino, pero la noche no perdonaba ilusiones. Debían detenerse y descansar, para afrontar al día siguiente la que sería la etapa más difícil de su viaje.

"Asi que al final hemos terminado en el camino real, aunque ingresamos a él en un punto inesperado." pensá Antor apenas se enteró de la situación.

Ahora seguramente Bathalias se pondría a dar las directivas para montar el campamento donde estaría mejor ubicado y distribuir las guardias y todo eso, sin embargo había algo que Antor quería hacer desde el "descanso" y aprovechó este corto tiempo de inacción para hacerlo. Pielgris se separó de su montura, caminó tranquilamente hasta estar mas o menos equidistante de todos y dijo, con una voz tan grave como oscura se estaba volviendo la noche:

-Compañeros, pensaba tener esta charla únicamente con Ailara, pero será mejor que la tenga con todos vosotros. Todos somos aventureros, cada cual a nuestro modo; y hemos recorrido bastante camino juntos. Eso nos convierte, nso guste o no, en un grupo. Yo ya estoy mayor, a qué negarlo, - y en este punto miró a Alfren, que estaba sonriendo a propósito del "mayor", para continuar - y el ser mayor me vuelve vulnerable, ni mi vista ni mis reflejos son los de antes, y es por eso que no me conviene andar por el mundo solo.... y menos aún cargado con un cofre que no puedo ni mover. ¿Cuál es el punto? Simple, en mi negocio, antes de robar algo siempre, pero siempre, hay que tener en cuenta cuáles serán las ganancias y cuáles las pérdidas.Y hace ya bastante tiempo que considero a este grupo como una pérdida mayor, mayor incluso que un cofre cargado de dinero.- y agregó, cambiando a un tono más alegre -Claro que si no se tratase de vosotros y el cofre fuese más pequeño... bueno.... no sé qué podría suceder.- y dicho esto soltó una corta carcajada, mirando a todos parado desde su sitio.

Antes de reanudar la laboriosa marcha, en uno de los márgenes de aquel incógnito y caudaloso río que inoportunamente les había bloqueado el camino; el grupo de avezados aventureros se disponía a reiniciar la mayor de sus aventuras... en cuanto regresase el formidable ejemplar de lobo gris, la imponente Mazgul, que les acompañaba y guiaba en sus pasos.

Pero antes de que eso sucediese...

La joven Ailara asentiría, con cierta dulzura... con sincera aceptación, las sabias y apropiadas palabras que, como siempre, le dirigía el afable mago blanco. -. Tienes razón... los dos la tenéis... uffffffffffffffffff...- Reconoció la impetuosa druida, colocando sus rojizos cabellos por detrás de las orejas en un adorable gesto... desviando su inquieta mirada hacia el cauce del inoportuno río. -. Debo serenarme...- Respiró hondo a través de su menuda y pecosa nariz, canalizando la esencia misma del frondoso bosque a cada rincón de sus pulmones.

La imponente Mazgul regresó, emergiendo súbitamente de la espesura, poco después de que todo estuviese preparado y acondicionado... tal y como había convenido el activo elfo. Y ya reunidos de nuevo, reanudarían sin demora la improvisada senda... el obligado desvío que, accidentado y enrevesado, colmaría de esfuerzo al avezado grupo.

Así las cosas, el incesante tiempo parecía discurrir demasiado rápido, o ellos demasiado lentos, y la preocupante noche amenazaba con engullirles en medio de la abrupta vegetación... a pesar de la apremiante marcha.

Finalmente el tremendo sobreesfuerzo se vería recompensado de alguna forma pues, habiendo superado la última e insalvable roca que les había obligado a desviarse del curso del río... a seguir una antigua vereda en desuso, llegarían a un valle en cuyo horizonte no se vislumbraría ningún obstáculo hacia su destino... la inhóspita y lúgubre ciénaga...

El inesperado río había quedado a la izquierda de aquel valle en el que se extendía nada más, ni nada menos, que el camino principal. Habían dado un buen rodeo, evitando la senda de los leñadores, para llegar prácticamente, con cierto retraso, al mismo lugar. Lo que a priori podría semejar un fracaso, enmascaraba un incierto éxito parcial... pues nunca sabremos que hubiese sucedido de seguir por el camino estipulado. Sin embargo, aun quedaría el peor tramo del camino por recorrer... y, antes que nada, pasar la inquietante noche a la intemperie.

Así lo sentía en su agitado pecho la joven Ailara que, con evidente fatiga reflejada en su pecoso rostro, contemplaría en pie el inmenso horizonte ante sus ojos... embebiendo de los últimos coletazos de aquel tortuoso día que llegaba a su fin. Un suspiró escapó de sus rosados labios, ahora entreabiertos, deseosos de recobrar el escaso aliento. La imponente Mazgul reposaba a su vera, emulando con sus agrisados ojos a la joven druida. La alta hierba cubría los tobillos de todos ellos hasta media canilla y el ligero viento del Norte arremolina diminutas briznas entorno a ellos...

En eso, antes incluso de que Bathalias se dispusiese indicar las directrices pertinentes que regirían la adecuación más conveniente del campamento, el sorprendente zorro de PielGris intervino inesperadamente con un elocuente discurso... acaparando toda la atención de los presentes, incluida la vieja Mazgul.

La joven Ailara, sorprendida al oír su nombre en labios del viejo Antor, le observa con ligera suspicacia. ¿Qué tramas viejo zorro? Se preguntó en mitad del discurso del mismo, demasiado serio para proceder de aquel despreocupado hombre. ¿A dónde quieres llegar? Esta vez con creciente curiosidad que se reflejó en sus dilatadas pupilas.

Cita:

Incrédula por semejantes palabras que incluso la habían podrido emocionar, tardó en reaccionar ante la despierta carcajada... pero cuando lo hizo, su bufido llegaría incluso a eclipsar a ésta última. -. ¡Buffffffffffffffffff!!!...- Las pecosas mejillas se habían encendido, haciendo saltar las alarmas de los presentes. -. ¡Antor PielGris!!!...- Prosiguió en tono indignado. -. Eres... eres...- Sus rosados labios permanecieron entreabiertos, enmudecidos sin saber qué decir. -... ¡eres imposible!!!- Sus ojos se desviaron entonces, expectantes, hacia el bueno de Bathalias... obligándole a intervenir con su fiera mirada... para regresar airada hacia el viejo rufián. -. ¡Esto es serio!!- Le reclamó enfurruñada, cruzando los brazos sobre el pecho y la mirada clavada en sus veteranos ojos... esperando, quizás, algún tipo de reprimenda por parte de Bathalias.

Antor esperaba una reacción de ese tipo por parte de Ailara, casi podría decirse que la había calculado.
Miró a la druída con una expresión rara en el, casi de ternura, y sonriendo le dijo:
-Ailara, eres muy joven, pero no te preocupes, tienes buena madera y ya verás como los años calman esos ímpetus que ahora te dominan. El tiempo es un buen maestro, confía en él-

nunca entenderé esa manía de mostrar sus sentimientos que suelen tener las otras tribus.
Merkus como casi siempre permanece callado y atento a los detalles del ambiente que les rodea

Bathalias soltó una risotada a continuacion de la declaración de Antor. Estaba claro que la vida llevada por Antor era la de un rufian autentico pero los años no pasan en balde y aunque aun se sentía en forma estaba seguro que su edad ya le impedía llegar a ser lo hábil que pudo ser en el pasado, o al menos eso creia el elfo. La mirada y palabras de Ailara no hizo mas que hacer mas cómica la situación. Estaba claro que esos comportamientos infantiles perjudicaban a ella más que al grupo pero, ¿que iban a hacer? todavia era una chiquilla.

Tras pasar al lado de Antor y darle unas palmaditas en la espalda mientras aun sonreia se dirigió al grupo - Debemos encontrar un sitio algo mas elevado donde descansar, aunque este sea mas incomodo. Al estar en el fondo del valle estamos en desventaja ante un posible ataque que venga desde cualquier lado ya que lo harian desde una posición mas elevada. - Bathalias iba explicando mientras que intentaba explicar su visión del peligro con continuos movimientos de manos que englobaban todo el valle. - Un sitio con algo mas de protección sería mas suficiente. Ademas, debemos repartir las guardias. - Levantó su mano y se palmeó una vez el pecho - Yo seré el primero puesto que os encontrais mas cansados que yo. - Eso no era del todo cierto ya que la edad de Bathalias ya empezaba a notarse de forma severa, pero en ningun momento dejaría a otro de sus compañeros hacer la primera guardia sin estar descansado. Al elfo al menos le daría tiempo avisar al grupo si el peligro fuera realmente severo.

Miró su fardo y levantó la mirada - Espero que conserveis comida puesto que creo que no estamos en situación de cazar ahora mismo. Si a alguno se le ha acabado estoy dispuesto a compartir mi ración - Miró a cada uno de sus acompañantes esperando respuesta a cada uno de los anuncios que habia hecho.