Partida Rol por web

Dailen suspiro ante lo que había pasado. Entendia la situación, asi como también que los alli presentes se centrasen en las conversaciones con sus conocidos, por lo que simplemente se encogio de hombros tras haber sido ignorado, alejandose un tanto para sentarse sobre alguna caja o sitio cercano, sin dejar de observar al grupo. Ladeo la cabeza cuando aparecio aquel desconocido, pero tampoco le presto demasiada importancia. Tomo de su bolsillo un pedazo de cecina seca para comer un poco mientras se seguia la discusión sobre el ataque y que movimiento habria podido dar el causante... Muchas teorias, pero todos esperando la guia de la directora para saber sobre que hacer... Era un comportamiento curioso. Fue entonces que el joven daimah dejo de moverse, no podia ni aunque quisiese, algo que le molesto bastante, pero poco pudo hacer. Observo la escena en silencio e inmovil, sorprendiendose ante la aparición de la directora tan preparada y mas aun cuando hizo gala de su poder, provocando que el infiltrado se retirase con la cara haciendose pedazos. Cuando finalmente pudo moverse, suspiro molesto antes de proseguir comiendose la cecina, observando y escuchando al grupo en silencio, sin la sonrisa en su rostro por lo recien sucedio, planteandose seriamente si el haber dejado que su curiosidad venciese habia sido un error o no.

Cuando llega aquel desconocido, me quedo mirando su figura general. Aunque el joven no le inspiraba mucha confianza, no podía dudar que ese individuo era asombroso. Su vestimenta, sus tatuajes, el ambiente de misterio que desprendía a su alrededor... Todo era fascinante.

 Al llegar la Directora a escena, me detuve en seco. Esa mujer representaba poder y serenidad en estado puro. No obstante, todo cambió cuando el desconocido exclamó esa frase. Fue como si se parase el tiempo. No podía mover ni un músculo. Aún así, contemplo la escena minuciosamente. El discurso del desconocido, el aterrador golpe de la Directora, el resultado de aquel golpe en la "cara" de aquel joven y en la manera que se marchó. Tras unos breves momentos de tensión finalmente me puedo mover otra vez y sin perder un segundo, voy directamente a la zona donde se había situado aquel individuo, haciendo un plan mental sobre de donde había venido, hacia donde se dirigía o alguna pista sobre quién podría ser.

Crescentia se giró hacia el recién llegado, el cual también expuso su teoría... mientras iba mencionando los nombres de todos y cada uno de ellos. Incluyendo apellido, como si desease dejar claro que los sabía... Crescentia entrecerró los ojos, no le agradaba aquel hombre pese a que no era nada raro que ella no conociese a nadie.

Repentinamente la joven comenzó a impacientarse. ¿Iba a tardar mucho más MM en hacer acto de aparición e impartir órdenes?

La respuesta resultó ser no, pues poco después ella hizo por fin llegó. Iba completamente ataviada para el combate, pero aquello no sorprendió a Crescentia. Para ella no había motivos paa que no lo fuese, y desconocía que fuese algo excepcional el que se equipase de aquel modo.

Pero a raíz de la conversación que de desarrolló pronto quedó claro algo más... aquel recién llegado era el enemigo.

-¡Petra! -exclamó mientras ella comenzaba el ritual mágico. Sus movimientos eran secos y firmes, mecánicos, automáticos, como si hubiese realizado aquellos mismos gestos millares de veces antes. Su voz se alzó clara mientras pronunciaba las palabras mágicas que concentrarían su zeón en un conjuro... y de repente se quedó congelada en el sitio. Pronunció un par de palabras más antes de quedar en silencio, mirando con un odio profundo al hombre de cabello blanco.

Cuando éste se marchó, aún pasaron unos eternos segundos hasta que pudo moverse de nuevo. Miró alrededor y comprobó que el resto de gente también comenzaba a moverse. Tal y como hizo Aiko, ella se acercó al lugar donde el extraño había sido atacado y buscó en el suelo restos de la máscara.

Petra rió con la reacción de la recién conocida mesmeria.

Xamd la siguió y le preguntó si era su novia. La otra hada comenzó a soltar algo muy enrevesado, pero Petra intervino.

-¡Por supuesto que lo es! -exclamó mientras rodeaba a Izarua por los hombros en un abrazo y sin previo aviso le daba un beso en los labios- Tú sígueme el rollo. -le susurró al oído a Izarua antes de separarse de ella con una sonrisa traviesa. Luego volvió a mirar a Xamd- Es costumbre dar un beso a tu novia en los labios para dejar claro tu cariño por ella.

Miró a Izarua.

-Por cierto... ¡Encantada de conocerte! -dijo con una risita- ¡Creo que lo vamos a pasar muy bien! -y comenzó lo que prometía una larga retahíla de preguntas- ¿Puedes alejarte más de...? -que se cortó cuando escuchó que Crescentia la llamaba.

La miró confundida, no entendía nada, pues no había prestado atención a nada de lo que ocurría a su alrededor. Pero viendo que ésta comenzaba a lanzar un conjuro, voló hasta su hombro para apoyarla... y aquello fue lo último que hizo en el combate que se desarrolló. Se quedó paralizada sobre el hombro de la conjuradora, observando todo con frustración.

Así que aquel tipo era el enemigo... bajo su cabello frunció el ceño, pero por mucho que quiso, hasta que no se marchó no quedó libre de su influjo. Momento en el que se quedó flotando en el aire, molesta y confusa a partes iguales.

Finalmente, mientras Crescentia iba a recoger algún pedazo de la máscara, ella miró alrededor para comprobar cómo estaba la gente y notó cómo la muchacha de antes estaba derrumbada en el suelo. Suspiró y se sentó en su hombro.

Se la quedó mirando en silencio por un momento, y luego se puso a hablar con ella en tono confidencial.

-Te he visto moverte. -dijo con sencillez- Al verlo antes no he pensado en ello, pero ahora he caído. Cuando ni siquiera MM podía moverse, tú pudiste ignorar el poder de aquel enemigo tan poderoso. -sonrió- No esta tan mal, ¿no?

La pequeña hada se giró hacia Crescentia y la señaló con el mentón.

-Mírala, parece que tiene la situación bajo control aunque no tiene ni la menor idea de lo que está haciendo. -dijo con una sonrisa en la que se le notaba cierta ternura, luego volvió a girarse hacia Lihl- Tal vez por eso le caes bien. Os parecéis... pero no le digas que te lo he dicho o me arrancaría las alas, ¿ok? -la sonrisa se volvió más amplia y traviesa, enseñando sus dientecillos.

     Creo que la sed de aventuras... ha sido suficiente por hoy. Después del despliegue de medios organizado por el "tipo-raro-con-careta", el hecho de pensar que esta mañana podríamos, todos, habernos convertido en unas buenas brasas para barbacoa, y que al intentar ayudar y tratar de organizarnos, todos los aquí presentes (que intuyo, somos los más "capacitados" para ayudar), cayésemos en la boca del lobo... MM tiene mi más solemne gratitud por salvarnos, sin embargo, no puedo eludir el pensamiento de que sin ella, seguramente esto habría acabado de forma muy distinta.

     Olvidando por completo mi plan de hoy, ante la notable pausa después de la tormenta, mi mente lucha por despejarse y analizar con calma la situación... y la gente de mi alrededor, me interesan en especial las caras que no conozco, unas me suenan de vista, algunas ni por asomo (que tipos más raros algunos) y otras, oh... Otras como la de este tipo, me son totalmente familiares. Pienso mientras me aproximo a Luca con las manos metidas en los bolsillos.

     - ¡Ey! Parece que llegaste antes que yo... - En parte es normal, el METEORITO GIGANTE que VENÍA HACIA AQUÍ echando FUEGO Y LAVA Y COSAS QUE SEGURAMENTE MATEN si las tocas o si ellas te tocan a tí, había conseguido desconcertarme durante unos minutos, fallo mío -  ¿Ha pasado algo más en mi ausencia?, he llegado un poco antes del numerito del "máscaras". Por cierto, me alegro de verte tan tranquilo pese a lo ocurrido- Aunque en el fondo, no me extraña viniendo de él...

Alzó de nuevo el vuelo y se colocó frente a ella.

-¡Y ahora levanta de ahí! ¡Aprender a levantarse para aprender a caminar! ¿Era así? ¡Yo es que nací sabiendo volar directamente! -bromeó la hada mientras animaba a Lihl a que se recompusiera.

Tratando de ser utiles a la causa, Aiko, Crescentia y Kalirath se acercan rapidamente a la zona donde el enemigo habia sido abatido, tratando de encontrar restos. Debido a que habia un gran pedazo que resaltaba, al acercarse los tres simultaneamente, casi chocan sus cabezas, pero por suerte no ocurrio ninguna desgracia extra. Kalirath, que se encontraba mas cerca, fue el afortunado que pudo sujetar el pedazo, pero en seguida lo suelta, sorprendido. Aquello no era un pedazo de arcilla o yeso proveniente de una mascara, era un algo organico, un buen pedazo de la propia cara del sujeto.

Crescentia no lo dudó y recuperó el pedazo que había soltado el joven. Lo analizó con ojo experto, aunque sabía que lo mejor que podía hacer era analizarlo con más calma. No obstante, que aquello fuese orgánico ya era bueno... aquello indicaba varias cosas.

Un rapido vistazo a la "cara" que tenias entre tus dedos te indica que, pese a ser organica, es artificial, pues tiene restos de magia por todo su ser. Se te ocurre una posible idea, que el invasor no era otra cosa que una entidad creada por el hechizo "Crear Ser"

Espero tranquilamente las órdenes hasta que llega el chico de pelo blanco, al que no conozco de nada, lo que no es raro porque soy casi nueva por aquí y es probable que no conozca ni a la mitad de la gente. Aunque es raro que sepa los nombres de pila quizás es que lleve aquí más tiempo que yo, aunque no reconozco su presencia.

Entonces la directora llega, y verla con lo que supongo que es su atuendo de combate no es que me llene precisamente de esperanza, aunque espero a que me dé las órdenes pertinentes. Le basta abrir la boca para que me dé cuenta de que igual estamos metidos en un problema muy serio. Tras una leve charla me doy cuenta de que no puedo moverme, como si eso me importara. Mi primer impulso es lanzarle una descarga al intruso, pero me lo pienso mejor. Aquí hay mucha gente inocente, basta con que la desvíe para que alguien se convierta en un filete extracrujiente. Además, si la directora no puede con él y yo intervengo lo único que haría sería fijar su diana en mí y sin apoyo de ningún tipo, así que con suavidad relajo mi voluntad. Lucha si ves que puedes vencer, y si no puedes hacerlo espera hasta que puedas luchar mañana.

Ella consigue encajar un golpe rozando los límites de la prohibición, y el chico escapa. Por fin podemos movernos de nuevo. Con un gesto de preocupación hago un barrido por la sala intentando averiguar si todos estamos bien, o al menos enteros.

Hago un ademán de disgusto cuando me doy cuenta de que una parte de la multitud (la parte alada) ha pasado de todo y está armando lío otra vez. Dirijo la mirada de más absoluto “qué moco te estás tirando ahora, no, Señor Importante?” a Ykki mientras me bajo de un salto de donde estoy sentada y me acerco a esa pobre chiquilla que está en el suelo. Sin quitar mis ojos de encima del pelirrojo durante un par de segundos le pongo con suavidad mi abrigo sobre los hombros a la muchacha de pelo azul mientras con una voz suave empiezo a hablarle bajito, buscando el contacto visual con ella y procurando que se calme. Mi mano empieza a hacer círculos en su espalda, intentando reconfortarla, y mi otra mano le aparta con suavidad el pelo de la frente.

-No te preocupes, todo está bien. Ya se ha marchado.

Mi Mano aun temblaba ligeramente cuando aquel pequeño ser se acerco a milevante la vista para verla en mi hombro posada y hablándome. Mi cabeza se movio levemente en un gesto negativo incluso parecia que mi rostro cambiaba ligeramente sonreía ligeramente. Expresion que no duro mucho ya que de seguido cambio a una expresión de espanto.

Aquello ultimo que acababa de decir, no podía ser cierto, no podía hacerle eso. Asenti hacia la hada confirmando que guardaría aquel secreto. Fue entonces cuando la pequeña hada se puso a revolotear delante de mi instándome a que me levantara.

Aun estaba verdaderamente nerviosapero aquella pequeña me habia animado. Seguia con mis propias dudas ya que,  quizá hubiera podido hacer algo contra aquella persona que habia aparecido, pero los recuerdos se habían mezcaldo en mi interior junto con miedo impidiéndome actuar. Si era lo que habia supuesto en un primer momento, estábamos enfrentando a algo verdaderamente peligroso.

En ese momento una mujer de cabellos dorados llego y me puso su abrigo sobre los hombros mientras intentaba calmarme. Mi mirada se desvio hacia ella un segundo agradecida, al verla por alguna razon recordé a Nova. ¿Es que no habia aprendido nada en todo este tiempo? Mi boca se abrió muda durante un momento y se cerro. Poco tardo en volver a gesticular.- Gracias…

Quiza era extraño pero tanto el hada como la mujer me parecia confiables. Restregandome la manga de la túnica por los ojos acabe levantándome.- Aunque hubiéramos querido no podíamos enfrentarlo sin bajas... Pero se ha equivocado mostrando sus poderes. Ahora esta en desventaja.- Mi palabras eran tenues, incluso habia tenido que hacer una pausa debido a la falta de aire, pero no estaba mintiendo.

Aquella persona nos habia mostrado que era poderosa, pero en un acto de prepotencia nos habia mostrado cuales eran sus capacidades y si bien la gente no estaba preparada para resistir sus poderes, con el tiempo necesario podria hacer a todos inmunes a aquel tipo de capacidades.- Uno de los hechizos que tenia activos repelio el poder.- Explique a la Shelee.- Creo… creo que podria lanzarlo sobre mas personas si tenemos que enfrentarnos contra él. Aunque seguramente no sea la única capacidad que tenga.

– Necesitaría tiempo para prepararlos, asi que si le perseguimos no podre hacerlos…-Debido a que mi primer maestro no me habia enseñado los caminos de la magia de una forma habitual, ahora debía preparar aquellos hechizos que iba a usar mas tarde. Una verdadero quebradero de cabeza, pero debido a mi poca habilidad para concentrar la magia tambien una ayuda, pues no hacia falta que concentrara todo en ese momento.

Cuando MM ataco al intruso, Joshua lanzo sus manos hacia las pistoleras que tenia en el cinturon a una velocidad vertiginosa. Sin embargo, no llego a desenfundar antes de que la Prohibicion fuera dicha: apenas habia llegado a tocar sus revolveres cuando tuvo que quedarse quieto, con los dientes tan fuertemente apretados, como si quisiera partirlos uno contra otro.

Se limito a observar la escena, tratando de moverse pero sin poder hacerlo, con la mirada llena de odio. Cuando el intruso menciono a los esclavistas, Joshua dejo escapar un rugido gutural. Estaba haciendo todo el esfuerzo que era capaz para conseguir moverse y volarle la cabeza a aquella cosa.

Cuando la Prohibicion ceso, finalmente pudo desefundar y apuntar, inutilmente, al lugar por donde el intruso habia escapado. Volvio a enfundar los revolveres, aun con los dientes apretados.

Observo a la directora inquisitivamente. Si alguien sabia que diablos fue aquello, y mas importante, a quien servia, era ella.

Desde mi posición escucho las distintas conversaciones, voluntariamente recluido en mi lateral, pensando en lo que va diciendo cada uno. Lihl comenta que ya ha mostrado sus poderes, y eso en parte es cierto, pero también lo es que lo sepa o no es un poder muy básico del mentalismo. Ya me había interesado por esa rama, pero no por ese uso en concreto, sino por otros más avanzados. Y ahora, más aún. No había tenido oportunidad de bloquear sus matrices ni de resistirlas, lo que me indica que aunque es necesario poder resistirlas, no serviría mucho si tiene algún poder más agresivo, cosa que muy probablemente tiene. De hecho, si hubiese usado alguna táctica más agresiva, probablemente hubiese matado a más de la mitad de los presentes (o, si es cierto lo que mi maestro me mostró en un libro, los hubiese convertido en cuerpos sin mente) y quizás causado daños graves a la propia MM.

Por suerte, solo ha venido con la idea de probarnos en mente, no de vencernos. Mis poderes pueden ser útiles para debilitar una de sus facetas, y eso ya es algo de agradecer, aunque debo crecer aún para poder ser de ayuda la próxima vez. Es un don extraño y quizás antinatural, úsalo con cuidado... Aquellas fueron las palabras de mi maestro. Me llevo la mano al ojo cubierto por ese irregular flequillo al recordarlo, y entonces suspiro.

Supongo que ahora MM no puede salir de este sitio, pues dejaría la ciudad a expensas de ese ser. Yo, por mi parte... ¿Qué debería hacer? Estoy aquí en busca de guía, la que me va a proporcionar el Maestro Shio, pero dudo que pueda crecer si debo quedarme aquí, y dudo que aquí pueda ayudar sin crecer. Menudo círculo. Darle más vueltas no me lleva a nada.

- Creo que nos hubiese engañado a todos si hubiese querido. -pienso en voz alta más que decirlo con intención de que se oiga, aunque el volumen es suficiente para que algunos sean capaces de oírlo.

Por suerte o desgracia, no soy un gran experto en mentalismo, solo he conocido con cierto detalle cuatro sendas y dos de ellas a través de lo leído en un libro y especulaciones variadas de alguien que las había visto empleadas por un aprendiz Dumah. Suspiro, manteniéndome cabizbajo mientras medito.

Cuando todo el mundo comenzó a separarse para dejar pasar a alguien, comencé a intentar ver quien era, aunque solamente llegué a ver un poco de pelo blanco moverse, al menos hasta que todo comenzó. Cuando comenzaron a combatir entre ellos, solo pude quedarme asombrada mirando. No sabía bien lo que pasaba, pero si MM estaba peleando en serio, no podía ser nada bueno. Y cuando una sola palabra hizo que todo el mundo se quedara inmóvil, todo se confirmó.

Finalmente la prohibición acabó, y el tipo se había ido. La verdad estaba aterrada, no sabía muy bien como actuar. Sabía que había gente muy fuerte por ahí fuera, pero verlo directamente ante mis ojos, siendo  capaz de plantar cara a MM, la persona mas fuerte de la academia, era algo diferente. Me quedé ahí paralizada un rato mas, sin saber que hacer, aun mirando hacia donde había sucedido el enfrentamiento, y preguntándome si alguna vez sería capaz de salir de aquellos muros sin sentir miedo.

Paradójicamente, lo que le sacó del estatismo fue una sensación que hizo que centrara, con espanto, su atención en Izarua... Que se reía con su aparente gemela, aunque seguramente no por los mismos motivos, porque Izarua le miraba a él y no al tal Xamd.

Ciertamente, no estaba siendo un buen día... Y su aspecto mortificado hacía las delicias de su mesmeria. Y no era una suposición, puesto que él sentía lo divertido que le resultaba lo ocurrido a ella.

- No vuelvas a hacer algo como eso. Nunca.

La carcajada que salió del pequeño hada mientras se posaba de nuevo en la cabeza de su dueño fue mucho mayor que su cuerpo. - Fíjate en el lado bueno. ¡Ya no estás empanado, y puedes ponerte a hacer algo útil!

- El atacante se ha ido. Salvo que alguien encuentre un trozo de él, poco puedo aportar ya.

- Hay que.... Lo ESPESO que eres cuando quieres, me sorprende haber salido de ti.- le dio un zape en la cabeza, bastante doloroso.- Llevamos días vagando por esta ciudad, buscando el gremio en el que puedes encajar...

- Si hay otra mesmeria, hay otro convocador por aquí...

- ¡Premio! Ok, ¿dónde ha ido Petra?- Y como si fuera una vigía de barco, con la mano teatralmente haciendo de visera en su frente y todo, empezó a buscar por la sala a la otra mesmeria.

Y así, como por arte de magia, Luca recordó que pintaba en la universidad. Cual artefacto de relojería se detuvo, se giró, se puso en guardia y realizó un complejo movimiento que milagrosamente combinaba a la perfección un abrazo, un placaje y un "choca esos cinco". En un mundo distinto, la gente se había asombrado al ver esa sucesión de ángulos y trayectorias que desafían a la trigonometría... y probablemente a la biología.

Sin embargo, en el aquí y ahora, el único que tenía que preocuparse era Shael, porque se pueden dejar de lado las metáforas, las comparaciones, los hipérboles y en definitiva toda esa amalgama de figuras literarias que utilizan los escritores para formar lo que algunos llaman "arte", pero es bastante mas difícil apartar unos 75 kilos de equipaje, ropa y Luca que se te han tirado encima.

Y como al universo no le basta nunca con un punto y final claro para cada situación, la bolsa de Luca se abrió, una lubina cayó al suelo.

Por el olor parece que esté a punto de ponerse mala.

-¡Cuanto tiempo Shael!

Los tres se acercaron a toda velocidad en busca de un fragmento de lo que bien podría haber sido la máscara del intruso y los tres encontraron lo que buscaban. Sin embargo, fue el joven el que logró hacerse con el premio. La verdadera sorpresa vino cuando lo soltó nada más entrar en contacto con él. No era arcilla o porcelana sino que se trataba de algo orgánico.

- Buen trabajo. - dijo en voz baja a las dos cabezas que se encontraban junto a la suya en torno el trozo del rostro.

Levantó la cabeza y miró a los presentes en la sala. No conocía a nadie salvo al convocador pero sabía que aquellos con sus dones solían tener extensos conocimientos sobre criaturas sobrenaturales y, desde luego, aquel enemigo no parecía ser nada humano. Una de ellas parecía estar ya echándole un vistazo pero seguro que una segunda opinión no estaría de más.

- ¡Zylo! Ven, tenemos algo.

Cuando la voz en su mente redujo su colérico avance a un mero queja desagradable, Vand pudo volver a levantar la vista. Se encontró con una situación extraña: las hadas moviéndose entre la multitud, el gigante confuso, viejos amigos reencontrándose y un pequeño grupo alrededor de donde había desaparecido el intruso.

Sin duda la figura que más le imponía era la de MM; estilizada pero poderosa, de unas capacidades con las que Vand solo podía soñar, un dominio perfecto de cuerpo, mente y alma. -Ya son tres más que yo...- notó Vand, apresurándose a recoger el lío que había montado con sus libros buscando ese "ser" que tenía delante de sus narices. Guardó todos los libros y no dudó en acercarse al pequeño grupo que habían ido a comprobar si el invasor se había dejado algo en su apresurada huida.

Petra sonrió a Lihl.

-¿Ves cómo sí que tienes tu propia fuerza? -revoloteó alrededor de la cabeza de la muchacha, ya había olvidado el enfado que tenía por haber sido paralizada.

-¡Cressy! ¡Ahora ya sabemos sus poderes! ¿Qué ves tú? -gritó hacia la conjuradora, que miraba con cara de mal humor... o con su cara, los restos del invasor.