Partida Rol por web

¡¡Cuatro!!

Entonces resuena el disparo. Es un estruendo terrible, que hace que te encojas y por puro instinto maternal te abrazas a David. Oyes la respiración agitada del niño, el sonido de la mujer derrumbándose en el pasillo y varios gritos y llantos procedentes de los pocos pasajeros que permanecen conscientes.

Permaneces agachada, pero un vistazo a un lado te permite ver a la otra azafata, la joven morena, andando a gatas por el pasillo mientras llora desconsoladamente, lo cual te causa una pena tremenda. Ojalá pudieras hacer algo por ella. Ha intentado calmar al Terrorista hablándole en su idioma, pero no ha servido para evitar el asesinato de su compañera...

Otro trueno estalla, sacudiéndote. ¿Un nuevo disparo? Por un segundo crees que el hombre ha vuelto a abrir fuego, pero el sonido ha sido más amortiguado. Ese disparo se ha producido más lejos.
Estar al tanto de lo que ocurre puede servirte para proteger mejor a David, por lo que te arriesgas asomarte levemente por el lateral al pasillo.

Delante, el Terrorista se ha girado hacia atrás, sorprendido por el disparo que se ha producido en la parte delantera del avión, en la clase preferente, y entonces, con rápidas zancadas el Terrorista se dirige hacia allí, pasando la cortina que separa ambas zonas y desapareciendo de tu vista...

Te incorporas más en tu asiento, exhalando el aire que has estado reteniendo en tus pulmones, cuando descubres que David también se ha alzado y observa la escena del pasillo, donde el cadáver de la mujer empapa de sangre la moqueta.
David se vuelve hacia tí con sus enormes ojos llenos de incertidumbre y te pregunta:

Mamá, ¿por qué está muerta la azafata?

Centro de operaciones militares Northeast Air Defense (NEADS).

Estado de Nueva York.

¿Tienen nuestros cazas actualizado el plan de vuelo?

Si, señor. Responde el asistente militar a través del micrófono.

Adelante entonces. Ordena el comandante del centro de operaciones militares del Northeast Air Defence, mientras mira las enormes pantallas de la gran sala que muestran tanto los despliegues civiles como militares de esta área de los Estados Unidos.

El comandante recuerda con claridad el haber presenciado aquí mismo la misma situación hace diez años. Recuerda haberse sentido impotente. Pero ahora están preparados. La comunicación entre el centro de control aéreo de Chicago, la FAA y el NORAD ha sido prácticamente inmediata. Si realmente alguien ha secuestrado el United Airlines 333, ha elegido sin duda el día equivocado para hacerlo. Normalmente los cazas hubiesen tenido que despegar desde la base más cercana, pero al ser esta fecha en concreto, el 11 de Septiembre, ya tenían en vuelo a dos interceptores armados en el área de Chicago.

Se calcula que el tiempo hasta que el 757 sea interceptado será de entre 10 y 15 minutos, unos 5 o 10 minutos antes de que el avión llegue a las inmediaciones de la ciudad.

En ese momento los cazas estarán preparados para ejecutar la orden. Una orden que sólo puede tomar una persona: el Comandante en Jefe y Presidente de los Estados Unidos: Barack Obama.

El miedo atenazó su cuerpo, pero aun mas cuando escuchó a su hijo preguntarle aquello con esa voz dulce que lo caracterizaba.

No esta...-Jean cerró la boca de golpe. No podía mentir a su hijo, el sabía que aquella azafata estaba muerta y no sabía explicarle el por qué. ¿Como era posible que un niño de seis años, supiera ya lo que es la muerte?¿Por qué tenía que vivirlo tan cerca?-tranquilo David, no nos pasará nada. Shhhh-atinó a decir mientras le abrazaba con fuerza y cogía con fuerza el termo. Si aquel hombre se acercaba a ellos lo lamentaría. Aunque le hiciese daño a ella no permitiría que le ocurriese nada a David. 

Intentas mantener a tu hijo apartado de lo que está sucediendo, pero sabes que es imposible hacerlo por completo, así que lo abrazas con fuerza. El efecto de tu abrazo es casi anestésico para David. Puedes sentir cómo su ansiedad desaparece y los latidos de su corazón se normalizan.

Mientras tanto miras a tu alrededor. Arrodillada junto a la azafata asesinada está su compañera, y junto a ella, un hombre de pelo cano que cubre el cuerpo con su chaqueta, cosa que agradeces interiormente ya que así evitará que su visión asuste a David.

En cuanto al resto del pasaje, puedes oir gritos ahogados lejanos, pero no muchos. La mayoría de la gente ha quedado inconsciente.

¿Acaso una intoxicación del pasaje? Este repentino y alarmante pensamiento te hace volverte inmediatamente hacia David, mirándole las pupilas y el rostro. El niño parece encontrarse bien, además no ha tomado nada durante el vuelo, excepto el agua vitaminada que le has dado tú. En cuanto a tí, has tomado algo de café, pero no te sientes mal. El vuelo no es lo suficientemente largo como para ofrecer almuerzo a menos que lo pidas y no lo has hecho.

En ese momento caes en la cuenta de los bombones de promoción que han repartido gratis hace un rato. Has guardado los dos que te han dado en el bolso, para compartirlo después con David si se portaba bien...

Un movimiento a tus espaldas hace que se interrumpa el hilo de tus pensamientos. Te giras para atrás para ver a un hombre con gafas de sol que avanza por el pasillo central. De repente, se echa a un lado, metiéndose en una fila de asientos, y al oir la voz del Terrorista, que hace que se te vuelva a encoger el alma, comprendes por qué lo ha hecho.

El Terrorista ha vuelto a esta zona del avión y agita su arma en el aire. Frente a él está la azafata morena, mientras que el hombre que estaba junto a ella ha vuelto a su asiento.

¡Escuchadme cerdos americanos! Grita con un marcado acento árabe. ¡Este vuelo ha sido tomado bajo control de los gloriosos luchadores de la libertad de Al Qaeda! ¡Cualquiera que se resista se convertirá en un mártir para la causa y será sacrificado a mayor gloria nuestra causa!

Ahora apunta su arma hacia delante, lo que levanta aun más gritos y miedo en los pasajeros que quedan despiertos.

¡Que todo el mundo se coloque en asientos apartados del pasillo central! ¡Ahora! ¡Poneos el cinturón y manteneos agachados! ¡Al primero que se atreva a mirarme a la cara le meteré un tiro! ¡¿Habéis entendido?! ¡¿Lo habéis entendido, joder?!

Aquello se estaba poniendo cada vez peor. Jean no dejó de abrazar a su hijo y se echó hacia delante sumisa. Solo esperaba que no la hiciesen separarse de su hijo. No lo consentiría. Pero aquel tipo, el de las gafas de sol, estaba intentando hacer algo. Mierda, si pudiese hablar con él. Ella podría ayudarle. 

En ese momento se dio cuenta de lo que estaba pensando. Aquello era una locura, aquel hombre tenía una pistola, podría matarlos si quisiera.¿Y que le impide mataros o estrellar el avión?-le dijo una voz en su cabeza. No podía dejar que a David le pasase nada.

-Tranquilo David, no pasará nada. Ponte en mi asiento-le susurró a su hijo mientras colocaba el termo entre los dos asientos. Seguidamente se levantó con las manos en la cabeza y mirando al suelo.

Tragas saliva y aprientas los dientes, sabiendo que debes hacer lo que has de hacer. Ves acercarse a la azafata morena por el pasillo central. Fátima, según está escrito en su identificación. La muchacha lleva en una mano unos rollos de cinta adhesiva de colores con los que el Terrorista le está obligando a atar las muñecas de los pasajeros.

Cuando llega hasta vuestros asientos puedes ver que duda y se vuelve hacia el asesino.
No creo que haga falta atar al niño... Sugiere la chica con un tono de voz cauto y tranquilizador. Probablemente si lo hago llore mucho... y no puede hacer nada... es solo un niño…

Bendita sea por pensar en David. Pero tú eres su madre. Tuya es la responsabilidad de cuidar de él. Y para ello, debes actuar.

De un movimiento te pones en pie, incorporándote en tu asiento, con las manos en la cabeza y la vista fija en el suelo. Puedes oir el respingo de Fátima cuando se da cuenta de lo que haces.

Pero antes de que puedas hacer nada, escuchas una arcada detrás de ti, y un sollozo que dice: No me mate señor, me encuentro muy mal… Te giras levemente para descubrir al hombre de las gafas de sol, medio incorporado en el pasillo central. ¡Es el que se ha movido antes! ¿Qué está intentando hacer?

Señorita, me encuentro fatal, necesito vomitar, acerquenme una bolsa o algo…

Ahora era su oportunidad, aquel hombre había desviado su atención hacia el otro, quizás podía acercarse y golpearle en la mano con el termo. Miró de reojo el termo que estaba en el asiento. No sería muy difícil pero si salía mal David... Un escalofrío le recorrió la espalda. Casi no podía contener las lagrimas pero no tenía otra opción o conseguían detener a ese loco o...otra vez no, no voy a dejar que le pase nada a David...

Jean se sentó en el sitio que estaba junto al pasillo. Su hijo estaba un poco mas a salvo si es que alguien podía estar a salvo en ese avión. La idea de lanzarse a por ese loco era en si una locura así que tendría que esperar una oportunidad. Jean clavó los ojos en el hombre que se había puesto en la fila del otro lado del pasillo. Estaba claro que estaba intentando algo. Le hizo un gesto con la cabeza y con los ojos para que se fijase en ella. No dejaría que su hijo fuese parte de otro 11-M. Había pasado mucho tiempo pero todavía tenía el miedo grabado a fuego y sabía que aquel avión podía repetir la historia. 

Si aquel hombre podía impedirlo Jeanette lo ayudaría.

Ibas a hacerlo. Ibas a lanzarte a por él. Con un grito de rabia le golpearías en la cara con el termo de aluminio, y seguirías atizándole en la cabeza, una y otra vez, hasta que dejase de patalear y estuviese muerto.
No te importaba la pistola. No te importaba morir.

Pero al final no lo hiciste. Quizás fue la intervención de la azafata morena, o quizás la del hombre de las gafas de sol. O puede que la idea que si mueres, David se quedará sin su madre, y eso es más de lo que eres capaz de soportar.

Por eso te sientas de nuevo, agradeciendo interiormente haber mantenido la cabeza baja en todo momento, porque si el Terrorista te hubiese mirado a los ojos no habría dudado en dispararte. Hubiese sabido sin duda que pretendías atacarle.
Abrazas a David y lo atraes hacia ti. A tu lado, en el pasillo, la azafata ata al hombre que se ha acercado desde la parte trasera. Es la segunda vez que lo hace. Ya se movió cuando el Terrorista pasó un momento a primera clase. Cuando una persona normal lo que haría es alejarse cuanto pudiera de los secuestradores, él lo que hace es aproximarse. Sin duda quiere intentar algo, y el hecho de contar de repente con un aliado es un sentimiento reconfortante.

Ahora, la azafata se vuelve hacia ti para atarte las muñecas con cinta aislante, tal y como el Terrorista le ha ordenado que hiciera. Dudas si dejar que lo haga, pero la muchacha te lanza una mirada cargada de intención y enseguida notas como las vueltas con las que enrolla tus manos no son muy fuertes, lo que te permitiría con un pequeño esfuerzo deslizar una mano fuera de la atadura si te lo propusieras.

Cuando termina contigo, se inclina para llegar hasta David. Te intranquiliza que trate de atar a tu hijo, pero ella es muy amable con él.
¿Como te llamas pequeño? Yo soy Fátima y me gustaría jugar contigo ¿Vale? La azafata sonríe alegre mientras comienza a atarle. Jugaremos a que yo soy una malvada criminal que os ha atado a ti y a tu mama para haceros muchas cosquillas. El juego consiste en estar muy quietecito hasta que el bueno de la peli venga a rescataros.
Sin palabras agradeces a la chica el esfuerzo de tranquilizar a tu hijo, y cuando termina y se mueve para atrás, tanto David como tú os agacháis en vuestro asiento, fuera de la vista del secuestrador del vuelo.

Te giras hacia el hombre de las gafas de sol. Las tiene un poco caídas y puedes ver su ojo morado. Te da la impresión que no es un extraño para las peleas, y que podría ser capaz de reducir al Terrorista si tuviese la oportunidad.

En ese momento unas piernas pasan a tu lado. Las de una mujer. Al estar agachada no te has dado cuenta, pero una mujer ha pasado por el pasillo siguiendo a Fátima hacia la parte trasera del avión. Te giras en tu incómoda posición agachada y puedes ver que se trata de otra azafata, la bajita pelirroja.

¿Qué? Descubres de pronto que la chica lleva una pistola en la mano, y con ella encañona a Fátima.

Jeanette se quedó mirando por el rabillo del ojo el arma. Aquello cambiaba las cosas. El terrorista no estaba solo, aunque el hombre de las gafas lo redujese su compañera lo mataría y estarían en las mismas. Se obligó a apartar la mirada y miró a David, el niño apenas entendía que ocurría pero tenía miedo. Podía notarlo en sus ojos que miraban al suelo y de vez en cuando a Jean. Se sintió impotente por no poder hacer nada para tranquilizarlo. Era su madre y tenía que salvarlo. Se giró hacia el otro lado y vio al hombre que se había movido hasta allí.

-Pssst. Eh, ¿que haces?-le pregunto en un susurro apenas audible. Tenía miedo de que los terroristas la escuchasen y cuanto menos hablase mejor. Le hizo un gesto con la cabeza para que supiera que estaba de su lado.

A pesar de estar con las manos atadas, el hombre se baja las gafas de sol para mirarte directamente, mientras gira sus muñecas como si practicara algún tipo de ejercicio, pero que se trata, deduces, de una manera de ir aflojando las tiras de cinta que le aprisionan.

Pst pst, señora, si, usted, tengo un plan, y por la posición en la que se encuentra, usted podría ayudarme.

Asientes con determinación, demostrándole que estás con él en esto. Al estar ambos agachados, los secuestradores no pueden ver lo que hacéis y el ruido ambiental cubre vuestra conversación.

Hemos de esperar a que las azafatas vuelvan a la otra parte, y entonces atraer aquí al secuestrador. Una vez esté cerca, yo lo intentaré reducir, mientras usted tendrá que hacer una cosa, que puede ser un poco dolorosa.

¿Dolor? Piensas para ti misma. Los hombres siempre se están quejando de sus sufrimientos, pero ninguno tiene que pasar por la experiencia de dar a luz. Dolor… Estás más acostumbrada al dolor que la mayoría de la gente, y a diferencia del resto, no lo temes. Sabes que el dolor puede ser útil. Puede valer la pena.

Cuando yo intente reducirle, usted le ha de quitar la pistola de una manera muy determinada, y es poniendo el dedo entre el martillo y el percutor de la bala. Posiblemente notará un golpe seco que puede que le parta la uña, pero eso será todo, y ya tendremos controlada esta parte del avión. ¿usted que opina?

¿Qué qué opinas? No sabes nada de armas de fuego. De hecho, siempre has estado a favor del control de armas (aunque cuando David nació consideraste seriamente comprar una para casa), y no eres capaz de recordar qué es exactamente lo que son el “martillo” y el “percutor”. Pero la esencia de lo que quiere hacer está clara para ti: reducir al Terrorista cuando se acerque. Él se encargará de iniciar el ataque y tú de tratar de evitar que dispare su arma.

¡Tú! La voz del Terrorista hace que casi saltéis en vuestros sitios. ¡De pie, cerdo sionista!

Por un segundo tienes la sensación de que se dirige a ti, y que te encuentras en una versión de pesadilla del instituto, cuando el profesor te elegía para salir a la pizarra sin que tuvieras ni idea de la lección.
Pero no es a ti, sino a alguien de los asientos de delante. Decides arriesgar un poco y asomarte ligeramente para descubrir lo que pasa.

¡Has dicho que eras médico! ¿verdad?

Efectivamente. El hombre al que el Terrorista apunta ahora y que se ha puesto de pie con las manos atadas es el que antes se ha ofrecido ha ayudar cuando han ejecutado a la azafata. El de pelo cano.

Sí. Responde el hombre, con voz calmada a pesar de la situación. Lo soy.

El Terrorista asiente, satisfecho. Bien, ven aquí.

Podeís ver como, a punta de pistola, el árabe le hace moverse y le obliga a ir hacia delante, llevándolo a la zona de primera clase del avión.

El doctor va delante, el Terrorista un par de pasos por detrás.

El médico traspasa la cortina que da acceso a primera clase. Dos pasos por detrás, el Terrorista se dispone a hacer lo mismo.

A tu lado, el hombre de las gafas de sol continúa susurrándote su plan:

Pst pst, señora, se ha ido el terrorista, hay que estar preparados, si la secuestradora que está detrás, llega antes que este tío, la reduciremos a ella en cuanto pase por delante nuestro,  haremos el mismo plan.

Hace una pausa y luego continúa.

Hemos de hacerlo cuando sólo haya uno, y esté en una posición por delante nuestro, así, si luego vuelve ese tipo, lo podemos reducir cuando atraviese la cortinilla. Mientras estén los dos juntos, o uno detrás nuestro, no podremos hacer nada.

Parece un buen plan, pero antes de que puedas confirmarle tu ayuda, otro disparo resuena en el interior del avión. El sonido te hace saltar en el asiento y abrazarte a David, que puedes comprobar que está ileso.

El disparo ha tenido lugar detrás de la cortina. En primera clase.

No es un pensamiento muy noble, pero te alegras que ese disparo haya sido dirigido a otra persona, y no a tu hijo…

El hombre de las gafas de sol sigue susurrandote a tu lado:

Señora, señora, se ha oído un disparo en la parte delantera. Estese atenta, que posiblemente ahora el terrorista hombre esté ocupado ahí delante, y la chica va a pasar corriendo por aquí. Cuando pase por su lado, haga cualquier cosa para despistarla, y yo la atacaré desde atrás. Recuerde que es muy importante que la pistola no se dispare para que no avise al otro terrorista.

Sin duda este hombre tiene instinto, porque la siguiente vez que echas un vistazo hacia atrás ambas azafatas se aproximan con prisa hacia vosotros. Sin palabras, asientes a tu compañero, haciéndole entender que estás preparada a jugar tu parte.

Van a enterarse de lo que sucede cuando alguien amenaza a tu hijo...

Jeanette se preparó, tenía el termo de metal a su lado. Miró a su hijo que seguía con la cabeza gacha como le había indicado. Sonrió al ver lo obediente que era. En ese momento se dió cuenta de como lo haría, sin moverse demasiado empujó la revista que tenía junto a si para que cayese en medio del pasillo como si fuera un descuido y acto seguido se agachó a recogerla, doblando su cuerpo y metiendo los hombros y los brazos en medio del pasillo, estirándolos para recogerlos. En el mejor de los casos se parararían y en el peor chocarían contra ella pero en ambos casos le daría tiempo a su compañero a asaltar a la terrorista.

Deslizó una mano y se desabrochó el cinturón discretamente.

Sin hacer ruido el cinturón se desabrocha y tú te tensas como un resorte dispuesto para saltar. En tu mano sostienes la revista, y el termo metálico está a tu alcance.

El hombre de al lado era valiente, pero su plan tenía un defecto fundamental. Si ella comenzaba a gritar para distraer a la azafata armada, lo que conseguiría sería poner sobreaviso al otro Terrorista, y en cuanto apareciera comenzaría un intercambio de disparos. Y David estaba demasiado cerca. Aun agachado, una bala perdida podría alcanzarle.

Los pasos de las dos azafatas están casi aquí. Lanzas la revista al pasillo central, delante de ti.

Sin embargo, actuando de esta manera, quizás el hombre de las gafas de sol sea capaz de reducir a la azafata ensangrentada sin hacer demasiado ruido.

Sin alzarte, te mueves hacia el asiento junto al pasillo, para sacar medio cuerpo en cuanto pase Fátima, que ya está aquí.

En ese momento se oye la voz amenazante del Terrorista. Estabas a punto de saltar y consigues detenerte un segundo antes de hacerlo.

¿Qué ocurre?

Justo a tu lado está Fátima que se ha detenido de golpe ante la aparición del otro secuestrador.

¿E-estás bien? La pregunta titubeante procede de la azafata pelirroja, la que está empapada de sangre.

Por supuesto que sí. Responde con voz cortante el Terrorista, y continúa con el mismo tono. ¿Has terminado los preparativos de la parte trasera?

La azafata parece haber perdido la voz, ya que dice en voz baja: No… yo he oido el disparo y…

¡Pues termina de una puta vez! La dura réplica resuena como un disparo, e inmediatamente después puedes oir los pasos de la pelirroja hacia la parte trasera del avión.

Fátima se agacha entonces, quedando a tu altura y a la del hombre de las gafas de sol del otro lado del pasilo. La chica respira de manera entrecortada, pero os mira a ambos alternativamente y hace un gesto hacia delante con la cabeza mientras os susurra:

Ya no está.