Partida Rol por web

El perfume de Isabelle aún impregnaba el sobre y ascendía hacia su nariz. Si en aquel momento hubiera sabida la cantidad de noche que se dormiría borracho abrazando ese sobre, como un bebé abrazando su mantita, seguramente lo hubiese manoseado menos.

Pero en aquel momento, la certidumbre de lo que estaba pasando, le hicieron tratar el sobre sin ningún cuidado, rasgándolo con la misma falta de delicadeza con la que ella estaba rasgando su corazón y sus esperanzas.

¡No! ¡No lo leas! ¡No creas esas palabras! ¿Estaba siendo su voz de verdad o era esa voz que le acompañaba desde entonces que estaba tratando de sobrevivir?

Sus pies notaban el frío del suelo pero su cerebro era incapaz de procesar que estaba descalzo en medio del hall del hotel y que seguramente la gente se estaría fijando en él.

Sacó una hoja de papel con el membrete del hotel. ¡Ni siquiera se había molestado en usar una de su agenda personal! Y vio los primeros trazos de la delicada letra de Isabelle escritos con la pluma azul que él le había regalado por su primer aniversario.

¡No! ¡Si lo lees, no podré evitar lo viene después! ¡La desesperación, las noches en vela, el alcohol incapaz de ahogar su recuerdo, las lágrimas y la soledad!

El folió terminó de salir del sobre y Matt tuvo que parpadear un par de veces para poder procesar lo que estaba leyendo, sus ojos miraron en derredor tratando de encontrar a Isabelle escondida tras una columna y que todo se tratase de una broma de mal gusto y sus manos comenzaron a apretar con fuerza, sus nudillos tornándose blancos y el folio comenzando a rasgarse.

Adiós.

¡Una palabra! ¡Cinco letras! ¡Había dedicado toda su existencia a ella, a hacerla feliz y no había considerado oportuno darle más explicaciones!

Te lo avisé...

¡No!

Ella llevaba meses enviándote señales, un comentario en una cena, otro tras una película... no estabas siendo lo suficientemente bueno para ella...

¡NO! ¡Le di todo lo que tenía, le abría mi corazón y la quise como nadie!

Pero nunca renunciaste a ti por ella. Ella era parte de ese plan que tenías para tu futuro...

¡No! ¡Amar a alguien no es tener que renunciar a lo que eres!

Y por eso precisamente ella te dejó, porque no quisiste renunciar a ser otro perdedor más en su lista de ex...

¡No!

Por eso nunca encontrarás a nadie que sea capaz de quererte, porque eres incapaz de hacer feliz a los demás.

¡NO!

Y por eso precisamente vas a morir en este avión, solo, rodeado de cadáveres y siendo solamente un tipo más en la lista que Seguridad Nacional pase a las cadenas de televisión, una línea más en las listas que cuelguen en internet y que Isabelle ni siquiera se molestará en leer...

¡NO!

.............................

Las palabras salieron realmente de la boca de Matt y el piloto semi inconsciente fue capaz de escucharlas claramente, viendo un odio y una determinación en unos ojos completamente abiertos...

¡NO!

Abres los ojos, aprietas los puños y los dientes, y tu mirada se encuentra con la apagada mirada del piloto, que se sorprende por tu gruñido, abriendo un poco los ojos entrecerrados.

No piensas darle la razón a Ella. No eres un don nadie. Vas a marcar la diferencia. Vas a salvar el día. Miras hacia el pasillo donde el hombre de pelo cano ha muerto por ti. No vas a permitir que su sacrificio sea en vano.
Y no lo vas a hacer por Isabelle. Lo vas a hacer por ti.

Escuchas entonces una voz con marcado acento. ¡El Terrorista! No mueves ni un músculo, permaneciendo como estabas, agachado en tu asiento. La expresión de alarma del malherido piloto también te alerta, justo cuando por el pasillo central aparece el árabe, hablando parece ser consigo mismo. Por suerte, no se ha dado cuenta de que has recuperado la cabeza.
¿Qué hace? Un fugaz vistazo te permite ver que sostiene en su mano algo más aparte de la pistola. Una pequeña videocámara digital.
Dios. Ese loco está grabando su matanza. Está filmando a los muertos de primera clase.

Habla en voz alta, con tono amenazante, por lo que no te cuesta nada entender lo que dice:
¡Contemplad mi obra, opresores capitalistas, pues este es el precio de los pecados que América debe pagar! ¡El fuego de la ira, la venganza del Todopoderoso, caerá sobre todos vosotros!

El Terrorista gira la cámara para enfocarse a sí mismo.
¡Yo soy la espada de Alá, y mi nombre es Abu Nazir!

Barack Obama había pensado que las horas más tensas que jamás viviría durante su mandato serían las que pasó durante la operación que acabó en el asesinato de Osama bin Laden.

Qué equivocado estaba…

La sala de reuniones cuenta con un monitor de televisión, varios teléfonos fijos y dos ordenadores portátiles. Junto a él están varios de sus asesores, así como dos altos cargos del Estado Mayor, el director de Inteligencia Nacional y la Secretaria de Estado. El vicepresidente está presente mediante videoconferencia.

Debe saber, señor Presidente… le susurra al oido su jefe de comunicaciones. Que nuestras valoraciones indican que la opinión pública está de su parte en estos momentos. Hace una pausa y prosigue, en voz todavía más baja. Nadie le culpará si se ve obligado a tomar la decisión de derribar el avión.
Obama cierra los ojos con fuerza, como si le doliese la cabeza y hace un gesto con la mano a su asesor para indicarle que le ha comprendido. Después sigue atendiendo a las explicaciones que está dando el general frente al televisor, que muestra la ruta del United Airlines 333 sobre un mapa de los alrededores de la ciudad de Chicago.

…por lo que si el UA 333 continúa volando con el piloto automático, en menos de diez minutos se encontrará sobre el aeropuerto O´Hare, donde describirá una ruta circular de aproximación que es la que se puede ver aquí, y que continuará mientras tenga combustible. El general carraspea. Sin embargo, en el momento en que el avión se aparte de la ruta que marca el piloto automático, podría llegar al centro de la ciudad en dos o tres minutos. Nuestros cazas están preparados para derribarlo en ese caso, señor Presidente, en cuanto usted lo autorize.

La sala se queda repentinamente silenciosa. Obama respira hondo antes de hablar.
¿Estamos absolutamente seguros que realmente se trata de un acto terrorista?

A su alrededor los demás asistentes a este gabinete de crisis se miran entre sí hasta que el director de Inteligencia toma la palabra.
El anuncio del secuestro fue filtrado por un correo electrónico a Al Jazeera quince minutos antes de que el controlador aéreo diera la primera señal de alarma, por lo que debemos darlo por cierto. Y aunque es verdad que desde que se iniciara la crisis no hemos tenido ninguna comunicación con el vuelo, nuestro deber es contemplar la peor de las situaciones y estar preparados para ella.

Pero… es el jefe de gabinete quien toma ahora la palabra. ¿No es cierto que existen grandes diferencias respecto a los atentados del 11-S? Por ejemplo, hasta ahora el avión sigue con la ruta programada, y además el “secuestro” ha tenido lugar cerca del final del trayecto, cuando los depósitos de combustible están más vacíos y por tanto usarlo en un ataque suicida causaría menos daños…

Eso es cierto. Replica el general. Pero no podemos prever qué puede suceder en esta situación. Se trata de un acto terrorista, dirigido a causar daños que pueden ser más devastadores para la moral de la nación que el simple siniestro de un avión de pasajeros.

Si me disculpan. Interviene ahora el jefe de comunicaciones. Ahora mismo la atención mundial está sobre nosotros. Todos los medios del globo examinarán con lupa nuestras decisiones. Cada minuto se emiten más de diez mil tweets sobre el tema, por el amor de Dios… El hombre suspira y se pasa la mano por el cabello. Lo que quiero decir es que si nos precipitamos…

La sala vuelve a quedarse en silencio.

No nos precipitaremos. Asegura el general. Pero, señor Presidente, necesitamos su autorización en caso de que… Hace una pausa. Necesitamos la autorización del comandante en jefe.

Barack Obama se lleva las manos al rostro.

¿Señor Presidente? Insiste el general.

Matt tardó unos instantes en darse cuenta de dónde estaba. En sus pies aún podía notar las frías baldosas del hall del hotel y sus manos sentían el arrugado tacto de la carta de Isabelle.

Cuando vio frente a él el símbolo de United Airlines en el reposacabezas del asiento delantero, parpadeó un par de veces para centrarse.

El terrorista estaba grabando un vídeo en el pasillo, regodeándose de los cadáveres y utilizándonos como un arma contra Estados Unidos. A su lado, el piloto seguía desangrándose.

En sus ojos se formaba una determinación a no caer en ese vuelo, a no ser uno más en la lista de cadáveres y que nadie supiera si había muerto dormido en su asiento o ayudando al resto de los pasajeros como era su intención.

Sabía que el piloto le había querido decir algo pero no había sido capaz de entenderle; así pies, se agachó y trato de no llamar la atención del terrorista.

Psss, psss. susurró. Necesito saber el código de la cabina y cuál es el procedimiento para con las autoridades.

Tu hilo musical es la voz del Terrorista, del llamado Abu Nazir, unos metros detrás tuya, que sigue grabándose a sí mismo.

¡Pronto, la sangre manará de los agujereados pechos de vuestras desgraciadas viudas!
¡Pronto, vuestros hijos aullarán mientras su piel se asa en el fuego de los justos!

Los gritos de Nazir tienen dos peculiaridades. Por un lado, te ponen los pelos de punta por el grado de desvarío de los mismos, pero por otro, impiden que te oiga hablar con el comandante.

El hombre apenas mantiene la consciencia, mientras trata de enfocarte con la mirada y comprender lo que le dices.
¿L-la cabina? Estaba abierta cuando entró Kate… No entiendo cómo podía estar abierta… El piloto parece perdido en sus pensamientos más que en responder a tus preguntas. Sin embargo, de pronto da un respingo.

¡Un arma! Tenemos un arma en la cabina…

Discúlpenme. Anuncia la presentadora del informativo especial de la BBC, mientras se lleva la mano al oido. Me están informando que disponemos de imágenes… sí, de imágenes del interior del Boeing 757 secuestrado…

La presentadora asiente con la cabeza. Parece ser que están siendo grabadas por los mismos terroristas y se están emitiendo prácticamente a tiempo real a través de varias páginas web.

Mirando a ambos lados, como buscando confirmación, la presentadora continúa: En estos momentos estamos conectando con una de ellas para poder ofrecerles las imágenes. Me… me piden advertirles que su contenido puede herir su sensibilidad, pero el innegable valor como documento periodístico nos obligan a ofrecérselas sin editar.

Conectamos en directo.

Ssshhh, ssshhh, tranquilo, tranquilo... Matt trataba de calmar al piloto mientras de fondo escuchaba al terrorista soltando su retahíla religiosa; conociendo su suerte, el piloto alzaría la voz justo cuando el fanático se callara.

Por suerte, Matt estaba acostumbrado a escuchar discursos políticos de fono mientras se dedicaba a otras tareas, como sería tomar notas o, en este caso, tratar de sobrevivir.

Trató de buscar los ojos del piloto, hacer que se centrase en los suyos, hacer que se centrase en él. La puerta de la cabina, la puerta, ahora está cerrada. Necesito saber el código, ¿cuál es?

Veía al hombre en una mezcla de delirio y desfallecimiento pero sabía que si existía alguna posibilidad de salir con vida de esa situación tenía que estar en esa cabina y más ahora que el hombre había dicho que había un arma. No podía ser una pistola, no en un vuelo y más después del 11-S pero no podía imaginarse cuál sería. ¿Un arma? ¿En la cabina? ¿Dónde está?

Sabía que en cualquier momento el hombre podía desmayarse, por lo que trató de forzarle un poco más, necesitaba saber si había un protocolo. Una vez en la cabina, ¿cómo informo a las autoridades? ¿Hay un protocolo?

Por favor, aguanta…piensas mientras el comandante Gates parece a punto de desvanecerse.

¿El código? Si… es el 63339. Ese es… Es lo que logra murmurar el hombre para ser asaltado después por un ataque de tos que hace que un hilillo de sangre y saliva caiga desde su boca.

Memorizas en un rincón de la mente el número de cinco cifras, sabiendo que puede ser tu salvación. Si logras llegar allí dentro podrías cerrar y evitar que el Terrorista pueda entrar, aunque consiguiese también el código. Además, en la cabina hay monitores que muestran el interior del avión y la puerta está blindada, por lo que no podrían echarla abajo ni con una granada.

¿Dónde está? Continúas insistiendo. ¿Dónde está el arma?

Al hombre se le vence la cabeza hacia delante e inmediatamente después la alza parpadeando, como si se estuviese quedando dormido y no pudiese evitarlo. Sus ojos están desenfocados y su rostro blanco como la leche, que contrasta con el rojo de su camisa, está perlado de sudor. Resistes el impulso de agarrarlo por los hombros y sacudirlo, ya que el Terrorista podría darse cuenta.

Un TASER… murmura. Tenemos un TASER… Asientes, sabes lo que es, un arma no letal que se maneja como una pistola y que dispara unos dardos que causan un shock eléctrico a la víctima.

Pero no consigues más respuestas. El piloto se desvanece ante ti, poniendo los ojos en blanco y sin que puedas hacer nada para evitarlo.

Te contienes para no soltar un taco. No puedes hacer nada más por el comandante. No ahora. De fondo sigues oyendo el discurso del Terrorista. Y otra cosa. ¿Un teléfono sonando? ¡Si es cierto! ¡Desde la parte delantera! Te preguntas quién puede estar llamando.

Pero el Terrorista parece no darse cuenta de esa llamada, de ese sonido.

Él sigue con su discurso.

¡Yo soy la espada de Alá, y mi nombre es Abu Nazir!

Estas palabras, este mensaje, acompañado de las imágenes del hombre que ha secuestrado el vuelo 333 de United Airlines, son repetidas a lo largo y ancho de todo el mundo, a través de la red, de los informativos, y llegando a la vez a millones de personas. Para unos se trata de un terrorista, un fanático, para otros es un rebelde, un luchador por la libertad.

No importa, el Terrorista se ha dado a si mismo el nombre inventado de Abu Nazir y de pronto esa pasa a ser la realidad, y lo que es más importante, siempre lo ha sido.

¡América está condenada! ¡Un hombre que no teme a la muerte nunca puede ser derrotado! ¡Vuestras propias debilidades y lujos os han preparado para el matadero!

La palabras de Abu Nazir se te clavan por la ferviente creencia que destilan. Ni siquiera te preguntas cómo no lo has reconocido antes. Tras la muerte de Osama bin Laden este es el hombre en el que se dice ha recaído el auténtico liderato de Al Qaeda, él es el peor enemigo de América y del mundo libre. Incluso se dice de él que fue la auténtica mente maestra tras los atentados del 11-S, además de cientos de acciones terroristas a lo largo y ancho del mundo en los últimos años.

Todo el mundo conoce a Abu Nazir.

Su silencio repentino hace que le mires y veas cómo Nazir sale de primera clase, pasando al otro lado de la cortina, llevando en una mano el arma y en la otra la videocámara.

Era su momento, lo sabía.

63339, no lo olvides. 63339.

Matt se puso de pie, primero lentamente, queriendo asegurarse que Abu Nazir estaba ya en la clase turística para salir al pasillo del avión.

63339. 63339. Esos números son nuestra salvación.

Comenzó a avanzar por el pasillo sin dejar de mirar en todo momento la cortina. Esa cortina que separaba primera clase de turista y que en estos momentos separaba al demonio árabe de él.

63339. Unos pasos más y la puerta.

Al llegar a la altura del carro de bebidas, con el portatil aún encima, decidió moverlo para bloquear ligeramente el pasillo y darle una mínima cobertura y un par de segundos en caso de que su suerte decidiera caer en barrena como había hecho el avión escasos minutos antes.

¿Escasos minutos? Casi parecían horas desde que había embarcado rumbo a una entrevista con un senador que necesitaba un nuevo asesor. Desde que había entregado su billete y le habían indicado su asiento en clase preferente rumbo al infierno.

63339. 63339. Ya estás, ya estás, salvado.

Llegó a la puerta, tuvo que hacer un esfuerzo para contener las lágrimas y pulsó las teclas firmemente y con rapidez.

6

3

3

3

9

...

Una luz roja parpadea en la cerradura electrónica.

Y la puerta no se abre.

Sientes como si te hundieras de pronto en agua helada. Como si no pudieras respirar por la angustia que te atenaza el pecho... No puede ser. Esto es un error. Esto no debería pasar. Te pasas la mano por el rostro y te das cuenta que has empezado a sudar a chorros. Es un error. Vuélve a introducir la clave: 6-3-3-3-9.

Y la puerta no se abre.

Nonononono... ¡NO! Caes de rodillas con los puños apretados y conteniendo a duras penas un llanto que te surge del fondo de tu alma. Quisiste demostrar que no eras un don nadie. Que podías hacer algo bueno. Sacrificarte por los demás si es necesario. Demostrártelo a tí mismo para por fin exorcizar a Isabelle de tu interior... Pero parece que Dios, o el Destino es un maldito cabrón dispuesto a no darte esa oportunidad.

¿Y ahora qué Matt? ¿Ahora qué?

Déjalo Matt... Es la voz de Isabelle de nuevo en tu cabeza, diciendote que te rindas y aceptes tu fracaso.

¿Le harás caso, Matt?