Partida Rol por web

Tan deprisa como podéis atravesáis primero las calles cercanas al palacio, sombrías y despejadas no sólo por la hora, sino por el discreto trabajo realizado por los guardias de palacio recomendando a los ciudadanos que viven cerca que vuelvan a sus casas.

Cuando llegáis al barrio bajo el ambiente es distinto, con borrachos que salen de las tabernas, gritos saliendo de las casas de juego y el ocasional magreo de dos amantes. Todos a oscuras, conscientes de que la pena por portar fuego por la noche cerca de las casas es la muerte.

POr fin, llegáis al almacén, un edificio cuadrado de piedra y madera con una única puerta de entrada y varias ventanas, oscuro y silencioso.

Ahí está...

La visión del almacén y el callejón al que da su puerta, traen al instante a su mente imagénes del final de Takeo.

-Seamos cautelosos. Alguien podría estar esperándole para ayudar en su huída. - dice en voz baja, a una cierta distancia aun de la entrada al viejo edificio.

Primero, recorre con la mirada el trayecto hasta la puerta. Después, hace el camino pegado a la pared e intentando no pisar nada que pueda hacer ruido. Una vez en la puerta, pega la oreja a ella y la entreabre lentamente, lo justo para escrutar el interior.

Asiente levemente, en silencio, y se coloca detrás de Takuro, un poco ladeada para cubrir también un ataque por la espalda.

Le sigue en silencio, escudriñando las sombras, tanto en mano.

Os introducís en el edificio, con cuidado de que vuestros pies crujan lo menos posible sobre las tablas que cubren el suelo de tierra. Con cautela e intentando cubriros con las cajas abandonadas, os acercáis hasta el agujero en el suelo por donde debería salir la chica en breve, si vuestros cálculos han sido acertados.

En efecto, no pasan más que unos minutos de tensa espera antes de que escuchéis el arrastrar de unos pies en el agujero, acercándose a la salida.. pero deteniéndose instantes antes de salir. Esperáis verla surgir en cualquier momento, pero.. pasan demasiados segundos. Algo ocurre. ¿Habrá notado vuestra presencia? ¿Habrá pasado de largo por otro corredor que desconocéis? ¿Se habrá alejado sigilosamente? ¿Estará esperando para asegurarse?

Justo detrás de Takuro, que está tan atónito como ella misma, Saiko afina su oído. Pero, nada. Finalmente se acerca al hombro de su compañero, y sin tocarle, por supuesto, susurra cerca de su oído, de modo que apenas él mismo pueda escucharla:

-¿Nos adentramos en el pasadizo? No me gusta este silencio...

Sigue susurrando en su hombro:

-Cuando crucé con Yukío, como su prisionera, los hombres que nos precedían se detuvieron justo antes de la salida del pasadizo, y le ordenaron esperar. Quizá haya algo ahí que permita ver la salida, o abrir la puerta de algún modo, o una puerta falsa... no pude ver por qué se detenían. Mira inquieta atrás, no sea que lleguen a emboscarle. -Entremos, no lo sabremos si simplemente esperamos...

Takuro asiente y busca algún candil u otra fuente de luz para llevar consigo en el túnel. Si no la encuentra, tendrá que confiar en el tacto y en el oído para encontrar a la fugitiva o a cualquier puerta oculta tras la que se haya escondido ésta.

El aire le llega viciado y cargado de olor a tierra mojada cuando comienza a descender, espada en mano y por delante.

Tan pronto os acercáis al agujero en silencio, veis que justo en el espacio de la bajada no hay nadie, así que Takuro se dispone a meterse dentro..

¡..cuando algo sale del agujero, lanzado por una mano femenina que se asoma cuando estáis cerca! Es un objeto redondo, hecho aparentemente de papel blanco que salta del agujero hacia el espacio que ocupáis..

-¡Cuidado!

Saiko se mueve, agachándose, en un intento de esquivar lo que sea que la mujer ha lanzado.

-¡Shizuka! ¡Basta ya...!

Conteniendo el impulso inicial de apartar el objeto de un tajo, el samurai opta por echarse a un lado. Habiendo escuchado tantas historias sobre las peligrosas e imaginativas armas ninja, no puede correr el riesgo de desparramar frente a su rostro el contenido de la bola.

¡Bamf! El objeto da de lleno en el cuerpo de Saiko, abriéndose como una flor de primavera, liberando una nube de polvo blancuzco que pugna por meterse en las narices de ambos, siendo especialmente difícil para Saiko evitarlo..