Partida Rol por web

La orden de Doji Hoturi impide que Takuro llegue siquiera a plantearse la posibilidad de correr en pos de Saiko, ahora que el peligro para Kaede ha desaparecido. Pese a sus esfuerzos por evitarlo, bastante perplejidad y algo de frustración se reflejan en su rostro.

Con un gesto mecánico guarda la katana, tras lo que se gira hacia su protegida. Está a punto de decirle algo pero, finalmente, opta por callar y limitarse a permanecer a su lado. Antes de que los ánimos vuelvan a su cauce o alguien comente lo ocurrido, examina con disimulo a los presentes, estudiando sus reacciones. Quienes reciben un especial interés por su parte son Shigeru y su hijo.

Masanari se mantiene en posición intentando abatir al enemigo mientras se retira pero sin seguirlo para no abrir un hueco en la defensa por si fuese una treta y desde luego para cumplir las órdenes recibidas

Un momento, alto, alto que pare el carro.

¿Puedo tratar de detener el ataque de Hattori haciendo una defensa total para que no mate al campesino? Pero no poniéndome en medio de su ataque, solo tratando de pararlo con la katana.

Si tal lo intento y tira tú porque yo no me fio de mi suerte.

Saludos.

Miro a Takuro - san, instandole a que se acerque junto a mí mientras intento no perder de vista a Hoturi-sama.

El ataque de Hattori alcanza por segunda vez a su enemigo, el único que se había quedado para combatir. El ronin no parece ver el movimiento de Hiroshi, que de un salto se había situado ante él e intentado detener el golpe. Demasiado tarde, el campesino cae al suelo inerte, aunque aún no es posible saber si vivo o muerto.

Mientras, los enemigos van saliendo del patio e internándose en los jardines, perseguidos por los guardias de palacio, que llegan justo en este momento y a los que esta vez Hoturi no detiene. Los demás permanecéis en guardia, en especial Mariko, que hace gestos a Takuro para que se acerque a su lado.

Ayudado por otro de los que le acompañan, Yukio te arrastra casi en volandas a los jardines Doji, atravesándolos en dirección al muro lateral. Al llegar allí, ves una de las puertas exteriores de palacio abierta y varios guardias doji muertos en el suelo, cubiertos de sangre. Yukio te dirije una mirada severa cuando ve que observas a estas víctimas del asalto.

Hiroshi mira con dureza a Masanari-san pero no hace comentario alguno. Golpea el puño de la katana kakita para liberar la sangre que ha quedado adherida a la hoja y después la envaina noblemente.

Se arrodilla al lado del mortalmente herido campesino, no sin abandonar todas las precauciones ante un posible tanto traidor, y comprueba si su corazón late o si sus pulmones aún respiran.