Partida Rol por web

El ruido del arma recorre toda la sala, resonando contra las paredes, amplificándose y produciendo extraños ecos. Ford sale catapultado hacia atrás debido al retroceso y la gravedad cero, golpeándose contra la pared en la que ha amarrado su cable. Paolo y Wurst, sin creer todavía lo que están viendo, no pueden hacer nada por detenerle a tiempo.

El proyectil sale disparado hacia Cupola, pero no alcanza ninguna criatura, pues ahí no hay nada. Por el contrario, impacta en pleno centro del cristal, que en respuesta empieza a resquebrajarse hacia los extremos. Un momento después, la presión ejerce su efecto sobre el debilitado vidrio, y se abre una brecha de varios centímetros de diámetro. El aire vital empieza a escapar, y el tamaño del orificio es suficiente para tirar de vosotros hacia el cristal. Los objetos más pequeños no tardan en salir al exterior, mientras los más grandes siguen aferrados a las paredes.

Un golpe en la frágil estructura podría ser suficiente para terminar de romper por completo el cristal central de Cupola, lo que supondría una rápida despresurización del habitáculo.

La luz sobre la compuerta del Nodo 3 se ilumina en rojo, y los sistemas automáticos de la estación empiezan a cerrar la compuerta para evitar la pérdida de todo el aire de la ISS.

Como en un sueño, Raf vió abrirse la compuerta, a cámara lenta, con una exagerada parsimonia fruto de su estado mental. Se sintió hipnotizado de nuevo por la presencia del cubo, como ya lo había estado antes. Sonrió; una sonrisa ida. Notaba que las cosas se aclaraban en su mente, aunque eso no fuese del todo cierto.

El cubo.

Tiene que llegar.

A la Tierra.

Escuchó, muy lejana, la voz de Wasabi. Apenas le prestó atención.

Se dio un empujón y entró en el pequeño espacio de la Soyuz. Se acomodó en uno de los asientos libres, en una posición semiextendida. Conectó los interruptores para dar paso a la energía de la nave y unas cuantas luces piloto se encendieron. Cerró la compuerta que lo separaba de la ISS. Encendió el ordenador de a bordo y buscó la rutina ya preprogramada: "Volver a casa". Con ella la Soyuz se desanclaría automáticamente de la estación, calcularía el rumbo correcto y dirigiría su proa hacia la Tierra.

- Tranquilo chico, vamos a ponernos a salvo. -le dijo al cubo.

Introdujo su clave en el sistema. Estaba a un paso. Confirmó el mensaje intermitente que tintineaba en la pantalla del monitor, preguntándole si estaba seguro y tras unos instantes de procesamiento, el mensaje fue sustituido por este otro:

Imposible iniciar protocolo.

Sistemas de anclaje, BLOQUEADOS. Necesario desacople manual.

Abortando...

- Lo había olvidado. -las cosas se complicaban y volvían a su punto de partida. Allí dentro no solucionaba nada, así que, o esperaba pacientemente a que las cosas se solucionasen por sí solas, o debería salir al exterior.

Maldita sea que le ocurre a Ford intenta matarnos.

Paolo estupefacto aún aturdido por lo acaecido intenta reaccionar gritando a Wurst.

TENEMOS QUE LLEGAR A LA COMPUERTA Y SELLAR LA HABITACIÓN!!!.

Tras esto da un vistazo rápido por la habitación buscando algo a lo que asirse para desplazarse hasta la compuerta del nodo 3 sin dejarse de acercarse a la pared.

Mientras Paolo se desplaza por la habitación intentando sobrevivir a lo que esta ocurriendo, mientras abre comunicación con el resto de compañeros de la estación.

La integridad de la estación esta comprometida, se ha producido un disparo en la Cupola. NECESITAMOS APOYO AQUI!!!! 

Ford parecía ido, flotaba en el Nodo3 con el brazo extendido sin reaccionar...

- Acabemos con esto ya. - pensó Ford mientras trataba de ignorar las figuras de los traidores que luchaban por su vida y apretaba una vez más el gatillo de su arma apuntando a la estructura de cristal de cupola.

Georgi permaneció aferrado en el sitio donde se encontraba. Le había parecido oír el eco de algún sonido fuerte y extraño, y la voz radiada del italiano hablaba acerca de un disparo.

Pero el médico no estaba en condiciones de hacer otra cosa que quedarse allí. Ahora que el peligro ya no era, al menos por comparación, inminente, al pobre hombre no dejaban de aparecérsele imágenes en "flashes" de esa cosa que estaba ahí fuera.

El sonido del disparó pareció sacar al Comandante Philips de su estado fetal, puesto que miró a todos lados, sudoroso, quizás esperando encontrarse en otro lugar. Quizás otro tiempo, una selva, y un enemigo de rasgos asiáticos apuntándole directamente a la cara.

- Georgi, ¿has oído eso? - dijo, llamando la atención del médico - Eh, vamos, responda doctor.

- Paolo, ¿dónde se ha producido ese disparo? - la voz del Comandante sonaba temblorosa, dubitativa - ¿De dónde ha salido ese arma?

Como en respuesta a la pregunta que has formulado, la compuerta del Nodo 3 comienza a cerrarse para evitar una despresurización total de la ISS. Un piloto sobre esta parpadea en rojo, y podéis escuchar el aire escapar de la estación. Los gritos del italiano os llegan tanto por la radio como a través del pequeño pasillo que separa el Nodo 1 del 3.

Si Paolo está ahí dentro, le quedan pocos segundos antes de quedar encerrado en una sala que está perdiendo el aire por momentos.

Wurst boquea como un pez fuera del agua, notando como a cada instante que pasa le cuesta más y más hacer llegar el valioso oxígeno a sus pulmones. Observa aterrado la brecha en el cristal y a Ford. No le cabe duda. El americano ha perdido completamente la cabeza, y va a llevarlos a todos a la muerte. Si quieren tener una mínima posibilidad, alguien debe arrebatarle el arma de sus manos. Mira hacia Paolo y grita hacia él.

- ¡Paolo! ¡Trata de llegar a la puerta! - su voz llega a duras penas al italiano, el sonido del aire escapando y la alarma del sistema de la ISS llena por completo la estancia - ¡Hay que evitar que nos encierre aquí o será nuestro fin!

Ford, ajeno a todo, vuelve a apuntar hacia el cristal tras reponerse del golpe, y aprieta otra vez el gatillo. Sin pensárselo, Wurst salta contra él, usando todas las fuerzas que le quedan. Solo puede pensar en arrebatarle el arma, en detener esta locura.

Con todas sus fuerzas se lanza desde su posición, esperando que sea suficiente para llegar hasta el piloto y poder apresarle. La segunda bala impacta nuevamente contra el debilitado cristal, haciendo añicos otro trozo, aumentando la brecha hacia el espacio. Desgraciadamente, el impulso del alemán no contaba con la fuerza suficiente para combatir la combinación de esa nueva succión y el retroceso al que se ve sometido el piloto por el nuevo disparo, y ve como el brazo del Ford se le escapa por pocos centímetros. Succionado hacia el exterior, sintiendo como su vida está pendiendo de un hilo, alarga sus brazos y trata de aferrarse a cualquier cosa con tal de no acabar en el espacio y sin traje. Su mano roza algo, y se aferra a ello sintiendo que es lo único que puede salvarle.

Mientras se recupera del golpe tras sufrir el retroceso, Ford se gira para encontrarse a Wurst aferrado a su cable de seguridad, mientras la succión tira de ambos y los acerca cada vez más cerca a Cupola.

- Valor, Shauri... -se decía a sí mismo mientras, tras haber abierto de nuevo la compuerta (y cerrado después), se encaminaba sigilosamente enmedio de la oscuridad de la Zvezda hacia la brecha que daba al espacio exterior.

Había atado de nuevo el cable a su traje y se movía pegado a las paredes, procurando que no se notase su presencia desde fuera. Cuando llegó a la gran abertura, echó un vistazo.

En el interior de su casco resonaban las voces de sus compañeros, pero Raf seguía sin hacerles mucho caso.

Las palabras del comandante le llegaron a Georgi como oídas desde una distancia enorme, sin embargo fueron suficientes para traerlo de vuelta; no del todo, pero al menos si lo suficientemente operativo como para reaccionar:

Miró al comandante y, al tiempo que se golpeaba el casco con la mano dijo simplemente -Vamos.- y comenzó a impulsarse hacia la puerta que se estaba cerrando.

SEÑOR LOS DISPAROS SON EN LA CUPOLA, FORD ESTA LOCO!!!!

Paolo siguiendo las indicaciones de Wurst intenta avanzar hacia la puerta, mientras observa horrorizado el nuevo disparo de Ford.

Stanley había esperado la respuesta de Paolo, y cuando la voz del italiano resonó por las radios, confirmaron sus sospechas. Dando un tímido impulso, siguió al doctor. Notaba sus movimientos erráticos y temblorosos, pero sacaba fuerzas de flaqueza para ayudar al técnico de comunicaciones y luego detener a Ford.

Apenas cruzó la puerta la mente de Georgi pareció activarse ("por esas cosas de la adrenalina" razonó el médico inconscientemente) y miró si era capaz de atraer a Paolo de un manotazo para sacarlo de allí. Si el italiano estaba demasiado alejado o simplemente no tenía tiempo, buscaría algo para trabar la puerta el tiempo suficiente para permitirle salir.

La idea era sacar al hombre de allí, poco le importaba la suerte de Ford en la sección despresurizada de la estación.

Con cautela te aproximas a la brecha, y casi temiendo encontrarte de frente con la criatura, asomas ligeramente la cabeza. Al principio compruebas rápidamente por si tuvieras que volver a toda prisa al interior del módulo. Sin embargo, la enorme criatura no solo no está cerca, sino que parece que algo ha atraído su atención. Ha dejado de golpear la entrada del Airlock, y parece que está rodeando la ISS.

Sea lo que sea que estén haciendo tus compañeros, parece que ha llamado su atención.