Partida Rol por web

Y al fin llegó el esperado día. Tras las semanas de preparación, se dieron las condiciones ideales para el lanzamiento desde  el Cosmódromo Baikonur. El cohete Soyuz TMA-18, que porta la nave espacial Soyuz con el mismo nombre* se yergue imponente en la plataforma de lanzamiento. Tras echar un último vistazo al exterior, los tres os introducís dentro de la cápsula habitable. Bajo vosotros, toneladas de combustible líquido arderán en una explosión controlada para propulsaros a 400 km de la Tierra.

Tras la incomodidad del acomodamiento dentro de la cabina, abrocháis vuestros cinturones mientras estáis sentados mirando hacia el cielo, vuestro destino. El sueño de muchos hombres, que muy pocos consiguen. Los sistemas electrónicos del cohete ya están en funcionamiento, con todos los sensores conectados. Los protocolos de lanzamiento están automatizados, pero para cualquier emergencia, la cabina tiene los instrumentos necesarios para controlar todos los sistemas del cohete y el vehículo espacial. En el centro, "Ford" estará al mando de los controles de la nave. A la izquierda, el Comandante por sorpresa, "Saint", se ocupará de que los protocolos se cumplan y lleguéis con vida a la Estación Espacial Internacional. A la derecha, Paolo ajusta la frecuencia de comunicación con la base.

La radio de la Soyuz cruje mientras Paolo hace los últimos ajustes, de forma que podáis oír claramente la voz del ingeniero de tierra. Con un sonoro crujido, los soportes de la plataforma se separan del cohete y descienden, liberando el vehículo de las sujecciones. Tan solo unas pequeñas estructuras de acero mantienen ahora la enorme mole en vertical, posicionada con exactitud para interceptar la órbita de la Estación Espacial Internacional dentro de dos días.

- ...reciben? ¿Me reciben? ¿Hola? Probando protocolos de comunicación. ¿Me reciben? ¿Me reciben? ¿Hola?

El ingeniero repite desde tierra la frase, esperando escuchar una respuesta vuestra.

- Al habla desde Baikonur. ¿Me reciben?

Harold tomó aire mientras notaba su pulso acelerarse - Por fín - pensó y activó la radio.

- Aquí la Soyuz TMA-18, al habla el piloto Harold Eugene. Procedo a realizar las comprobaciones pre-lanzamiento. Motor 1 ok, motor 2 ok, motor 3 ok, motor 4 ok, fuel ok, sistemas de guiado Gps ok, piloto automatico activado ok. Seguimos con las comprobaciones de comunicaciones - y giró la cabeza mirando al ingeniero de comunicaciones cruzando los dedos esperando la confirmación de que no hubiera ningun inconveniente de última hora.

Al fin todos los entrenamientos y sufrimientos son recompensados por la misión espacial que al fin se inicia, en estos momentos toda la planificación y las esperanzas comienzan a tomar forma.

Las palabras del ingeniero de tierra resuenan en la cabeza de Paolo y rápidamente termina las comprobaciones que tenía mecanizadas en su cabeza, cuando el piloto Ford le pregunta los chequeos de comunicación.

Todos los sistemas listos y comprobados, los sistemas de comunicación están listos y dispuestos para el despegue. 

La radio permanece unos instantes en silencio, tras los que devuelve su respuesta.

- Perfecto. Iniciando comprobación exterior de los sensores.

Algunas de las luces del cuadro de mando se encienden y apagan mientras el equipo de tierra comprueba el control a distancia de la nave. En caso de cualquier fallo vuestro, ellos deben ser capaces de mantener bajo control el cohete, para evitar que os perdiérais en el espacio. Por último, un piloto verde se enciende junto al botón de ignición.

- Comprobaciones de tierra concluidas con éxito. El calibrado es perfecto. Tiempo -5 minutos.

Cada vez queda menos. Cinco minutos y haréis historia. Pasaréis a formar parte de el reducido grupo de humanos que han sido capaces de abandonar la Tierra. Por vuestra mente se suceden todo tipo de imágenes, y se puede notar la adrenalina en la cabina de la Soyuz.

- Tiempo -3 minutos. Sistemas de ignición preparados.

Sentís bajo vosotros el sonido de los motores encendidos y listos para la explosión. La plataforma de lanzamiento ya debe estar vacía. En menos de tres minutos, todo a vuestro alrededor se convertirá en una esfera de llamas. Y vosotros, catapultados por ella, llegaréis más allá de la atmósfera terrestre.

- Tiempo -1 minuto. Todo listo para la cuenta atrás. Iniciad sistemas de ignición.

Es el momento. El equipo ha dado la orden por radio. Sabéis que no es necesario hacer nada, pues si vosotros no presionáis el botón lo harán ellos tras la cuenta atrás. Menos de un minuto...

- Diez. Nueve.

...Y por fin...

- Ocho. Siete.

... Formaréis parte...

- Seis. Cinco.

... De ese reducido grupo...

- Cuatro. Tres.

... De astronautas...

- Dos. Uno.

... Que pasan a la historia.

- Ignición.

Bajo vosotros se desata la explosión. En el cielo veis el reflejo rojizo de las llamas que salen por los motores del cohete. En pocos segundos, la inercia del despegue os comprime contra vuestros asientos. Vuestros pulmones parecen resistirse a la entrada de aire en ellos, y notáis el peso de vuestros cuerpos como si fuera diez veces superior. Os acercáis a las primeras capas de nubes, y rápidamente las dejáis atrás, mientras continuáis vuestro ascenso.

Minuto y medio después de la ignición, la radio vuelve a sonar. Con el estruendo de los cohetes les escucháis difícilmente.

- Despegue realizado exitosamente. Velocidad vertical de 1050 km/h y aumentando. Iniciando la siguiente etapa de combustión.

Y una vez más, os quedáis solo con el sonido atronador de los motores.

Harold no pudo evitar esbozar una sonrisa - Por fin, ya no hay vuelta atrás - Pensó, mientras notaba como la vibración del habitáculo hacía que sus mejillas bailasen al ritmo de las turbulencias.

- Check de los sistemas, todo parece ok, seguimos con la ascensión, cambio. - dijo a la radio para a continuación preguntar en voz alta - ¿ Todo bien por allá atrás chicos ? - dirigiéndose a sus compañeros de expedición.

La responsabilidad que había caído sobre sus hombros era abrumadora, aunque no era la primera vez que sentía el peso del liderazgo. Durante sus años previos a los preparativos para aquel momento había hecho que hombres normales y corrientes se convirtieran en máquinas de matar, cumplieran las misiones encomendadas y volvieran a casa sanos y salvo. En aquella ocasión, y durante lo que restaba de viaje espacial, aquella sería una de sus principales tareas: hacer que aquella gente volviera sana y salva a casa.

Afortunadamente, y salvo el pequeño detalle de estar sentados sobre toneladas de combustible altamente volátil, la misión iba a ser realmente sencilla. No había enemigos ahí arriba, no había emboscadas en la oscuridad ni armas que se encasquillaban por el barro. Sólo el vacío del espacio y la sensación de ser uno de los pocos seres humanos que verían en vivo y en directo la pequeña perla azulada de la Tierra en todo su esplendor.

Sus compañeros de expedición, Paolo y Ford, eran muy profesionales, aunque apenas había tenido tiempo de conocerlos antes del viaje. Por lo poco que había leído sobre sus expedientes, no había sido casualidad que estuvieran compartiendo con él la cabina de la Soyuz TMA-18. A él con eso le bastaba.

- ¡YYYIIIIHAAAAAA! - dejó escapar desde lo más profundo de sus pulmones cuando aquella bestia se abalanzaba contra el techo de la tierra dispuesta a atravesarla y llevarlos hasta la Estación Espacial Internacional.

Y allá iban. Guardaría cada fragmento de información para contarles todo a sus hijos, y quizás, algún día, a sus nietos.

- Equipo de Tierra, estos chicos son demasiado profesionales, quizás me aburra durante el viaje - dijo, bromeando. Su sentido del humor era una baza muy a su favor en los ambientes tensos - Por aquí todo genial. Paolo, ¿algo que debamos saber?

Por un instante, el empuje vertical de la nave de manera brutal creó la necesidad de gritar a Paolo, y cuando iba a hacerlo el grito de su compañero le hizo sonreír.

Tuto va tutto bene. - un pequeño lapsus por la emoción del despegue traiciona su subconsciente - Perdón, todo continua bien.

La combustión continúa, y ya no sentís el empuje tan radical del cohete. Notáis como la velocidad parece ir poco a poco estabilizándose, y el cohete oscila ligeramente para comenzar a tomar una dirección menos vertical.

- Recibido, Soyuz. Comenzando la última fase de ignición. En 800 segundos estaréis en órbita.

Sabéis que la velocidad empieza a perder importancia según abandonáis las capas más internas de la atmósfera. Al final alcanzaréis una velocidad orbital de más de 25.000 Km/h, aunque en gravedad cero parecerá que no os movéis. Escucháis el cambio de combustión, y los motores parecen ahora más silenciosos.

- Control de tierra, pasamos a monitorizar la presión de la cámara de los cohetes antes de la segunda fase - dijo Saint, ya en su papel de responsable de la misión - Paolo, comprueba el software de desprendimiento. Entramos en cuenta atrás.

Debían asegurarse que ningún cohete estaba ardiendo antes del desprendimiento y que ningún cohete entrará en contacto con el tanque externo inmediatamente después. La coordinación era primordial en los primeros minutos del despegue. Si todo salía correctamente, se desharían de los cohetes y entrarían en Fase 2.

Ford había dejado de disimular y mostraba una sonrisa de oreja a oreja. Por fín tras tanto sacrificio estaba en primera linea.

- ¡ Vamos chicos que ya no queda nada ! - gritó mientras comprobaba la trayectoria y activaba la radio - Control, trayectoria comprobada, niveles de presión de combustible estables, entramos en cuenta atrás para el desacople.

Lástima no poder escuchar de fondo la cabalgata de las valquirias - pensó.

Todo dispuesto para el desacople, los parámetros de la simulación lo sitúan dentro de la normalidad.

Paolo continua con todos los procesos de despegue que tiene mimetizados en su organismo.

Escucháis de nuevo el cambio de combustión, y un segundo después se activa el desacople de los motores. Con un sonoro "¡clac!" se desprenden los cuatro motores laterales, y continuáis el ascenso con el motor central, cada vez más lejos de la tierra.

En pocos minutos comenzáis a notar el efecto de la ingravidez, y el cohete comienza a tomar una trayectoria más horizontal. Desde la pequeña ventana de la Soyuz veis ya lejana la Tierra, que empieza a perfilar la forma esférica. Por debajo de vosotros, las nubes parecen ya diminutas, cubriendo la superficie del planeta azul.

Las siguientes horas se hacen más tranquilas. Casi una hora después del despegue, os desprendéis del cohete y desplegáis los paneles solares de la nave Soyuz. A partir de ese momento, ya viajáis a la velocidad de órbita, en torno a los 25.000 km/h, y utilizando la energía solar comenzáis vuestro viaje hasta la Estación Espacial Internacional. En el pequeño espacio de la nave pasaréis dos días, tiempo que se os hará eterno teniendo en cuenta el reducido espacio del módulo espacial.

Desde la base terrestre os informan de las correcciones de rumbo, las maniobras necesarias y los parámetros de la nave, mientras vosotros informáis periódicamente de vuestro estado.

A las 8 horas del despegue, el control de tierra se vuelve a poner en contacto con vosotros.

- Atención Soyuz. Estamos experimentando problemas con la comunicación con la Estación Espacial Internacional. Desde hace una hora no tenemos contacto con el equipo de allí. Los sensores tampoco envían información a la Tierra, así que están completamente aislados.

Durante un momento, el hombre al otro lado de la radio permanece en silencio.

- Estamos haciendo todo lo posible por contactar con ellos, pero no conseguimos nada. No podemos obtener la ubicación exacta de la estación, y no estamos seguros de si vosotros podréis contactar con ellos para la maniobra de aproximación.

Una vez más, el hombre permanece en silencio. Parece como si le costara transmitir lo que va a decir.

- Si no conseguimos solucionarlo, tendremos que abortar la Expedición y traeros de vuelta. Tenemos menos de dos días para encontrar el problema, pero si no conseguimos establecer contacto para entonces, tendréis que volver a casa.

Durante la mayor parte del tiempo desde el desacople, las pocas conversaciones que pudieron tener los tres tripulantes fueron destinadas a las tareas de comprobación de los datos que facilitaban los distintos transmisores de cabina. Ya habían sido informados de que era una tarea algo tediosa, pero indispensable para que la lanzadera pudiera conectar con éxito con la Estación Internacional.

- Recibido, Control de Tierra - dijo Saint - Vamos a intentar contactar con la estación con nuestros propios medios y os mantendremos informados en cuanto tengamos novedades. Paolo, comienza con la rutina de sondeo de los distintos canales para ver si alguno se encuentra abierto por si han tenido problemas de emergencia.

No le gustaba aquel contratiempo, porque si se filtraba que la misión podía cancelarse, su familia se preocuparía sobremanera.

La cara de Harold cambió tras escuchar el mensaje por radio.

- Mierda - pensó - ¿ porqué no puede salir todo bien por una vez ?.

- Bueno chicos no se vosotros, pero yo no tengo intención de volver allá abajo tan pronto, así ganémonos el sueldo y arreglemos este maldito problema. - continuó - Señor (dirigiéndose a Saint) manténganos informados de la información que nos vaya llegando desde control mientras activo el rastreo de la estación internacional dentro de la trayectoria que tenía prevista la Soyuz. - y a continuación miró al ingeniero de comunicaciones -  Y Paolo por la tua mamma, te prometo un plato de espaguetti si solucionas el problema con las comunicaciones.

No pienso quedarme otra vez a las puertas. - Pensó, y se puso a rastrear en busca de la estación internacional.

La emoción del despegue se convierte rápidamente en presión, debido a las malas noticias que llegan desde la tierra. La estación espacial parecía incomunicada y esto podría ser el fin de la misión.

Comienzo con las comprobaciones de comunicación con la estación espacial. Esperemos que su trayectoria no se haya desviado mucho de la ideal, sino puede que se encuentren en graves problemas. Aunque seguro que es únicamente un problema con alguna de las antenas de comunicación. No te preocupes Ford, de esta estoy seguro que no nos volvemos. - tras decir esto Paolo comienza a realizar las operaciones de comunicación con la ISS.

Aquí Capitán Paolo Torboli de la Soyuz TMA-18, en trayectoria de interceptación de ISS. Alguien puede oírme. - comienza a trasmitir Paolo hacia la posición calculada de la estación internacional.

Buscas la frecuencia de comunicación de la Estación Espacial mediante los controles de la nave, hasta que la radio parece estabilizarse. Hablas por el comunicador, y esperas respuesta.

Pero la respuesta no llega. Efectivamente, están completamente incomunicados. Tu mensaje se pierde en la profundidad del espacio. Pruebas con el canal de emergencia, pero obtienes el mismo resultado. Durante cerca de una hora tratáis infructuosamente de contactar con la estación espacial.

Mientras tanto, desde la base terrestre os mantienen informados al detalle. Tampoco ellos son capaces de comunicarse con los astronautas ni tomar medidas de los sensores de la estación. Es como si hubiera desaparecido completamente. Ninguna de las salas de control que están en contacto con la estación es capaz de recibir ninguna información. Los ingenieros esperan que se trate de algún tipo de interferencia solar, puesto que si ha fallado el suministro eléctrico de la Estación Espacial Internacional, lo único que pueden hacer los astronautas desde allí es montarse dentro de los vehículos Soyuz, volver en protocolo de emergencia a la Tierra y abandonar a su suerte la enorme estructura.

A las tres horas, después de varios intentos de contacto con la estación por todos los canales posibles os parece recibir una señal muy tenue. Algún sonido apagado sale por los auriculares de la nave, aunque no lleva ningún mensaje. Parece como un quejido electrónico, como un fallo de la antena de comunicación al recibir una señal con un nivel altísimo de interferencias. Pero al menos es un mensaje. Alguien está tratando de emitir por el canal de comunicación.

- Vale, vale, vale - pensó Stanley en cuanto Paolo consiguió contactar con la Estación Espacial Internacional. Al menos no estaba todo perdido, y el italiano había conseguido que la misión no se acabara antes de empezar - Paolo, intenta purgar la señal y contactar con ellos mientras informo a Control de Tierra. Control, aquí Soyuz TMA-18. Hemos conseguido contactar a duras penas con la ESI, aunque sólo recibimos estática. Posibles problemas en las comunicaciones, quizás debido a la radiación solar. Solicito protocolo de emergencia antes de proceder, cambio.

Saint se crecía ante las adversidades, pero debía reconocer que ya no se encontraba en un fangal en mitad de la selva, luchando a brazo partido con sus compañeros de escuadrón. Allí estaba en mitad del espacio, viajando a toda velocidad en un artefacto cargado de combustible volátil.

Desde la base terrestre tardan algo más de la cuenta en responder.

- Aquí Control, recibido. Nos alegra escuchar eso. Quizá los amplificadores de señal de la estación estén dañados, y la interferencia producida por la atmósfera nos impida recibir la señal aquí. En caso de que podáis establecer comunicación con los miembros de la estación solicitamos actualización de su estado y el de la estación. Por el momento seguid la hoja de ruta. Mantened la nave lista para correcciones de órbita en caso de que fuera necesario, y si no podemos obtener la ubicación precisa de la estación antes de la hora estimada de contacto iniciaremos el programa de retorno de emergencia.

La ventaja de la Soyuz es que es una nave de reducidas dimensiones y se puede lanzar al espacio con un coste relativamente bajo. La desventaja es que las reservas de gases para mantener las condiciones vitales de la cabina son limitadas, y a los 4 días de viaje os quedaríais sin oxígeno. En día y medio deberíais estar atracando en la estación, pero si no dais con ellos, deberíais volver inmediatamente a la Tierra para no morir asfixiados en mitad del espacio.