Partida Rol por web

El soldado negro se quedó mirando a las dos mujeres con una cara en la que se asomaban muecas de sorpresa, furia y terror. Quedó sumido en silencio mientras miraba a las dos gallinitas gritarse las unas a las otras hablando un idioma que apenas entendía. ¿De veras hablaban inglés? y lo más importante... ¿Que coño hacían dos mujeres allí en un destacamanto del ejército?.

Brown aún con el uniforme algo arrugado ya estaba completamente uniformado así que dió un paso hacia adelante para llamar la atención de las dos mujeres. El enorme hombre de color que sacaba al menos una cabeza a la más alta de las mujeres permaneció callado unos segundos más mientras trataba de decidir como dirigirse a ellas.

Señoras... Ya han oído al Capitán. Están en el ejército así que dejen de cloquear y pónganse los uniformes. Ya.

Amuro saludo con respeto, de nuevo al estilo japones y volvio a su cuarto. Colocandose el uniforme con rapidez. Aquel era su superior y un buen guerrero debe acatar las ordenes de su superior. Sali del cuarto lo antes posible y me presente de nuevo ante el hombre de piel oscura.

- Lista, señor.- dijo tratando de pronunciar bien, aunque tenia un acento muy raro, fruto de haber sido criada por un subdito nipon.

Brown entrecerró los ojos al fijarse en el acento de la mujer. La tía hablaba como los japos de los documentales, después de la masacre de Peral Harbor estaban todos los americanos de origen japo estaban en centros de confinamiento porque no se podía confiar en ellos, cualquiera podía ser un puto espía y ahora le metían a una blanca, tía y que encima hablaba como ellos. Apretó las mandíbulas y sin decir nada esperó a que la otra mujer saliera por la puerta uniformada.

Bueno... el rollo militar no me sonaba tan nuevo como era de esperar. Así que fui a cambiarme sin decir nada más. Al vestirme noté que el uniforme me quedaba algo más holgado de lo que debería, pero era cómodo y era fácil pelear y correr con él.

Me chasqué los dedos, mientras caminaba a paso ligero hasta el hombre de raza negra.

- Lista también, señor. - Dije esperando ansiosa a saber qué ocurriría después.

- Para mí es suficiente, señor. - seguí sin inmutarme en mi posición de firme. - ¿Tendremos alguna limitación, señor? - esta pregunta iba destinada a saber si podríamos causar las bajas que fuesen necesarias en el enemigo o no. Dudé entre explicárselo al capitán o no.

- Me refiero a que nuestras órdenes son neutralizar ese arma... A cualquier coste. - mis últimas tres palabras sonaron un tanto sombrías. 

Volví a quedarme en silencio esperando nuevas órdenes o explicaciones de mi superior.

- Si no se neutraliza cientos de civiles moriran y la democracia sera borrada del mapa, hijo. Cualquier coste que sea necesario sera pequeño.- Aseguro el capitan dandote carta blanca. Despues resoplo.- Ustedes son militares, los mejores de la unidad que estamos formando de modo que se les encomienda una mision mas. Sus compañeros, como ustedes, fueron reclutados por una razon de peso. No pueden caer en manos enemigas. Si un compañero es herido y no pueden llevarlo con ustedes, tienen el sagrado deber de proteger el secreto de la mision.- dijo dejandoos claro que vuestro deber era, llegado el caso, ejecutar a los compañeros heridos antes que dejar que fueran prisioneros.

Brown saco a las chicas al patio, no habia perdida, solo habia que seguir la brisa y el aire fresco, tan poco abundante en ese lugar. Por los pasillos de ese ala no vio soldados ni seguridad. Era como si estuviera desierta pero al salir al patio, arriba, desde el tejado, media docena de soldados vigilaban los movimientos del grupo fusil en mano.

Ante el grupo una pista de obstaculos y un perimetro equiparable al de dos campos de futbol.

Ya lo han oído señoras, el negro de pocas palabras se colocó junto a la pista y suspiró suponiendo que aquel iba a ser un día muy largo. Nada más que 20 vueltas, el acabaría hecho polvo, probablemente las dos gallinitas acabarían sacando el hígado antes de empezar la segunda vuelta. Adelante -extendió la mano invitándolas a empezar el circuito- yo iré detrás suyo.

Amuro hizo unos setiramientos rapidos, demostrando una elasticidad poco frecuente. Habia entrenado duro desde niña, correr 20 vueltas era un reto pero no imposible.

- !Hi¡.- dijo y sono como "JAY", un sonido seco y firme acompañado de otra flexion de cuerpo antes de comenzar a correr.

Despertaste lentamente en un cuarto extraño.

Tenias dolor de cabeza, mareos, ganas de vomitar y el brazo inchado por unos ocho o diez pinchazos. Imaginaste que te tomaron muestras de sangre repetidas veces despues de inyectarte la formula. Estabas vivo pero eso no significaba mucho, podia estar en fase de adaptacion y causarte un fallo cardiaco u multiorganico serio en cualquier momento.

Sobre le banquete a los pies de tu cama una carpeta con tu historial. Parecia que habia sido satisfactorio por el momento, tenias el suero corriendo por tus venas, al menos una version que algun idiota habia manipulado despues que tu porque aparecia otro nombre como ultimo investigador implicado en el proyecto.

-Puta japo... pensó mientras esperaba que Hoveer empezara a correr.

- Sí, señor. - asentí con la cabeza echando un rápido vistazo a mi compañero. Tenía pinta de boxeador, grande, fuerte y robusto. No era un armario empotrado de dos por dos, pero eso era debido a su altura. Y por las palabras del capitán era un excelente militar, por lo que no dudé que sería perfectamente capaz de cumplir las órdenes.

Bien, si se daba la remota posibilidad de que me capturaban, al menos tenía la seguridad de tener a un profesional que evitaría que yo me fuera de la lengua, era un consuelo.

- Cumpliremos ambas misiones, señor. - no deseaba matar a ningún amigo o compañero de misión, pero dado el caso, si tenía que hacerlo, lo haría.

¡Hijos de puta!

Si es que no te puedes fiar ni de tu madre. Esos cabrones le habían inyectado una versión manipulada de la fórmula. Lo peor de todo es que nunca sabías el incompetente que había estado metiendo mano en la formula.

Si quería sobrevivir iba a necesitar toda la ayuda posible y por suerte para el su naturaleza le permitía tener ciertas ventajas  sobre el resto.

Fue algo instintivo, la piel se le oscureció, la musculatura creció añadiéndole unos kilos de más a su ya considerable peso, sus dedos se fortalecieron al igual que el resto de su cuerpo, asi mismo sus uñas se transformaron en unas garras afiladas como cuchillos, pero igual que al igual que los lobos eran retractiles, al mismo tiempo su sistema inmunitario y su sistema de recuperación, ya de por si, mucho más eficiente que el de cualquier humano, se afino siendo capaz de recuperarle de cualquier herida que le hicieran. Por último su mandíbula se fortaleció y sus dientes crecieron recordando a los de un animal salvaje.

Ahora echémosle un vistazo a fondo a ese informe. –Se dijo asi mismo

Busco algún indicio que indicara la modificación que se le había aplicado a la fórmula, algo que le permitiera saber que cambios obrarían en el una formula como esa.

Sus aguzados sentidos estaban atentos a ver si percibían algo de los otros voluntarios , que de bien seguro ya ocupaban las “ habitaciones” adyacentes 

- Si no tienen mas preguntas, y no les importa, comenzaremos el proceso de vacunacion. Hemos detectado un virus de sarampion muy peligroso en la region, no queremos que en mitad de la mision caigan derrotados por la fiebre ¿Verdad?.- pregunto el capitan invitandoos a acompañarle.

Os condujo por pasillos hasta un ala de dormitorios vacios y se os asigno uno a cada uno.

Esperen aqui, pronto vendra una enfermera con el inyectable. Tienen un uniforme de entrenamiento en la taquilla, cuando esten listos comenzaran un entrenamiento relampago antes de la mision y conoceran al resto de sus compañeros.

Et se fijo en el soldado que se mantenía en firmes al entrar en aquella habitación, por el desarrollo de la conversación dio por hecho que seria uno de sus compañeros en aquella misión.
Guardo silencio durante todo el rato mientras el otro soldado aclaraba sus dudas, antes de que le Capitán se marchara y comenzasen a vacunarnos contra una rara cepa del sarampión y a saber de que más, di un paso al frente volviendo a ponerme en firmes.
Capitán yo tengo dos preguntas si me permite.
¿Cuantos miembros formara el equipo? Y ¿quien de nosotros estará al mando del equipo?
Et volvió al silencio que guardaba anteriormente.

- El equipo constara de siete miembros, solo falta uno por llegar.- dijo el capitan con su tono serio y firme.- Se les dividira en dos grupos para infiltrarles en alemania por caminos diferentes. Se encontraran en un punto marcado del que se les informara llegado el momento. Los lideres de cada grupo aun estan por decidirse. De momento el cabo Brown a asumido esa funcion y esta entrenando a los reclutas Hoover y Amuro.

Comenzasteis a correr.

Amuro estaba en buena forma pero hasta ella se sorprendio de que su resistencia se hubiera mejorado tanto, notaba el cansancio pero su fatiga era mucho menor de lo que cabia esperar. Con gran esfuerzo y casi al borde del agotamiento pudo culminar todo el recorrido.

Hoover noto algo parecido. Su resistencia fisica habia mejorado, nunca penso que lograra dar 10 vueltas seguidas y lo hizo pero estaba sin resuello y al borde de caer de rodillas antes de terminar la decimo segunda.

Brown noto sus musculos diferentes, le respondian mejor, su aguante y resistencia le permitieron completar el recorrido, no sin cansarse por ello o sudar abundantemente pero no necesito tirarse al suelo para recuperar el aliento al terminar. A decir verdad hubiera podido dar un par de vueltas mas....

Una vez terminada la carrera Brown miró sorprendido a las mujeres nunca habría supuesto que cualquiera de ellas dos hubiese llegado a conseguirlo por un solo momento. Hoover quizá se moriría allí mismo tendida en el suelo de puro agotamiento pero la japo blanquita era mucho más dura de lo que esperaba, no sabía si alegrarse o maldecir su suerte.

Se mantuvo alejado de ellas secándose el sudor con el dorso de la mano, el leve pinchazo de dolor al levantar el brazo le recordó todas las malditas señales de pinchazo de su brazo. ¿Que le habían metido aquellos cabrones? Putos blancos de mierda... Pensó mientras buscaba al capitán con la mirada.

Escuché atentamente las preguntas del otro soldado y las respuestas del capitán. Hubo una época en que yo me habría planteado lo mismo, pero hacía tiempo que me daba igual quién estuviera al mando y de cuántos efectivos dispondría.

Había aprendido por las malas que sólo podía contar conmigo mismo.

Luego el capitán nos acompañó a nuestros dormitorios... por lo que ví eran todo un lujo que yo no esperaba. Escuché atentamente las explicaciones del virus y del punto de encuentro para la misión y luego me adentré en mi dormitorio, busqué el uniforme de entrenamiento y me cambié.

Quería estar listo cuando llegara el momento. No sabía cuánto tiempo tendría que esperar y no tenía nada mejor que hacer así que comencé a entrenar con unas flexiones...

Me puse una mano en el pecho mietras trataba de recuperar el aliento... joder eso es peor que aquel campamento militar al que fui de pequeña.

Mientras no dejé de pensar en si lo que me hubiera metido me había hecho aguantar más tiempo corriendo... todo esto era muy extraño.