Partida Rol por web

Prestaba atención en silencio a cuánto sus compañeros iban comentando. Al parecer incluso Christopher había contactado con la tal "Beni".

Por los detalles que contaban Chris, Ben y Elizabeth y los conocimientos que aportó Manuel, Makoto tuvo la repentina sospecha de que aquella Kitsune debía guardar algún tipo de relación con Rina, lo cuál... le preocupaba.

- Manuel se refirió a la kitsune como Beni Suzaku... sin embargo... es fácil para alguien que no es japonés liarse con los apellidos, y el de Rina es Suzuka - dejó en el suelo el tazón de sopa ya vacío con la mirada perdida en el mismo lugar.

De repente se le cortó el apetito.

- A que viene todo esto. Por qué tanto interés en Rina - estaba empezando a ponerse nervioso. Cada vez estaba más convencido de que guardaban algún tipo de relación o interés.

Se llevó las manos a la cara y empezó a frotarse el rostro como queriendo despertar de un mal sueño. Lo último que deseaba era importunar a nadie con sus preocupaciones, así que optó por levantarse.

- Si me disculpáis - dijo fingiendo una mala sonrisa. Acto seguido se levantó y se apartó a la parte más oscura de esa estancia.

Manuel nos habla de ese monje al que no he visto. El hecho de que sea un espíritu me hace pensar. ¿Y si fuera él, adoptando otra forma, quien se me apareció? En realidad, Beni dijo que era otra cosa, pero...

Y esa Beni, según Manuel es una Kitsune. Inmediatamente pienso en Rina. Puede que conocer a alguien como ella le ayude con sus problemas. Liz habla de un don y de un regalo, y me quedo extrañado por la furtiva mirada que me lanza durante apenas un instante al decirlo.

Necesito hablar con ella.

Pero no puede ser ahora, aquí ante todos. Y no quiero llevarla aparte ahora mismo y que todos nos miren como si fuéramos a hacer otra cosa. ¿Pensar eso es comportarse como una gacela? Yo creo que no, que es proteger a la gacela. Luego, cuando vayamos a dormir, podremos hablar entre susurros todo lo que queramos. Abrazados dentro de los sacos.

Mako deja su cena sin terminar y se disculpa, alejándose del fuego y de nosotros. Aunque finge una sonrisa, veo lo que refleja su mirada, y vuelvo a pensar en Rina. Estoy seguro de que oír hablar de la Kitsune le ha llevado a pensar en ella también. Lo está pasando mal.

Vuelvo en seguida, ¿vale? -Le digo a Liz, poniendo la mano en su pierna y acariciándola unos instantes. También me acerco un poco más para susurrarle algo al oido- Luego me contaras eso del regalo, ¿no? Yo quiero contarte todo lo que me ha pasado, pero cuando estemos solos.

Le doy un beso en la mejilla y dejo la sopa junto a ella poniéndome en pie, y encaminándome hacia Mako, a la parte oscura de la estancia.

Mako, perdona que te moleste. -Le digo al llegar, con las manos en los bolsillos, aunque pronto saco una y la pongo en su hombro- ¿Estás bien?

- Ella no quería cooperar - me defendí, pero la verdad es que yo tampoco, me daba miedo que ella ganara y convertirme en algo tan malo como ella, es decir ... como yo.

Tomé la taza, iba a dar el primer sorbo cuando aparece un portal con varios de mis compañeros, la alegría se apoderó de mi cuerpo - ¿Puedo ir con ellos? - dejé la taza con cuidado  y la miré - Muchas gracias por todo - me puse en pié - ¿solo tengo que cruzar y llegaré donde están ellos? - estaba deseosa de poder abrazarles 

Por lo que dijo Chris, el también había recibido una habilidad por parte de Beni.

- Seguro que están bien. - respondí ante su preocupación por el resto.

Todos los que habíamos ido saliendo estábamos bien, así que no me cabía la menor duda de que así era con los demás. Makoto decidió retirarse, intuía que el tema de la otra Kitsune pudiera incomodarle, pero no estaba segura de si se trataba de eso. Antes de que decidiera si debía acercarme o no, Ben se me adelantó, prometiéndome que no tardaría en volver y diciéndome que debíamos hablar cuando estuviéramos solos.

Terminé de comer, y aproveché el silencio que había para levantarme y despedirme.

- C-creo que voy a acostarme, me pondré por allí... - dije señalándoles un lugar cercano, pero algo apartado del grupo. - Buenas noches.

Cargué con la mochila y la dejé en el lugar indicado, sacando el saco, una mata, y metiendo en el interior de la mochila el gorro. Abrí el saco de dormir y me metí dentro tras descalzarme, cerrando el saco desde el interior y acomodándome con la manta doblada a modo de almohada.

La kitsune mira a Himiko y dice:

- Claro, cuando quieras puedes ir con ellos, solo piensa en lo que ha pasado y ten cuidado y que tendas mucha suerte, cuando necesites ayuda sabes que tienes a mucha gente  tu alrededor.

Sonrie amablemente y añade:

- Espero verte pronto y recuerda que hay mucha gente que te quiere y no estas sola

Inconscientemente abracé a la mujer y con una sonrisa asentí - Muchas gracias por todo - dije llena de alegría, tenía la sensación de haber aprendido mucho - Tendré cuidado y no me olvidaré nunca de todo esto - mi sonrisa se ensanchó mucho - Adiós - dije con decisión mirando al porta.

Crucé el portal esperando sentir algo extraño, estaba deseando reunirme con mis compañeros, me sentía nerviosa, ¿que les habría pasado a ellos? - ¡HOLA! - Dije con gran felicidad cuando estuve a unos pasos de ellos, corrí la distancia que nos quedaba y me lancé a abrazar al primero que pillé.

Me siento en el suelo y comienzo a tomarme la sopa, atento por si llegaba alguien más. Entonces al japo le pasa algo, y se va a una esquina. No me he fijado mucho en él, así que no sé que carajo le pasará. Quizás le haya sentado mal la comida. Veo que Ben se encarga de ir a ver que le pasa. Mejor, a mí no se me dan bien estas cosas, y además, apenas sí tengo relación con el muchacho.

Sigo cenando, ya casi he acabado cuando la pelirroja se acuesta.-Buenas noches.-dejo el plato a un lado y espero en silencio. Yo no voy a acostarme hasta que vuelva Gula. ¿Quién sabe si a ella le habrá ido tan bien como a nosotros? No te puedes fiar de nada en esta vida.

Al rato, de la nada aparece la niña, a escasa distancia de donde estoy yo. Es curioso ver a alguien aparecer tan de repente. Pero no me da tiempo casi a sorprenderme cuando la muchacha saluda todo contenta y sale disparada a abrazarnos.-¡Ouf!-exclamo mientras se abalanza sobre mí, haciendo que pierda un poco el equilibrio.-Tranquila pequeña lapa.-digo, devolviendo el gesto, tórpemente y como puedo.-¿Cómo te ha ido? ¿También has encontrado un gurú cavernícola?-preguntar por Gula sería inútil, pues parece que todos hemos ido solos en este pequeño viaje.

Apoyó su mano sobre la pared de la cueva y descargó en ella su propio peso dejando su cuerpo inclinado sobre el muro. No era dado a mostrar sus sentimientos en público y lo último que pretendía era preocupar o crear malestar a nadie.

Fue al levantar la vista cuando se encontró de nuevo con la cicatriz que le recordaba por que no podía venirse abajo, suspiró profundamente y escuchó a Ben tras de si.

La incomodidad que sintió de inicio al darse cuenta de que podía haber preocupado a sus compañeros se desvaneció cuando su compañero apoyó la mano sobre su hombro, mostrándola su confianza.

- No... no molestas Ben - dijo recuperando la verticalidad. Dándose la vuelta miró a Ben a los ojos antes de hablar, ordenando sus pensamientos - quizá te parezca una locura, pero...

Desvió la vista hacia el crepitante fuego que Manuel había usado para cocinar, ese elemento casi eterno - 200 años... ¿eso es posible? Y de ser así... ¿por qué permanecer encerrado en un lugar como este? - abrió sus brazos resignado señalando lo ancho de la sala.

- No sé si lo sabes Benjamin, pero el apellido de Rina es Suzuka - miró a Manuel y guardó una pausa. A estas alturas tenía claro que aquél chico era capaz de entender a que se refería.

- Los zoológicos siempre me parecieron lugares deprimentes - dijo poniendo una mueca haciendo un símil de lo que aquella cueva podía ser para una Kitsune a la que ahora veía como un animal salvaje privado de libertad.

Y de nuevo de la nada... Himiko apareció en la sala como si se tratara de una bala perdida y su tierna voz le arrancó una sonrisa.

- jajajaja ¡Himiko-chan! - llamó a la niña y no pudo evitar reír cuando vio a la pequeña abalanzarse a Chris... de entre todos los presentes!!

- Volvamos - dijo cruzando el brazo sobre los hombros de Ben y zarandeándolo amistosamente, caminando despacio, reflexionando y pendiente a cualquier comentario que quizá Ben quisiera hacerle por el camino.

La pregunta casi me parece divertida, si no fuera por el estado en que parece encontrarse quien la pronuncia. ¿Si es posible? La palabra "posible" ha adquirido en los últimos días una dimensión un poco rara para nosotros. Pero las cavilaciones acerca de los motivos de esa mujer para permanecer aquí son evidentemente algo más personal. Tal como me pasó a mí, aunque con más motivo, se le hace imposible pensar en esa Kitsune sin tener a Rina en mente.

Aparece de repente Himiko, llena de entusiasmo, y me echo a reír junto a Mako cuando la vemos lanzarse sobre Chris y darle un abrazo. Al que más le gustan esas cosas, curiosamente. A menos que se lo diera Giulia, claro. Sigo sin tener claro qué hay entre esos dos...

Mako... -Hace intención de regresar, pero con mi mano en su hombro le retengo un instante más- Estos días nos han enseñado a creer que cualquier cosa es posible. ¿Doscientos años? ¿Por qué no? Yo sólo era un chico del montón en un pueblo del montón, y ahora resulta que tengo sangre de dragón. Ya me creo cualquier cosa. -Digo encogiéndome de hombros- Pero no creo que esta cueva sea un zoológico. -Trato de mostrar toda la seguridad que puedo- No tuve esa sensación cuando hablé con Beni. Es poderosa, y sabia, y no creo que este lugar sea una prisión. Creo, más bien, que es un santuario, un lugar donde se siente a gusto, tranquila, donde es feliz. -Al menos, eso quiero creer- Y da igual si ambas son Kitsune, o cual sea su apellido, Beni no es Rina. Y sus destinos no tienen por qué ser iguales. Alguien me dijo que el destino no esta escrito, lo forjamos nosotros y hay muchas posibilidades. Rina tiene suerte de tenerte para ayudarla a forjar su mejor destino posible.

Aparto la mano de su hombro, y le doy una palmada en la espalda, amistosamente pero también para romper un poco la seriedad del momento. Creo que me he puesto demasiado profundo.

Sí, volvamos ya, antes de que Himiko haga reír a Chris y acudan los cuatro jinetes del Apocalipsis al oírle, jajaja.

Lo cierto es que la conversación con Ben fue bastante alentadora. Más allá de la razón que pudiera tener o no, pues es algo que ellos no podrían averiguar en ese momento, es sin duda lo que quería creer.

Regresaron con el resto del grupo.

El monje mira a las dos hermanas y dice con una voz tranquila y calmada:

- Veo que no me recordais, ni la recordais a ella...parece que os afecto mucho mas de lo que parecia

El hombre mira a las dos hermanas y niega con la cabeza, entonces dice:

- Creeis que vuestros poderes han surgido de repente? no son heredados, en vuestra sangre hay poder, sangre de Banshee y de Veela es algo que no viene de vuestro pasado?

El monje toca a la niña acariciandola y dice:

- Parece que no recordais que erais tres y que ella era vuestra hermana hasta aquel dia en que os separaron a las tres

-Esto empieza a marearme- se pellizcó el puente de la nariz cerrando los ojos un instante- nosotras... éramos dos, en Lusiana, sin... sin veelas ni banshees.. ¿cómo puede olvidarse a una hermana?

No mencionó ni quiso pensar en la parte "mágica" que le tocaba a ella. La idea que tenían ambas hermanas sobre una veela se limitaba al mundo de Harry Potter pero una banshee era algo más conocido por ellas y no le cuadraba nada de nada con lo que pudiese hacer ella.

Quizá era ella. Miró a la niña con cierta consternación.

¿Cómo puede olvidarse a una hermana?

Al regresar con los demás, me fijo inmediatamente en que Liz no está ya donde se encontraba junto al fuego. Miro alrededor y no tardo en localizarla en un rincón algo apartado de la cueva, en su saco de dormir. Un lugar lo bastante apartado para poder hablar, si es que no está demasiado cansada y prefiere dormir. Cargo mi mochila y me acerco a ella, despidiéndome con un simple gesto con la mano.

Al llegar, dejo la mochila junto a unas rocas cercanas, y saco la esterilla y el saco, así como la manta. Pongo la esterilla desplegada junto a la de Liz y clavo una rodilla sobre ella para acercarme un poco a ella, lo suficiente para darle un corto beso en la frente.

¿Cansada? -Le digo con una sonrisa, antes de susurrarle algo al oído, tras lo que me aparto y espero su respuesta.

Conozco un truco para convertir los sacos individuales en sacos para dos... si te interesa.

Sonrio a Chris - Pues si, ha sido una experiencia divertida pero .... horrible - arrugo la frente enfadada por mi pequeño encuentro - ¿Y tu? - pregunto. Cuando Mako me habla también me lanzo a abrazarle, me caía muy bien - Os he echado tanto de menos - dije buscando a Lía con la mirada, no sabía cuanto había pasado pero se me había echo eterno.

Al oir a Ben ladeo la cara con curiosidad - ¿Quienes son los jinetes del apocalipsis y porque conocen a Chris? - le miro directamente a el como si pudiera contestarme - Si vienen yo quiero montar en caballo - digo ilusionada soltando a Mako y caminando junto a ellos.

-Uooououououooooooooooooo -dijo alzando las manos- eeeecha el freno, Jackie Chan. Primero, siempre hemos sido dos y sin poderes ni nada, segundo, ¿desde cuando las banshees congelan las cosas? Por que ella -señaló a Nyara- ella congela cosas, ¿o no? -miró a la niña- no te ofendas, pero si hubieramos sido tres hermanos nos acordaríamos, ¿no? -empezaba a estar ligeramente confusa- Y sigues sin decirnos quién eres -se encaró con el monje una vez más.

Cuando la pequeña se acercó para darle un abrazo Makoto, él la correspondió y la besó en la frente, ahora mismo Himiko era prácticamente lo único que permanecía inmutable de su lugar de origen.

- Esta niña es un tesoro - pensó sonriente.

- También te hemos echado mucho de menos Hime-chan - acariciaba el suave pelo de la niña mientras ella parecía buscar algo o alguien en la sala.

- ¿Tendrás hambre verdad? Venga Himiko, vamos a por un poco de sopa y si te la terminas pondremos un poquito para esos jinetes, por si aparecen por la noche, seguro que vendrán con hambre!

Makoto era siempre muy amable conmigo, me gustaba estar cerca de el porque no me veía como un estorbo, me trataba como si fuera de su familia y eso me gustaba - Si que tengo hambre - dije tocando mi barriga y haciendo un puchero. Cuando me dijo que a lo mejor los jinetes aparecían por la noche, se me iluminó la cara - Claro, me la comeré entera - dije con total seguridad, miré a Chris emocionada 

Eché un vistazo hacia donde se encontraban Ben y Makoto, antes de girarme y cerrar los ojos. Escuchaba voces de fondo, pero no tardé en concentrarme en mis pensamientos, dándole vueltas a qué sería aquello que tenía que suceder y pensando en cómo estarían mis padres y cómo iba a afrontar todo esto con ellos.

No quería dormirme, esperaba poder hablar con Ben antes de hacerlo, pero el cansancio hizo que acabara adormilándome. No noté su presencia junto a mí hasta que comenzó a acomodar sus cosas, momento en el que abrí los ojos y me recoloqué en su dirección, mientras él se agachaba junto a mí. Me dio un tierno beso en la frente y me preguntó si estaba cansada, mostrándome aquella preciosa sonrisa suya.

-Un poco, pero no quería dormirme aún... – le respondí, antes de que me susurrara aquello.

¿Si me interesa? ¿Por qué no me iba a interesar?

Miré entonces hacia el grupo, cayendo en que seguramente lo dijera por su presencia.

-N-no te preocupes, quiero dormir contigo. – me ruboricé - ¿Qué truco es ese? - pregunté incorporándome.