Partida Rol por web

Cuando me dijo que no averiguaríamos que es lo que haría sin él, me limité a sonreír. Con mis manos aún en los bolsillos le dejé hacer cuando me sujetó por la cintura y me arropó entre sus brazos unos instantes, reafirmando lo que ya me había dicho.

En aquel momento noté un placentero beso en mi cuello que me impulsó a sacar las manos de la sudadera, pero antes de que llegara a hacerlo aflojó el abrazo, separándose para mirarme, pero pronto bajó la mirada y retomó el tema.

Supongo que no es el momento...

Comentó que tratar de hablar con los implicados cuando se pudiera sería buena idea, pero que convendría intentar practicar nuestras habilidades.

- El director insistió en que descansáramos y nos concentráramos en nuestras habilidades, pero no tengo muy claro cómo hacerlo. La señora Lagrange me explicó cómo realizar aquel conjuro, pero a parte de eso…  No sé si soy capaz de hacer algo sin una foto de por medio. – me encogí de hombros.

Aquello me recordó algo que se me había pasado antes por la cabeza. Saqué las manos de los bolsillos y saqué el teléfono móvil.

- Ya se que no quieres que nos separemos. – En ningún sentido. – Pero por si pasara… Quiero poder encontrarte. – me separé un poco para encuadrarle con la cámara del móvil y le hice una foto. – Espero que no sea imprescindible que la foto esté en papel. Quizás ni siquiera haga falta si conozco a la persona, pero mejor asegurarme. – sonreí al ver la foto, en la que no había salido especialmente bien al habérsela hecho de improviso, y se la mostré. – No saldrá de aquí. – bromeé antes de guardar el móvil. – Diría que la concentración ayuda. La señora Lagrange me dijo que me concentrara en lo que quería encontrar y lo visualizara. A lo mejor te puede servir a ti también…

La explicación hace que empiece a plantearme cosas, a pensar en distintas posibilidades. Probablemente no sirva de nada, porque todo lo que piense estará basado en leyendas y cuentos que haya oído y que seguro no se corresponderán con la realidad. Me planteo si sería buena idea sentarnos y tratar de dejar la mente en blanco, meditar o algo así, relajarnos y tratar de que nuestra naturaleza salga a la luz por sí misma.

Sin embargo, cuando aún estoy pensando en proponerlo, cuando aún trato de que esa idea tone una forma coherente en mi cabeza, Liz saca su móvil y veo que trata de encuadrarse con la cámara. No se como reaccionar, qué cara poner. No se cómo quiero que me recuerde, que me visualice. Me limito a sonreír, con cara de circunstancia, cuando oigo el sonido de falso obturador del móvil.

No creo que importe si es en papel o en una pantalla. -Especulo- De hecho, puede que ni siquiera sea necesaria la foto. Yo creo que eso sólo es un foco, algo para ayudarte a concentrarte en lo que quieras encontrar. Lo que dice Lagrange me hace pensar que debe ser así, aunque podría estar equivocado. -Miro alrededor, pensando en cómo hacerlo- Podemos sentarnos en la cama, poner musica instrumental tranquila, y tratar de concentrarnos, a ver qué pasa. Tengo algo así en el móvil, creo. Podrías tratar de concentrarte en alguno de los habitantes del castillo que conoces, tratar de visualizarlo, concentrarte en él, a ver si logras ver algo. -Y yo puedo tratar de concentrarme en esas malditas escamas que no se cómo sacar, a ver si de una vez logro hacer que el cambio funcione. Si Liz está en peligro, debo protegerla, y siempre será mejor siendo un escudo duro y resistente que un bulto que se lleve el primer golpe sin más.

No hizo demasiado caso de mi broma y en seguida continuó analizando la situación. Ben también se decantaba por el tema de la concentración y propuso que probara creando un ambiente relajante y tratando de ver a alguno de nuestros compañeros.

No era habitual, al menos por lo que le conocía, verle tan seguro y decidido, tomando las riendas de la situación, pero la verdad es aquella faceta suya me gustaba mucho y siempre conseguía transmitirme seguridad.

Asentí un par de veces ante su proposición, y me senté en la cama mientras sacaba el móvil.

- Yo tengo algo de piano seguro… - comenté mientras buscaba y puse una pista.

https://www.youtube.com/watch?v=vCYk9CRx0g8

Di un par de golpecitos a mi lado sobre la cama, para que él también se sentase.

- Inténtalo tu también, recuerda lo que viste y sentiste, puede que sirva de algo.

Le sonreí antes de cerrar los ojos, tratando de mostrarle mi apoyo, y me dispuse a relajarme con las manos apoyadas en mis rodillas. Decidí pensar en Christopher, atraída por la curiosidad de cuál podría ser su habilidad, y no tardé en visualizarlo en mi mente. Su pelo rizado, su rostro serio, incluso aquella mirada inquietante que ponía a veces. 

Nos disponemos a intentarlo, a tratar de concentrarnos lo suficiente para lograr hacer uso de nuestro poder. Veo a Elizabeth decidida, segura, y eso me alegra. Es siempre tan tímida, tan aparentemente insegura, y eso la hace hermosísima para mí, pero esta nueva seguridad que muestra también me encanta. Todo en ella. No se si será seguridad real o fingida, en realidad. Yo ahora mismo debo parecer muy seguro de mí mismo, y en realidad estoy aterrado. Sólo soy un chaval que ha llevado una vida demasiado normal, y ahora estoy en medio de una especie de guerra, con asaltos, soldados, seres sobrenaturales descontrolados... Tengo miedo. No se lo que tengo que hacer, lo que puedo afrontar. El único motivo por el que parezco seguro es porque hay una cosa que temo mucho más que todo eso. Un temor que me obliga a sobreponerme y rebelarme.

Temo perderte, mi amor.

Da unas palmadas en la cama, a su lado, tras poner música. Me siento ahí y cierro los ojos. Liz me dice que piense en lo que vi y sentí, y me recuerda a las indicaciones del doctor. Visualizo el rostro de Liz a mi lado, tumbados en la cama, hablando de sueños y planes de futuro, esa sensación de calidez compartida. Su rostro tan cerca del mío...

Sin pensarlo, me giro y pongo mi mano en el rostro de Elizabeth, haciendo que se gire hacia mí y besándola en los labios con los ojos cerrados. Un beso largo, lleno de ansiedad, de necesidad, de excitación. Un corto paraíso, el recordatorio de aquello por lo que hago esto, por lo que estoy dispuesto a luchar y a afrontar todo esto. Cuando aparto mis labios, bajo la cabeza, avergonzado por mi arrebato, acariciando el rostro de Liz mientras aparto la mano.

L-lo siento. Necesitaba hacerlo, si no iba a resultarme imposible concentrarme.

Tras la torpe disculpa, vuelvo a apartarme y a tratar de concentrarme en la música. Prefiero olvidar eso de las sensaciones, visualizar esas escamas que vi, concentrarme en eso. En el hormigueo de mi piel, en el tacto sobre ésta, en la imagen de escamas cubriéndome y protegiéndome.

Liz puede ver como Chris esta en una habitaicon que no conoce un espacio bastante amplio y grande, que tiene algunas quemaduras en las paredes y restos por varias zonas, parece que esta practicando un cojuro o algo pero no consigue hacer nada

La imagen de Christopher se disipó de mi mente de inmediato al sentir el tacto de Ben. Hizo que me girase, y cuando apenas acababa de abrir los ojos, sus labios se posaron sobre los míos y volví a cerrarlos. Le seguí en su apresurado y pasional beso, dejando el resto atrás para concentrarme en su boca y en el dueño de esta, la persona a la que siempre quería ver.

Abrí los ojos cuando noté que se separaba, y tras acariciarme el rostro de disculpó agachando la mirada.

- N-no te disculpes. Puedes besarme cuando quieras… - dije apartando la mirada avergonzada, y volví a colocarme como estaba anteriormente.

Puse nuevamente atención en la música y cerré los ojos para retomar el proceso. Esta vez incluso conseguí visualizar a mi objetivo con mayor rapidez. Sí, ahí estaba.

Entonces sucedió. Una habitación bastante amplia que desconocía, pero que debería estar en algún lugar del castillo, y sus paredes llenas de quemaduras y diferentes restos. Parecía estar practicando algún tipo de magia, pero sin demasiado éxito.

Abrí los ojos y comencé a susurrar.

- No, parece que no necesito una fotografía siempre. – sonreí antes de continuar. – No somos los únicos que entrenamos nuestras habilidades, Christopher está en ello también. – me di cuenta de que estaba interrumpiendo a Ben. – Perdona, continúa.

Me acomodé en la cama, recostándome sobre la almohada y apoyada contra la pared, mirando como se concentraba.

Qué guapo está… - aguanté un suspiro – Tiene una sonrisa preciosa, pero así tan serio también me gusta... – me sonrojé sólo de pensar en ello. 

Trato de vaciar la mente, como dicen en las películas de artes marciales y esos rollos espirituales, y pensar únicamente en esas escamas. Trato de recordar la forma que tenían, el color, la textura, pero lo cierto es que no lo recuerdo muy bien. Fue apenas un instante...

De repente, tengo la sensación de estar perdiéndome algo. Un susurro, un murmullo a mi lado, y veo a Liz con los ojos abiertos, satisfecha.

¿Lo lograste? Quiero decir, ¡¡lo lograste!! -Me muestro entusiasmado con sus resultados, orgulloso de ella. Es como me siento, en parte, porque otra parte más oscura me la guardo para mí. Verla lograr controlar su poder me recuerda aún más que yo no lo consigo. Soy un patán, un torpe. ¿Qué pasa si necesito usarlos? ¿Si ella necesita que los use? No, no puedo pensar en eso...- Igual deberías probar algo más difícil aún. ¿Y si espiaras a esa chica que tanto te preocupa? Puede que descubras algo...

Veo cómo se recuesta contra la pared con la almohada. Estoy incomodo aquí sentado, me arranco las zapatillas y me subo a la cama, cruzando las piernas ante mi y poniendo las manos en las rodillas.

Concéntrate, Ben, esto es importante...

Vamos, dicen que es tu naturaleza, tendría que salir natural...

Respira, tranquilo, no pienses en nada.

Liz puede necesitarlo...

¡¡No, no pienses en nada, en nada!!

Centrado en no pensar, en olvidarme de todo, en tratar de no distraerme ni centrarme en nada en particular, lo cierto es que no parece que pase nada.

Eso sí, me está entrando un picor molesto e incesante en la cara, una incomodidad que me exaspera. Tuerzo el morro un par de veces, pero el picor no desaparece. Al contrario, se vuelve más y más molesto, de modo que suspiro y me rindo, llevándome la mano hasta la cara para rascarme.

No soy capaz de concentrarme ni un sólo instan...

¿Pero que es esto?

Cuando trato de rascarme, mis uñas resbalan en algo duro. Abro los ojos, sobresaltado, y me miro la mano. Normal. Me la llevo a la cara. No, esto no es normal. La piel de la cara se ha vuelto dura, rígida, y cuando presiono sobre ella siento un crepitar extraño, una sensación antinatural. ¿Esto es piel, seguro? Parece que sólo haya cambiado la cabeza y el cuello, por lo que puedo palpar...

¡No me mires! -Reacciono mal cuando me doy cuenta de que Liz me está observando, o que puede estarlo, porque ni siquiera me giro a mirarla por puro temor- ¡Tengo que estar horrible!

Me giro de espaldas a ella y salto de la cama, alejándome, sin saber a donde, tocando mi rostro con ambas manos. La nueva piel parece dura, resistente, me pregunto cuánto pero no se cómo comprobarlo. Me acerco al espejo del tocador y observo mi rostro.

No soy el dragón mas guapo del mundo, desde luego. Pero al menos esto debe servirme para poder afrontar posibles peligros con un poco de ventaja.

Joder...

Pensé en seguir el consejo de Ben, pero cuando me recosté no podía dejar de mirarle, así que decidí esperar unos minutos.

Si yo lo he logrado, él también podrá.

Sonreí, esperando que aquella alegría que había mostrado por mí avance también pudiera tenerla por el suyo propio. Sin embargo, el tiempo iba pasando y no sucedía ningún cambio en él. Me descalcé y subí los pies en la cama, dispuesta a volver a concentrarme, cuando me di cuenta de que se llevaba la mano a la cara, y al mirarle, me quedé estupefacta.

¿Ben?

No me dio tiempo a reaccionar. Ben me gritó de pronto, diciéndome que no le mirara, que tenía que estar horrible. Se giró para que no le viera y se levantó de la cama palpando su rostro, para después mirarse en el espejo.

Agaché la cabeza, dejando así de mirarle, dándole de alguna forma la intimidad que parecía necesitar.

- Puedo dejarte solo si quieres, no me importa... - dije encogiendo mis piernas, hasta sujetarme las rodillas con los brazos. – Pero nunca te veré horrible... – dije agachando aún más mi cabeza, apoyando la frente sobre mis brazos, completamente encogida.

En cuanto oigo la voz de Liz, me doy cuenta de que he metido la pata hasta el fondo. Los nervios me han dominado, he dejado que la histeria me hiciera reaccionar de mala manera, y eso ha hecho que ella se sienta mal. Me la quedo mirando un instante, con las manos apoyadas en el tocador, antes de volver a mirar mi monstruoso reflejo en el espejo.

Esto es lo que soy. Un draconiano, una criatura draconil, un dragón. Ayer sonaba muy bien, supongo que porque no pensaba tanto en esta piel escamosa como en la posibilidad de volar. Pero aquí está mi realidad, al menos de momento. Doy alguien que despliega una fea piel de duras escamas para protegerse.

Y necesito hacerlo por ella, así que debo acostumbrarme, sentirme orgulloso.

Ufff... -Suspiro, agachando la cabeza y separándome del tocador y acercándome a la cama de nuevo- Liz, yo... -Me siento junto a ella, con aire de resignación. No me gusta mi aspecto, me avergüenza, pero tengo que acostumbrarme a él. Y ella también, supongo- Lo siento, no termino de acostumbrarme a todo esto, perdóname.

Tomo una de sus manos, suavemente, y con la vista clavada en la colcha me acerco su suave palma a la cara, a esta asquerosa cara de escamas, para que note lo que es. Lo que soy.

No dije nada ante su disculpa, no hasta que sentí que tomaba mi mano y la ponía sobre su nueva piel. Levanté la cabeza despacio, mirando en lo que se había convertido, esta vez con más claridad al encontrarse más cerca de mí y de frente. Dejé aquella mano sobre su rostro, con su mano sujetándola, y estiré mi otro brazo para tocarle. Me senté con las piernas cruzadas para poder situarme más cerca, y deslicé mis dedos por su piel, notando su dureza y su casi inexistente calidez. Recorrí algunas de las escamas con mis dedos, explorando cómo estaba formado este nuevo aspecto.

Mi cara mostró sorpresa durante todo el proceso, ya que en un principio me parecía increíble que de verdad aquel fuera Ben. Sin embargo, tras un rato, incluso conseguí encontrar alguna similitud.

- No tienes que disculparte. – dije retirando mis manos de su rostro. – Es normal que estés descolocado, pero no quiero que pienses que tienes que esconderte de mí. – le cogí de las manos antes de continuar. – Esto es bastante impresionante, no te voy a mentir, si no se tratara de ti ya habría salido corriendo. – dije en un alarde de sinceridad, que no tenía claro si había sido muy acertado. – Pero acabarás acostumbrándote a ello, y yo lo haré contigo... – le sonreí y le solté las manos antes de inclinarme hacia delante y atraparle en un abrazo.

Cierro los ojos mientras noto las manos de Liz por mi piel escamosa. Es extraño, un tacto distinto, un sentido distorsionado y diluido. Se supone que esto debería ser natural, debería ser me familiar. Pero es al contrario, no puedo sentirme mas incómodo. Es como no sentir nada.

Hasta que aparta sus manos y empieza a hablar. Siempre elige tan bien sus palabras... No, no quiero esconderme de ella, es sólo que temo que me rechace. Supongo que es porque lo he vivido antes. Objetivamente, nunca me ha dado motivos para desconfiar de ella. Al contrario, debería avergonzarme de temer eso, tal como se ha portado conmigo.

Agacho la cabeza cuando confiesa que habría salido corriendo de no ser yo. Pero inmediatamente habla de acostumbrarse conmigo y se lanza sobre mí en un abrazo que me sorprende, pero que me doy cuenta que necesitaba. La estrecho entre mis brazos y respiro profundamente, sintiendo un gran alivio. Aunque mi piel sea así, no lo será todo el tiempo, así que realmente me estoy ahogando en un vaso de agua.

Siento un cosquilleo en el rostro. Al principio creo que es el roce del pelo de Liz, pero pronto me doy cuenta de que no es así. Suelto un brazo y me tocó el rostro, notando inmediatamente la diferencia.

Las escamas han desaparecido.

Al detener el abrazo me separé de él, dándome cuenta de que volvía a ser el Ben de siempre, y le di un beso en la mejilla antes de volver a mi posición, sentada frente a él.

- ¿Ha desaparecido sólo? ¿O lo has hecho tú? – pregunté y me quedé pensativa unos segundos. – Debería intentar lo que decías… - me estiré hacia un lado para alcanzar el móvil, que había quedado tirado en mitad de la cama, y detuve la música. – Puede que sea mejor probar sin tanta preparación… O sino... ¡Espera! – dije un tanto entusiasmada, buscando algo en el teléfono ante la atenta mirada de Ben. – Aún no he tenido oportunidad de tocarte nada… ¡Al piano! C-con el piano... – me apresuré a aclarar algo avergonzada. – P-pero tengo algo por aquí… Mmmm, si, esta.

Seleccioné la canción, y añadí algo antes de darle al play.

- Es una cover de una de mis canciones preferidas, no es de las que mejor se me da, pero espero que te guste. Yo intentaré ver que pasa por ahí.

http://https://www.youtube.com/watch?v=AXOlQN1yNH4&feature=youtu.be

Puse la canción y volví a cerrar los ojos, recordando el sueño del primer día, la visión de los soldados rodeándola, la posterior del helicóptero con la ropa ensangrentada. Pronto vi a Rina frente a mí, y me esforcé en ver qué es lo que estaba haciendo ahora.