Partida Rol por web

Una simple palabra. Una simple sonrisa. Un simple gesto. Y me sacude un mareo repentino, no se si fruto del alcohol, la emoción, o vete tú a saber qué. Liz se separa de mí y bebe un último trago antes de darme el vaso, que apuro de un trago rápido antes de llevarlo de nuevo a la barra del mueble bar. Apenas unos pocos pasos, y parece que me cueste caminarlos.

Al girarme de nuevo, veo a Liz encaminarse a la salida tras despedirse. Me invade una momentánea vergüenza, al pensar en qué pueden pensar los presentes al vernos marchar así, pero la verdad es que casi al instante decido que me importa un bledo.

Bueno, eh... Será mejor que me asegure de que llegue a su habitación sana y salva, que va un poco pedo, no como yo... -Digo trastabillando con la mesa y casi cayéndome, acelerando con ello el paso hacia la salida- ¡¡Hasta mañana!!

Y sin más, salgo de la sala recreativa.

Salgo de la sala algo desorientado, mirando a ambos lados sin recordar qué dirección tomar hacia las habitaciones. Aunque lo que realmente me interesa es saber donde se encuentra Elizabeth, algo que descubro en seguida cuando la veo a un lado del pasillo apoyada en la pared, jugando con su pelo y sonriendo en mi dirección.

Ya pensé que te ibas sin mí...

Me acerco a ella a grades pasos, deseoso de tenerla de nuevo entre mis brazos, de moverme a su mismo compás aún sin música con la que bailar. Y sin decir nada más la rodeo la cintura con mis manos y me acerco mucho a su rostro, con una risa nerviosa. No se si es el alcohol, pero sí lo es bendito sea, porque esta noche no pienso detenerme ni avergonzarme, ni tenerle miedo a nada. Quiero estar con ella, y nada me va a parar. Beso sus labios, y olvido todo lo demás.

No hay nada más importante.

No tardé en verle salir y escucharle, y en seguida lo tuve frente a mí, sujetándome por la cintura y con su cara muy cerca de la mía. Se rio, ambos lo hicimos, y terminamos por besarnos.

No quería detenerme, me hubiera perdido en ese beso para siempre, pero no podíamos quedarnos en aquel pasillo. Deslicé mis manos por sus brazos, hasta llegar a sus hombros y empujarle suavemente hasta apartar su boca de la mía.

- En realidad… Pensé en irme sin ti, pero no creo que sea capaz de llegar sola a la habitación. – volvió a escapárseme una risilla. - ¿Haría el favor de llevarme? – sonreí picaramente y le agarré de la mano.

Tiré de él durante algunos metros, riendo y volviendo mi vista hacia atrás para mirarle cada varios pasos. Pero al lanzarle una de estas miradas no pude resistirme más y me detuve para besarle. Un corto beso que me supo a gloria.

-¿Vamos bien por aquí? – pregunté y coloqué mis manos en sus caderas, llevándolo con cuidado hasta la pared y haciendo que apoyara su espalda en esta.

No quiero esperar más…

-No quiero esperar más…  - le susurré y me lancé a su boca con ansia, haciendo míos sus labios mientras me apoyaba con un brazo en la pared, cerca de su cabeza, y me sujetaba a su hombro con la otra mano.

Esto no puede estar pasando.

No puede estar pasando, no puede estar pasando, no puede estar pasando...

Me lo repito, incrédulo, una y otra vez, mientras camino tambaleándome por los pasillos, agarrado a su mano, dejando que me guíe. Observando su hermoso cuerpo con mirada vidriosa y desenfocada, y una sonrisa bobalicona seguramente.

De repente se detiene, se acerca y me besa de nuevo, llevándome hacia la pared. ¿Esperar? Claro que yo tampoco quiero esperar, claro que me abandono a sus besos y caricias. La abrazo mientras nos besamos, mientras le entrego mis labios y ella me entrega los suyos. Y quiero más, no puedo cansarme de esto, de esta sensación. No la de estar borracho, deshinibido y sin miedo, la de tenerla entre mis brazos y no separarme de ella.

Yo tampoco... -Susurro en un instante en que separamos nuestras bocas ansiosas, aún con los ojos entrecerrados. Me da un arrebato y me agacho, cogiéndola con un brazo por detrás de las rodillas mientras la otra se aferra a su espalda bajo los brazos, alzándola en el aire. El gesto me desequilibra, dado mi estado, pero la pared detiene la más que probable caída y me recompongo entre risitas nerviosas.

Yo la llevo a su habitación, señorita. -Bromeo- Aunque espero una buena propina...

Me separo de la pared y empiezo a caminar con Liz en brazos, deseando que el trecho que falta hasta la habitación se termine cuanto antes.

Sentí un ligero mareo cuando Ben me levantó en brazos, pero este no tardó en pasarse. Reí ante su broma y le rodeé con un brazo, alcanzando su cuello, mientras que con mi otra mano acariciaba su cara con bastante torpeza, fruto de mi estado y del movimiento al caminar.

-¿Propina? Me temo que no tengo dólares… - reí, rodeando su cuello también con mi otra mano, sin dejar de mirarle durante todo el trayecto.

Llegamos a la habitación y entramos, momento en el que bajé de sus brazos, tambaleándome al poner los pies sobre el suelo.

-Uyy… – dije ante la posible caída, y tras estabilizarme caminé hacia el armario para coger algo de mi bolsa de viaje. - ¿Serán suficientes cinco libras? – dije sonriendo y moviendo el billete delante mi cara. – Puede cambiarlas en el banco… - sonreí pícara y metí el billete en el bolsillo trasero de mi pantalón, antes de cerrar el armario y dejarme caer sentada sobre la cama. – Gracias por el paseo. – añadí, sacándole la lengua.

El paseo con Liz en brazos se convierte en todo un reto. Con pasos inseguros, debo concentrarme para no irme hacia los lados, algo que no consigo cuando bromea con lo de la propina y me rodea con sus brazos. En ese instante sólo deseo besarla, pero me doy cuenta de que me estoy desviando hacia una pared y desisto de hacerlo de momento. Concentración. Línea recta. Llegar cuanto antes.

Entramos en su habitación y la dejo en el suelo, aunque se tambalea un poco. Yo también estoy algo mareado, estoy deseando tumbarme y que todo deje de dar vueltas. Me echo a reír cuando Liz saca un billete como si fuera a pagarme con él, y cuando se sienta en la cama pienso que si me siento a su lado caeré y no podré levantarme.

No pensaba cobrarte en dinero. -Digo mientras me acerco y me agacho frente a ella, dejando mi cara justo frente a la suya- Pensaba más en... algo como esto.

Y le doy un corto beso en los labios, pero al apartarme siento tanta necesidad que vuelvo a besarla, esta vez de forma más pausada, apoyando las manos en sus piernas.

De repente me doy cuenta de que en esta posición me estoy tambaleando, así que me aparto antes de caer sobre ella o algo así.

D-debería ir a cambiarme...

Tras sentarme, Ben se acercó a mí, agachándose y colocando su cara justo frente a la mía. No podía dejar de sonreír, menos aún cuando escuché de su boca que quería otro tipo de pago. Entonces me dio un corto beso, que por suerte retomó segundos después, cuando pensaba que iba a apartarse. Esta vez nos extendimos más, mientras notaba la presión de sus manos sobre mis muslos, sujetándose.

Me gusta, me gusta mucho… Más que eso…

Se separó de repente, diciéndome que debería cambiarse.

¿Ahora?

-C-como quieras... Te espero aquí. – dije, poniéndome en pie y apretando su mano a modo de despedida antes de coger el pijama del armario.

Una vez salió me dirigí al baño, mirándome al espejo en primer lugar.

Meterme el billete en el bolsillo trasero del pantalón… Menuda forma de insinuarme…

Me lavé la cara y me desvestí frente al espejo, poniéndome el pijama a continuación. Miré mi aspecto general, arreglando un poco mi pelo, pero no me resultaba convincente.

¿Cómo le voy a gustar así?

Desabroché un par de botones de la camisa del pijama, dejando que asomara algo el escote. Me miré en el espejo, para a continuación mirar hacia abajo para ver mi pecho. Repetí esto varias veces, no del todo convencida. Recoloqué el sujetador y me incliné hacia delante, para comprobar en el espejo que no se viera demasiado, el escote no dejaba ver mucho más allá del inicio del sujetador.

Me sentí algo avergonzada al verme en aquella situación, tratando de gustarle de aquella forma, pensando en lo que quería hacer con él; pero en seguida reí, pensando en que aquello no tenía importancia.

Salí del baño, aún visiblemente ruborizada por el alcohol, y me tumbé sobre la cama a esperarle.

Nos despedimos con un gesto, apretando nuestras manos mientras nos separamos. Abro la puerta de la habitación maldiciendo mi ocurrencia. ¿Qué más da el maldito pijama? Recortó los metros que separan su cuarto del mío a grandes zancadas, aunque cuando llego a la puerta me arrepiento, porque noto que la cabeza le da vueltas. Aún así, entro y camino como puedo hasta mi armario, sacando el pijama y tirándolo sobre la cama. Me quito la camiseta y la dejo caer, arrancándome las deportivas con los pies. Me bajo los pantalones con prisa, y al levantar un pie para sacarlo, pierdo el equilibrio. Doy hasta tres saltos a la pata coja tratando de recuperar la verticalidad, pero termino cayendo al suelo.

¡Mierda!

Bueno, casi es lo mejor, del suelo no puedo caerme, así que me quedo tendido hasta quitarme los pantalones y solo entonces me acerco a la cama y cojo el pijama para ponérmelo, sentado sobre ella.

Salgo de mi habitación descalzo, y me dirijo a... Espera, estoy yendo en dirección contraria. Me giro, desorientado, y ahora sí me dirijo a la habitación de Liz. Entro sin llamar.

Cariiiiiiño... Ya estoy en caaaaasa... -Bromeo al entrar, con aire risueño- Menudo guarrazo me he dado al cambiarme, jeje. -Me acerco a ella y no puedo evitar fijarme en que lleva un par de botones del pijama abiertos, y se le ve un poco el sujetador- ¿Por donde íbamos? Ah, sí, tenías un billete para mí en algún bolsillo... -Me acerco mucho más, sin preocupaciones, totalmente desinhibido, rodeando sus caderas y pegando mi cuerpo al suyo- Si no recuerdo mal, estaba por aquí atrás... -Y con los ojos vidriosos tratando de enfocar los suyos lo mejor posible, deslizo mis manos a la parte trasera de su pantalón. Ya se que el pijama no tiene bolsillos y que el billete está en sus vaqueros, pero...

Ni siquiera me di cuenta de que Ben había entrado a la habitación, no hasta que le escuché anunciar su llegada con voz cantarina. Me levanté rápidamente, mientras me contaba que había tenido un pequeño percance al cambiarse, y para cuando estaba completamente erguida ya le tenía frente a mí.

Sin más preámbulo que el de bromear acerca de la propina, se acercó mucho más a mí, rodeando mis caderas y pegando nuestros cuerpos. Comenzó a fingir que buscaba el billete, llevando sus manos hacia la parte de atrás de mi pantalón, pero cuando apenas lo había rozado sujeté sus manos.

-Si no recuerdo mal, - comencé, parafraseándole – , no estaba interesado en ese tipo de propina. – dije, sin poder evitar que al final se me escape una risa.

Separé sus manos de mí, escapándome de su alcance hacia atrás, quedando al borde de la cama.

-Además, ya se la ha cobrado antes, ¿No? Deberíamos dormir… - reí y me giré para abrir la cama.

Me echo a reír cuando me agarra las manos para apartarme, de hecho me cuesta bastante no reírme en mi estado, incluso cuando la cabeza me da vueltas y hasta me cuesta enfocar la cara de Liz.

¿Dormir? -Pregunto mientras me acerco a ella por detrás, pasando mis brazos bajo los suyos y uniendo mis manos a la altura de su vientre. Mi rostro se pega al costado del suyo, muy cerca de su oído pero luchando por abrirse paso entre su pelo- ¿Seguro que quieres dormir? -Le pregunto con aire provocativo, dándole un beso corto en el cuello, justo bajo su oreja, para seguir besándola un poco más abajo...

No tardé en tenerle tras de mí, que era lo que buscaba, o quizás algo más. Me rodeó con sus brazos, pasándolos bajo los míos, y su boca se abrió paso entre mi pelo, para susurrarme de aquella forma tan excitante.

Claro que no quiero dormir…

Se me escapó una risa nerviosa y aparté mi pelo, dejándole vía libre para que continuara con sus besos; pero pronto aquello me supo a poco. Me agaché y apoyé una rodilla en la cama, para después hacer lo mismo con la otra, y avancé a cuatro patas sobre la cama, de forma bastante torpe, llegando incluso a estar a punto de caer sobre esta.

-Esperemos a que se me pase un poco el mareo.- dije, casi riéndome, mientras me sentaba en el centro de la cama con las piernas cruzadas, y me reclinaba ligeramente, apoyando los brazos tras de mí. - Si quieres, claro... - sonreí pícara.

Contemplo cómo Liz gatea por la cama, parpadeando un poco mientras trato de enfocar. Estoy un poco mareado, como ausente, con la cabeza como en una atracción de feria. De hecho, lo que realmente me resulta complicado es permanecer quieto. Es como si toda la habitación se empeñara en moverse y hacerme tambalear.

Yo también estoy mareado... -Confieso, antes de saltar sobre la cama, aterrizando junto a Liz, que está sentada- Pero no quiero que se me pase.

Es la verdad, estoy borracho pero me siento bien, estoy eufórico, desinhibido, contengo, no quiero que esto se me pase, quiero, quiero...

Quiero besarte...

Lo digo como si tal cosa, tumbado junto a ella, sin pensar, mirando a un techo que no para de moverse.

Quiero besarte una y otra vez, y no parar...

Y eso no es fruto del alcohol, sí lo es el ser capaz de decirlo tan abiertamente.

Poco voy a poder esperar, te lo advierto, jeje.

Escuchó a Kurt con una sonrisa más suave, atenta. Encarnó una ceja ante el relato de la cena.

-Vaya, así que con espectaculo ¿eh?- dejó el arco en su regazo y se colocó el pelo detrás de las orejas, suspirando- Tengo la impresión de que Ben desde que está aquí cada vez está más a la defensiva... y Rina y Makoto no están pasando un buen momento, desde luego... Vi cómo llegó Mako, y de hecho, estaba cubierto de su propia sangre y le faltaba un brazo... obra de Rina-explicó con una mueca, recordando la escena dantesca. La primera vez que conoció a Rina casi los ataca, presa de su propio poder sin control. 

No era algo que quisiera volver a pasar. Asintió ante la pregunta del alemán.

-Sí... mi rutina en casa siempre ha sido tocar, en casa o en el conservatorio. Necesitaba un momento para distraerme y relajarme un poco. Ha sido un día movidito, y...-pareció que un leve rubor le cubría las mejillas, muy suave-...bueno, la verdad es que un poco sí que echo de menos mi hogar, mi familia... ésto es tan excitante como desconcertante-intentó explicarse. Carraspeó, algo avergonzada por una tontería como reconocer que echaba de menos su hogar, y se pasó la mano por el pelo echándolo atrás-¿Alguna petición? Yo estaba con Metallica, pero quizás prefieras algo más tranquilo-.

No pude evitar que una sensación de felicidad me invadiera al ver como sonreía y se sonrojaba, las chicas con la piel tan clara y ruborizadas, siempre parecen en cierta forma frágiles e inocentes, y el oírla hablar como añoraba su hogar solo hacía que reforzar esa visión.

-Por favor, sorpréndeme.-Contesté respecto a la petición-Se a que te refieres-Me volví a recolocar con mis brazos cruzados tras mi cabeza mirando al techo-Cuando volvimos al castillo lo primero que hice fue ir a mi habitación y tocar mi bajo.-Entonces sonreí sin razón por lo que acababa de pensar-Que no "mis bajos" ¡eh!-y  ya no pude evitar echarme a reír.

-Yo por mi parte, extraño más que nada mi grupo, allí tengo un grupo de punk-rock donde cada dos días ensayábamos, y se hace raro el no hacerlo. Son buenos momentos que uno se pierde...-suspiré-Pero bueno, aquí estamos y hay que aceptarlo.-Me giré de nuevo hacia ella-¿No crees? Habrá que aprovechar y sernos de buena compañía.-Terminé sonriendo y cerrando los ojos, ruborizándome levemente, al final había terminado diciendo yo también algo vergonzoso.

Lia rió sonoramente ante la broma del bajo de Kurt.

-¡Te entendí, tranquilo!-exclamó antes de volver a soltar una carcajada. Aquello hizo que el ambiente fuera aún más relajado y que no se sintiera tan avergonzada. Asintió ante la confesión de Kurt, comprendiéndole muy bien-¿Punk rock, eh? Sí... te pega-comentó removiéndose en su asiento.

Acarició el mástil. Ella hasta ése momento no había dedicado unos minutos a tocar, y ahora que lo hacía, era con felicidad. Se aclaró la garganta.

-Así que Ben es un dragón... ¿Y el resto?-preguntó con curiosidad mientras afinaba una cuerda que no parecía estar en su tono-¿Y tu?-sonrió, mirándole fijamente mientras él estaba ahí tirado. Así tenía algo de márgen para recordar otra canción.

-Supongo que gracias-respondí cuando dijo que me pegaba.

Pues a ver...-empecé a hacer memoria, visualizando a cada uno-Según se, Ben es una especie de dragón, Makoto es algo malo según nos dijo igual que la Kitsune, pero desprende humo negro y desaparece con el...eso es lo que pasó en el comedor también. Y bueno, los que ya se saben, Chris es flash y Himiko un vampiro. Las gemelas aun no saben que son...y yo, realmente tampoco, mañana saldré fuera a probar mi poder, estás invitada a descubrirlo junto a mi, no se que tal será...ahora...¿y tu?

Un con mi mano, me tapé un pequeño bostezo que se me escapó.

Rio cuando oyó que Chris era Flash.

-Chris es algo así como un invocador...pero ignoro porqué las hermanas lo llaman flash-aportó. Se colocó en posición en pocos segundos y respiró profundamente.

Tocaba lentamente, de modo que aunque no separó la vista de sus manos podía hablar sin dificultad.

-Yo lo descubrí hoy. Visité la biblioteca para saber algo más...bueno, de mí-hablaba suave y con calma, sin querer estorbar la propia canción-Soy una Sílfide. Una criatura del aire, al parecer. Por ahora sé que puedo flotar un poco... y hacer los mismo con otras cosas... quizás no impresiona tanto como un dragón, pero ya es más de lo que era antes de venir aquí-reflexionó, levantando la mirada y mirándole-¿Mañana? Me pasaré entonces a ver que tal te va...-.

Viéndole bostezar sintió como un poco más de cansancio le sobrevenía.

-Oh, vaya-y reí junto a ella por lo de Chris pro luego empezó a tocar y empecé a escuchar en silencio más retomó sus palabras y empezó a hablar cobre su poder y de que era una Sílfide.

-Vaya, bueno, de momento es más interesante que lo que yo he hecho, atraer espíritus puede ser interesante, es lo único que he llegado a hacer.-Intentaba hablas suave para no interrumpir mucho su música-Y...¡¿volar?! puede que ahora solo flotes, pero...volar es algo increíble, cuando puedas ya me harás flotara mi también ¡eh!-La tranquila música a aquellas horas y con el cansancio acumulado empezaba entrar en mi, apoyé la cabeza en el sofá, dejando mi cuerpo relajado-La verdad, tocas muy bien-dije mientras cerraba los ojos-Es tan relajante...

Se sintió halagada cuando Kurt pareció tan entusiasmado. Ella se había sentido igual la primera vez que lo logró, y tenía muchas ganas de ver hasta dónde podía llegar... y sus habilidades.

-Te doy mi palabra...-se comprometió ante la petición de hacerle volar. Aunque de hecho ahí tirado ya parecía dormirse y empezar a volar en sueños por sí mismo. No quiso molestarle con más conversación, se le veía tan relajado... incluso parecía contagioso. Siguió tocando hasta que se agotó la canción.

Se incorporó y vio a Kurt tendido, respirando tranquilo. No supo si estaba durmiendo o sólo descansaba, así que con cuidado se levantó y guardó el cello y arco en su funda. A cambio, sacó una partitura que había estado practicando la mañana que subió al helicóptero. Apartó el cello y se tumbó a leer la partitura un rato. 

Tras los tres primeros pentagramas sintió que los ojos le pesaban y las notas se volvían algo borrosas. Murmuró algo pero no llegó a decir nada y se quedó dormida, con la partitura en su pecho.

Tras dejar que Gula entre, la sigo a mi habitación y cierro la puerta tras de mí. El cuervo y el perro ya me acompañan, los hice desaparecer en el comedor. Si están extrayéndome fuerzas o algo, prefiero que no lo hagan ahora.

La habitación está razonablemente ordenada. Hay algún envoltorio de albal que no he guardado, de los que dejé fuera por si me entraba hambre por la noche. Posiblemente tengan embutido dentro. Por lo demás, la habitación está bastante ordenada.

-Bueno, ponte cómoda.-digo al entrar. No soy el tipo de persona que se abre fácilmente a la gente, así que a veces cosas sencillas me cuestan un poco, pero creo que Gula merece una conversación aparte. Y como no me gusta alargar las cosas, lo suelto sin más.-Yo voy a ir.-brusco y directo, pero efectivo. Tampoco creo que hagan falta más explicaciones.-Ya lo he dejado todo atado aquí, o casi todo.-hago una pausa para mirarla y observar su reacción.-Quisiera saber lo que has decidido tú.-concluyo tras unos segundos, mirándola a los ojos.