Partida Rol por web

Góblop se mantenía en sus trece, malhumorado por el estado de la torre desde la marcha del amo Rudesindus. Subido al primer escalon del rellano principal acometió a gritos contra cualquier lutín que pudiera oirlo. Pero ajeno a lo que le rodeaba no logró comprender el peligro que se cernía sobre él.

Como un tornado de locura la alfombra voladora se estrelló contra las espaldas de Góblop que cayó de bruces contra el suelo soltando su preciado tesoro: la Campana de la Llamada que empezó a rodar, solitaria, por el rellano principal de la torre. Tras el golpe los lutines que iban encima suyo, e incluso el gato Lucifer, saltaron por los aires y dispersándose por la sala.

-¡Auch! ¡Huy! ¡Au! - se queja al mismo ritmo que rueda y rebota por el suelo, "apreciando" con sus amados huesos las irregularidades del embaldosado de piedra.

Ahora sí que va a estar cabreado el gato. Ahora, sí. - piensa en cosas que pueden doler más para no dejarse vencer por el aturdimiento.

Tentado en un principio de abalanzarse sobre la campana, decide, sin embargo, tratar de reptar bajo la alfombra y esconderse de Lucifer.

-¡GUIRAPAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! Gritó Trolop tras el golpe, al salir despedido por los aires junto a sus compañeros. Vio pasar la campana a su lado, a Karabás, al gato lanzando zarpazos en todas direcciones y con los pelos erizados a causa del repentino vuelo, y el resto lo dedujo ya que dio la vuelta en medio del aire y perdió de vista  a los que faltaban por pasar. En su lugar, las baldosas del suelo aparecieron en su ángulo de visión, moviéndose a gran velocidad y acercándose en la misma proporción. Agitó los brazos para lograr alguna postura de caída y terminó aterrizando de culo, dando varios botes antes de detenerse.

Trolop se quedó en silencio un momento y luego dijo emocionado:

-¡Otra vez! ¡Otra vez!

El gato, algo sorprendido, desapareció tras alguna puerta cuando un prolongado dong llamó la atención de todos los lutines: la Campana de la Llamada estaba sola en el medio de la habitación y Góblop su portador, inconsciente en la escalera hacia el primer piso.

-Viva, nos hemos librado del gato por un rato. Tobías, me parece bien lo del cuadro, así podemos hacer el resto de las cosas. Si nos sobre tiempo, podemos volver a buscar algo más bonito- digo.

Doy saltitos alrededor del pesado de Goblop.

-¿No deberíamos llevarlo a un sitio en el que no se lo coman? ¿Habeis terminado todas las tareas?- pregunto a mis compis.

Tras levantarme gruñedo por el golpe, me sacudo un poco el polvo, y comento- No se lo vá a comer nadie. Soy experto en eso de cocinar, y los lutines no tienen buen sabor. Además, es demasiado grande para que el gato lo intente. Deberíamos de dejarlo en algún lugar hasta que despierte, mejor que aquí tirado...

Aunque, antes, deberíamos de ir a por el grano... ¿Tan difícil es cargar un saco de grano?. -Pregunto, ya cabreado. Demasiados rodeos para coger un saco de grano. Lo único que hemos hecho, ha sido lo que predije, perder el tiempo...

-¿Las tareas? Estamos en ello. - una voz chillona suena amortiguada por la gruesa capa de lana - ¿Y vosotros? ¿Cómo os ha ido?

La peluda y ratonilmente decorada cabeza de Karabás asoma de debajo de la alfombra ahora que el peligro ha pasado. La sonrisa que le dedica a Pirita es radiante y algo bobalicona. Aun parece algo aturdido por la caída.

-Eres un gruñón, pero tienes razón. - le replica luego a Condemorl.

¡Hombre! ¡Un pareado!

-Suficientes emociones. Está visto que la alfombra solo se hace caso a si misma. Plutsky, tú que pareces experto en eso, sigo pensando que una polea y un cubo... - parlotea sobre su idea mientras se sacude el polvo y camina en dirección a la sala del diezmo, donde supone que está el grano, prestando escasa atención al portador de la campana.

-Ggggggghhhhhggggggghh....-murmura dolorido tirado en el suelo. Empieza a estar harto de cosas peludas, sean gatos o alfombras. Se levanta despacito y se queda mirando a Goblop, y a la campana. - Vaya, otro que ha caído por meterse en medio. Lo podemos apoyar en la pared, y echarle un poco de agua para que despierte, pero qué hacemos con la campana?-pregunta con cara inocente. Mientras tanto se prepara para salpicarlo.

-Por cierto, tanto grano, tanto grano... no teníamos que ir también a la biblioteca?

-¡Weeee! ¡Al carajo con el grano! ¡Vamos a montarnos otra vez en la alfombra! Gritó Trolop correteando alrededor de Pirita, Karabás, Chim y los demás. A no... espera. Frenó en seco. A ver si nos vamos a quedar sin premio por no obedecer....

Trolop se quedó pensativo, intentando decidir si sería conveniente dejar la tarea por hacer y seguir haciendo el gamberro volando co nla alfombra por la torre. Finalmente decidió que era mejor hacer caso a sus compañeros.

-Bueno venga. Pero sigo pensando que con la alfombra lo hariamos en un pis-pas. Dijo refunfuñado, al ver que el grupo no estaba por la labor de continuar con el plan de usar la alfombra para transportar el grano.

-Nosotros hemos terminado con el encargo del Amo, pero aún quedan las tareas diarias- digo con gesto de fastidio.

-La campana la teneis que dejar al lado de Goblop para cuando despierte. ¿Lo metemos en el baúl si no despierta con el agua? Seguro que allí estará tranquilito. Como veo que ya sois muchos ocupándoos de él, yo voy a ir a hacer mis tareas. Nos vemos...- me despido.

Dejo a mis compis para hacer mi siguiente tarea, encender la chimenea.

Chim intenta sacude las manos delante de la cara de Goblop, pero no pasa absolutamente nada. Parece que lo esté abanicando con las manos y al final se frustra y empieza a darle cachetes y sacudirlo, por si acaso. De reojo ve cómo se va Pirita.-Maldita sea, la única que parece tomarse el trabajo en serio... Depierta, maldito!!

-¡Será posible! Maldijo Trolop ¡La chica esta ya ha terminado con la tarea y va a por la siguiente! Menuda acaparadora. Y de mientras nosotros aquí aburriéndonos, cuando poriamos estar ya volando con el grano hacia lo alto de la torre subidos en la alfombra. ¡Ala! Vamos a por el grano, si vamos a tener que cargarlo, que sea cuanto antes.

Trolop se encaminó rumbo a la pitanza de los cuervos, se giró antes de continuar y le dijo miró al ¿Pobre? Goblop.

-¿Y si nos levamos la campana con nosotros para darle un susto? Jejejeje. Una picarona sonrisa apareció en su rostro.

Mientras sus compañeros aportaban una idea tras otra, Tobías permanecía tumbado al borde de la alfombra... ¡De repente se levanta de un salto! y chilla...

"EEEEEEYYYYYYY ESCUCHADME, TENGO UN PLAN MAESTROOOO!-Cruza los brazos y levanta la ceja haciéndose el interesante y empieza a andar hacia un lado y hacia otro- Lo que tenemos que hacer con Goblob es un poco de lo que habéis dicho todos, primero quitarle la campana y ponerla a buen recaudo, luego meterle en el baul, y luego salpicarle con agua. Cuando despierte le decimos que no le devolvemos la campana hasta que haga todas nuestras tareas y nos de algo de comer, por ejemplo unas galletitas saladas, y así, como segurísimo que no querría sufrir la ira del amo por haber perdido la campana, ni la verguenza de que unos pequeños lutines se la hayan arrebatado ¡todo resuelto! ¿Qué os parece?"

-Que Goblob tiene pinta de ser vengativo. Y vamos a tener que pasar mucho tiempo con él... - observa prudente. - ¡Dejémoslo ahí y empecemos a subir el grano! Si hacemos una cadena entre todos, lo haremos más rápido. Y luego, hacemos la última tarea todos juntos. ¡Coser y cantar!

Tobías saca la lengua burlonamente...

"Brurrrrrrrrrrrrrrrprrruuuufffrrrrr, ¡ya salió el niño bueno!"

-Seguro que el amo quiere que su invitado esté calentito y que la sala sea un lugar confortable. Eso quiere el amo. El amo cuida muy bien de sus invitados... excepto el mago aquel que intentó robarle nosequé, y terminó saliendo por la ventana, camino del estómago del monstruo del foso- pienso mientras arreglo todo para que quede bonito.

Pongo los leños en la chimenea, me limpio las manos, y voilá, fuego. ^^