Partida Rol por web

Templario se quedó quieto y apuntó al superhéroe cableado. Los sensores de la armadura calibraron bien el disparo y le recompensaron impactando. Pero otra vez le pasaba lo mismo. Por más que hacía fluir energía a su arma integrada, era como si fuera una linterna a la hora de disparar. Había acabado usando las funciones para curar a sus compañeros, así era mucho más útil. 

—¡Vamos! Esos golpes le han dolido, sólo hay que seguir quitándole cables hasta que palme. ¡Eh Champion! ¿No te dicen siempre alguna chorrada y luego lo de champion al final? ¿No lo pensaste antes de ponerte el nombre... Champion?

En la boca de Templario sonaba como un insulto. 

A pesar del certero impacto de Templario, un tiro realmente difícil de conseguir, la dureza del antiguo héroe seguía siendo complicada de sobrepasar.  El rayo de energía rebotó sin causar ni un rasguño.

Champion se quedó mirando extrañado al omega acorazado,  pero si le molestaron sus palabras no dio muestras de ello.

En cuanto se soltó, aquel superhéroe reconvertido se fue a golpear a Roxanne, pero nuestra chica estaba más que dispuesta a oponer resistencia. 

- ¡Dale fuerte! - Pensé mientras veía la escena divertida. 

Claro que mientras Templario era el siguiente en tratar de entretener al grandullón, yo me dispuse a volver a intentar agarrarlo, que por la cara que me había puesto hacía un rato, esa de querer arrancarme hasta las orejas, yo juraría que le había gustado. 

En cuanto Champion se elevó, para alejarse cobardemente del combate con Roxanne y los dos gusanos, estos sacaron ambos sendas pistolas a una velocidad de vértigo y repartieron plomo contra su enemigo. Mas los impactos rebotaron contra la piel del dron, como si estos fueran bolas de papel lanzadas por un niño con su cerbatana. Aunque no todos, uno pareció impactarle y atravesar su armadura.

– ¡Mierda! Sera mamón. Como aguanta el hijo de puta.

Videshee trató de agarrar una vez más al drone de Champion, pero en esta ocasión parecía estar preparado y no lo consiguó.

No obstante el team-worm empezó a disparar como si fueran unos posesos. La salva de disparos rebotaron en su mayoría contra la dura piel del antiguo héroe. Excepto uno de ellos. Al parecer dio en algún lugar importante, ya que pareció doblarse de dolor y quedar aturdido.

Lo malo es que Roxanne no podía alcanzar a su enemigo desde donde estaba. Al menos no con sus garras, que era lo más mortífero que tenía.

Al final el mamón había logrado salirse con la suya y escapar, de forma que Roxanne se quedaba sin opciones. Se planteó el meterle un tiro en la pierna, pero las armas de fuego le resultaban aburridas y sin personalidad, más propias de los que temían los enfrentamientos cara a cara. 

-¡Eh, hijo de puta! ¿Tienes miedo o qué coño te pasa? Eres un puto campeón de mierda y te da miedo que te pegue una tía.  ¡Baja si tienes huevos! 

Aun así, era mejor opción pegarle un tiro a ese mamonazo que quedarse quieta sin más, así que sacó el rifle que les regaló destrucción por ser tan buenos villanos y disparó. Si es que se le daba bien todo, joder. 

Despues de haber visto a Templario y Worm como disparaban con pistolas y rifles, Roxanne decidió hacer lo mismo. Y lo cierto es que no se le daba mal.
El aturdido Champion recibió otro impacto que le arrancó nuevos trozos de metal que le recubrían. En verdad parecía en las últimas.

Cerca del grupo de Omegas la gente se empezaba a acercar de nuevo. Había más periodistas que estaban grabando toda la escena. Sin duda aquello pasaría a la posteridad.

—¡Buen disparo, garritas! —no sabía que la mujer podía disparar, pero era normal porque siempre se dedicaba a despedazar a sus enemigos. 

Templario volvió a apuntar y disparar, con ganas de terminar con el maldito champion. Pero su indestructible piel hacía que los disparos de su arma integrada se quedaran cortos a la hora de hacerle daño. 

—Bah, os lo dejo a vosotros. 

Un disparo sonó a su derecha y Worm vio como el supercapullo volvía a encogerse de dolor. No pudo resistir sonreír debajo de su máscara, satisfecho por el buen ojo de su compañera. Roxanne era una caja de sorpresas.

El gusano miro a su clon y ambos acordaron mentalmente aprovechar la ocasión y llenar de agujeros al Champion. Pensado y hecho, empezaron a disparar en dirección a su enemigo. En honor a los dos villanos gemelos, hay que decir que no fallaron ni uno solo de los disparos, pero la piel del cadronazo aquel era demasiado dura como para que los proyectiles lo atravesaran a esa distancia.

Desde luego Rox se demostraba a sí misma que valía para absolutamente todo. ¿Un striptease? Lo hacía. ¿Despellejar a un enemigo con sus garras? Hecho. ¿Disparar a un hijo de puta que se hacía el listo volando? ¡Por supuesto que sí! No había límites para ella. 

-¿Otra vez tenemos que hacerlo las mujeres del equipo? En fin. 

Seguida de esa expresión,  la mujer disparó con precisión hacia su adversario mientras esperaba que ese último disparo lo hiciera bajar para reventarlo de una vez por todas. Pium pium- se echó a reír al ver que había acertado. 

Roxanne parecía haberle cogido el gusto a eso de los rifles, ya que volvió a apuntar en el mismo lugar que la vez anterior y le dio de nuevo. Ablandado como estaba del impacto anterior, en esta ocasión penetró mucho más. Tanto que salió por el otro lado.

Champion aún se quedó volando unos instantes como si no se hubiera enterado de que estaba muerto. Algo pareció brillar en sus ojos y luego miró a la joven que le había matado. Estaba lejos y no pudo oir lo que decía, pero sus labios parecían haber querido decir "gracias".

Después de aquello cayó al suelo. En esta ocasión no hubo ningún estruendo ni explosión. Simplemente el sonido de algo duro chocar contra la tierra. Apenas levantó algo de polvo.

La escena quedó en silencio mientras la gente, periodistas en su mayoría pero también muchos civiles, se acercaba hasta el grupo de Omegas.

¿Quienes son?

Nos han salvado.

Tiene que ser uno de los grupos que decía Destrucción que estaban peleando contra la invasión.

¿Mami ha acabado todo ya?

El murmullo iba creciendo.

Muy a mi pesar, porque nuestro "jefe" era un gilipollas por muy bien que le cayera al piloto, me puse a buscar su cuerpo por ahí, esperando que aún siguiera vivo después de la pelea. La verdad es que ahora con eso de que nos había dado el mérito antes se había ganado un punto y bueno, el hecho de que el piloto hubiera pedido que protegiéramos a su señor me hacía cumplir con ello. 

- ¿Alguien sabe por dónde ha caído Destrucción? 

Ignoré a toda aquella gente que estaba preguntando si aquello había terminado. Seguro que en aquel momento ni siquiera tenía buenos pelos como para que me grabaran las cámaras. 

- Creo que "me duelo" un poco al moverme...

Sí, no estaba demasiado acostumbrada a recibir heridas, pero bueno, a estas alturas de la vida, sabía que había cosas que dolían bastante más que un agujero nuevo en el cuerpo. 

Ni Gusanito ni Templario conseguían atravesar la armadura del Supercapullo... pero entonces Roxy pilló el subfusil, o el fusil, o lo que fuera... apuntó sin tener puta idea, porque se notaba que no era precisamente habilidosa con ellos... 

Y le metió un disparo que le pasó de parte a parte. 

—¡Hasta luego, Champion! —exclamó Templario— Buen tiro, Garritas —felicitó sonriendo. Había sido un disparo increíble. 

Los periodistas se acercaban, Templario pensó en hacer un buen discurso, pero Vid estaba herida, y buscaba a Destrucción. Sí que le había gustado el pilotito... 

—Ni idea, pero tú espera, rubia —Templario se acercó volando a ella mientras giraba la cabeza— rematad al Champion —rogó a los otros dos, que igual se regenera o alguna mierda así. 

—Te ha herido ese Gilipollas volador, deja al tito Templario... —pulsó los botones de un panel de la armadura— Cada vez se me da mejor esta cosa... ¡RAYO SANADOR! —dijo tras pulsar los botones que pensaba que eran. Un rayo azul se proyectó del chisme y fue cerrando la herida de la rubia. 

—¿Te sientes mejor? Ni siquiera te deja cicatriz. Siempre quise ser médico, cirujano o algo. De esos que se tiran a las enfermeras buenorras. 

El disparo de Roxanne fue simplemente perfecto. Tal qué el clon y Worm se miraron con sorpresa y decidieron volver a guardar sus pistolas en las fundas. Aquella mujer les había demostrado saber hacer daño. Los métodos parecían ser secundarios, ella era la clara exterminadora del grupo.

Cuando Templario les pidió que uno de ellos se encargara de acabar por si acaso con Champion, Worm ya estaba en marcha en dirección hacia donde había caído el supergilipollas. Para que no quedaran dudas de ello, se giró para decírselo a la tigresa.

– Ya nos encargamos nosotros, Roxi. Tú explícales a esos tipos quienes somos, para que empiecen a preparar las estatuas y traernos ofrendas, que se te da mejor hablar.

– O, si no se te da mejor hablar, al menos seguro que sabrás con esas garras convencerles mejor que yo –concluyó para sí.

El clon y Worm llegaron por fin donde estaba el cuerpo del héroe caído y entre ambos descargaron toda la munición que tenían hasta que la cabeza de Champion, antes bien peinada y digna de rellenar la portada de la revista Time, se quedo convertida en una vulva viscosa e irreconocible.

– ¡Hala! ¡Hecho! ¿Tengo que acabar con alguno más?

¡Joder, sí! Soy lo puto mejor- dijo la mujer al ver que su enemigo caía derribado. Acababa de enviar a uno de los seres más poderosos al otro barrio, y para sus adentros pensaría que todo el trabajo lo había hecho solita, aunque podía darle crédito a Videshee por paralizarlo.  Casi le había dado pena al ver que le daba las gracias por acabar con su vida, lo que dejaba claro que esos cabrones le habían hecho algo.

-Gracias, gracias. Creo que queda claro quién es la encargada de la justicia mundial a partir de ahora.

La gente empezó a preguntar cosas a su alrededor, y no había cosa que le diera más pereza a ella que hablar con imbéciles. ¿Si me cargo a alguno se marcharán todos?- se preguntó, pero en ese momento oyó a Videshee decir algo sobre Destrucción- Quedó por allí más o menos- respondió, señalando la dirección en la que lo había dejado a su suerte.

Wormy se pidió la parte divertida, que era rematar al malo, y a ella le tocaba dar la cara. Entiendo que soy la más guapa del grupo, pero aun así es innecesario.  Bueno, ¿dónde está mi cámara?- preguntó, alzando la voz.

-No lo repetiré ni aceptaré preguntas. Mi nombre es Roxanne y soy una de los cuatro miembros de élite encargados de salvaros el culo al mundo entero.  El resto son Templi, Wormy y Videshee. Sonrió.

-Eso sí, las cosas a partir de ahora van a ser un poco diferentes. Todos los cabrones que hayan colaborado de cualquier forma con los V’Sori van a sufrir un destino peor que Champion porque me sale del coño. Y todos los héroes que se crean alguien para pararnos, que lo intenten.  Nuestro objetivo, a partir de ahora, es hacer lo que nos dé la puta gana. No hace falta que nos deis inmunidad diplomática porque no tenéis a nadie para pararnos los pies.  En fin… ¿preguntas?- alzó el rifle- Ya os he dicho que no vamos a responder a ninguna.  Idos a tomar por culo o me lío a tiros de nuevo- concluyó. Gran discurso.

Videshee siguió las indicaciones de Roxanne y encontró a Destrucción en un agujero hecho la última vez que cayó. A su lado estaba el cadaver de un reportero al que Worm mató.
Tal y como había visto su compañera, Destrucción no tenía el casco puesto y podía versele la cara. Era el Rey Meros de Atlantis, lo cual explicaba muchas cosas sobre lo que decía el piloto.
Al acercarse a él comprobó que estaba con vida. Muy mal herido por su pelea contra Champion, pero de momento vivía.

Entre Roxy y Worm acabaron de asustar a los civiles y reporteros que había por allí, por lo que se quedaron relativamente solos. Aunque no mucho, pues enseguida empezaron a llegar diferentes naves. La mayoría de aspecto atlante, aunque algunas claramente V'Sori.

De ellas salieron, aparte de soldados atlanteanos, hombres y mujeres de diferentes aspectos. Todos con unos trajes parecidos a los que llevaba el grupo. Sin duda eran otras células Omegas de las que tenía Destrucción. Algunos los pudieron reconocer otros no, pero los que reconocían eran sin duda alguna villanos como ellos. O ex villanos, porque habían ayudado a salvar la Tierra. Todos preguntaban por Destrucción, ya sea para darle noticias o para preguntar qué hacian a continuación.

Al parecer los V'Sori habían huido. Con sus tropas terrestres derrotadas, y parte de su flota también, no podían mantener el control del planeta. Por lo que prefirieron salir por patas.

Ardeen salió con el piloto y se acercaron hasta donde estaba Videshee y Meros. Aunque Ardeen no se acercó demasiado, y miraba a todo el mundo un poco preocupado. Era el único alien que había allí, y no recibía muy buenas miradas.

Al parecer la invasión había acabado. Ahora tocaba reconstruir los hogares.

Templario me curó y le sonreí. 

- Gracias. Creo que me hacía un poco de falta. - Y eso que normalmente yo solía ser la que salía ilesa. Este cabrón al que nos habíamos enfrentado había resultado ser duro de narices. 

Tampoco es que fuera muy difícil adivinar después de lo que había dicho el piloto que quien estaba debajo de la máscara de Destrucción era el rey de los atlantes, por mucho que yo no hubiera sabido quién era exactamente. 

- Te ha dejado hecho un trapo. 

La cosa se empezó a llenar de gente y cuando levanté la cabeza pude ver a muchos atlantes. Claramente venían a ver si su rey seguía vivo o no, pero iba a tener que darles la mala noticia de que seguía vivo todavía. 

El piloto se acercó a donde estaba y lo miré con una sonrisa. 

- Tienes mejor pinta que antes, aunque tampoco mucho. - Bromeaba, porque a pesar de las inyecciones de dudosa reputación, estaba aún un poco abollado. - Tu "señor" sigue vivo, pero le han pateado el culo de lo lindo. 

No podía divertirme más con el mal ajeno que viendo como le habían dado una paliza a este tío. Esperaba que estuviera dolorido una semana. 

Rubita me agradeció la curación. Por eso me gustaba tener a esta gente cerca, eran los únicos amables. 

—Bah, aguantas eso y más. Pero no hay razón para tener dolor. Déjame seguir con las antiguas tradiciones... tenemos que curar a "Destrucción", antes de que se den cuenta de quién es. ¡Que buen plan, el ser un villano y fingir ser el Rey de los merluzos. 

Templario arrancó un trozo de ropa de Vid (de un hombro) e hizo una máscara para el jefe. Al estar en un agujero, pudo ponérsela, y luego curó al pescado. Un poco al menos. Le estaba pillando el truco al tema. 

—Jefe, vienen a buscarle sus súbditos. Pero tiene una máscara y está vivo. Y el Champion zombi murió. 

Cantarina le puso sonrisitas al piloto. Templario se fue con Roxanne, que estaba dando un discurso. 

—¡A cumplir las órdenenes de Roxanne! ¡A matar a los colaboradores! ¡Y luego todos a ser buenos y portarse bien! —para portarse mal estaban ello— Y a reconstruirlo todo, especialmente los bares. 

Lo importante era lo importante. 

—¡Y queremos grandes estatuas al lado de todos los cabrones anteriores! ¡En el monte ese de los presidentes! 

Luego musitó a Roxanne. 

—Eso es el karma por despelotarte. Si cumples las apuestas te pasan cosas buenas. Son leyes cósmicas. Tenemos que buscar un sitio para descansar. Vámonos con Destrucción y sus Omegas. En su estado no es un peligro y tendrá múltiples refugios. 

Sus tres compañeros estaban ocupados con sus cosas, cuando Worm aprovechó para hacer un hueco en la tierra. Dejó a su clon allí, para no llamar mucho la atención y ganar algo de tiempo para sí. Al volver a reunirse todos de nuevo, se sorprendieron un poco al ver como el hombre gusano se desvanecía ante sus ojos, pero no tardaron en entender que se trataba de su copia. Para entonces Worm ya había dejado correr tierra de por medio y se encontraba lejos de su alcance.

Había sido contratado de forma involuntaria para formar parte de una Célula Omega con la misión de rescatar a la tierra de la invasión alienígena y consideraba que había cumplido con su parte. Los restos de ChampiDron y el hecho de que los V´Sori hubieran salido pitando del planeta, lo demostraban. Así que Worm decidió largarse ahora que cada uno estaba a lo suyo.

Aunque nunca lo hubiera creído, había pasado un buen rato con los otros tres supervillanos. Él, que siempre había sido un tipo solitario y le importaban una mierda los demás. Pero había llegado el momento de volver a vivir su vida de solitario y no era alguien a quien le gustara mucho las despedidas.

Se dedicó de nuevo a amasar grandes fortunas ajenas y a malgastarlas sin pensar en el futuro. Y, en ocasiones, cuando sabía que las cámaras de seguridad de algún banco o de televisión le estaban grabando mientras hacía de las suyas, mandaba mensajes subliminales a sus tres compañeros Omega, en forma de unos símbolos bastante groseros con ambas manos. Y es que Roxanne había dejado una muy buena impresión en el villano hijo de puta.

Aunque operaba en EEUU, Worm estableció su base en el Caribe y disfrutaba de sus bien merecidas ganancias a base de Caipiriñas, porros y mulatas.

Definitivamente, la vida podría ser mucho peor.

Roxanne había sido una de las personas capaces de hacer que la invasión llegase a su final. Para ella, una mujer bastante egocéntrica, todo acabó como debía porque ella había estado ahí para acabar con Champion y con los demás masillas que se habían encontrado en el camino. Ya se le había olvidado que estuvo a punto de palmarla, pero eso no importaba en absoluto ahora que demostraba su poder.

Aceptó volver con el grupo al refugio de Destrucción aunque tenía claro que quería que ese cabrón se muriese. Durante unos minutos se pensó el marcharse sola y buscar a las personas con las que había pasado la mayor parte de su vida, pero en el fondo no sabía qué sería de ella si la habían palmado, por lo que era mejor mantener el misterio un poco más.

Durante las dos semanas siguientes, Roxanne se encargó de hacer que la victoria fuese celebrada por el grupo de los Omegas*. Debían centrarse en lo bueno, divertirse y disfrutar hasta que decidiera qué demonios iba a hacer con su vida. La idea de haberse convertido en algo parecido a una heroína no le gustaba en absoluto, pero no tardó en seguir haciendo de las suyas para borrar su imagen como salvadora del planeta.

También aprovechó esas dos semanas para darle algo de caña a Templario. Encontrar a alguien que le aguantase el ritmo era complicado, así que algo positivo podía sacar de la experiencia. En realidad, podía encontrar muchas más cosas que no quería perder, pero no era una mujer especialmente sensible o que se centrase en las emociones.

Las cosas importantes a partir de ese momento pasaron a ser dos: divertirse y arrasar con todo lo que le diera la gana. Era hora de demostrarle al mundo que siempre había alguien que podía dar más miedo que los V’Sori.