Partida Rol por web

Notas de juego

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Gasto la subida gratuita en +1 Magia para poder lanzar hechizos

Talentos aleatorios (si estan igual que en la 2ª edicion): Resistencia a la Magia y Recio

Diría que tengo todo puesto en la ficha (basándome en el de 2ª ed. así que podría haber algo mal; faltaría por completar el tema de las tablas de armas que al ver que son diferentes las he dejado en blanco

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Ahi van las tiradas
Perdon, tire dos veces por el oro sin querer... Aunque en ambos casos he sacado lo mismo XD

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Borra todas las habilidades que tenías antes en la hoja.

La magia va por inteligencia. La FV es para resistir los hechizos..........

La magia se tira con los puntos mágicos e ingredientes, es diferente. Mira, si quieres tienes un ejemplar de la primera edición en la cofradía.

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La vida del hechicero nunca es fácil, menos aun cuando no se sabe que se es mago hasta que todo se tuerce, lo que te lleva a tener todavía más problemas… o alcanzar un sueño sin siquiera saber como se ha logrado

Heistrich era un chico más, uno de tantos, nacido en los suburbios de Altdorf que malvivía en un orfanato, dado que era huérfano, hasta que su vida cambió… a peor.

El gran incendio de Altdorf estaba presente en la memoria de todos pero para Heistrich aquello no era más que un cuento de hadas comparado con lo que soportó; un buen día, en una de las diversas trifulcas entre los chicos del orfanato el jovencísimo Heistrich recibió un golpe más fuerte de lo habitual cayendo semiinconsciente al suelo.

Aquellos que lo rodeaban, ajenos a su caída envueltos como estaban en sus propios arañazos, golpes y tirones de pelo pronto notaron un notable candor procedente de donde estaba el chico caído. En apenas unos segundos el viejo y reseco suelo de madera de mala calidad empezó a humear, emergiendo aquí y allá llamas que rápidamente prendían del escaso mobiliario

El pánico se adueño de la situación y pronto todo el mundo corría sin saber que hacer, pues largas lenguas de fuego envolvían todas las salidas. Heistrich, por su parte, tenía los ojos en blanco y un brillo anaranjado envolvía sus manos, que parecían pegadas al suelo por las palmas

…

Unos movimientos bruscos despertaron a Heistrich, que al abrir los ojos no atinó a ver más que a varios guardias y vecinos echando cubetas de agua sobre los restos humeantes de la antigua casa de acogida, así como de las dos casas colindantes. El joven chico, tiznado de hollín y con las ropas roídas, había sido sacado de bajo los escombros siendo el único superviviente para sorpresa general, que ante la violencia del incendio pensaron no encontrar a nadie vivo

¿Estás bien chico?¿Cómo te llamas?¿Qué ha pasado?- le decía un guardia

Pero Heistrich no escuchaba, no veía más allá de sus dos manos colocadas ante sus ojos llorosos. Era vagamente consciente de lo que había ocurrido pero eso lo convertía en ¿un mutante? ¿un ser tocado por el Caos? No podía contarle a nadie lo que había ocurrido allí o sería ejecutado… o peor aun, torturado por algún cazador de brujas. Tenía que huir

Se zafó como pudo del guardia antes de empezar a correr como un loco, pero su corta carrera apenas duró unos segundos cuando el sargento que estaba supervisando la extinción del incendio lo cogió con una presa que no dejaba lugar a una nueva huida

¿Por qué huyes, chico? ¿No serás acaso culpable de ese incendio… de esas muertes, verdad?- dijo el rudo sargento mientras apretaba la presa sobre el brazo del chico, haciendo que Heistrich emitiera un quejido de dolor - Creo que lo que ha pasado aquí ha sido que has prendido fuego a la casa y te ha salido mal la jugada…- prosiguió mientras apretaba aun más

¡Me haces daño!- replicó Heistrich aguantando el llanto por muy poco

Y más que se te hará cuando te declaren culpable, asesino- añadió el sargento imprimiendo aun más presión al desgraciado chico

Me…haces… daño…- dijo Heistrich apretando los dientes mientras intentaba, en vano, soltar con su mano la terrible presa a la que lo estaba sometiendo el sargento

Un grito de dolor surgió de los labios del joven cuando el bruto soldado apretó con todas sus fuerzas, provocando que Heistrich volviera a sumirse en trance a causa del dolor.

El chico chilló de dolor, pero no fue nada comparado con el aullido de agonía que emitió el sargento que notó la piel del antebrazo burbujear, allí donde el chico lo tocaba para intentar soltarlo, debido a un extremo calor surgido del mismo infierno.

La gente se apartó de la peculiar pareja al tiempo que el sargento se agarraba el brazo malherido, alzándolo al cielo mientras unas gordas ampollas surgían sobre su piel, ahora visible al haberse consumido la tela que lo cubría en unas humeantes espirales

Heistrich, conmocionado por aquel nuevo altercado, se echó hacia atrás gimoteando mirando hacia todos lados como un cervatillo asustado hasta notar como su espalda se topaba contra alguien que había decidido cerrarle el paso

¡Atrás, atrás! No quiero hacerte daño- empezó a balbucear el joven pero una mano rápida como una serpiente lo agarró firmemente de la muñeca, sin hacer daño alguno pero sin dejarlo marchar

No me lo harás, ahora tranquilízate

¡No lo entiendes!- chilló Heistrich forcejeando con todas sus fuerzas notando como nuevamente sus manos se colmaban de aquella extraña sensación … pero el extraño lejos de hacer algún gesto de dolor se limitó a sonreír mientras sus ojos destellaban, tal vez fruto del brillo del Sol, tal vez debido al candor de las manos de Heistrich

El joven notó como la frustración lejos de desaparecer aumentaban, y con ello el calor que desprendían ya no solo sus manos sino su cuerpo entero. Ante aquello el extraño se puso serio al tiempo que atraía hacia si al joven con suavidad pero en una presa mucho más eficaz que la del sargento

He dicho que ya es suficiente- musitó aquel hombre pelirrojo que lo tenía atrapado para, acto seguido, susurrar unas palabras que Heistrich no entendió en absoluto pero que le hicieron hincar una rodilla en el suelo, notando como todo rastro de aquella extraña sensación le había sido arrebatado de golpe - Eso está mejor. Deberías aprender a controlar tus habilidades, chico, o no solo causarás daño a los demás sino que podrías dañarte a ti mismo y atraer la atención de seres que es mejor no nombrar… yo me hago cargo del muchacho, ahora está bajo mi tutela- indicó el hombre de pelo rojizo a los soldados, que ya se acercaban con las armas desenfundadas

¿Y TU se supone que eres? –dijo uno de los guardias más cercanos, amenazando con el hasta de una alabarda al tipo pelirrojo que ahora mantenía al chico aun agarrado pero a su espalda de manera protectora

-Necio insensato…- dijo tocando levemente la punta del arma, haciendo que esta se pusiera al rojo obligando al guardia a soltarla con un grito de sorpresa más que de dolor. Ante aquello el resto de guardia apuntaron al tipo pelirrojo con sus ballestas mientras el vulgo se dispersaba temiendo algún tipo de represalia

Ante aquella clara amenaza el tipo pelirrojo dio un ligero empujón a Heistrich al tiempo que parecía incendiarse con llamas que danzaban del rojo al amarillo, acabando en un blanco puro. El chasquido de media docena de ballestas se escuchó claramente en ese instante pero ni uno solo de los virotes llegó nunca a su objetivo, calcinados de camino al cuerpo de aquel hombre a más de un palmo de distancia de su cuerpo

¡Quietos locos!¡Parad!- gritó el sargento con un gesto de dolor aun visible en su rostro ¿Acaso no sabéis reconocer a un hechicero de fuego cuando lo veis? … este es Helmut Firearm, uno de los más respetados miembros de la orden… si no queréis veros reducidos a cenizas bajad las armas ¡AHORA!

Con miedo patente algunos, con asombro mal disimulado el resto, los soldados bajaron las armas y dieron varios pasos atrás como perros acobardados mientras el sargento, apretando los dientes, se cuadraba ante el mago de fuego

Me parece perfecto que se haga cargo del mocoso, maestro Helmut… ¿pero que pasa con el incendio? Ha habido víctimas y alguien…

Y alguien informará que se ha tratado de un desafortunado accidente, sargento. Gracias por sus servicios- interrumpió el mago que se giró nuevamente hacia Heistrich, quien miraba boquiabierto al piromante mientras este daba la espalda con total naturalidad al sargento y sus hombres, que no tuvieron más remedio que aceptar las palabras del mago

¿Y cómo te llamas? ¿O voy a tener que llamarte chico a partir de ahora?

He…he… heistrich señor mago… siento mucho lo del incendio… y lo del soldado… pero yo… yo no…

Ya, ya lo sé. Tú no querías hacer nada de todo eso. Es normal. Los jóvenes magos desatan sus poderes sin más cuando se ven sometidos a una gran presión, por eso vas a venir conmigo, para aprender a controlar las energías arcanas y convertirte en alguien de provecho en vez de ser un peligro y un trofeo para cualquier cazador de brujas ávido de reconocimiento

Heistrich estaba sin habla. Jamás había tenido más aspiración que encontrar un pedazo de pan para llevarse a la boca y evitar que alguien le quitará las cuatro tonterías que poseía, que no eran más que un par de botones de latón, una manta roída y unos zapatos remendados… ahora se encontraba con que no solo iba a vivir en unas condiciones mil veces mejor a las que siempre había tenido sino que las extrañezas que siempre había intentado ocultar no eran más que una manifestación de algo extraordinario

Eso quiere decir que no soy… no soy… un mutante?

La risotada de Helmut, fuerte y tronante, no se hizo esperar mientras miraba con cierta ternura al que sería su joven aprendiz a partir de aquel momento

No Heistrich. No eres un mutante. Eres un mago

…

Ya había pasado diez años desde el desafortunado incendio del orfanato. Heistrich se había ganado con sudor, esfuerzo y alguna que otra reprimenda sus primeros reconocimientos en la orden permitiéndosele el uso de la magia más allá de los muros del Colegio de Fuego.

Había deambulado por el Viejo Mundo para formarse, tanto con su ahora anciano mentor como por su cuenta viendo mil y una calamidades, ayudando allí donde podía y cuando la ocasión así lo requería pues como siempre decía Helmut “un mago no solo tiene que ser capaz esgrimiendo los Vientos Arcanos, debe de ser capaz de dar consejos sabios llegado el momento, pues el conocimiento es un arma tanto o más poderosa que la propia magia”

De esta guisa el joven mago se había hecho un hombre, y aunque no poseía el poder ni el conocimiento para ser considerado un hechicero de pleno derecho si era un buen aprendiz.

“Viaja por el Imperio y aporta tu granito de arena para luchar contra aquello que consideres injusto o malvado, vuelve a Altdorf cuando te creas preparado y entonces te pondré a prueba realmente”

Con aquellas palabras grabadas a fuego, y nunca mejor dicho, en su mente Heistrich emprendió un largo camino que, por el momento, le habían llevado a una posada en las inmediaciones de Nuln donde esperaba encontrar el inicio de lo que pretendía fuera el inicio de su esperada prueba ante su maestro.

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