Partida Rol por web

¡Bien por Dorothy! Sus años en la secta le han servido para alcanzar buena reputación y amistades, resultará muy útil para intentar dar unos pasos en esta fangoso y distorsionado caso, menciona al Gran Hermano Pastor y Guía, dudo muchisimo que el demonio elucubrador de todo esto sea él, pero sin duda, no andará muy lejos suyo, todo es investigar, contrareloj, a toda prisa, con precaución, sin prisa, pero sin pausa.

Oh, y yo estaría entusiasmada de ir a saludarle personalmente ahora mismo

¿Sabe ud. donde se encuentra?

Por cierto me encanta el sitio, ¿Sabe si la casa es de algun miembro de la comunidad o ha sido alquilada para el evento?

En cualquier caso, supongo nuestro gran pastor está ahora mismo preparandose él mismo

Sin embargo insisto en ir en persona a saludarlo antes de todo y tal vez añadir un par de sugerencias que le pudieran interesar a fin de que esto sea por siempre recordado en nuestra bien obrada comunidad

 ¿¿Yo organizadora?? Qué sería lo siguiente... no tengo ni idea de qué hacer... o qué se supone me habia comprometido a hacer ?? ¿¿Zumos?? ¿¿Sandwiches de nocilla??

Vamos Dorothy, sé que estás conmigo, dame una pista por tu amor a Dios, vamos mujer

Miro con una sonrisa aliviada que yo "no sea una de las organizadoras". Miro a los demás miembros de la secta, y murmuro a los demás. Supongo que debemos ir con los demás. Camino hacia el resto.

Zadkiel lanzó una mirada furtiva al hombre que los había recibido al oirle hablar.

De modo que Dorothy es conocida a un nivel más elevado dentro de esta organización... interesante, esperemos que Eva sepa sacar provecho de ello y nos facilite el trabajo un poco. Lo vamos a necesitar. Pensó el ángel con cierta tensión ante el peligro latente de que cualquier frase erronea de su compañera, pudiera descubrirlos y llevarlos al fracaso ahora que se encontraban tan cerca.

Y a la vez tan lejos. Terminó de pensar Zadkiel.

No dijo nada, se mantuvo en un discreto segundo plano y tomó nota mental de todo lo que se decía en aquella conversación, a medida que se acercaban a la mansión.

Sondear en la mente de Dorothy resulta difícil, el cuerpo y parte de la conciencia de ella, parecen sentirse emocionadas por estar en el Gran Día. Es difícil separarte como una mera observadora, y resultas incluso casi que contagiándote de estas cosas...

"-Dorothy, tu ayuda es inestimable... gracias a Dios- es la inconfundible voz del Pastor Louis -Has aportado muchísimo a nuestra congregación con tu trabajo. Espero poder contar contigo para el Gran Día.

-Claro que si Pastor - dice Dorothy con un asentimiento pronunciado de su cabeza, de manera casi reverencial -¿Hay algo en particular que quiere que haga?- pregunta de forma entusiasta.

-Aún no lo se. Pero seguro que cuando hable con el Pastor Michael y la Pastora Helen, te daré una razón- dijo Louis.

-Estaré pendiente- sonrió Dorothy"

-Oh vamos, vamos, yo los llevaré!!- dijo el Hermano Amadeus mientras sonreía y seguía caminando hacia la casa con paso lento pero apretado, como cuando se dirigía hacia ustedes.

-Está usted muy entusiasta Hermana Dorothy! Y curiosa! jejejejeje- dice riéndose como si fuese un comportamiento excesivamente gracioso, su risa es tranquila y suave, sincera. -Ya pronto podrá hablar con el Gran Pastor, seguro que él sabrá más de todas estas cosas, y por lo que he oído, se le tiene a usted en tan buena estima... que envidia Hermana! estar al frente de este gran Evento-

Los cuatro ingresan a la casa, que resulta tener un esplendoroso interior, la iluminación está dada por un color beige claro, el suelo brilla y cada baldosa parece un espejo, al frente, un tapete cubre el piso, y una mesa tiene un hermoso arreglo floral con rosas rojas. Las paredes son ligeramente más opacas, con un tapiz que marca un patrón floral apenas notable, pero visible ante la observación con respecto a ciertos ángulos y a la cantidad de luz. Dos escaleras rodean la puerta de entrada, llevando a un segundo piso rodeando el Hall de entrada, hasta un balcón del pasillo de la planta de arriba.

Abajo, al fondo, se ven unas gruesas cortinas, que parecen perder su opacidad con la luz de la mañana, y un pasillo que se extiende hacia los dos extremos. Se siente y percibe un aroma a madera, y quizás algo frutal, perfumado en exceso. Cada rincón está igualmente pulcro y adornado, dándole un sentido del orden y la belleza, minuciosidad en detalles y en aseo.

Es entonces cuando la atención de los cinco, el Hermano Amadeus y los cuatro ángeles infiltrados, se desvía hacia una figura que surge del pasillo de la izquierda. Es un hombre joven, de rostro enjuto y cabello castaño corto, sonríe impecablemente. Es delgado y alto, con un porte delicado pero firme, un un aroma de colonia perceptible. Es bastante guapo y elegante, ya que usa una túnica similar a la que tienen ustedes, pero en lugar de ribetes blancos y azules, son completamente dorados. Tras él viene una chica pequeña y rolliza, de mejillas sonrosadas que solo parece tener ojos para el hombre.

Cuando os observa, sonríe con una dentadura casi perfecta, y se acerca hacia vosotros...

¡Le reconoces! de fotos, o por Arnold... pero no hay duda de que es el Pastor Michael!

Le reconoces! crees haberlo visto, o Walton lo cree al menos! ya que su nombre te surge en la mente. Es el Pastor Michael! no hay duda.

El corazón de Constance da un vuelco, y empiezas  a sentir una desbandada de emociones indefinibles... es el mismo hombre de la fotografía! es el pastor Michael. Debes ahogar un suspiro en cuanto lo vez.

(Cualquier acción en contra de la voluntad y el encantamiento que tiene Constance, tendrá malus)

-¡Hermanos! Hermanos míos, habéis llegado...- dice con una enorme sonrisa -Os estábamos esperando...- y luego mira a Anastacia con una enorme sonrisa tranquila y obsequiosa, sus ojos claros se fijan en ella.

-¡Constance! que alegría verte de nuevo... y me da aún más dicha que estés tan activa en nuestra gran comunidad... mi corazón se regocija de alegría al verte ahora tan alegre y comprometida...- dice mientras se acerca a ella. Detrás, la otra chica, observa sonriente. -Pero ahora que te veo... hay algo que quería hablar contigo, y que se que te hará muy feliz! para mejorar este Gran Día... acompáñame, y te contaré las buenas nuevas- dice y mira a sus compañeros.

-No será cosa de mucho tiempo, lo prometo, y estará disponible en menos de nada para continuar con los preparativos- anunció tan conciliador, que parecía difícil decirle que no.

Siento como el aire escapa de mis pulmones sin que pueda contenerlos al verlo. Su belleza nublaba mi juicio y todo pensamiento racional escapaba de la mente de aquella adolescente.

“Maldición! Por que tenia que aparecer ahora el!”

Maldigo interiormente, mientras me quedo mirándole, sin emitir palabra alguna. Sabia que seguramente estaba haciendo el ridículo pero no podía evitarlo. Los sentimientos de aquella niña por el hombre eran fuertes, y era entendible ya que era bastante atractivo. Abro la boca para decir algo pero las palabras se niegan a salir de mi garganta. Respiro profundo, acordándome de que necesito aire para vivir. Exhalo el aire y le sonrío de la manera mas encantadora posible. Sin poder evitar sonrojarme.

-Pastor Michael...-

Siento como la voz sale con timidez y me siento cada vez mas estúpida. Tenia que controlarme. Miro a mis compañeros de reojo, apretando las manos con nerviosismo contra la tela de la túnica, que en estos momentos sentía asfixiante.

-Cla...claro...lo...que necesite...Lo...acompañare...-

Las palabras salían de mi boca sin que las pensara. ¿Que estaba haciendo? ¡Tenia que controlar yo a la niña y no al revés! ¡Controlate Anya! Vuelvo a mirar a mis compañeros de reojo, antes de dar un paso hacia el pastor. Tal vez serviría escuchar lo que tenia que decirle a la joven. Una pista. Un indicio. Una luz. Cualquier cosa por mínima que fuese nos ayudaría a limpiar el desastre que veníamos arrastrando detrás. Aun con el nerviosismo a flor de piel mantengo las manos a mis costados, apretando la túnica mientras aguardo a que aquel hombre que hacia estragos en las hormonas de mi envase me condujera a donde quisiera ir.

Si hay una oportunidad de hacer que los ojos se desvíen de Anastacia es esta, para mí, dispersar a los ángeles por el evento para recabar la mayor información posible y buscar actuaciones eficientes era prioritario, y aquí el tal pastor Michael nos dió una gran oportunidad, ya que el tiempo apremiaba también a los propios sectarios ante el avance inexorable del tiempo mientras los detalles del acto aún estaban sin detallar.

Era este el momento oportuno para dejar a Anastacia volar, mientras Watson y Arnold vendrían conmigo y Amadeus.

Alzo una mano disculpando a Constance y vuelvo a mirar a Amadeus, éste observa como el pastor Michael se aleja con Constance, con una mirada casi musical, carraspeo pero no parece escucharme, y cogiendo aire suspiro apelando paciencia. La mano de Watson se pone en mi hombro apretandolo suavemente en un visto y no visto para relajarme y trato de hacerlo sin siquiera dirigir una mirada atrás.

Hermano Amadeus, será mejor vayamos haciendo, Constance no tardará nada en incorporarse

Sigamos hacia adelante, ya nos alcanzará, el tiempo nos apremia a todos

Junto la palma de mis manos en un gesto entusiasta y luego recuerdo que estamos preparando un evento "malo", aisssh Evangelia concéntrate.

Zadkiel sintió como la presión del tiempo se les echaba encima.

La aparición del pastor Michael no era buena señal ¿O sí?

Esta claro que van a por todas, y que no tienen intención de echarse para atrás despues de lo sucedido ayer en su iglesia. Pensó. Me preocupa que ya estén enterados de lo ocurrido y de que se esté cerrando una trampa sobre nosotros. La cuenta atrás ha comenzado...

Intentaba pensar en algo ya que la aparición del pastor Michael no le auguraba nada bueno, mucho menos lo hizo cuando este reclamó a su compañera, recordando entonces las anotaciones sobre la chica en la que se encontraba encerrada el ángel.

Venga Anastacia, no te dejes llevar ahora y vuelve a poner tus sentido en alerta, este hombre no quiere nada bueno.

En sus pensamientos pensó en la persona que tenían delante como en un hombre, claro, pero aquel lugar le olía a azufre de mala manera, aunque solo fuera un olor imaginario, no le olía nada bien. Sin embargo, él mismo se dejó llevar, sin poder hacer o decir nada, dejó que la situación siguiera su curso y continuó caminando junto a Eva, mientras que en su inquieta mente comenzaba a formarse un plan.

Así que este tipejo es del que la jovencita Anastacia andaba detrás.... ya veo, ya... pienso observando al Pastor Michael, tan jóven y con tan buenos modales. La verdad es que conociendo las debilidades de los humanos no me extraña que haya acabado así una pobre niña, porque es casi una niña aún...

Con algunas palabras el Pastor se lleva a la chiquilla con él.
¿Se alegra de verla? ¿Qué demonios quiere hablar con ella? No me fío un pelo de la cara de bueno de ese tipejo. Bueno, en realidad no he de fiarme de ninguno de los que estén aquí salvo de mis compañeros... pensaba totalmente abstraído en mis pensamientos a la par que seguía a Evangelia y Walton.

Tras la última frase de Eva un miedo increíble empezó a apoderarse de mi. El tiempo nos apremia... y es cierto, ¿¡pero qué podemos hacer!? Quiero contentar a Novalis, demostrar que no soy un despojo como muchos creen...
De momento no queda más que esperar, no hay manera alguna de anticiparnos a los acontecimientos venideros...

El hermano Amadeus sonríe afablemente. -¡¡Oh pastor Michael, por supuesto!! todos han venido para colaborar, ¿no es fantástico?. No se preocupe, el resto del equipo de trabajo de la hermana Dorothy podrá arreglárselas mientras tanto- dice mientras sonríe y luego mira a los tres restantes.

-¡Vamos! ¡vamos! Usted lo ha dicho hermana Dorothy, nos apremia el tiempo, no queréis hacer esperar a nuestro gran pastor!- dijo mientras empezaba a caminar. Todos observan como Anastacia, el Pastor Michael y la otra muchacha desaparecen por el pasillo de la derecha, por donde venían. Ustedes toman el pasillo de la izquierda, liderados por el afable anciano Amadeus.

El pasillo es largo, hay tres puertas en la pared interna (la que da contra la entrada principal), y al fondo hay una cuarta. El hermano camina y se detiene en la segunda. Todas son iguales, blancas, con un relieve bastante geométrico y con una perilla de color cobrizo, y una cerradura. El hermano Amadeus abre la puerta y se acomoda al lado de la puerta dejándolos entrar.

-Adelante, adelante- dijo sonriendo.

Aquello parece una pequeña sala de espera, que huele ligeramente a pintura fresca. El suelo es de madera, oscura y brillante. Las paredes son blancas. El centro está coronado por una pequeña mesita que posee una lámpara en el centro, de tamaño considerable y unos motivos verdiazules en la cerámica. Los sofás son de un color marrón claro, cómodos y mullidos, tienen pequeños cojines de colores pastel sobre sí. También, hacia la derecha de la puerta de entrada, hay una puerta blanca que comunica con la habitación contigua pero que ahora está cerrada. No hay ventanas visibles, pero al fondo, corona la habitación un fresco que llama la atención directamente.

La pintura tiene ese aire renacentista, y os abstrae porque pareciera una visión cercana a como recordáis la ciudad Dorada. No obstante, hay tanto siervos del señor, como servidores del infausto enemigo retratados. Incluso para vosotros, versados y más inteligentes que un mortal promedio, hay varias cosas que os hace preguntaros esta pintura.

-Ejem, iré a avisarle al Gran Pastor que le estáis esperando- dijo el hermano Amadeus sin dejar de sonreír -Sabéis que es una persona santa y ceremoniosa, que le gustan los símbolos, así que sed respetuosos- dijo y el hermano se despide con una reverencia corta y cierra la puerta tras de si.

Te fijas por un momento en la puerta blanca que comunica con la habitación. Está cerrada... y de repente sientes como toda la escena pareciese volverse etérea, como si se desvaneciera en un delicado vapor blanquecino, tu mirada se enfoca en aquella entrada, los sonidos de tus compañeros se apaciguan, y es como si estuvieras en un túnel con un solo camino. Todo es tan borroso... excepto aquella resplandeciente puerta. De repente, aquella puerta suena, como si la golpearan desde el otro lado, varios golpes, es como si tu cabeza magnificara los sonidos. Retumba, una y otra vez, hasta que estás frente a ella. Aunque no puedes asegurarlo.

Una mano se estira, pareciera salir de la nada, no tienes conciencia de ti mismo. Lentamente, gira el pomo y la puerta se abre, y puedes oír un sonido gutural, como un gruñido visceral, todo se vuelve borroso, más, con la puerta abierta, tres sombras parecen liberarse con gran fuerza, como si exhalaran un vaho maligno, colmillos, garras, hambres, gemidos y furia, tres pares de pupilas blanquecinas que te hacen estremecerse...

Y la escena colapsa en gritos deformes e indescifrables, pero que provienen de tus compañeros.

Repentinamente, vuelves a la posición inicial. No parece que hayan pasado más que unos segundos, la puerta blanca está cerrada y tus compañeros siguen hablando y pensando como si no hubiese sucedido nada. No obstante, ha sido una experiencia demasiado real, y te ha dejado a ti (y por ende a Arnold) con una descarga de adrenalina.

El pastor Michael pone la mano en la espalda de Constance, y suavemente, la lleva a su lado por el pasillo de la derecha, por donde habían llegado.

-¡¡Oh pastor Michael, por supuesto!! todos han venido para colaborar, ¿no es fantástico?. No se preocupe, el resto del equipo de trabajo de la hermana Dorothy podrá arreglárselas mientras tanto- se alcanza a oír del hermano Amadeus, y luego su voz se va perdiendo.

Aquel hombre tiene una esencia deliciosa, su perfume parece adular tu olfato de una forma seductora. El pasillo muestra 4 puertas, 3 en la pared interna (es decir, hacia la entrada de la mansión) y una al fondo del mismo. El Pastor Michael se dirige hacia la tercera, mientras habla él.

-He estado pensándote estos días- dice con una sonrisa afable, y seguramente la pequeña Constance sola habría suspirado embelesadamente -He estado algo preocupado... pero nuestro Hermano Pastor Louis me ha mantenido al tanto de todo. Has sido fervorosa y entregada, seguro que el Señor se regocija de tener una servidora como tu en nuestra comunidad. Fue una bendición que hayas llegado así. Para mi fue una gran bendición- comenta con su tono suave.

El hombre abre la puerta y le habla a su silenciosa acompañante. -Querida, hablaré a solas un rato con la hermana Constance, espero que entiendas- y la chica sonríe nerviosamente, asiente y se va. El pastor te deja pasar y cierra la puerta tras de si.

Aquello parece una pequeña sala de espera. El piso es de madera y huele a nuevo. En el centro hay una mesa pequeña, con un arreglo floral, rodeada de varios sofás de color marrón. Debajo, un tapete mullido. Las paredes son blanquecinas, y tienen varios cuadros con fotografías a blanco y negro de algunas personas. No hay ventanas, pero al fondo, hay una pintura que llama tu atención:

Es hermosa y atractiva, pero al mismo tiempo sobrecogedora. Y cerca al cuadro, frente a su extremo derecho, hay un enorme tubo de metal grisáceo limpio, que atraviesa la habitación de piso a techo. Es lo único que parece fuera de lugar allí. El Pastor Michael sonríe.

-Siéntate Constance- dice amablemente, mientras él se queda esperando a que lo hagas -Y cuéntame todo. ¿Cómo van las cosas en tu escuela? ¿Cómo van las cosas con tu familia?-

Observo la pintura del techo con cierta preocupación, no me gusta un pelo a pesar de sus tints renacentistas.

Abro los ojos. Estoy sudando. Estoy temblando, de hecho, y me extraña que mis compañeros no se hayan percatado de ello. Me llevo las manos a la cabeza y estoy a punto de dejarme caer de rodillas al suelo pero me giro con una rapidez increíble a mirar a Zadkiel y Dorothy, frente a mi, hablando tranquilamente. ¡Les acabo de oír gritar de una forma aterradora!
Abro los ojos mucho, tanto que empieza a dolerme y les agarro con toda la fuerza que soy capaz de sacar de mí mismo en este momento para colocarles frente a la puerta. La maldita puerta blanca.

Con la voz temblorosa, un sudor frío cayéndome desde la frente e inundando también mi espalda, les susurro:
- Ey, ey, eyyy. - les digo zarandeándolos ligeramente para llamar su atención aunque solo con ver mi estado no creo que hubiera sido necesario.- Acabo de tener una visión, increíblemente real... Eran tan real... Oh, Señor... - Me coloco mirando de frente a la puerta y empiezxo a escupir palabras y frases con toda la rapidez que me permite la lengua de Arnold.- Tras esa puerta se esconde el mal, lo he visto, lo he sentido, lo he podido oír. Acabo de escuchar vuestros gritos llenos de horror a mi lado. Había tres sombras con pupilas blancas, estoy seguro de que son demonios. Y están tras esta puerta...

Agotado me quedo allí, de pie e inmóvil. Los gritos retumban en mi mente. Mi cabeza no hace más que recordarme lo que acabo de presenciar, como si fuese fácil olvidarlo. Me seco el sudor de la frente con la manga de la túnica roja dejando la misma con una mancha de color granate o bermellón pero no me importa.

Zadkiel continuaba con la mosca detrás de la oreja con todo aquel asunto. Caminaba siguiendo al Hermano Amadeus con mucha desconfianza, y ahora todos sus sentidos se habían puesto en alerta. Todo aquello estaba siendo demasiado fácil, y no dudaba de que aquel no era su lugar.

Si Walton, Dorothy, Arnold y Constance, no son más que unos peones en todo este juego a los que manejar... ¿A donde nos llevan? ¿No deberiamos estar preparándonos para el suicidio colectivo? Hemos llegado los primeros, pero esto no tiene sentido... Pensó con preocupación.

Al llegar a la habitación que apestaba a pintura, con el llamativo fresco a la vista de ellos y quedarse solos, Zadkiel se dispuso a decirles a sus compañeros de que ya era hora de moverse, salir de allí, atrapar a Amadeus por la espalda y hacerle hablar por la fuerza... captaba el olor de otra cosa bien diferente de la pintura, y no le gustaba nada. Habían ido sin ningún plan, con la improvisación por bandera y ahora... ahora se sentía en una ratonera y el olor a una trampa a punto de saltar lo saturaba.

Pero Eddgar no le dejó hablar. Reaccionó antes que nadie, alertándolos de algo que Zadkiel ya venía sospechando desde que Constance los dejó para irse con el Pastor Michael.

-¡Tenemos que salir de aquí, ya! Dijo simple y llánamente y echó mano a la puerta por la que habían entrado, para comprobar que no los habían encerrado y que podían salir de allí.

Observo el lugar a través de los ojos de aquella niña. Podía sentir como todo le fascinaba y su corazón se aceleraba tanto cuando habíamos entrado en aquel lugar. Para estar a solas con ese hombre.

Intento caminar con el paso mas tranquilo que pueda. Tenia que controlar a la joven. Esta era una oportunidad sin duda de poder sacar algo mas de información que nos sirviera. Pero tampoco podía hacer nada fuera de lugar, ya que mi envase luego debería vivir con las consecuencias de mis acciones.

Observo la pintura. Sin duda me hacia estremecer. ¿Por que tenia algo como eso allí? Desvío los ojos hacia el tubo. Frunciendo el ceño. Eso era aun mas extraño que la pintura definitivamente. Camino por la sala con paso tímido. Realmente este hombre afectaba a la joven Constance en niveles que me costaba creer.

Podía sentir como le sonreía de manera tonta. Seguramente el sabia de los sentimientos de la adolescente. Con suavidad tomo asiento donde me indica mientras le miro fijamente. Su belleza abrumaba todo pensamiento que pudiera tener con ella. Respire profundo antes de sonreír.

-La escuela va bien. Mis notas están mejorando, y mi concentración también. Lo cual es bueno ya que contenta a mis padres. A ellos les agrada que este mejorando... Y las cosas con ellos van bien...-

“Espero estar diciendo la verdad...odio mentir... ¿Por que estoy contándole de la vida de ella? Por que tanto interés en hablar a solas con Constance?”

Respiro varias veces para calmar las hormonas que comenzaban a hacer estragos en el cuerpo. Dirijo una mirada nuevamente a la habitación, antes de posarla sobre el pastor.

-¿Como se encuentra usted Pastor Michael...?-

Le pregunto de manera tranquila e inocente. Necesitaba ver si podía sacar algo de información. Tenia que llegar a el de alguna manera. Si podía hacer que hablara algo nos ayudaría a mis compañeros y a mi.

La puerta está asegurada desde afuera con llave, por la cerradura, supones.