Volveis al camino comenzais a atravesar las tierras grulla.
A lo lejos veis un pueblecillo donde poder descansar
Envío a uno de nuestros acompañantes como explorador.
Siento que soné paranoico
Los que ivan delante avisan al grupo que no hay peligros que podeis llegar tranquilamente al pueblo
La vuelta a las tierras de sus antepasados sin su esposa y sin su hija le resulta a Shintaro de lo más extraña, y esto se manifiesta en su gesto melancólico, cabalgando aislado, ligeramente apartado del resto, y contemplando el paisaje. Sin embargo, la vuelta del explorador enviado al pueblo hace que regrese para escuchar la información de que no hay peligro... ¿Por qué iba a haberlo? Mis tierras están en paz, y ese pequeño pueblo no parece de los que atraen problemas...
Bien pues, si os parece iré en cabeza... El mon grulla puede hacer que la bienvenida sea más cálida.
-Sera un honor el seguirte por tus tierras shintaro-san
Hide continua tras el Grulla, pensativo en lo extraño del asunto, y rogando mentalmente por su amada
Jubei permanecía tumbado en uno de los carros, observando formas en el cielo. Se semiincorporó ligeramente para observar cómo el bushi Grulla tomaba la punta, para después volver a tumbarse y observar el cielo, maravillándose con los patrones de las aves en vuelo.
El silencioso cangrejo no acota nada. Sus ojos toman nota de las tierras de la grulla... La dura mirada de Hida recorre los campos,... y solo una cosa puede pensar.
*La sangre de los mios protege esto...
Sin dcir palabra, cabalga recordando cosas que hace tiempo le contaran...
Nakata, tras su fría máscara escarlata cabalgaba en silencio, intentando encontrar sentido a los últimos hechos acontecidos en aquel viaje. Todo era muy extraño, y no acababa de ver el sentido de todo aquello, pero lo que más le llamaba la atención, era la arbitrariedad con que parecía que se habían escogido a sus compañeros de viaje.
Tenía que haber algo más detrás de todo aquello, y lo que le reconcomía, era averiguar el que.
Llegais al pueblecillo algo pequeño los heimnins empiezan a preparar las cosas.
De pronto alguien os para a la entrada y con voz nerviosa os dice .
Bienvenidos samurais venis d eparte de TSumeo verdad??Nosotros aun,aun no tenemos el dinero justo lo sentimos samurais ,pero no se lo digan a su señor dentro d epoco lo tendremos.No hace falta que se maten a nadie mas por favor esta vez,entregaremos el dienro antes lo prometemos
-Daidoji-sama. Creo que esto es de su incumbencia...
Hide espera intranquilamente la reacción del grulla,a no puede creer que los grullas actúen de semejante manera, no puede ser... pero de ser así...
Las palabras del hombre hacen que el rostro de Shintaro se vuelva sombrío. Sin desmontar, le mira desde lo alto del caballo y se dirige a el con un tono de voz que demuestra lo desconcertado que se siente.
¿Quién es ese Tsumeo de quien me hablas, y qué es eso de matar gente? ¡Habla!
Permanezco en el carro, a la espera de acontecimientos.
El campesino se os acerca y le habla al grulla. No venis de parte del senor?
Llegaron hace unos dias,mataron al samurai a cargo del pueblo y la guardia y la sustituyeron por sus hombres. Y ahora nos cobran un impuesto enorme y si no lo tenemos se llevan a nuestras mujeres.
Hide se pone a la derecha del grulla. Una persona que cometa esos actos tan viles no merece llamarse a si mismo samurai.
Daidoji-san. Puedes contar conmigo si así lo necesitas.
Al escuchar la explicación del campesino, Shintaro hace un leve gesto afirmativo en dirección a Hide antes de dirigirse nuevamente al campesino.
¿Y se puede saber con qué autoridad hace esas cosas? ¿Quién está ahora mismo al cargo aquí?
Nakata observaba desde su montura, mudo pero atento. Los acontecimientos había dado un giro más que interesante, y no quería perderse ni una sola palabra.
El aroma a podrido se dejaba oler en todo aquel asunto. Sería interesante poder llegar al fondo de todo aquello.
Una sonrisa de dibujó en el rostro del joven, pero la mascara que portaba ocultó el descarado gesto.
Al cargo no hay nadie ,recibimos ordenes de Tsumeo sama ,parece ser el señor d eun grupo de ronins que ataco la ciudad hace poco tiene cercado el camino hacia la capital y no podemos enviar mensajeros si que detengan el correo,ademas que capturo todas las palomas que usabamos como mensajes.
PEro quienes sois y que venis ha hacer??Venis a ayudarnos??
Las palabras del campesino despertaron la ira en el corazón de Shintaro, pero supo guardarse bien de mostrarlo en sus gestos o en su mirada. Con lentitud, se giró hacia sus compañeros para hablar con tono calmado, sosegado... Pero claramente forzado, en el que no se disimulaba del todo la ira que sentía.
Se que tenemos una misión, pero... Creo que no puede consentirse que un ronin mate a un samurai honrado y de este trato a las gentes protegidas por uno de los clanes... yo al menos, por tratarse de mi propio clan, me veo en la obligación de hacer algo.
Vamos gente, que estaba esperando por si alguien más posteaba porque me siento "acaparador".
-Es nuestro deber Daidoji-san. Independientemente delos clanes, somos samurai. Sabes que cuentas conmigo. Y quien sabe, tal vez esto este relacionado con la carta del escorpión, o sea una prueba de las fortunas para nuestra misión.
Son tus tierras, por eso tu lidereas
-Nuestra mision es mucho mas importante que ayudar a unos simples campesinos. Nos debemos a todo Rokugan.
El Cangrejo interviene con la habitual franqueza de su clan, luego de haber estado mantenido un petreo silencio, como casi todo el viaje... Implacable, continua.
-Pueden jugar al "bushi heroico" despues, ahora cada momento cuenta. Si tanto les importa esto, llevemos el mensaje de sus problemas al señor Grulla de estas tierras, lo cual nos queda de paso, y que el despache a sus hombres para encargarse. Y si ese ronin o sus lacayos tratan de detenernos, daremos cuenta de ellos y asunto arreglado... Lo demas, es puro desperdicio.