Partida Rol por web

mientras bajaba las escaleras vi a olwë, estaba petrficado mirandome, eso me estraño mucho ya que el era un chico raro, parecia no tener amigos ni querer tenerlos, eso si era guapo debia reconocerlo.
Al ver que me saludaba me sorprendi, ya que despues de tanto tiempo en mi clase ni me habia mirado, pero me sorprenndi aun mas cuando despues de varios segundos mirandome me dijo hola. -Ya era ora de que madurase.- Pense

Sin terminar de bajar lo pocos escalones que quedaban para estar al lado de olwë, dije:
-Hola,¿no es estraño que despues de tanto tiempo en la misma clase nunca ubieramos hablado? ¿Que te parece si damos una vuelta y hablamos?- sin darle tiempo a responder salte al lado de el, le coji de la mano y echo a correr hacia las escaleras. -seguro que si ubiera esperado a su contestacion se ubiera negado.- pense

[Escaleras al 5 piso-Habitacion director]

Me dirijo caminando hacia la habitacion del director, no podia permitir eso, no podia permitir que un alumno me insultase de aquella forma, mi honor me impedia permitir eso.

Con paso firme llame a la puerta de la habitacion del director, no podia permitir que un alumno se dedicase a amenazar a los demas.

[5º piso: Fuera de la habitación]

Envié la esfera de luz que flotaba entre mis manos detrás de los dos chicos para apoyarles con luz, mientras miro alrededor sonriente por si alguien se acercaba. Yo mismo estaba ansioso por saber qué misterios habría allí, pero no pensaba entrar; mi reto propio era seguir las normas regidas por la persona que nos cuidaba, y no pensaba desafiar su autoridad. Aún así, centré mi vista animal en la sala que se hallaba ante mis narices, procurando encontrar algo de valor o que me llamara la atención.

-Tened cuidado-les advertí con un susurro, alargando los brazos hacia la habitación por si era requerido un apoyo inmediato-. ¿Akamaru?-éste repitió el gemido de siempre, y yo asentí con la cabeza. Ambos estábamos pendientes de lo que pudiera suceder en cuestión de instantes.

"Lo que estamos haciendo no está nada bien...", me dije suspirando, pero recobrando mi sonrisa al momento e intentando reconocer algo en la habitación.

[5ª planta - Aposentos de la princesa Farilynn]

Tras fallar al intentar detener a los estudiantes, salgo de las escaleras corriendo. Al llegar a donde Isabella la cojo del brazo.
"Isabella, se que no sabes por qué estás aquí. Sígueme. ". - Un toque misterioso me ayudaría a convencerla.
Acto seguido fui a buscar a la princesa Farilynn a sus aposentos.

Llamé a la puerta con urgencia, y esperé respuesta. Antes de que cualquier ser humano hubiese podido reaccionar, volví a llamar, esta vez, más fuerte.
-"Princesa Farilynn, por favor, abrid la puerta".
Aquellos necios podían encontrar la muerte en cualquier momento.

Cuando me dirigia al despacho del director Fistandantilus me agarro y me comenzo a conducir a la habitacion de la princesa, la profesora de magia, le aocmpaño mientras digo:

- Lo que se que un compañero me ha amenazado y eso es algo que no dbe permitirse, pero tienes razon, no se porque estba alli, ¿que hacia yo alli si es una planta prohibida?

[2º planta-sala de entrenamiento]

jugada conjunta: Marian-Olwë

Olwë: me quede asombrado frente a lo que hizo, era algo que no me esperaba.
Al notar el calor de su piel me ruborize ligeramente, no sabia que pretendia, pero no tenia mas remedio que seguirla ya que me habia agarrado con fuerza mi mano.

Marian: mira hacia atras para ver como habia respondido, lo vi paradao como sorprendido, y un poco ruborizado.
Estaba a punto de parar de correr al ver que seguia quieto, pero al fin el me siguio. Le sonrei y volvi a mirar hacia alante.

Olwë: vi como miraba para atras y me sonreia, no no podia ser, me estaba poniendo nervioso de nuevo, cuando ya no encontrabamos en la 1º planta le pregunte.-¿Hacia donde me llevas?

Marian: me quede algo pensativa, no sabia hacia donde ir, solo queria algo de compañia asi que me pare y le mira,
- Tu diras a mi no me importa - le dije con una gran sonrisa.

Olwë: bueno... pues no se yo me dirigia a la sala de entrenamiento pero no creo que sea un buen lugar...

Marian: ¿la sala de etrenamiendo? no me parece mara idea le dije, me hace falta un entrenamiento. Seguido de esto, echo a correr hacia la sala de entrenamiento sin soltarle la mano a Olwë

| Casa lúgubre - Comedor |

Aquella noticia me pilló de improvisto, pero me gustó la idea. Cojí mi vaso lleno de vino, lo alcé y brindé junto con mis compañeros.
-¡Larga vida al rey!.-grité hacia mi señor, haciendo una pequeña reverencia y bebiendo más tarde. Aquello era una gran noticia y tendriamos más factores de nuestro lado.

| Biblioteca |

Estaba tranquilo, relajado en aquel sillón cuando una chica elfa se me acercó despacio y con educación. Su pregunta me extrañó y lo primero que pensé fué en que sería ella la espía, pero no podría ser tan descuidada...
-No sé que es eso del Oraculo.-le susurré, aunque no tan flojo como ella amí.-Si lo leiste en el libro sigue leyendo que ya encontraras algo.-indiqué, señalando el libro que tenia en las manos.

Estabamos de camino a la gran noche, de la cual no sabiamos nada. Miraba a mis compañeros y les hacia chistes o comentarios de muy mal gusto para ver si los hacia enfureser... pero ni un solo comentario negativo a la princesa Victoria, solo adulaciones y cosas por el estilo.

Unavez yegados al comedor, me sorprende ver cuanto animo habia en la sala, no se si describirlo como una fiesta con zombies o un entierro, confieso que casi me dieron ganas de llorar al ver a nuestro amo, paresia el centro de la funcion como siempre y al ligar la situacion a mi punto de vista era el muerto al que todos le lloraban.

Despues veo nuestra mesa y nos sentamos, miro a la Pirncesa REINA elfa y me sorprendo, rio y me empieso a sentir un poco mas relajado y de buen humor. Empese a hacer tonterias con las copas y los cubiertos, cuando derrepente uno me sale disparado rumbo a hilary y otro cubierto a donde la princesa Victoria.

Cerre los ojos, agache la cabeza y no mire para ningun lado mas que para la mesa, no queria ver como mis compañeras eran golpeadas por mi culpa, no queria ver sus miradas que me pararian la respiracion.

Derrepente escucho como me sirven vino, me exalto cojo dos jarras de las que portaban los mugrientos siervos y mientras todos hacen reverencia yo gritaba de alegria, desia -aleluya, larga vida al amo, que sea bendecido y que se le cumplan todos sus deseos...- riendo como un niño bufon, empiezo a beber mientras los demas o almenos granparte de mi audiencia esperaba que terminara de sonrreir y divertirme mientras tragaba como loco las dos tarras de vino que coji a los siervos.

Estaba saltando y bailando, cantando y divirtiendome a lo grande... si esta es la boda del jefe hay que disfrutarla o no???

|JUGADA MASTER|

|En el internado...|

El hechizo convocado por Sirius y Kith surten efecto, proporcionándoles una luz cegadora que les da la posibilidad de ver la estancia al completo.
Estaba aparentemente vacía, pero en el aire flotaban partículas del mismo tono violeta que el del pomo de la puerta por la que habían entrado.
De repente, una fuerte ráfaga de viento azotó a los muchachos, empujándoles hacia el interior de la sala y provocando que la puerta se cerrara.
Intentaron abrirla de nuevo, aún sorprendidos por aquella extraña ráfaga de viento, pero la puerta no cedía: estaba completamente sellada y nada la abriría.
"¿Quién ha osado entrar aquí?", preguntó una voz grave y a la vez aterradora. A pesar de que seguían disponiendo de aquella luz que les proporcionaba las esferas convocadas por Sirius y Kith, no podían ver el origen de aquella voz. Quizá la luz no iba a ayudarles tanto como esperaban...
De nuevo, una fuerza invisible empujó a los muchachos, esta vez hacia atrás, empotrándoles contra la pared.

- ¿Qué sucede?- preguntó la Princesa Farilynn cuando abrió la puerta, aún con los ojos rojos de haber estado llorando. De repente, llegó también al lugar el director, Mark, pues había sido llamado con anterioridad por Isabella-. ¿Por qué estáis tan nerviosos?
- Eso pregunto yo... Han venido también a llamarme a mis aposentos, ¿cierto?- preguntó el director, que iba con una especie de camisón masculino de seda blanca y un batín granate, señal de que el dinero no le faltaba-. Espero que tengáis una buena razón para armar tanto alboroto- añadió, mirando de reojo a la princesa. Se había percatado de que había estado llorando.

|En la casa lúgubre...|

Por primera vez en mucho tiempo, aquella casa mugrienta y oscura había dejado de serlo para transformarse en una casa llena de alegría y devoción. Se seguía celebrando el último día de solteros de Hanless y Markwolf.
Para divertirse aún más, Hanless había sido invitada (por no decir obligada) a realizar un sugerente baile sobre la mesa donde se solían reunir a comer.
- No pienso hacerlo, mequetrefe- le contestó la reina elfa, cruzándose de brazos, intentando tapar aquellas trasparencias del vestido que llevaba puesto.
Markwolf le dio una bofetada. Sin duda, el señor oscuro era malvado y tenía que ser siempre más poderoso que nadie, pero la bebida empezaba a pasarle factura.
- He dicho que subirás ahí arriba y bailarás para todos nosotros- dijo Markwolf, agarrándola fuertemente del brazo para que subiera a la mesa. Lo que quería era humillarla y que le odiara, pues eso le gustaba mucho más a Markwolf.
Todos los presentes, incluídos los encapuchados, empezaron a aplaudir y a silvar a la reina para que se animara a comenzar el baile, demostrando que llevaban tiempo sin ver a una mujer con tal cuerpo espectacular.
La reina, con cara de repugnancia, comenzó a moverse encima de la mesa, sugerentemente. Estaba claro que recibía órdenes, pero a los presentes les gustaba de cualquier manera.
Se acercaba a cada uno de los hombres que estaban en aquel comedor, con aquellos rostros de deseo que le mostraban, permitiendo que la tocaran...
Era la peor humillación que podía recibir una reina.

[Biblioteca]

Enarqué las cejas mirando al joven (Walgior). "Qué amable..." pensé para mí.

-Muchas gracias. Jamás se me hubiese ocurrido a mi sola. - le contesté, sarcástica, en respuesta a su sugerencia de que quizás encontraría más en el mismo libro. Pero era obvio que eso no me resultaba de ninguna ayuda. Lo que yo necesitaba averiguar es si lo que ponía en ese libro era leyenda, o realidad. Y allí no estaba la repuesta.

Dándole la espalda sin esforzarme demasiado en disimular mi opinión sobre él con el gesto, y lo contrariada que estaba con su mala educación, me fui hacia la estantería donde había encontrado el primer libro, y, cogiendo todos los que fui capaz de cargar en mis brazos sobre historia de nuestro mundo (unos cinco gordos volúmenes) regresé al sillón.

[5º planta]

Me levanto aturdido del suelo tras el último golpe, y busco mi alfanje. Afortunadamente no ha caído muy lejos y, recuperándolo, me aferro a él con fuerza y me levanto, mirando a mi alrededor en busca del lugar del que ha procedido el ataque.

Nada. "¿Quién habló entonces? ¿Qué es toda esta polvareda morada? ¿Quién ha cerrado la puerta?". Mi primera idea es que quizás los que nos atacaron por la espalda han podido hacerlo... pero no tiene sentido. Querían que no entrásemos, no que permaneciésemos dentro.

"No... se trata de lo que querían ocultar. ¿Qué demonios esconden aquí, unos metros por encima de dónde dormimos? ¿Están locos o son idiotas?".

No me atrevo a hablar en voz alta. No es prudente. De reojo miro a Sirius y a Kith y les tiendo la mano derecha por si necesitan ayuda para levantarse. El golpe ha sido fuerte. De paso, espero que lo interprete como un "¿qué tal?" ... y que entienda que prefiero permanecer en silencio mientras no sepamos a qué nos enfrentamos. Mi mano buena, la izquierda, sigue por supuesto aferrando con firmeza mi arma. Trago saliva. Desde luego, las cosas están bastante feas.

[ Sala de la 5º Planta ]

Sacudo la cabeza para tratar de quitarme el aturdimiendo que me ha producido el golpe contra la pared. Cambaral se encuentra a mi lado, tendiéndome la mano para ayudarme a levartar, y los globos de luz incandescente flotan a unos centímetros sobre mi cabeza.

La voz que nos ha hablado, grave y lúgubre no ha vuelto a decir nada. Me levanto lentamente y miro a mi compañero. Con en gesto de mi cabeza, le indico que voy a avanzar hacia el centro de la sala, para tratar de descubrir lo que se encuentra en esta sala.

La cara de Cambaral me lo dice todo. Tiene razón. ¿Qué cosa se esconde en esta sala, justo sobre nuestras cabezas?

Comienzo a caminar hacia dentro de la sala, lentamente, mirando hacia todos lados esperando cualquier tipo de ataque. Tras avanzar unos metros, me detengo y me decido a hablar.

- Mi nombre es Sirius, y él es mi amigo Cambaral y hemos entrado aquí por voluntad propia. Venimos en paz y sin intenciones de atacarte. - digo hablando al aire esperando una respuesta. - ¿Serías tan amable de decirnos quién eres?

Tras decir eso, la sala se queda en completo silencio, escuchándose sólo nuestras nerviosas respiraciones.

[Habitación del 5º piso]

Arqueé una deja mientras sujetaba a Akamaru en el interior de mi chaqueta. "¿Me ha obligado a entrar aquí y se atreve a preguntar el motivo por el que venimos?", me pregunté. Me había enfadado el hecho de que algo desconocido me hubiera forzado a incumplir las normas, y lo iba a pagar caro.

-Invisibilidad-sugerí al momento, tras asegurarme con mi visión animal de que no se veía a nadie allí dentro-. Puedo oler algo, pero no sé que es... Creo que no es humano, elfo ni nada similar; a decir verdad, nunca había olido eso. Dejad de intentar razonar...

Había que hacer algo, algo que nos ayudara a verlo. Estaba con un principiante, y el otro no sabía usar la magia. Sin duda, estábamos en desventaja. Comencé a correr dando vueltas a la habitación pegado a las paredes. "Norma número uno: Evita el ataque enemigo", me dije haciendo eses de vez en cuando, por si acaso. "Mientras, tengo que pensar en algo. Tengo que poner a salvo a los dos primero, pero no se puede salir de aquí. Tampoco podemos atacar a ciegas, no sabemos la apariencia del enemigo".

Pensar, como siempre decía, no era mi punto fuerte, pero recordaba mis propias normas básicas para sobrevivir en el bosque.

-Tenemos que volverle visible-les dije a los chicos mientras recorría de nuevo la zona donde estaban, para volver a pasar de largo. Esperaba que se les ocurriera algo por su parte. Por la mía, tenía una ligera idea de qué hacer- ¡Espero que no os importe mancharos!

Paré en seco, concentrándome con las manos en alto. Sólo llevábamos un par de hechizos sencillos, pero yo no usaba la magia muy a menudo, y Akamaru no aguantaría dos o tres hechizos más. "Lluvia", le dije a mi mente, sintiendo a la vez a Akamaru. Sin duda, comprendía lo que quería. "Lluvia verde". Intenté conjurar una capa líquida en el techo, de la que tendrían que caer simples gotas, pero de pintura verde. Eso era lo idóneo para poder visualizar al enemigo.

-Akamaru-le dije, aún con los ojos cerrados imaginando la fina pero infinita capa verde cubriendo el techo, mientras nuestras energías se juntaban y salían. "Ahora poner en práctica la estrategia..."

Mientras, todos se divertian viendo a la reina elfa bailar, yo empese a sentir un bacio, uno de tal grado que me dañaba la esencia... Pense en lo que era estar en dicha situacion, bueno yo siendo mujer me divertiria, pero en el caso real, ella no creo que le gustara tanto... es por esto que de bailar y gozar, ademas de gritar, calle bruscamente y fui sediendo paso, muy sigilosamente, hasta desapareser y estar fuera de la casa lujubre en el patio con colera y desprecio... Pero no sabia el porque, que provocaba estos sentimientos????

|EVALUACIÓN DE JUGADAS|

El encantamiento de Kith, en el intento de teñir con pintura verde al dueño de aquella voz, pensando que quizá estaría utilizando algún hechizo de invisibilida, surte efecto... Aunque no del todo...
Sólo unas pequeñas gotas verdes comenzaron a caer del techo, ensuciando también a los tres muchachos (Kith, Cambaral y Sirius), pero no consiguieron hacer aparecer aquel cuerpo invisible.
Lo único que Kith consiguió con eso fue que las partículas que antes habían sido violetas, se convertían ahora en verdes.
Como por arte de magia, aquellas partículas comenzaron a pulular por toda la estancia, como si aquella pintura hubiera alterado la gran tranquilidad de la que disponían antes de que sucediera aquello.
Enfadadas, empezaron a volar cerca de los tres muchachos y, misteriosamente, comenzaron a provocarles cortes en la cara.
"Habéis cometido un grave error haciendo eso... Ellas son felices siendo violetas, os arrepentiréis de haberlas molestado", volvió a decir aquella voz, mientras la estancia empezaba a llenarse de fuego, aunque por el momento no alcanzaba a los muchachos.

[Habitación del 5º piso]

Protegí mi cazadora, en la que estaba Akamaru, y miré a los otros dos chicos. "Maldita sea, me he pasado...", me dije seriamente.

-¿A qué esperais? ¡Haced algo!

Lo único que me preocupaba era que aquellas esferas hirieran a mi perro, y me coloqué de frente a la pared para protegerlo, poniéndome la capucha y agachando la cabeza.

"Piensa, piensa...", me decía una y otra vez. "Si el enemigo no es invisible y no lo vemos... O esas esferas verdes son el enemigo, o él las controla desde otro lugar. Podemos conjurar una red y cazarlas como a mariposas, o... ¿sabrán a chicle...?". Noté un pequeño mordisco de Akamaru, advertencia de que dejara de pensar en tonterías. Aunque no había prestado la máxima atención en clase, recordaba cómo la princesa decía que nos concentráramos para sentir lo que nos rodeaba. Cerré los ojos, intentando olvidar mis heridas, e intenté ver con algo más que la vista, dejando a un lado los cinco sentidos. Intentaba encontrar cualquier forma de vida cercana...

|Casa lúgubre - Exterior|

Estabamos cenando cuando, de repente, aquella cena se convirtió en algo tremendamente asqueroso. Ver a la reina Hanless con aquel bailecito estúpido me resultaba asqueroso, aunque debía reconocer que era bastante humillante para ella, y eso me hacía feliz.
La idea de que Markwolf se casara con ella no me hacía ni pizca de gracia, eso sí debía reconocerlo... Aquella noche era la última oportunidad para recuperar al que siempre ha sido mi gran amor.
Vi como Mefiroth salía fuera,algo que me extrañaba porque hacía un momento estaba bailando y bebiendo.
Cogí una copa de tequila y salí también, a hacerle compañía.
- Vaya vaya... Pensaba que antes de ser un elfo, eras un siervo de Markwolf... ¿Se puede saber por qué has salido? ¿Acaso te molesta lo que están haciendo con tu antigua reina?- le pregunté, bebiendo un sorbo de mi copa y ofreciéndole a que bebiera él también.

[5º planta]

"¡Maldita sea!"...

-¡Eh, tú! - le grito a Kith - ¿¡Puedes intentar volverlas moradas de nuevo!? - "Menuda estupidez. ¿Eso es lo mejor que se te ocurre, idiota?" me recrimino. Pero algo es mejor que nada.

"Tenemos que salir de aquí como sea" me empezaba a costar ignorar el dolor de las heridas en la cara, y el calor por culpa del fuego no ayuda a que escuezan menos. De pronto se me ocurrieron dos ideas casi al mismo tiempo: "¡Ventanas!" ... Pero no había ninguna.

-¡Chaval, intenta cambiarlas de color! - le grito a Kith- ¡Sirius! - avanzo hacia él y le susurro mi idea al oído. Por si acaso. Es mejor no fiarse de los enemigos invisibles - Tengo una teoría, pero es jugárselo a cara o cruz. O nos salvamos, o no la contamos... Este polvo le importa mucho. ¿Se te ocurre algún hechizo o forma de librarnos de él? Quizás sea la fuente de su poder. O quizás le cabree tantísimo que acabe con nosotros. Sea como sea, no creo que aguantemos mucho aquí si no se nos ocurre nada mejor. - Después intento llegar hasta Kith para explicarle mi plan. Es de mi curso, quizás tenga mayores conocimientos sobre magia y se le ocurra algo. Y tres piensan mejor que dos.

[Habitación de la 5ta Planta]

Las bolitas, ahora verdes, comienzan a girar cerca de mi y de mis compañeros, atacándonos y realizando pequeños cortes en mi cara.

- Perdonadlos, por favor. - le digo a la voz que se escucha en la sala. - Ellos no han tenido la culpa de nada. - continúo mientras me arrodillo en el medio de la sala. - Yo asumo toda la responsabilidad, pero por favor, no los lastiméis. -

Agacho mi cabeza, esperando la respuesta del ser que ahora está enfadado y nos ataca. ¿Quién se ha creido que es este Kith para atacar a alguien con el que estaba hablando? ¡Maldición! ¡Me va a pagar cada una de las heridas que estas bolas nos hagan a mi y a mi compañero Cambaral!