Partida Rol por web

CASA LUJUBRE.

Me asombro la situacion, en la que habiamos quedado... no creia que markwolf estaba mal herido... es algo que veia como casi imposible... Pero aun mas impactado estaba cuando supe de Victoria. -Dios donde estaba, por que??? Si todos estaban en la pelea, por que yo estaba con la zorra esa.... que vamos a hacer ahora???- dije mientras me apoyaba sobre una pared del cuarto de victoria,. Estaba con los ojos fijos en ella pero lejanos en el tiempo y el espasio... imajinaidome como habia ocurrido esto...

| Campo de batalla - Enfermería |

Todo ocurrió demasiado deprisa. Despues de herirme el brazo con dos puñales de hielo y girarme comprobé que los enemigos se marchaban. Miré a aquel muchacho con el que combatí y a la chica. Solo el muchacho se giró levemente mientras corría para dirigirme una fugaz mirada. Estaba claro que habia algo raro... Decir mi nombre al verme me resultó extraño.
Al poco escuché mi nombre, me giré y ví una escena demasiado desagradable. Corrí y corrí hacia donde se encontraba Farilynn en el suelo y me agaché a su lado. Yo aún tenía los dos puñales de hielo clavados en el brazo, ni los notaba en ese preciso momento. Aparté a Fistandantilus, sin fijarme si surtia efecto lo que estaba intentando y cojí en brazos a mi amada, llevandola a toda prisa hacia la enfermeria. Sorteé los cadaver con la mayor habilidad posible y entré en la enfermeria abriendo la puerta de esta con una fuerte patada, descolgandola.
-¡Ayuda!.-grité con fuerza, poniendo a Farilynn en la cama más cercana.-¡Ayuda!.-grité de nuevo, aterrado y desgarrado.
Empecé a cojer trapos y trapos, poniendolos luego sobre las heridas de Farilynn.
-Cariño... Cariño...-le susurraba mientras apretaba sobre sus heridas con los trapos.-Todo saldrá bien...

|EVALUACIÓN DE JUGADAS Y MINI-MASTER|

Fistandantilus no consiguió realizar bien su hechizo, así que Walgior se la llevó.
A la enfermería acudieron inmediatamente Helen (la enfermera), acompañada por Hanless y Jack, el guardián del túnel.
Al parecer, Farilynn había conseguido liberarle antes de ir a la batalla, tal y como le había prometido.
- Yo me ocuparé de ella, tranquilo Walgior- dijo la enfermera, pidiéndole que se tumbara en otra camilla-. Hanless se ocupará de quitarte esos puñales de hielo... Jack, avisa a Melpénome para que vengan sus sirenas sanadoras y así traéis a los heridos que sigan allí- ordenó la enfermera, mientras se ocupaba de Farilynn.

Naida convocó un hechizo para ayudar a Hëndel a mantenerse viva hasta que vinieran los sanadores, pero no parecía que la elfa despertara...
Llegó Jack y avisó a Melpénome, que seguía en el mar, calculando las pérdidas sufridas.
Inmediatamente, salieron del mar veinte sirenas sanadoras: nueve se quedaron curando a Rakkir y el resto se encargaron de transportar a Hëndel hasta la enfermería.
Melpénome les había otorgado el poder de flotar en el aire, para que las sanadoras pudieran desplazarse hasta donde hiciera falta.
Una vez que llegaron a la enfermería, la tumbaron en una de las camillas y comenzaron a curarla con la magia.

En la casa lúgubre, también estaban siendo atendidos Markwolf y Victoria, que parecían estar muy graves.
Los médicos no sabían si Markwolf podría recuperarse pronto, así que sugirieron nombrar un sustituto hasta que se recuperara. Cassandra, que estaba allí presenciando la escena, se ofreció voluntaria.

En la habitación de Victoria, Mefiroth estaba preocupado por lo que pudiera pasar, pero llegó Neith para llevárselo y así no ver lo que estaba sucediendo con Victoria...
Los médicos no parecían optimistas, pues hablaban de una gran pérdida de sangre y de fuerzas, debido a la cantidad de hechizos que realizó antes de caer inconsciente.

[ Batalla - Fin de la batalla ]

Lentamente, abro los ojos tras la batalla y allí lo veo... Rakkir... Hëndel...

Me arrastro hasta ellos, en el momento que las sanadoras surgen del mar y comienzan a curar a mi amada y a mi dragón...

Me arrastro hasta ellos... se llevan a Hëndel a la enfermería mientras llego hasta mi dragón... y caigo sobre el, abrazándolo... acariciándolo... suplicando a todos que lo salven...

Todavía está vivo... no puede morir... no ahora... no después de lo que acabamos de hacer...

- No te mueras, amigo... no me dejes tu también. - Digo entre sollozos...

[En el campo de batalla]

Walgior se había llevado a Farilynn.  Hizo bien, pues mi hechizo no surtio efecto alguno.  Maldije mi incompetencia.

Me acerqué a Sirius, y puse mi mano en su hombro, intentando consolarle mientras yacía junto a su dragón. 

"Quédate con él -le dije-.  Yo iré a la enfermería a ver cómo está Hëndel y te avisaré de cualquier novedad."

Dicho eso, acudí a la enfermería, no sin antes pararme junto a y preguntarle qué tal estaba, aunque supuse que bien.

Me parecía raro verme preocupado por todo el mundo.  Quizas, despues de todo, no era un monstruo egoista.  Quizas era solo un monstruo.

MENSAJE MASTER

Bueno, como ya todos espero que sepáis, la web permanecerá parada durante este fin de semana, por lo que no se podrá postear hasta nuevo aviso.
Aproximadamente, el Lunes empezarán a poner los mensajes, así que hasta entonces...

Si durante el Sábado o el Domingo, la web funciona correctamente, pondré un resumen provisional para que podamos seguir funcionando hasta que se restablezca la web.

Hasta entonces, un saludo a todos y buen fin de semana, que os lo merecéis.

Un beso, Medea.

CASA LUJUBRE.

Al salir del cuarto me sentia algo frustrado... no entendia como habia estado perdiendo el tiempo con esa señora... Debido a la tension preferi salir de la casa y dirijirme lejos por un tiempo... asi que fui a mi cuarto y empese a recojer todo lo que poseia...

| Enfermería |

Me tumbé lentamente en una camilla de al lado de la de Farilynn, de la cual no era capaz de despegar los ojos, preocupado. Extiré el brazo, dando un pequeño gemido al ser el brazo herido y cojí de la mano a Farilynn. Si no volvía a abrir sus preciosos ojos no sabía que haría... Tal vez ir en busca de Marwolf personalmente...

| Casa Lúgubre - Habitación Victoria |

La batalla fué dura. Mi herida del cuello no era importante y ya un encapuchado me habia vendado la zona. Recordé lo que Victoria hizo por mi, le estaba muy agradacido, así que me dirigí a su habitación para ver su estado. Al entrar ví a dos encapuchados curandola.
-¿Cómo está?.-pregunté desde la puerta. En mi tono no se apreciaba preocupación alguna y es que no lo estaba... Su herida fué producida en una batalla por su señor y si perecia debería de estar orgullosa. Yo lo estaría.

|NOTA MASTER|

Muy buenas tardes a todos.

Quería pediros un poco de paciencia, debido al poco tiempo que estoy teniendo últimamente para conectarme y mirar las partidas de rol.
Por las mañanas voy al instituto y por la tarde voy a una academia, preparando la prueba de acceso para grado superior.
Además, esta semana y la que viene, la tengo completa de exámenes y no dispondré de demasiado tiempo para postear.
Os pido tiempo y paciencia. En cuanto tenga un hueco lo suficientemente grande como para poder ponerme con los rol, os deleitaré con más intriga y misterio, porque la cosa aún no ha terminado.

Un fuerte abrazo y mil disculpas, Medea.

|JUGADA MASTER|

La escena había cambiado... Había pasado de ser una batalla a un cementerio... Los exteriores del internado estaban llenos de cadáveres, tanto de los enemigos como de los aliados. Aquel paisaje era desolador.

En la enfermería, la imagen no cambiaba en absoluto. Walgior se esforzaba al máximo por no separarse de su amada y tampoco podía evitar pensar en ir personalmente a por Markwolf.
Las enfermeras hacían su trabajo: curaban las heridas del elfo y de la reina, caminando de un lado a otro de la estancia, buscando medicinas y trapos húmedos con los que bajar la fiebre de los dos elfos.
Farilynn comenzaba a delirar y eso, en cierto modo, era buena señal. Aquello significaba que su cerebro, al menos, presentaba cierta actividad y que seguía viva.
Aquello hizo que las enfermeras sintieran de nuevo una ola de esperanza, mientras gritaban al unísono:
- ¡Está viva! ¡Rápido, tenemos que ayudarla!-.

Todo parecía que iba bien, porque Rakkir también conseguía hacer circular aire por sus fauces, provocando en Sirius una felicidad repentina que hacía tiempo no sentía...
Inmediatamente, las enfermeras se volvieron más ágiles en sus labores, aplicando las medicinas más potentes conocidas.
- Tendrá que guardar reposo, querido- dijo una de las enfermeras, acercándose a Sirius-. Pero no te preocupes, se pondrá bien-.
Justo en los jardines, las enfermeras hicieron aparecer una enorme tienda de campaña improvisada, para que Rakkir pudiera descansar y recuperarse.

Hëndel, acompañada por Fistandantilus, también presentaba alguna mejoría, pero no tan notable como el resto de heridos.
La magia de Markwolf era demasiado potente como para combatirla, y la joven no parecía reunir la suficiente fuerza como para luchar por su propia vida... Había algo que no le dejaba decidirse entre uno de los dos mundos.

Justo en ese momento, llegaba Meirith sobre un unicornio alado blanco, transportando a una nueva alumna del internado que, quizá, cambiara un poco el curso de las cosas...

Sin embargo, en la casa lúgubre, las cosas eran bien distintas... Hilary seguía esperando su propio funeral, Markwolf estaba gravemente herido y Victoria estaba en la misma situación, esperando que la sacaran de su estado crítico...
El primero en sentir mejoría fue Markwolf, debido a la gran atención médica que había recibido desde que llegaron de la batalla. Los médicos se aplicaban mucho en su tarea, por miedo a represalias.

Neith, que no quiso dejar solo a Mefiroth, le siguió hasta su habitación, pero no entró con él. Se ocultó hasta que éste cerró la puerta y pudo escuchar ruidos en su interior. Neith no estaba convencida de que estuviera agusto con la decisión que tomó antes de la batalla...
La joven tocó un par de veces a la puerta y después entró, viendo cómo recogía sus cosas de la habitación.
- ¿Qué se supone que haces?- le preguntó la joven, acercándose inmediatamente, arrebatándole objetos personales de sus manos-. ¡No puedes irte! ¡Ahora no! No le va a pasar nada a nadie, todos saldrán adelante... Lo de Hilary ha sido un accidente, no hubieras podido hacer nada por ayudarla, así que no te calientes la cabeza...- le dijo Neith, a la que de repente se le ocurrió una manera de que se estuviera quito. Sin pensarlo dos veces, agarró suavemente su cara y se la colocó justo enfrente de la suya, y sin más, le dio el beso más profundo que jamás había otorgado a un hombre-. Quédate, por favor...-.

Jairon, interesado o no en el estado de Victoria, preguntó a los encapuchados que estaban en la habitación. Uno de ellos se giró y le miró con furia, aunque él no pudiera verle el rostro.
- No está bien... Creemos que le quedan unas horas de vida, nada más... Estamos esperando que no sufra demasiado, pero estamos haciendo todo lo posible por ayudarla- dijo el encapuchado.
En el mismo momento en que esté acabó de hablar, Jairon presenció algo... Algo que le intrigó hasta tal punto que parecía estar pasándole a él:
Una chica no dejaba de chillar, agonizando... No conseguía verle el rostro, ni tampoco el del hombre que la sujetaba con fuerza. Ni siquiera podía ver el color de piel o la raza que era, sólo veía dos siluetas.
El hombre disfrutaba como nunca, se le notaba en su respiración, pero ella moría de agonía. Suplicaba, lloraba, intentaba liberarse de cualquier manera, pero no lo conseguía. Estaba realmente atrapada.
-¡Déjame, por favor!- suplicaba ella-. Mátame si quieres, pero acaba con esto...-.
- Ni lo sueñes, preciosa- le dijo aquella voz, fría y distante, dándole un aspecto egoísta.
De repente, Jairon volvió en sí, y se dio cuenta de que estaba en la misma habitación donde Victoria intentaba luchar por sobrevivir.

[ Patio - Enfermeria ]

Cuando veo que Rakkir está a salvo, salgo corriendo hacia la enfermería, donde rápidamente me acerco a Hëndel y le cojo la mano.

Con la otra mano le aparto el pelo de la cara, mientras deposito suavemente mis labios sobre los suyos, dándole un suave beso.

- Te pondrás bien, cielo. Te pondras bien. - Le digo mientras una lágrima recorre mi mejilla.

| Enfermería |

No quitaba ojo de mi amada. Cuando escuché gritar a las enfermeras cerré los ojos un breve momento, a la vez que daba un suspiro, aliviado.
-Se pondrá bien... Ella es fuerte...-dije en alto pero para mi, itentando tranquilizarme y darme animos.
Apenas notaba como me quitaban los puñales de hielo y me curaban, mi mente estaba con Farilynn, era lo unico que me importaba en aquel momento. Ya se me podría caer el brazo en trozitos que de lo unico que estaría pendiente sería de ella y solo de ella.

| Habitación Victoria - Pasillo |

Todo fué muy extraño. Me quedé allí plantado, recordando y repasando lo que habia visto. ¿Acaso era la propia Victoria luchando con la muerte? No creía en esas cosas pero parecía muy posible... Entonces eso solo quería decir que estaba muriendo... Salí de la habitación y empecé a pensar si yo podía hacer algo para ayudarla, pero al instante me vino otra idea distinta; tal vez no era Victoria la de mi visión, aunque si así era nadie habia que me importase tanto como para salir a la aventura y ayudar. No podía hacer otra cosa que esperar a que los encapuchados hicieran su trabajo y salvasen a Victoria. Por otro lado, si era otra chica la de mis visiones... Que tenga suerte.

[Enfermería]

Parecía que nos habíamos quedado bastante tocados.  Cada nueva batalla traía más heridos.  Por mi parte había tenido suerte hasta ahora.

Todavía no sabía qué había sido de Dana.  Despues de ver a mis compañeros, volví a aquella aula vacía del segundo piso en busca de respuestas.

CASA LUJUBRE.

Por un momento me quede atonito con la reaccion de esta, pero luego se desencadeno una furia sobrenatural... Por momentos pense que iva a hacer que todo se transformara en senizas, pero logre controlarme. Le pare, y la mire rapidamente a los ojos... camine a mi cama sin animo, desplazando un aura de frustracion.

Levante la mano derecha, llame a mi fenix el cual atendio a su llamada y se poso en mis piernas. Este a diferencia de otrsas veces, decoro sus llamas de color verde simbolizando la pena y el dolor que sentia por la frustracion que poseia su amo. Mire desorientado a mi mascota y dije- Losiento mi señora, pero esto no es algo que puedo aceptar tan facil... se que no hubiere hecho mucho pero si estoy seguro que lo que hice fue solo un acto de cobardia... ante aquella...-  Estube un momento callado, mientras se iluminaba la salida de una lagrima, color rojo de mis ojos- Esa criatura con tanto poder, era capaz de hacerme una masa de carne sin vida en cuestion de segundos... es por eso que me voy, necesito mas poder, mas del que nuestro señor jamas pensare tener... esto para asi poder vengarme de aquellos... que nos han hecho esto... Juro que lo sufriran todos- dije, meintras trataba de encontrar una forma de desaogarme ya que era insoportable el dolor...

-Te pido que me entiendas y si sabes como hacer esto que pido, me quedare esperando tus instrucciones, pero sino, te pido que me dejes ir- Dije, porfin mirandola directamente a los ojos y mostrando un rostro inexpresivo, con un rastro de sangre que corria desde los ojos al cuello.

 | Castillo, Enfermería y terraza |

Al bajar del Unicornio, me despedí de Meirith, una impresionante elfa que me señaló el camino para entrar en el castillo. El paisaje era desolador, mientras iva avanzando descubría restos de una dura batalla, estaba segura de que no habia llegado en un buen momento. Al entrar en el castillo descubrí una escena aún peor, la gente iba corriendo de un lugar a otro, habia muchos heridos pidiendo ayuda, las enfermeras no daban abasto. Atónita tiré mi mochila en la puerta y me fuí adentrando en los pasillos, en mi vida habia visto tanto desastre, tantos ojos desconsolados, tantos heridos... Entré en lo que parecia la enfermería, la puerta estaba derrumbada, ví  una elfa (Farilynn), parecía muy malherida y estaba inconciente, todas las enfermeras estaban a su alrededor, al lado en una camilla conseguí ver un elfo (Walgior), moreno y aunque no pude verle la cara, tambien estaba bastante herido. De repente sentí un mareo y salí corriendo. De camino me encontré con una terraza donde salí para tomar un poco de aire, la sangre era una debilidad para mí. Aunque intententé apartar la vista, ví el brazo herido del elfo, cubierto por toallas empapadas de sangre.

|Habitación de Mefiroth|

Asentí con la cabeza, dándome cuenta de que aquello no le pararía los pies.
- Verás... Tengo una ligera idea de un método que podría funcionar pero, por desgracia, no tenemos cerca a las personas que podrían otorgarnos el máximo poder...- le dije al elfo, cruzándome de brazos y tornando mi rostro serio, sin ninguna expresión-. Me pareció leer en un libro un hechizo para robar la magia de alguien... Lo más efectivo sería robársela a esas dos mujeres, las que se hacen llamar "El Oráculo", ¿no crees?- le pregunté, alzando una ceja, como si acabara de encontrar la solución perfecta a nuestros problemas-. El hechizo es bastante complicado, pero creo que con unas semanas de práctica lo podremos lograr... Es un hechizo combinado con una poción y con unas frases para recitar... Es más bien como un ritual, ¿sabes? Creo que puede interesarnos... Llevo tiempo investigándolo, desde que conseguimos capturar a Leirith... ¿Donde estará, por cierto?-.

| Jardines (Terraza) |

Después de que se llevaran a Hëndel, decidí seguir dando un paseo por las instalaciones, por si alguien necesitaba ayuda y todavía no le habían localizado.
Mientras caminaba, vi a lo lejos una chica nueva, una humana (Lilith). No la había visto nunca, así que deduje que era nueva...
- Hola, ¿cómo te llamas?- le pregunté a la chica nueva, con una sonrisa.
Una de mis alas estaba vendada, debido a que las enfermeras habían tenido que curarme algún corte que tenía en ésta.
- ¿Eres nueva? No te había visto por aquí... Me llamo Naida- le dije, tendiéndole una mano, esperando que me la estrechara.

|Enfermería|
|CON LA COLABORACIÓN DE MASTER|

Hëndel: De repente, abrí los ojos... No sabía ni dónde estaba ni qué me había pasado... Sólo sabía que me dolía todo el cuerpo y que no podía moverme.
Lo primero que vi al abrir los ojos, fue el rostro de un muchacho mirándome, bastante atractivo, la verdad...
- Ehmmm... ¿Quién eres?- le pregunté, extrañándome por verme tumbada en una cama con muchas enfermeras a mi alrededor-. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué me ha pasado?-.

Master: La enfermera se tapó la mano con la boca, pero enseguida reaccionó.
- Pobre niñita... Creo que ha perdido algo de memoria, pero se recuperará... Puede que le dure unas horas, pero eso ha sido debido al golpe que se ha dado en la cabeza al caer- le explicó la enfermera a Sirius, que parecía preocupado-. No te preocupes, Hëndel, te pondrás bien pronto y lo recordarás todo. Te llamas Hëndel, ¿recuerdas?-.

Hëndel: Al principio me quedé un poco confusa, pero a los pocos minutos recordé que, efectivamente, ese era mi nombre. Sonreí, complacida.
- Sí, lo recuerdo... Pero, ¿qué ha pasado?- le pregunté a la enfermera, aunque también iba dirigida a Sirius.

Master: - No te preocupes, de verdad... Sirius, deberías ayudarle a recordar cosas... Os dejaré solos- dijo la enfermera, mientras se marchaba y corría las cortinas para que nadie les molestara.