Partida Rol por web

[ Jardines ]

- Hola preciosa. -, le digo sorprendido a Hëndel cuando la veo aparecen frente a mí. Su beso en la mejilla me hace sobresaltar un poco de la escalera donde me encuentro sentado y con un ademán de mi mano, le pido que se siente a mi lado, para charlar más cómodos.

Cuando mi amiga se sienta, comienzo a contarle todas las peripecias que he pasado para al final, no recibir información de nada en absoluto. Le cuento también que las palabras del director dejaron mucho que desear y que a mi parecer, Mark oculta mucho más de lo que dice, y no sé por que no puede contarnos la verdad.

Mientras le hablo, mirándola a los ojos, le cojo ambas manos entre las mias y las apoyo juntas sobre mis rodillas, entrelazando los dedos. Cuando termino de hablar, espero que ella me responda. Ya ha tenido ideas brillantes, como para escapar de la torre. Espero que logre sacarme de este embrollo.

`[Sala de profesores]

Mire a Dana pensativo.  Se percató de que ocultaba algo.  Quería contarselo, pero no sabía si debía.

-"No tengo reparos en explicarte el interés que tengo, pero tienes que prometerme que puedo confiar en tí. Quiero llegar hasta el fondo del asunto.  Este castillo esconde secretos, Dana.  Tú sabes que yo quiero poder, y puede que aquí lo encuentre.  Esas palabras están grabadas en un túnel sellado mágicamente."

Me quedé escrutándola con la mirada.  No le revelé la ubicación del mismo, pues todavía esperaba una prueba de confianza, además de estarla poniendo a prueba, para ver si usaba su don conmigo.

|JUGADA MASTER|

Hëndel miró atentamente a Sirius, escuchando su relato, y sujetó fuertemente sus manos.
- Sí, opino lo mismo que tú... El director últimamente no parece el mismo- sentenció la joven, mostrándose pensativa-. Está claro que algo oculta, y deberíamos saber la verdad... Deberías investigarle cuando no tengamos clase, podríamos encontrarnos con algo realmente turbio- dijo Hëndel, frunciendo el ceño.
La contestación que el director le había dado a Sirius no había sido demasiado convincente, y Mark lo sabía... Allí estaba, en su despacho, con la mirada fija en la ventana y el escritorio lleno de pergaminos esperando para captar su atención.
De repente, alguien golpeó la puerta, y Mark dio permiso para que la persona entrara.
Se trataba de Farilynn... Había aprovechado que no tenía nada que hacer para hablar con el director, sobre algo que le preocupaba demasiado.
- Verá... Creo que debería saber que los alumnos no están demasiado seguros aquí, eso ya lo sabe usted- dijo la reina, que era seguida por sus dos guardaespaldas, que miraban por la ventana para asegurarse de que la estancia era completamente segura-. Anoche mismo, Walgior fue víctima de un ataque... Si no fuera porque llegué a tiempo para que el agresor acabara con aquella masacre, le hubieran matado seguro-.
- Uhmm... Entiendo, pero también debe entender usted, Mi Lady, que ese muchacho acaba de exponerse a demasiados peligros para ser tan joven, haciendo pública vuestra relación- dijo el director, apartando la vista de la ventana para fijarla en aquellos guardaespaldas-. Y por lo que he oído, tampoco es que sea demasiado amistoso con la gente...-.
- Eso no tiene nada que ver, y lo sabe muy bien, director- dijo Farilynn, que empezaba a enfadarse-. Si usted no es capaz de proteger a los alumnos y evitarles este tipo de agresiones en mitad de la noche, quizá sea el momento de plantearse si se merece el puesto que tiene- sentenció la reina, apoyando las dos manos sobre el escritorio, enfrentándose directamente a Mark.
- ¿Está insinuando que usted lo haría mejor, Mi Lady? Porque si es así, adelante, no le voy a negar el puesto... Será divertido ver como ese muchacho es expuesto a los más exquisitos lujos de manos de su directora y amante- dijo el director, poniéndose en pie para ponerse al mismo nivel que la reina.
- Eso lo está insinuando usted, no yo- sentenció la reina, poniéndose de nuevo recta, haciendo una pequeña reverencia y saliendo del despacho, seguida muy de cerca por sus guardaespaldas, que durante la discusión se habían acercado aún más a su protegida.

Mefiroth, ansioso de aprender más sobre el contenido de los libros que había en la biblioteca, comienza a rebuscar desesperado entre las estanterías, pero encontró un libro muy extraño pero a la vez interesante.
Pensaba que en él encontraría conocimientos interesantes, pero sus páginas no trataban de magia ni de defensa física ni nada parecido, sino de los días que habían transcurrido en un tiempo muy lejano... Las letras estaban escritas a mano y, por lo que se veía, no tenía muy buena caligrafía... Algunas de las palabras no se entendían, pero se podían deducir por el contenido del resto de la frase.
Sin embargo, seguía siendo interesante...

"Hoy han vuelto a discutir mamá y papá... No podía soportar los gritos y los gemidos de mamá, me dolían hasta a mi. Papá lleva tiempo engañándola con otra mujer, pero mamá se niega a dejarle, está demasiado enamorada... Mi hermana comenzó a llorar en cuanto escuchó la pelea, así que no tuve más remedio que llevarla a nuestro escondite, en el bosque... Desde allí no se escucha nada y conseguí tranquilizarla, diciéndole que estaban interpretando una obra de teatro, pero no parecía demasiado convencida... Mamá cada vez tiene más moratones y lesiones en los brazos, pero insiste en que no le digamos nada a nadie, ni siquiera al médico que viene a visitarla de vez en cuando, cada vez viene más... Ella le dice que se cae por las escaleras del vestíbulo, pero yo sé que papá la mete en un armario que hay en el pasillo de la cuarta planta y allí le pega... Es horroroso... Cada día odio más a papá y cada día veo más cerca el momento de acabar con el sufrimiento de mi madre..."

Dana, la profesora de adivinación, escudriñó con la mirada a Fistandantilus y comprobó que le estaba diciendo la verdad.
- Mira, si quieres poder y avanzar, lo único que puedes hacer es aplicarte mucho en las clases o sugerir actividades extraescolares por las tardes... Deberías olvidarte de ese túnel... No tengo demasiada información sobre este lugar, pero sí sé que es demasiado peligroso para ir investigando por tu propia cuenta... Abrir ese túnel y adentrarte en él solo te traerá problemas, incluso la muerte...- le dijo la profesora, sonando bastante convincente.
Ahora era tarea de Fistandantilus creerla o no, aunque la profesora no tenía pintas de querer engañarle, sólo de protegerle.

[Sala de profesores - biblioteca]

La advertencia de Dana me heló la sangre.  Noté como el pulso se me aceleró ligeramente mientras pasaban por mi cabeza muchas ideas.  Levanté la mirada, con el fuego de la ambición en los ojos, y contesté:

"Sea pues.  Como actividad extraescolar.  Ayúdame a abrir el tunel, Dana, y no volverás a saber del asunto por mis labios.  Confío en mi preparación y habilidad, mas si quieres, puedes acompañarme.  Estoy convencido de que no te arrepentiras.  Tienes un don para saber, y saber es lo que quieres... ¿o no?

Sea como sea, te espero hoy (miércoles), despues de la clase de adivinación en el aula vacía de la segunda planta.  Si no vienes empezaré solo, aunque reconozco que me gustaría tener a alguien con experiencia en quién pueda confiar al lado."

Dicho esto, hice una reverencia y me marché.  No esperaba tocar la fibra sensible, sino incitar su curiosidad, si bien era cierto que empezaría sin ella sin saber qué podría pasar.

Me fuí a la biblioteca y busqué un libro de contraconjuros para abrir el candado de la vitrina.

| CONJUNTA WALGIOR & JAIRON RHAUS |

Walgior: Al terminar de comer salí lo más rapido posible del comedor. Salí al jardí y dí una fuerte bocanada de aire, miré a los cielos y vi mi águila vigilante como siempre. Pasé por al lado de Hëndel, acompañado por un chico pero no los miré, no quería que vieran mis magulladuras. Caminé hasta encontrar un buen árbol, justo antes de sentarme escuché un paso detras de mí, me giré con rapidez y ví a Jairon sonriente. Maldita sea mi suerte...
-¿Qué quieres?.-pregunté más borde de lo habitual.

Jairon: Ví como Walgior salió del comedor y le seguí hasta el jardín.
-Yo tambien me alegro de verte, aunque no a pasado mucho desde que hablamos. ¿Una hora?.-reí por lo bajo.-Perdona Walgior, pero me tienes enamorado y no puedo olvidarme de ti.-le sonreí divertido.

Walgior: Reí entre dientes y me acerqué a el.
-¿Qué diablos quieres, Jairon?.-debia admitir que aquel chico los tenia bien puestos...

Jairon: Sonreí de nuevo, pero esta vez de satisfación.
-Ya hablamos sobre lo que quiero, eres un digno compañero de batalla Walgior y te aseguro que no me gusta halagar a la gente así como así.-aclaré, mirandole fijamente a los ojos.-Sé que luchas por tu cuenta, yo tambien. Seguro que dos buenos guerreros juntos pueden dar mucho de sí, ¿no crees?.

Walgior: Me giré, dandole la espalda y andando hacia el árbol.
-Tal vez...-susurré, sentandome al pie del árbol, apollando mi espalda en el. Miré su espada, igual que la mia. Ya la habia observado antes...-Buena espada.-dije sin apartar los ojos de ella.

Jairon: Desenvainé mi espada con rapidez.
-Es estupenda, si.-dí un par de mandobles al aire y la mantube en orizontal, observando la afilada oja.-Para mi gusto personal, la mejor, nunca e visto una así. Excepto la tuya, claro.-fijé mi mirada en el mango de su espada y envainé la mia.

Walgior: Me levanté y saqué lentamente mi espada de su funda, haciendo que la oja brillase al contacto del sol un par de veces.
-Identicas.-deduje. Sin previo aviso me avalancé sobre el con espada en mano y ataqué en vertical.

Jairon: Dí un salto hacia atras y sacando mi espada con rapidez bloqueé su ataque, quedando ambas espadas juntas y nuestras caras de ellas tambien.
-Un gran equipo, sin duda.-le empujé hacia atras y le ataqué yo esta vez, bloqueandomelo el sin problemas, al igual que yo más tarde, y luego el... Combatimos en silencio durante unos minutos. Lo estaba disfrutando y sabia que el tambien. Aquellas dos espadas se comprendian perfectamente al igual que sus poseedores. Nos moviamos a la par, parecía una danza...

[ Escaleras de la entrada ]

- Me parece lo más sensato. Este internado está lleno de secretistas y nunca nos enteraremos de las cosas preguntando o leyendo libros en la biblioteca. -, le digo a Hëndel sin soltarle las manos.

Sus manos... suaves... las recuerdo de la otra noche... también recuerdo sus labios, su cuerpo, y extraño esa sensación. Acerqué mi cara a su rostro, sin dejar de mirarla a los ojos, y atrayéndola hacia mí, le di un profundo beso que hizo que mi sangre comience a bullir.

- Mi princesa, idearé un plan para investigar esta misma noche en su despacho... -, le digo mientras vuelvo a besarla, sin temor por que alguien nos viera. - Después, podríamos dar otro paseo, si te apetece. -

|Escaleras de la entrada|

- Sí, no creo que saquemos nada preguntando... De todas formas, quiero ayudarte para que puedas entrar e investigar el despacho del director- le dije a Sirius, ignorando de momento sus miradas y sus besos-. Podría entretenerle mientras tú entras en el despacho y buscas algo de información... Seguro que ahí dentro hay algo que pueda ser de ayuda-.
En ese momento, ya no ignoraba sus miradas y sus besos, al contrario... Los correspondía...
- Sí, claro... Tenemos algo pendiente tú y yo, ¿no crees?- le pregunté, insinuante.

|NOTA MASTER|

La partida no ha llegado a cerrarse... Sólo que no pude conectarme durante estos días porque he tenido tres exámenes seguidos, y además bastante complicados.
Podéis seguir posteando, ya que he visto vuestras reacciones y he decidido que si hay algunos que quieren jugar, les daré juego para que no necesiten a nadie más :P
Así que, en breve, os prometo una nueva jugada master con la que os engancharé a todos los que posteáis y dedicaros muchísimo más tiempo a vuestros personajes.

Un saludo, Medea.

[Biblioteca]

La emoción me desbordaba.  No sabía cual sería la respusta de Dana, y estaba realmente impaciente.  El tiempo pasaba, y yo sentía que estaba en una carrera contrareloj.

Deseaba fervientemente poerme a prueba a mí mismo.  Aquella sería mi oportunidad, o al menos, eso pensaba yo.

|JUGADA MASTER|

Fistandantilus seguía en su empeño de abrir esa vitrina y de conseguir la manera de atravesar aquella puerta de piedra, que tenía grabadas palabras en un idioma élfico muy antiguo, ya en desuso.
Encontró un libro en el que daba la posibilidad de que las personas pudieran tener continuamente las puertas cerradas, sin posible contra-hechizo. Aquello se debía a que la magia de esa persona estaba continuamente en funcionamiento, cerrando con fuerza alguna puerta que no quisiera que se abriera nunca.
Ese parecía ser el caso de la vitrina del aula vacía. Fistandantilus había intentado con todo tipo de hechizos abrir esa vitrina, pero no había dado resultado. Parecía que la teoría de aquel libro empezaba a recobrar fuerza.
Aquello explicaba que ninguno de sus hechizos surtiera efecto, ¿pero quién era la persona que estaba cerrando permanentemente aquella vitrina? Fuera quien fuere, debía ser alguien demasiado poderoso como para poder permitirse ese desgaste mágico y físico, pues era estar utilizando magia a todas horas del día.
La cuestión que se le planteaba entonces al joven hechicero era: ¿quién era esa persona y cómo iba a poder deshacer esa conexión?
El libro tenía la respuesta... El truco estaba en tener demasiado ocupada a esa persona o dejarla inconsciente, pero el libro no especificaba más sobre ese asunto, así que a Fistandantilus no le quedaba otra alternativa que investigar sobre quién podía ser esa persona.
Justo en ese momento llegaba Naida, y parecía que iba sola. Se acercó al joven Fistandantilus, con una sonrisa en la cara.
- Hola, ¿qué tal? ¿No te separas nunca de la biblioteca?- bromeó, dedicándole una amplia sonrisa-. ¿Qué estás leyendo?- le preguntó, sin dirigir la mirada a los libros que tenía en las manos. No era una muchacha cotilla.

Neith, que vio de lejos como Jairon y un elfo (Walgior) estaban enfrascados en un combate, se acercó de inmediato y sigilosamente, para interponerse entre ambos con dos espadas, una en cada mano, interceptando los ataques de ambos, bloqueando sus espadas, dejándoles sorprendidos.
- Vaya vaya, lo que hace el aburrimiento...- dijo la muchacha, aún con las espadas en alto. Con una sonrisa maliciosa le dedicó un guiño de ojo a Jairon y otro a Walgior-. A ti no te conozco... Soy Neith. Te daría la mano encantada pero creo que la tengo bastante ocupada- dijo, enseñando los dientes con su sonrisa maléfica.
"Es extraño pero tienen la misma manera de luchar...", pensó la joven.

Sirius y Hëndel seguían empeñados en investigar al director, pues algo misterioso había en él tras no haber querido profundizar demasiado en el tema de la torre.
- Venga, vamos a su despacho. Tocaré la puerta y si no me abre, entras, acompañado de mi conejo... Yo me quedaré en la puerta vigilando y si viene avisaré mentalmente a mi conejo para que te avise. Lo distraeré y saldrás por la ventana con Rakkir... Y si no viene, mejor que mejor- le dijo, agarrándole fuertemente de la mano, encaminándose hacia la puerta del despacho del director.
Una vez allí, se paró delante de ésta y tocó un par de veces, pero el director no estaba allí en ese momento.
Hëndel abrió la puerta para que Sirius pudiera entrar, entregándole también su conejo, que lo llevaba siempre en el bolsillo que se cosía a los vestidos para poder transportarlo. Le dio un beso en los labios, dándole también un largo abrazo.
- Ten cuidado...- le dijo, dedicándole una tierna mirada, esperando a que el joven entrara para empezar a hacer la guardia.
Justo en ese momento escucharon algunos gemidos en la puerta de al lado, justo en la que dormía la hechicera recién llegada, Cassandra...

(Escena con Spoiler. Para leerla, marcar con el ratón y arrastrar sin soltar el botón del ratón, pero aviso de que es una escena subidita de tono).

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Después de un rato, ya habían agotado sus fuerzas. Cassandra y Frank se encontraban entonces encima de la cama, exhaustos...
- Ha sido fantástico...- dijo Frank, con una sonrisa, abrazando a Cassandra.
Ella, encantada, le dio un beso apasionado al elfo, demostrando que no era una mujer que se conformara con tan poco.
- Sí, aunque soy una mujer insaciable...- le susurró ésta al oído con una sonrisa, mordiéndole el lóbulo de la oreja.
- No te preocupes, tengo una sorpresa preparada para ti- le dijo Frank, levantándose de la cama, comenzando a vestirse-. Ya es hora de que en este internado se reconozca lo maravillosa que eres, y no me refiero a lo maravillosa que eres en la cama, sino a lo poderosa que eres- especificó el elfo, con una sonrisa picarona, que era imitada por Cassandra.

[ Despacho del Director ]

Bueno, ya estoy dentro con el conejo de Hëndel dando vueltas por aquí y esperando que no venga nadie a molestarme mientras echo un pequeño vistazo. Comienzo a mirar cada una de las cosas de su despacho, empezando, claro, por los papeles que tiene sueltos por el lugar. No sé muy bien por donde empezar, hay demasiadas cosas y tampoco sé si ha dejado alguna trampa colocada para algún intruso.

Niego con la cabeza. Es poco probable... ya que quién sería el loco de entrar a escondidas a su despacho para robar cosas que pueden ser importantes. En ese momento mi imagen aparece en un espejo y me sonrío. Doy las gracias al destino por responder a mi pregunta retórica y continúo buscando.

En ese momento, reparo en una cosa, creo que es posible realizar un hechizo de detección, claro que no sé que demonios buscar y el tiempo es escaso, pero bueno, si tengo éxito, podría tardar menos tiempo en mis quehaceres. En cambio, si el hechizo sale mal, pues... tendré que apañarmelas como pueda para buscar lo que necesito... o simplemente llevarmelo todo.

Busco como siempre, el contacto mental con mi fiel amigo Rakkir el cual sobrevuela veloz los alrededores del castillo, sabiendo muy bien que es lo que estoy haciendo y mi precaria situación. Si el director entra de repente, sin darle tiempo a mi princesa a reaccionar, estaré perdido.

Rápidamente, me concentro y utilizando el poder que me cede Rakkir para aumentar el mio, realizo unos ademanes con mis manos, para intentar descubrir algo importante en este desordenado despacho.

En ese momento, cuando el hechizo se ejecuta, una luz intensa ciega mi mente, y cuando abro los ojos, todo parece estar mucho más claro...

[Biblioteca]

Cerré el libro, lleno de satisfacción por la información encontrada.  En esos momentos entraba Naida en la biblioteca.

-"Hola Naida" - Respondí a su saludo. 

"Me gusta la biblioteca.  Es el sitio ideal para encontrar el camino cuando estas perdido.  Leía un libro de antiguos hechizos.  ¿Que haces por aquí?".

| CONJUNTA WALGIOR & JAIRON RHAUS |

| Jardín |

Walgior: Aparté mi espada que estaba sobre la de aquella chica de forma bastante brusca.
-¿Quién eres para interrumpir de esta manera?.-pedí una explicación indignado. Jairon me demostró ser un magnifico luchador, manejaba de forma excelente y precisa la espada ademas de tener fuerza para dar buenos golpes.

Jairon: Quité mi espada con suavidad y sonreí.
-Perdona ami amigo, Neith, en el fondo es un encanto.-le expliqué sonriente.-Pero cuidado, al principio muerde.-Walgior me fulminó con la mirada y yo reí un poco. Aquel Walgior se molestaba con facilidad.

estoy teniendo muchos problemas para postear... master mandame un mail a mi hotmail.

almonte1986@hotmail.com

necesito hablar con uno de ustedes. No podre postear por ahora asi k sigan sin mi por un tiempo... mas o menos una semana...

|EVALUACIÓN DE JUGADAS|

El hechizo de Sirius surte efecto y le muestra que hay varias cosas ocultas en aquel despacho... ¿Por cuál empezar? ¿Cual de ellas podría ser la clave del éxito de su búsqueda?
Uno de los cajones del escritorio brillaban con fuerza, mostrándole que allí había algo que el director se había tomado muchas molestias en esconder, pero ni siquiera estaba cerrado con magia. No tenía protección alguna.
Otro de los objetos que brillaban en ese despacho era, casualmente, la ventana... Pero aparentemente no se veía nada en la ventana que pudiera ayudarles a descubrir lo que el director escondía...
A los pocos segundos se dio cuenta de que la habitación tenía más luz todavía, y era porque el tercer objeto que brillaba aún con más fuerza era la lámpara que colgaba del tejado. La vela que había en su interior no estaba encendida, así que Sirius se dio cuenta de que ahí también había algo escondido.
Todo resultaba ser bastante extraño, pero quizá todo aquello era la clave para destapar las intenciones del director.

|Biblioteca|

- Vaya, parece bastante interesante- le dije, con una sonrisa. Me encogí de hombros ante la pregunta que me formuló a continuación-. La verdad es que estaba dando una vuelta y, al pasar por la puerta de la biblioteca, te vi buscando libros en la estantería... Quería saber si estabas bien y agradecerte que estuvieras conmigo en la enfermería cuando estaba tan grave... Fue un detalle por tu parte- le dije, sintiendo un impulso enorme por darle un fuerte abrazo, pero no lo hice por miedo a reacciones inesperadas... Tampoco quería que Olwë pensara nada extraño, ni tampoco Fistandantilus, así que me limité a sonreir.
- ¿Puedo ayudarte con eso?- le pregunté, esperando que me dijera que sí.

|NOTA MASTER|

Muy buenos días a todos,

Quería recordaros que está permitida la publicación de banner's en las jugadas de vuestros personajes, tal y como he estado yo haciendo con cada jugada que he puesto desde la master de ayer.

Para aquellos que no puedan o no sepan usar el Photoshop, he de comunicaros que estoy disponible para haceros los banner que queráis, ya que me encanta usar el Photoshop y así practico diferentes tácticas para hacerlos.

Aquel que quiera un banner personalizado de su personaje sólo tiene que mandarme un email o dejar un aviso en Off-topic, y en uno o dos días como mucho tendréis vuestro banner "By Medea" ;)

Bueno, sin nada más que añadir, espero que os esté gustando lo que os voy preparando.

Atte: Medea.

[ Jugada conjunta Sirius - Hëndel - Master]

[ Despacho del Director ]

Sirius: La sala comienza a brillar completamente, con una especie de luz clara y tranquila. Sin embargo, noto como en ciertos puntos, la luz es mas colorida, como si de un arcoiris se tratase, unos círculos concentricos de varios colores brillan en distintas partes de la habitación.

La primera que veo, y la cual me parece un buen lugar para esconder algo, es una lámpara que cuelga del techo de la habitación. Con celeridad, pero sin hacer ruido, acerco una silla bajo la lámpara, y subiendome a ella, mi mano puede llegar al interior, donde la vela está apagada y comienzo a tantear a ver que encuentro.

Master: La mano de Sirius empieza a tantear el interior de la lámpara, sin riesgo de poder quemarse, ya que la vela se encuentra apagada en ese instante.
De repente, sus dedos rozan un trozo de pergamino y cuando Sirius lo coge se da cuenta de que es una carta, escrita a pluma y con una caligrafía excelente.
Parecía tener muchos años, ya que estaba llena de telarañas y polvo, además de que parecía haber sufrido alguna pequeña quemadura, algo que no cuadraba con la situación.
Si el director había escondido allí esa carta, ¿para qué iba a encender la vela sabiendo que la carta estaba allí escondida?
Sirius no parecía disponer de demasiado tiempo, pues se escuchaba la voz de Hëndel fuera, intentando retener al director, que acababa de llegar al pasillo.

Sirius: Guardo lo encontrado en el bolsillo y coloco la silla en su sitio, nuevamente sin hacer ruido, pero espoleado por la voz de Hëndel fuera del pasillo. No tengo tiempo de limpiar la silla, así que la dejo donde está. Acto seguido, me dirijo al cajón y lo abro con cuidado. Es extraño que brille tanto, pero no esté cerrado con llave. Creo que el director es una persona muy confiada.

Debo darme prisa, pienso, mientras llamo mentalmente a mi dragón para que se acerque a la ventana y que esté preparado para mi huida.

Master: Cuando Sirius abre el cajón se encuentra con pergaminos en blanco, sin nada escrito en ellos... Había también una pluma, pero al igual que la carta, parecían tener muchos años... No parecía haber nada extraño en ese cajón, sin embargo, había brillado con el hechizo conjurado por Sirius...

Fuera, en el pasillo, se oía al director:

- Por favor, Hëndel, si tiene algún problema con los insectos que se introducen en su habitación lo mejor es que lo hablemos en mi despacho y tomemos medidas para que eso no ocurra- decía el director.

- Pero, ¿qué dice? ¿He dicho insectos? ¡Quería decir centauros! ¡Están en mi habitación, venga, venga, se lo enseñaré!- decía Hëndel, comunicándose mentalmente con su conejo, provocando que éste comenzara a pegar saltos avisando a Sirius.

Sirius: Guardo todo lo que encuentro en otro bolsillo y me dirijo directamente a la ventana, la cual abro con rapidez y espoleo a Rakkir para que se acerque. No entiendo por que esta ventana brilla tanto como los pergaminos, pero si no descubro nada en ella, ya podré volver por el aire y revisarla desde fuera.

Master: Cuando Rakkir se acerca a la ventana para que Sirius se suba a su lomo, éste se choca contra lo que parecía un cristal invisible en la ventana, lo que le impedía poder salir.
Por suerte, en el pasillo, a pesar de que Hëndel ya no podía controlar al director para que no entrara al despacho, el Jefe del Consejo Élfico llegaba también al lugar, interrumpiendo la conversación del director con la elfa.

- Señor director, necesito que acuda ahora mismo a la sala de reuniones, tenemos que hablar de un asunto importante- dijo Frank, marchándose acompañado del director.

- Ya trataremos este tema con más detenimiento, Hëndel- finalizó Mark, siguiendo al elfo.
De repente, se perdieron de vista.

Sirius: Mierda. ¿Que demonios es esto? Comienzo a buscar por todos lados en la barrera invisible algo que haya ocultado. Miro fuera de la ventana, en el marco, en el cristal. La ventana brillaba demasiado, no puede ser que sea sólo una forma de impedir que la gente entre o salga de su despacho. Comienzo a recitar un pequeño hechizo para ver si puedo descubrir que oculta esta barrera. Debo darme prisa, el director no puede tardan en volver.

Master: La ventana sigue intacta, nada cambia en ella ni en la luz que proyecta en las paredes de la habitación.

De repente, la puerta del despacho se abre, pero para alivio de Sirius, se trata de Hëndel.

- Venga, venga- susurró la elfa, metiéndole prisa al muchacho-. Se ha ido pero no creo que tarde mucho en volver... Venga, vámonos- dijo Hëndel, dejando la puerta abierta y vigilando el pasillo, por si el director volvía-. Corre, sal-.

Sirius: No espero un segundo más y salgo corriendo tras Hëndel escapando del despacho del director.

- Vamonos a un sitio donde te pueda contar lo que he encontrado, Hëndel. Hay cosas interesantes. -