Partida Rol por web

Era la hora señalada. Charles se encontraba en la puerta del museo con cara de asombro.

Había quedado con su viejo amigo Michael Oubrey, director del Museo de Arte de Arkham para cenar, pero lo que se encontró fue una cinta policial que le cerraba el paso.

Mientras miraba aquella cinta amarilla y negra decidiendo si darse la vuelta y volver a su casa oyó una voz casi al final de la calle.

-¡Charles! ¡Espera!- dijo Michael mientras se acercaba a grandes pasos con la cara roja por el esfuerzo. -Espero sepas disculparme. Había olvidado completamente nuestra cita de esta noche... Por favor entra conmigo, te lo explicaré todo con más calma en mi despacho- dicho lo cual, acompañó a su jóven amigo al interior del edificio.

Una vez acomodados en los mullidos sillones del despacho de Oubrey, el director puso a su visitante al corriente de lo que había ocurrido. Al parecer había sido un intento de robo seguramente con "Las Brujas de Salem" como objetivo, o al menos eso pensaban, pues los asaltantes no se habían llevado nada.

John avanzaba por la calle con sus pensamientos enfocados en la nota que le había mandado su amigo Charles Stone. Hacía tiempo que trabajaban juntos resolviendo casos que la comisaría desechaba, pero que al investigador le proporcionaban pingües beneficios.

Estimado amigo.
Tras el intento de robo de ayer en el
museo el director está algo nervioso y ha
solicitado la ayuda de la policía.

Nosotros no tenemos personal para
vigilar durante la noche el museo, pero he
pensado que a ti y a tus colegas si que
podría interesaros. Recibirías la paga
habitual más un plus por nocturnidad.

Te espero en el museo.

Charles.

En esta ocasión parecía que dichos beneficios no iban a ser menos, y además el caso prometía ser interesante.

Cuando se encontraba a unas decenas de metros de la puerta del museo, John observó dos figuras paradas bajo el quicio, conversando en voz baja.

A uno de ellos lo reconoció enseguida, era Charles, al otro no le conocía, pero olía a polizonte desde allí.

El ánimo de Robert no había mejorado en el camino hasta el museo, ni siquiera cuando se encontró en la puerta con su compañero Charles Stone. Siempre se habían llevado bien y se podía incluso decir que eran algo parecido a amigos.

-¡Ey, Robert!- le llamó Charles -Menos mal que has llegado... Mira, no te voy a engañar, aquí hay muy poco que rascar y ya sabes que las estadísticas semestrales están al caer...- dijo mirando de reojo la calle como esperando que asuntos internos le detuviesen en aquel mismo momento.

-La cuestión es que aquí hay algo que no me cuadra, y creo que tu piensas igual, ¿me equivoco?- le preguntó en voz baja.-He conseguido que el comisario nos deje esta noche para echar un vistazo. He quedado aquí con un viejo conocido, John Finder, es un investigador privado bastante bueno, creo que podría sernos útil para la investigación. Debería estar a punto de llegar-.

Hacia tiempo que la vida del periodista se había vuelto convulsa y caótica, un día aquí, otro día allá... Cualquier excusa era buena para mantenerse lejos de su casa, ahora tan vacía. La inauguración de la exposición de Pintores Americanos del museo de arte de Arkham era tan buena como cualquier otra.

Su sorpresa fue cuando se encontró en la puerta del museo con un coche patrulla y una cinta policial en la puerta, junto a tres hombres que, aparentemente, deberían ser policías, aunque no iban de uniforme. Parecía que su trabajo allí iba a ser breve.

Con su cámara de fotos colgando como un péndulo, se disponía a darse la vuelta para pedir un taxí cuando una voz le sobresaltó.

-¡Oiga!, ¿ese cacharro que lleva al cuello funciona?- le preguntó el hombre -¿Le gustaría ganarse unos dólares extra?- decía uno de los hombres que se encontraba en la puerta.

-Bufff no me hables de eso... Mismamente acabo de hablar con el jefe -Indicó refiriéndose al Comisario. -Me está presionando para que cierre esto, así que más vale que encontremos algo o ya si que no puedo mantener esto más tiempo abierto.

Tras un breve lapso de tiempo volvió a hablar.

-¿Podríamos ir entrando?- Sugirió. -Quiero echarle otro vistazo a esto, hay algo que me huele a chamusquina y no termino de ver qué es. ¿Por qué entrar? No me creo que tuvieran que largarse pitando, habría indicios de algo, ¿no crees?

John aceleró el paso y se acercó con la intención de saludar Charles y enterarse de quién era la persona que estaba con él.

-Claro, pasemos dentro...- estaba diciendo Charles cuando, por detrás se acercó un hombre embutido en una gabardina con un sombrero de ala ancha calado en la cabeza.

-¡Caramba, John! Llegas antes de lo que esperaba. Este es el detective Robert Graves, es quien se ha estado encargando del caso- dijo señalando al hombre que tenía a su lado.

-Robert, este es John, el investigador del que te he estado hablando. Nos ayudará a buscar alguna pista que se nos haya podido pasar por alto-.

-Encantado. Como ha dicho mi colega soy el detective Graves. –Se presentó nuevamente mientras le tendía la mano con la esperanza de conocer su apellido. No sentía la misma confianza de su compañero para dirigirse al recién llegado por su nombre de pila. –Según he escuchado tienes buenas referencias.

- ¡Hola Charles! Ya sabes que lo mio con la puntualidad es casi enfermizo. -Dijo John sonriendo mientras estrechaba amigablemente la mano de Stone-.

Después de saludar a su amigo se giro hacia su acompañante y ofreciendo su mano dijo: -Encantado Sr. Graves, un placer conocerle. En cuanto a lo de las referencias... todo depende de con quién hable usted sobre mi. -Dijo John esbozando una pequeña sonrisa que intentaba ganarse la simpatía de su interlocutor. -Por cierto, -continuó- mi nombre completo es John Finder, veo que los modales de Charles no mejoran con el paso del tiempo. -Esta vez la sonrisa fue burlona y se la dirigió a su amigo.

El detective Graves no pudo reprimir una sonrisa ante el comentario que realizó su interlocutor. Tras ello se dispuso a poner al recién llegado en antecedentes:

-Llegas justo a tiempo, íbamos a entrar nuevamente en… Vamos a llamarlo escena del crimen aunque de momento no hay indicios de delito al margen de un allanamiento confirmado. Según los testigos, no parece faltar nada –Aclaró mientras se rascaba la barbilla. –Es extraño, lo sé. ¿Fueron sorprendidos y tuvieron que dejar todo a medias? ¿Y si lo que realmente pasó no es un robo si no otra cosa? Ni idea. –Finalmente desistió en hacer conjeturas mientras se encaminaba al interior confiando en que nuevas pruebas arrojasen luz a aquel caso.

Llevaba pocas horas en Arkham. El tren desde Bellow Falls le había dejado en la estación entrada la noche así que apenas tuvo tiempo de registrarse en el hotel, deshacer la maleta y leer el dossier sobre la exposición que le habían mandado desde el departamento de prensa. 
Afortunadamente la habitación era comodísima y había descansado como hacía semanas que no hacía. Su cama de matrimonio se le hacía demasiado grande y cualquier cambio era una mejoría. 

Se había levantado temprano y tras desayunar se preparó. Un buen afeitado a navaja y el pelo aplastado con brillantina con un aroma espectacular. Un traje beige impoluto. Sombrero de felpa gris. Arkham le esperaba. 

O no... La cinta policial y los coches de policía no parecían la mejor bienvenida. 
No hombre no... ¿cerrado? 

Tenía el hotel pagado para 2 noches pero le iba a resultar difícil justificar el quedarse en Arkham si la exposición había sido cancelada. Pensó por un momento acercarse a preguntar a los policías pero un taxi se acercaba así que decidió levantar la mano y volver al hotel. 
Ya llamaré al museo desde el hotel para confirmar.

-¡Oiga!, ¿ese cacharro que lleva al cuello funciona? ¿Le gustaría ganarse unos dólares extra?

Eh... ¿cómo?. Si si, claro que funciona. ¿Qué necesitan?

Los dólares extra era lo último que le importaba. Pero tenía claro que llevarse bien con la policía era clave para su trabajo.

-La verdad es que todo este asunto es casi seguro una perdida de tiempo, pero no sé... hay gato encerrado. Puede que se nos pasara algo, normalmente nos acompaña Wells tomando fotografías, pero su mujer ha dado a luz hace un par de días... La cuestión es que sin documentación gráfica, la única solución es volver a revisar la escena del crimen- dijo con resignación. Odiaba hacer lo mismo dos veces.

-Eso y tomar fotos de todo lo que encontremos, claro- añadió mirando a John, el recién llegado de arriba abajo -¡Maldita sea John! ¿No te dije que trajeras tu cámara?- dijo alzando la voz.

Repasó mentalmente la nota que había redactado deprisa y corriendo y enviado al detective a través de un mensajero: No, no se lo había dicho, pero jamás lo reconocería.

-Bueno, como sea, no tenemos tiempo que perder, solo disponemos de esta noche- añadió mirando a su alrededor.

Vio a un tipo con una cámara al cuello, esa podría ser su salvación.

-¡Oiga!, ¿ese cacharro que lleva al cuello funciona?- le preguntó -¿Le gustaría ganarse unos dólares extra?- 

El hombre con la cámara al cuello se acercó al grupo.

Avanzó hacia las escaleras y se plantó frente a los tres hombres que le observaban con mirada inquisitiva.

-Buenos días caballero. Soy el Detective Graves, ese hombre que os ha avasallado es mi compañero Stone. -Se presentó mientras le tendía la mano al recién llegado. Su intención era la de tranquilizar al recién llegado. -Necesitamos su cámara para revisar una cosilla, un detalle menor. -Subrayó con un movimiento de manos pretendiendo quitar hierro al asunto. -Pronto podrás seguir con su rutina.

- ¿Revisar mi cámara? ¿A razón de qué Detective? - Phil se muestra contrariado - Acabo de bajarme de un taxi y me disponía a subir a otro al ver que el museo está cerrado. 

¿Un asunto menor? Pensé que pretendían que tomase alguna foto y les diese el carrete...

-No queremos revisarla, tranquilícese, de hecho usted nos acompañará, ¿qué le parece? -Le preguntó mientras miraba a su compañero confiando en que este aprobase su decisión. -De hecho podrá entrar en el museo, así no habrá realizado su viaje en balde, eso sí... Tendrá que estar con nosotros. -Su mirada no admitía réplica.

-Tendré que estar pendiente de las acciones del recién llegado, podría ser un civil cualquiera o alguien con intención de limpiar sus huellas... -Pensó para sus adentros mientras le miraba, en esos momentos no convenía dejar nada en el tintero.

Ah ah.... bueno. Sí claro. - Phil cambia el gesto - Ya ofrecí mi ayuda a su compañero, pero a usted le entendí que quería revisar mi aparato. Perdone, pero es propiedad de mi periódico y no quiero que sea dañada. ¿Qué necesitan?

John, que hasta ese momento se había mantenido al margen, decidió presentarse y contrarrestar un poco el ímpetu que había demostrado Graves. - Buenos días señor, permítame que me presente... mi nombre es John Finder, y estoy colaborando con estos caballeros en una pequeña investigación para la que su cámara se ha convertido en un elemento indispensable. Si es tan amable de acompañarnos al interior le iremos diciendo qué necesitamos exactamente.

- Por favor, usted primero. 

Phil se levanta el gorro a modo de saludo. 

- Por cierto, qué grosero por mi parte. No me he presentado. Soy Phil McReel, llevo la sección de cultura en el semanario de Bellow Falls. Venía a cubrir la exposición pero ya veo que mi asignación está cambiando de tono...

-Encantado Phil. Interesante trabajo el suyo. Y efectivamente, parece que no es el día más indicado para realizar su trabajo en la exposición, aunque puede que todo cambie y tenga todo el museo sólo para su cámara. -Dijo John imprimiendo a su comentario un ligero tono jocoso para relajar la situación que por unos momentos se había vuelto un poco tensa.

-Si les parece, caballeros, pasemos al interior del museo y pongámonos al día de lo que hemos venido a hacer aquí.