Finalmente Will recibió su ascenso a teniente, a pesar de que Rafael también ser merecía el reconocimiento. Era una decisión muy difícil para Bryan puesto que ambos habían hecho méritos para conseguir el rango, y además los dos eran buenos amigos suyos, pero finalmente la decisión tenía que beneficiar, o perjudicar por la responsabilidad, a uno de los dos. Will adquiriría la responsabilidad de ser el nuevo teniente gracias a sus atributos para reflexionar mientras que Rafael se mantenía como sargento debido a la cercanía que el puesto requería con los soldados y sus habilidades y recientes éxitos en el campo de batalla.

Sin embargo ahora tendrían que caminar los tres solos por la campiña francesa para explorar el camino e informar de como de practicable se encontraba el camino hacía la próxima ciudad que el ejército aliado debería tomar para su conquista de la victoria contra los alemanes.

Avanzaban a través del campo en dirección sur siguiendo de cerca la carretera que según habían leído en un cartel un par de millas atrás les llevaría hasta Carentan. La carretera tenía una cuneta bastante pronunciada y profunda a ambos lados para liberar toda el agua de aquella lluviosa zona del norte de Francia. De vez en cuando se encontraban con unas grandes tuberías que continuaban el camino de la zanja cuando algún otro camino o carretera se juntaba a aquella. Estas intersecciones eran los peores puntos para el grupo, pues debían salir de la cobertura que les proporcionaba la vegetación y los altos arbustos que crecían tras la cuneta y atravesar a descubierto el camino.

Afortunadamente ningún grupo alemán se había cruzado con el grupo a excepción de un camión que transportaba a toda velocidad a varios soldados y del que tuvieron que cubrirse escondiéndose en la maleza. Tras un par de horas más de tranquilo camino, divisaron un edificio de unos tres pisos de altura que se encontraba algo deteriorado por las bombas de los aliados: una de sus fachadas se había derrumbado completamente, pero el esqueleto de la estructura se encontraba perfectamente y continuaba sosteniendo el edificio, cuya posible función antes de la guerra tal vez fuera de granero o algo similar.

   El corazón de Will latía con rapidez. No había dejado de latir acelerado desde que saltó del avión con su paracaídas. Pero ahora era distinto. Controlaba sus nervios, y daba gracias a Dios por poder controlar también sus esfínteres. Ahora solo estaban tres. Tres valientes guerreros con una misión crucial. Crucial para que el resto del batallón tuviera un "paseo agradable" hacia Carentan. Will y sus dos compañeros debían descubrir posiciones enemigas ocultas, acabar con patrullas o hacer lo que sea para que los demás pasaran lo más desapercibidos posible. Y lo harían.

   Los nervios de Will ayudaron a que el joven estuviera más atento. Recordó las clases prácticas en las que debatían sobre Sentencias de la Corte Suprema, o en la que simulaban acalorados juicios. En esos momentos sus nervios también le mantenían alerta, buscando un fallo en la disertación del contrario o una flaqueza en su exposición. Ahora se mantenía atento para evitar que los alemanes les sorprendieran. Y gracias a eso logró escuchar el rugido de un motor entre el sonido de las bombas lejanas, antes de que el camión llegara a su posición y les descubriera. Will echó cuerpo a tierra ocultandose tras unos matorrales y manteniendo el rifle preparado para disparar. Pero no fueron necesarias las balas.

   Avanzaron amparados en la noche, rezando Will cuando debían exponerse a campo abierto y, de nuevo, tirándose tras matorrales, terraplenes o cualquier cosa que pudiera servirles de cobertura. Entonces, frente a ellos, se dibujó el esqueleto de un edificio que, pese a las bombas, se mantenía en pie.

   Will hizo una señal a Kowalczyk y a Vizcaíno para que se fijaran. Luego se señaló a sí mismo y, acto seguido, se señaló con el índice y el corazón a sus ojos. Su intención era adelantarse para observar y ver si había alemanes apostados en ese edificio. Podría comunicarse con sus compañeros mediante el bendito sistema de clicks.

Hasta el momento había sido un paseo, pero estaba claro que no sería así siempre. Tan solo la aparición del camión les recordó que el enemigo todavía dominaba el terreno.

Ahora habían llegado a un buen punto de referencia. El edificio parecía tener buena altura para poder echar un vistazo al entorno, también podría ser un refugio temporal. Pero también cabía la posibilidad de que hubiese enemigos dentro.

Bryan captó la intención de William y asintió. Indicó a Vizcaíno que le siguiera y buscó un lugar cercano dónde pudiesen agazaparse bien a cubierto, pero a la vez ver a William para apoyarle si se daba el caso.  

Ahora quedaba confiar en la suerte. 

La carretera era larga y recta y se mantenía así durante unas cuantas millas, el edificio estaba situado frente a ésta y quedaba al flanco izquierdo de donde ellos se encontraban. Sherman salió de entre las sombras y se adelantó unos metros para observar si había algún peligro o si el edificio tenía enemigos dentro. Mientras tanto Vizcaino y Kowalczyk se escondían entre a maleza para cubrir a su compañero.

   La carretera era un auténtico despoblado. Hasta acercarse a la casa Will estaba vendido, pero confiaba en que la oscuridad de la noche le cobijara, y que otros menesteres distrajeran a los alemanes para que no centraran sus esfuerzos en la vigilia. De nuevo haciendo algo que no había hecho nunca, rezar, Will salió al trote el trecho que le separaba hasta la casa, medio agachado, y tratando de buscar alguna sombra que le sirviera de cobertura. Pero por si acaso, llevaba el fusil preparado para disparar en cuanto el efecto sorpresa se esfumase.

Mientras Will se adelantaba, Bryan buscó junto a Vizcaíno un buen lugar para verlo y controlarlo todo sin ser descubierto. Tarea difícil, por otra parte. La maleza le arañaba el casco al andar en cuclillas, miraba hacia la casa y los alrededores de la misma. 

—Rafa, creo que aquí estamos bien situados. Tú controla el flanco izquierdo de la casa y yo el derecho.

Estaba atento a escuchar ruidos, voces, lo que fuera. De momento todo parecía tranquilo.

Will salió por la carretera avanzando hacia el edificio con cautela aprovechando las sombras y la oscuridad de la mejor manera que podía con el objetivo de recortar la distancia que le separaba de su objetivo. Will caminaba encorvado, tratando de agacharse todo lo que le permitían sus piernas sin tener que limitar su velocidad. Pero en realidad el soldado americano no iba tan a cubierto como el mismo pretendía. Al menos desde donde llegó la bala...

Un disparo rompió la tranquilidad y el silencio que se respiraba y estalló como un trueno, una potencia que solo podía tener un rifle de precisión como el que apuntaba a Will desde una distancia tal que ninguno de ellos pudo ver al francotirador. El corazón de Will se detuvo de inmediato y el siguiente latido fue un alivio. La bala golpeó el asfalto frente a su pie, a tan solo un palmo de alcanzarle.

   Will creía ir bien oculto. Pero el estruendo del disparo rompió el silencio y, por un segundo, Will se creyó muerto. Pero el sonido de la bala impactando contra el asfalto le devolvió a la vida. Will alzó la cabeza pero no vio ni escucho nada. No hubo destello, ni gritos de órdenes en alemán. Eso solo podía significar que se enfrentaban a un francotirador bien oculto. En ese caso, sólo podía hacer una cosa. Correr y buscar un lugar donde esconderse. Will buscó un sitio que le ofreciera cobertura y corrió, en zig zag desordenado para evitar la mira del francotirador.

Will se percató de inmediato que un francotirador acechaba en algún punto de las inmediaciones, el disparo había quedado demasiado cerca y no había ningún signo de que hubiera nadie cerca. Ni siquiera había podido ver el reflejo de la mira telescópica del tirador, ni el fogonazo del disparo. Will no supo dónde podría esconderse, y fue buscando la cobertura corriendo en zigzag, pero un nuevo disparo bramó en la noche y esta vez sí, Will sintió un terrible dolor en el pecho y cayó al suelo por culpa de la inercia. Está vez sintió que el dolor era mucho más intenso que en la anterior vez, la bala había golpeado mucho más fuerte y en un sitio peor, sin cobertura que le protegiera esta vez la bala le impactó de lleno.

Antes de caer al suelo Will ya era consciente de que aquellas bocanadas que tanto hacían arder a sus pulmones iban a ser las últimas. La sangre se colaba en sus pulmones con terrible dolor después de que aquella bala le hubiera perforado con tanta fuerza y precisión el pecho. La vista se le nublaba y se volvía borrosa mientras la vida se le escapaba tras cada exhalación. 

Mientras Will avanzaba por la desprotegida carretera escucharon el primer disparo y tanto Rafael como Bryan se giraron hacía el lugar del que procedía. Bryan intentó gritar algo para avisar a Will de que había un francotirador y de que debía tirarse al suelo y ponerse a cubierto, pero antes de que las palabras salieran de su boca Will echó a correr por la carretera con la escasa protección que le proporcionaba el lugar. El francotirador, que desde las alturas controlaba perfectamente la zona, pudo apuntar mejor y el segundo disparo atravesó el pecho de Will y tumbarlo de espaldas contra el suelo con la sangre saliendo a borbotones por el centro de su camisa.

La sola visión de aquello hizo que Bryan perdiera el control y saliera corriendo en pos de su amigo para tratar de ponerlo a cubierto, de socorrerlo. Aquella imagen era difícil de ver para él, no podía quedarse a cubierto y simplemente dejarle allí muriéndose sin hacer nada. Cometiendo una grave imprudencia, Bryan saltó del lugar donde se atrincheraba y corrió junto a su compañero, su amigo.

Pero justo en el momento en que logró colocarse a su par y taparle con las manos la sangre que brotaba de su pecho vio que Will ya no estaba allí con ellos y pudo escuchar el resonar de un tercer disparo y en ese mismo momento se dio cuenta de su error.

Su casco voló por los aires, pero él no sintió nada.

Todo se volvió negro.

Fin de la partida