Partida Rol por web

La reina negra será coronada esta misma medianoche, Alicia, y para eso estás tú aquí. ¿Es que acaso no ansías su poder? Pero tú eres demasiado ingenua como para dominar los poderes del infierno. Por eso debes permitir que yo te reemplace. Ahora que tenemos el poder tan cerca de nosotras, deja de lloriquear, olvídate de Hansel y acepta a tu mitad oscura.  Acéptame a mí y te haré una reina.

De repente, os llega procedente de la sala de invitados el estrépito de decenas de platos y vasos estrellándose contra el suelo.

Alicia espera ansiosa las palabras de hansel cuando aquella voz irrumpe en su cabeza de nuevo; siente como las ansias de poder invaden su cuerpo y de repente, un ruido procedente de la sala de invitados la sacan de su ensimismamiento, así que mira a Hansel y le hace un gesto con la cabeza indicando que deben ir a ver que ha sucedido, sin más palabras sale corriendo   hacia la sala de invitados.

Alarmada por aquel escándalo, Alicia sale corriendo hacia la sala, cruzándose por el camino con el chico de las mallas verdes que, espantado, corre en dirección contraria hacia el balcón.

Alicia espera!...no alcanzo a tomarle la mano para detenerla...Cuando entenderas que debes estar a mi lado, preciosa...Salgo tras sus paso, llevado por el impulso de no separarme de ella y la curiosidad de aquellos sonidos...

Un trueno retumbó por todo el palacio anunciando una fuerte tormenta. Al poco tiempo, los negros nubarrones que cubrían el cielo comezaron a descargar una lluvia torrencial. Hansel se retiró de la intemperie con la intención de buscar a Alicia mientras que Peter se resguardaba a cubierto bajo un soportal.

En el balcón queda apenas una pequeña franja al resguardo de la lluvia y del fuerte viento. Un relámpago desgarra la noche e ilumina vuestras sombrías caras un momento. ¿A qué se habría referido Alicia con aquello de la reina negra? La muchacha no parecía encontrarse en sus cabales, cierto, pero ¿qué habría intentado decir con aquello?

Al salir al balcón, la lluvia y el frío que traen la tormenta, me golpean en la cara. Aunque no es algo que me incomode demasiado, ya que mi cuerpo dejó de emitir calidez hace ya mucho tiempo.

Las palabras del conejo me han calado hondo. En mis ojos brilla la ira hacia el animal. Destellos de rojo escarlata se divisan en mi iris al iluminarse el cielo con un enorme relámpago. Me encuentro ahí de pie, apretando los puños y mordiéndome mis propios labios, sin saber qué hacer a continuación.

Maldita sea, se han vuelto todos locos...Primero la niña llamándome Reina Negra... Maldita endemoniada, ¿cómo se atreve?... Y el roedor tssssssss. Que lo resucite, Ahí, delante de todos... Si esta noche muere dice... Acabaré con él con mis propias manos... maldito bicho...

Sin mirar al chiquillo, pregunto entre dientes.

-¿Qué has averiguado?-

 Peter se tomó unos segundos para organizar sus ideas antes de responder.

 - He averiguado que somos cuatro los no-muertos en este palacio. Tu, yo, Midas... y el capitán Garfio. ¿Cómo? ¿Como pudiste darle a él nuestro don? ¿Por que? Es un pirata sin escrúpulos, él no merece vivir para siempre.- esperó unos instántes una respuesta que no llegó nunca. Suspiró, desesperado.- Está bien. La muerta, Bella, era una bruja al parecer... intentaba detener a algunos hombres lobo, enemigos nuestros entiendo, que acabaron con su vida. El príncipe parece ser el líder de los hombres lobo... y puede que el autor material del asesinato.

Ya había cumplido con su misión, pero le herbía la sangre en su interior. Necesitaba añadir algo más. Aquello no podía acabar de aquella manera. Jugó su última carta.

 - Garfio os insultó, mi señora. Hablando con Alicia y Hansel, parecía dispuesto a ayudar a los hombres lobo. Nos ha traicionado... decid una palabra y yo acabaré gustoso con él.

Peter, esperanzado, sonrió a su reina.

Niego con la cabeza ante la acusación de Peter. Y continúo escuchando, maravillada ante sus descubrimientos.

¿El pelele un hombre lobo? Ja!!!! y asesino... esto es bueno... Y Bella una bruja... ¿quién lo diría?... y era la mejor amiga de la tonta Cenicienta... aquí algo huele mal...

-Pequeño, Garfio no es uno de los nuestros. Si ha revivido, debe haberlo hecho por otros métodos, yo no tengo nada que ver con él en absoluto. Y si queréis terminar con su vida nuevamente, tenéis mi permiso. Pero cuidado...-

Hago una pequeña pausa y miro fijamente al niño a los ojos,

-Cuando yo hablé de un asesino... alguien que quería destruirnos, no me refería al asesino de la insulsa dama de honor... Me refería a que hay un cazador de vampiros entre nosotros y creo saber quién es, no tengo la información confirmada, pero mis sospechas son fundadas. He enviado a Midas a acabar con él, puesto que yo no correré ningún riesgo-.

 Suspiro y continúo.

-Por otra parte... ese conejo blanco... ha estado incitando a Midas a acabar con la vida de su sobrino. Y Garfio también habló sobre él... Tras verlo al fin y haber oído sus palabras... tendremos que terminar con él también... Pero paso a paso, puesto que parece ser muy escurridizo...-

Me doy la vuelta para observar la lluvia caer y añado.

-Tenemos un gran problemas entre manos, pero lo principal es arreglar lo que nos incumbe. El cazador de vampiros y Garfio... Yo me encargaré de revolotear intentando recavar más información.-

Vuelvo a observar al niño y sin contenerme, le doy un tortazo que le disloca el cuello, obligandolo a recolocarselo.

-Y no vuelvas a cuestionarme, ni a dudar de mi... La próxima te estaco y te cuelgo de este mismo balcón para observar el amanecer-.

 Sentado en el suelo, tras ser derribado no tanto por el golpe si no por la sorpresa, Peter parlotea aún un poco más:

 - Yo... mi dama... perdón... él dijo que una bruja le había dado esta nueva vida. Os aseguro que Garfio es un vampiro como nosotros. Pensé que se refería a vos, disculpadme. - poniéndose de nuevo en pie prosiguió - Os ruego, sin embargo, que si hay un cazador entre nosotros me reveleis su identidad. Si Midas falla, deberé protegeros de él... y no dejarme engañar por sus mentiras, claro.

¿Quién sería el cazador? Siempre pensó que se refería al riesgo de los hombres lobo. Pero si había una tercera fuerza en el castillo debía conocer su identidad... era de vital importáncia.

Si en mi rostro pudiera acumularse la sangre por la rabia, estaría de color morado. Rápidamente levanto al niño de los pelos, dejando su rostro a la altura del mío, lo que implica levantarlo a unos 15 cm del suelo. No pone resistencia, lo que facilita el trabajo pero no estoy conforme con eso. Comienzo a hablar entre dientes, mi frío aliento golpeándole en la cara.

-Escúchame bien, mocoso... Dijo que fue una bruja y pensaste que era yo ¿no?, ¿Desde cuando yo tengo poderes mágicos?... Deja de insultarme y céntrate... ¿La muerta no era una bruja?, pues ahí la tienes. No es un vampiro, ya te lo he dicho, ¿No te has quedado a gusto con las ofensas, que ahora me llamas mentirosa o inútil?...-

Sin el menor esfuerzo, lo suelto de repente provocando su caída a mis pies.

-Maldito seas Peter, ¿Es que no aprendes nunca?... Vete, hazme el favor y desaparece de mi vista, haz lo que creas conveniente, con lo que creas conveniente... -​ Respiro hondo, intentando no arrancarle la cabeza al chiquillo. Tras una breve pausa continúo. -El cazador puede ser el muñeco ese de madera que se coló en la ceremonia... No estoy segura, ni tengo información alguna que lo confirme... Sólo he llegado a esa conclusión, puesto que, ¿Quién más puede ser un cazador de vampiros, salvo alguien que convenientemente está hecho de madera?... madera con la cual podría estacarnos en un santiamén...-

 No habia opuesto resistencia puesto que podía flotar sin sufrir daños hasta la altura deseada, fingir la caída fue fácil.

 - Si... mi señora...- masculló entre dientes poniendose en pie de nuevo.

 Sonrió. Tenía su permiso para hacer lo que creyera conveniente... y eso era bueno.

 Peter echó a correr rápidamente.

En la sala de invitados, un hombrecillo calvo de baja estatura está mirando como bailan Hansel y Alicia. Cuando os ve pasar os saluda con una sonrisa amble, pero en este momento no estás para conocer a nuevos invitados: Blancanieves aguarda en el balcón con una de sus presuntas marionetas...

Os disponíais a abandonar el balcón cuando la sombra de una enorme bestia se proyectó sobre el suelo. El príncipe maldito cortó el paso acompañado de Gretel ¿Qué querrían esos dos para salir afuera con aquel tiempo endiabado?

Sonrei

-hola señora ¿Como estáis? hemos venido a hablar con vos, corren desagradables rumores sobre lo que quereis e intentar hacéis pero yo se que son mentira..- observe al chico -¿Señora sois una bruja? Y si lo sois ¿ de que parte estais? Con cenicienta o no-

Segui sonriendo pese al viento que mecia violentamente mi cabello y la lluvia que empezaba a mojar mi vestido poco lujoso. Del pelaje de bestia resbalaban las gotas de agua hasta dar contra los baldosines deslumbrantes de un palacio que perdio a su verdadero dueño.

 - Si me disculpáis....-  Peter se tocó el sombrero al pasar por su lado y, si nadie se lo impedía, se fue del balcón.

 No deseaba dejar sóla a Blancanieves, pero no quería faltarla de nuevo al respeto suponiéndo que no podía defenderse sóla.

Peter Pan, haciendo caso omiso de Gretel y de Bestia se escabulle hacia la habitación donde reposa el cadáver de la dama de honor.