Partida Rol por web

Aunque los demonios menores solo eran una distracción, no estaría mal que se apartasen para seguir con la obra del Emperador. Así que, lanzo un golpe con mi cayado para apartarlos de mi camino, pero parece que hoy no es el día para andarme con sutilezas de esgrima, y menos contra estas criaturas.

- Apartaos malditas, dejad que acabe con vuestros congéneres agusto.

Canalizo mi poder, para abatir a los nuevos contendientes que llenan el espacio sobre el que luchamos, ya había conseguido mejorar las capacidades de mis compañeros, ahora era el momento desencadenar la parte mas destructiva de mi poder, zarcillos de fuego se arremolinan a mi alrededor .... pero tan rápido como han aparecido, vuelven a desaparecer.

- Maldición.

Gi'zgoth'djugruc'kul lanzó una puya para hacer perder la concentración de Trebek pero la concentración del expiador era muy firme. Éste seguía con su combate contra los demonios inferiores pero estos se separaron en el instante en el que una segunda bola de energía se dirige hacia su posición. Él mismo ve el movimiento de los demonios y se gira y abre los brazos para recibir el impacto del proyectil mágico.

.-El Emperador y mi fe son mi escudo! Ni tú ni los Poderes Ruinosos, ni siquiera el Quinto seréis capaces de estruir ese escudo!!.-gritó mientras apuntaba la espada Némesis hacia el engendro demoníaco emplumado. Trebek se había convertido en el centro de atención del demonio y eso beneficiaría a sus hermanos:-Cole, utiliza esa espada para destruir a ese pollo gigante.-dijo a través del comunicador para que no se percatara de su estrategia.

.-Ahora, vosotros. Venid, pues soy vuestra muerte y lleva tiempo esperándoos.-dijo al colocarse en posición de combate y avalanzarse sobre los demonios menores. 

El ataque era preciso, estaba seguro de que iba a traspasar las defensas de ese engendro y que no iba ni a ver el ataque que estaba planeando contra él, ¡Pero qué equivocado estaba! Había subestimado al maldito demonio y me había esquivado... no iba a dejar eso ahí, me adaptaría y atacaría con mayor ferocidad. Nuestra obligación, nuestra vida estaba dedicada a la caída del caos y sus criaturas ajenas a nuestra realidad.

-No importa que sea tu realidad o la nuestra. Caerás, junto contra todos aquellos que osen confrontarnos. -Añado con voz calma mientras me abalanzó contra él y le suelto un mandoblazo.

Sin apenas esfuerzo Korvin acaba con el último de los demonios menores que le acosaban, y seguidamente comienza a avanzar en pos de Cole, rodeado por numerosos engendros y, sobretodo, situado junto al Gran Demonio.

Los segundos pasan y a vuestro alrededor comienza a formarse una enorme pila de cadáveres mutilados, con casi decena y media de cuerpos tendidos en el suelo.

La siniestra meseta endemoniada donde os ha traído el demonio, totalmente cubierta de sangre, dentro de poco se convertirá en un lodazal escarlata, pero vuestros enemigos no cejan en su empeño de querer acabar con vosotros pese a que estáis demostrando que sois demasiado para ellos...

Frente a vosotros, en gigantesco ente demoniaco aún no parece haber mostrado todas sus cartas...

Aunque los Caballeros Grises no han tenido muy buena fortuna en sus últimos ataques, fallando prácticamente todos los intentos de acabar con sus enemigos, por fortuna para ellos la poca pericia de sus enemigos ha jugado en su favor dado que tampoco consiguen ser más que unas figuras molestas en el campo de batalla...

Tras el ataque de Cole, el cual es esquivado por el Gran Demonio, este decide por primera vez girarse hacia el Caballero Gris y atacarle con sus largos brazos, tratando de destrozar su ya tocada servoarmadura... 

- Desaparece de mi vista, mosquito...

Entre tanto, ocho nuevas figuras alcanzan la cima, dispuestas a lanzarse sobre cualquiera de vosotros...

No le voy a dar la opotunidad de golpearme, o me pilla por sorpresa o usaré todo lo que esté en mi mano para acabar con tal macabra y fútil existencia. Puede que me esté esquivando todos los intentos por llegar a él. Pero tarde o temprano no podrá ser lo suficientemente rápido. Me teleporto a otro punto cercano a él y vuelvo a lanzarme al ataque. 

La armadura empieza a ser de color carmesí en vez de gris, pero no me importa, es un baño de la sangre de mis enemigos y me siento orgulloso de llevarla aún con vida. 

-Puedes seguir esquivando mis embestidas, engendro. ¡Tarde o temprano llegaré a ti y seré implacable!

Me lanzo a por él.

Tentáculos, garras, y alas, chocan contra nuestras armaduras, visiones repugnantes, mutilaciones y muerte chocan contra nuestras mentes. La fe, nuestras armas, y nuestra voluntad inquebrantable,  golpea incesante al enemigo del Emperador.

- No caeremos aquí, llevaremos su luz al lugar mas oscuro.

Levanto el bastón símbolo de mi orden, y lo descargo sobre una de las criaturas, su respuesta un golpe que araña la ceramita que protege mi cuerpo. - ¿Eso es todo?. ¿Con eso esperas derrotarnos criatura?. Concentro mi mente, y descargo su fuerza contra los nuevos no-nacidos que surgen en este lugar de pesadillas. -Esto es el poder del Emperador, y con ello golpeamos al enemigo. 

El combate contra los demonios se intensifica y el Gran Demonio ataca con su cuerpo en lugar de su magia:-Si ataca con su cuerpo en lugar de su magia, puede significar que se está debilitando.-dijo el expiador mediante el comunicador y desviando los golpes de los demonios con su espada. Empuja a uno de ellos para alejarlo mientras el otro trastabilla y cae al suelo. 

Con la espada en lo alto, con los brazos levantados por encima de su cabeza, se abalanza sobre sus enemigos y asesta el fatal golpe. 

Gracias a tu habilidad y pericia, el Justicar se estabiliza.

Sus heridas, tan graves que apenas consigues comprender cómo puede continuar con vida, más allá de saber que no sólo sois Marines Espaciales, sino Caballeros Grises, no le permiten estar consciente, pero tu casco te permite controlar sus constantes vitales y sabes que ahora mismo no corre peligro. 

Enfundas tu espada y comienzas a recorrer el camino de vuelta con el cuerpo mutilado de vuestro líder de escuadra cargado sobre tus brazos, mientras a un metro de distancia te sigue la calavera médica que encontrasteis en el titán.

Salís del bosque, y frente a vosotros se encuentra el inmenso gigante de hierro, que se hace más grande con cada paso que dais hacia él.

Cuando por fin alcanzáis los pies del coloso, os encontráis con que Wolfram se encuentra ahí mismo, en el suelo. Está callado, mirando con la mirada perdida hacia el infinito. 

Al girar la vista hacia el mismo sitio donde él lo hace, descubres una gigante grieta disforme de color violáceo, que da paso a otro mundo...

Mirando al vórtice, descubres que se trata de una grieta que lleva directamente al mismo lugar donde están tus compañeros; una enorme meseta llena de grietas. De hecho, ellos están allí, sólo que la posición de la grieta es sobre sus cabezas, a unos cuantos metros de distancia.

Zorael, Trebek y Korvin se encuentran completamente rodeados por una veintena de criaturas extrañas, con garras en forma de guadaña, mientras que el gigantesco demonio está también ahí, enfrentándose a Cole. 

Además, puedes ver como decenas de criaturas siguen ascendiendo hacia la cumbre de la meseta trepando por sus bordes o a través de las grietas...

Los demonios menores comienzan a rodearos por completo, siendo ya una veintena sobre la meseta, y la fortuna sigue sin acompañar a Trebek que falla si estocada. 

Zorael, en cambio, tiene más fortuna esta vez y no sólo consigue acabar con uno de los demonios que le acosan cuerpo a cuerpo, sino que logra concentrarse lo suficiente como para canalizar el poder psíquico en forma de vibrantes rayos que caen con furia sobre los nuevos demonios que han alcanzado la meseta, acabando con otros cuatro. 

Korvin, por su lado, acaba con dos de los demonios que rodeaban a Cole., en tanto que éste ataca a Gi'zgoth'djugruc'kul con la espada extraída del cuerpo del deminio. Por suerte para el Gran Demonio, y mala fortuna para el Caballero Gris, el demonio vuelve a conseguir esquivar sus ataques...

Los demonios menores, pese a la cantidad de sus congéneros muertos, siguen atacándoos sin pensar en una retirada entre gritos, aullidos y un sin fin de ruidos grotescos....

Sólo dos tienen la capacidad de atravesar vuestras defensas, pero ninguno de ellos es capaz de conseguir reunir la fuerza necesaria como para llegar a dañaros... 

- Esto se está alargando mucho más de lo que deseaba... -habla en vuestras cabezas el Gran Demonio-. Es hora de empezar a librarme de vosotros...

Sin mediar palabra, el gigantesco demonio ataca a Cole nuevamente con sus poderosos brazos...

Los ataques de los dos demonios dirigidos al expiador fallaron estrepitosamente: uno de ellos falló, dado que el marine espacial los había repelido con facilidad, el otro demonio consiguió alcanzarle pero sin el ímpetu que tenían al principio sólo hizo que saltaran unas pocas chispas de la armadura del expiador. 

Los demonios seguían apareciendo sin parar, cada vez que mataban uno otro lo reemplazaba. Trebek a veces flaqueaba debido a las heridas infligidas por el gran demonio pero su concentración era firme y debía mantenerse en pie hasta que todos los demonios murieran. El primer ataque falló pero el segundo alcanzó su objetivo abatiendo a la demoníaca criatura. 

Empiezo a desesperarme tras los contínuos fallos, quizá esa sea la fuente del fallo, pero no puedo evitar sentir una rabia interior que soy incapaz de controlar. Me dan igual las palabras del demonio, me da igual las amenazas que pueda llegar a porferir. No aguanto su presencia y me indigna por partes iguales. No se merece mis palabras y no las va a tener. Debo concentrarme en el combate. De una vez por todas, y mandarlo al agujero del que nunca debió de haber salido.

El no nacido se lanza contra mi, pero yo estoy preparado para lo que tiene, y no es nada de lo que no me pueda desembarazar. Me teleporto a una posición cercana, pero para mi sorpresa... él vuelve a atacarme, esta vez con una bola de fuego. Por fortuna soy capaz de reaccionar a tiempo y apartarme de la trayectoria de esta en el últio momento, noto el calor infernal procedente del ataque, pero la rabia que siento contra su presencia no es menor. Me lanzo al ataque contra el maldito engendro.

Apenas podía levantar la cabeza del combate que se desarrollaba a nuestro alrededor, los demonios se arremolinaban ocupando todo el espacio disponible, y evitando que tanto el hermano Trebek como yo pudiésemos aunar fuerzas en la batalla contra Gi'zgoth'djugruc'kul. Intento un golpe con el bastón para hacerme con espacio, mientras concentro mi mente en golpear al gran demonio que nos encerraba en este plano. 

- ¡Maldito, esquiva esto si puedes!. Haces luminosos, salen de mi posición buscando el cuerpo de Gi'zgoth'djugruc'kul. - Hermano Trebek no desista y enseñe la paz del Emperador a estas criaturas.  

De sendos golpes, Korvin se libra de las dos molestas criaturas demoniacas que le acosaban, dejando el campo de batalla sembrado con dos nuevos cadáveres que tiñen el suelo con su oscura sangre.   

Pese a sus numerosas heridas, Trebek se resiste a caer. Blandiendo su espada, ensarta a una de las criaturas que cae sin vida sobre otra de las anteriormente abatidas por el expiador. 

Por su parte, Zorael vuelve a concentrarse tratando de canalizar sus poderes psíquicos, esta vez poniendo su foco sobre el gran demonio Gi'zgoth'djugruc'kul. Los rayos que brotan de las manos de Zorael impactan de lleno contra el gran demonio, cuyo cuerpo es electrocutado por la energía procedente del bibliotecario. 

Entretanto, y mientras que Kovin ataca a las criaturas que tiene a su alrededor, acabando con ellas, Cole, decide seguir centrando sus ataques en el verdadero enemigo; el gran demonio. Aprovechando que ya ha sido alcanzado por Zorael, el caballero gris no duda en asestarle sendas estocadas con la oscura espada, consiguiendo golpear con ambas y realizarle un par de profundos cortes...

Sólo uno de los restantes demonios menores consigue atravesar vuestras defensas, y es a Zorael al que consiguen golpear. No obstante, siguen siendo golpes sin importancia que apenas consiguen atravesar vuestra armadura y producirlos un ligerao arañado en vuestra resistente piel de Astartes...